viernes, 31 de mayo de 2019

anoche la vi en la guagua. Llegó a la parada, doce de la noche, y habló con una mujer que suele coger allí, en esa parada, la guagua a esa hora. Le dijo que ya tenían una sustituta. Que iba a dejar de trabajar. Luego con el chófer habló todo el trayecto. Contó que otro chófer de Titsa le mandaba mensajes. Tuvo que cortarlo, decirle que ella prefería a los malvados, los hombres buenos no le apetecían. Hoy por la tarde bajando a la ciudad, por el puente del manicomio, la volví a ver. Desgarbada. Ostentosamente teñida color manzanilla, pelo a lo paje, caminar guerrero. Como si bailara en medio de todas las caóticas desgracias. No me inspira amor. Me inspira ganas de pintarla.
*
No fui a la exposición guiada de María Jesús. Ese día había Club de Lectura. África y última discusión sobre el libro de Carpentier. Por las fotos que puso María Jesús en Facebook, vi a la mujer con la que ya prescribió la orden de alejamiento. Me hubiera gustado verla de cerca. Saber si me sigue odiando o ya cambió de sintonía. Bach. Música de Bach. En la foto estaba muy guapa, y es una mujer muy inteligente.
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Por casualidad me salta a la pantalla una película sobre Modigliani. Hoy una dama por la que siento admiración y amor me pregunta si le hago un retrato. ¿Hace falta que diga la respuesta? Una vez Jérez, el que ahora publica en la última página de El Día, habló de su deseo de encontrar a un mal buen escritor. Desde entonces soy lector de Jerez. No estaría mal ser un mal buen pintor. Un pintor malo pero interesante. Otra opción no tengo. Espero que la modelo, la señora que me despierta hasta ternura si hace falta, comprenda mi arte. Temores tengo.

*
Antes de ver a la mujer de anoche en el puente, vi a la caribeña de la santería. Pelos de alambres enredados en un peinado que no sé cómo. Toda vestida de blanco, con borlas blancas y calcetines blancos y la mochila blanca, y colgando de la mochila un pato amarillo y no sé qué de un color que no sé definir.

jueves, 30 de mayo de 2019

A ver si quien no se esperaba eso de mí, me entiende, o no me entiende y nos vamos cada cual a su casa, la de ella mejor que la mía, con animales (soy amigo de los animales, me entiendo bien con los perros, con los gatos nos tenemos respeto, con las ratas todavía no.)
 La conversación --yo la tomé así-- era si está bien o mal que alguien se tome la justicia por su propia mano y responda a la agresión con agresión. No se trata de defender al maltratador. ¿Quién diablos defiende a alguien que abusa de otro ser más débil? Suele ser un acto de cobardía, y es indefendible. Pero ¿quién es maltratador? ¿Mi madre era maltratadora porque me dio unas cuantas palizas?
 ¿En todos los juicios de violencia de género se juzga a un maltratador o no siempre es así?
 Le puse el caso de la película El hombre tranquilo, de Jonh Ford. Pero las coincidencias de la vida. La conversación intelectual --que veo que ha provocado emociones turbulentas-- coincidió con el inicio del capítulo tercero de El siglo de las luces:

En un vasto júbilo de salvas, banderas tricolores, músicas revolucionarias, comenzaron a salir las pequeñas escuadras del puerto de la Pointe-à-Pitre. Esteban, luego de holgazarse por última vez cn Mademoiselle Athalie Bajazet y de morderle los pechos con una ferocidad que mucho debía al rencor, le había amoratado las nalgas a bofetones --tenía el cuerpo demasiado lindo para que pudiera pegársele en otra parte-- por soplona y policía, dejándola gimiente, arrepentida y, acaso por vez primera, realmente enamorada.

En fin, dicen que Carpentier no era un ejemplo, sino lo contrario, de moralidad humana. Pero me ha hecho recordar algo que me sucedió. Con una peruana cuando yo vivía en San Andrés. (Ya lo conté aquí, pero hace tanto tiempo que lo voy a volver a contar.) En la fiesta del pueblo. Ella borracha y yo también. Me preguntó si tenía coche, le dije que si y me dijo que la llevara al Puertito de Guímar. Fuimos. Subimos al apartamento que ella habitaba. Después de tal cual, me enseñó el armario. Lleno con ropa de hombre y me dijo que me llevara lo que quisiera. No cogí nada. Me contó que había denunciado a su maromo, el juez le impuso orden de alejamiento. Ella lo llamó para que fuera a verla, tenían que hablar. Él, seguramente un enamorado, aceptó. Ella llamó a la policía cuando lo vio acercarse, y en consecuencia lo metieron en prisión. En fin, fuimos a dormir. A la mañana siguiente, mis gafas habían desaparecido. Se puso brava. "Yo esas gafas no las cogí." Me fui. Nos volvimos a encontrar otra noche en San Andrés.
--Tus gafas las tengo en mi mesanoche y cuando me acuesto le limpio los cristales.
Su voz tenía el sonido de la verdad. Volví con ella a Guímar a buscar las gafas. Los cristales estaban límpisimos.



En fin. Cada caso es un mundo. Y si no me entiendes, o no te entiendo, adiós.
No tengo ternura. Ni la quiero.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Si hay algo que me es insoportable es el pensamiento cliché. Se nos dice lo que está bien y lo que está mal y pensamos en consecuencia. Es decir, no pensamos. Aplicamos el cliché.
--No me esperaba eso de ti.
Cada caso es un mundo. Condenar o aplaudir forma parte de la misma imbecilidad, sea cuál sea el tiempo histórico. En tiempos de la Inquisición (protestante y católica), esa imbecilidad fue usada en contra de Servet. Lo mataron. En España hubieran matado a Calvino, con la misma estupidez con que Calvino ayudó a condenar a Servet. En España los luteranos eran los malos. En tiempos de Franco, los odiosos eran los comunistas. ¿Y ahora?
Un pobre carnicero que dice lo que piensa.

Y si decir lo que se piensa es un error porque la moral social lo ve mal, yo digo que el error es esa moral que no piensa, no razona y siente según el mandado.
Pero hay que ser hipócrita. Siempre, en todas las épocas, es el hipócrita el que sobrevive, el que no causa malestar.
Pero yo, como en aquella canción, le pongo mal cuerpo al moralista y ayudo a escapar al ladrón. Mal hecho. Eso me ha valido no haber prosperado. No haber aprovechado las puertas que se me abrieron.
Tengo que aprender el arte de la hipocresía. Nunca es tarde.
Hoy en la feria del libro, en la carpa Olga Luis Rivero, una poeta leyó unos versos:

el reloj de mi padre
marca la hora de la ausencia

La poeta tenía huellas de belleza en el rostro, cabello largo, ondulante,suelto, ojos tristes...

Cecilia Domínguez, crítica del libro que la otra presentaba, desde el público señaló que ausencia, silencio, soledad son palabras insistentes en su libro. Obsesiones, señaló Cecilia.

(veo aquí en pantalla la obra La soga, de Mihura.
--Poco a poco fue extinguiéndose.
Es de una mujer que, recién casada, en la noche de boda le dice al hombre que mató a sus anteriores maridos con veneno.
Se habla de crímenes como se venden rosquillas.
--El último crimen fue una señora que en la noche de boda mientras su marido dormía le pegó un martillazo en la cabeza.
La obra es un drama con fondo de comedia. No la conocía. Mihura es un genio. )

En la feria, en el parque, los humanos eran llamativamente feos. Incluso las mujeres con escotes de mayo. Como si una fealdad invisible contagiara a los cuerpos visibles.

--No son obsesiones --se defendió la poeta--. En realidad no estoy sola, tengo allí --señáló las sillas-- a mi marido y mis hijos --y lo dijo como si su marido y sus hijos no pudieran evitar el silencio, la soledad y la ausencia. En el poema era la ausencia de su padre. En la realidad --temo-- es otra ausencia. La ausencia de lo más elemental.

La feria sigue, pero esta tarde hay club de lectura. Ya terminamos El siglo de las luces. Pasadas las páginas barrocas, tediosas si no eres masoquista auditivo, que son pocas en los inicios de cada capítulo, la obra está muy bien. Filosófica (filosfía de la historia) y folletinescas, con amores y aventuras.

jueves, 23 de mayo de 2019

La piel tiene memoria. Y la memoria tiene piel. La piel de la memoria la vi anoche en  Siao-Ling en el Gato Gordo.
--No fue cómo tú lo estás contando --le dije.
--Mi memoria lo recuerda así -dijo.
--Pues refresca la memoria.
El marido de Siao-Ling, Wang, en otra silla y una dama que trabaja en el Ayuntamiento en otra silla. El aire que bajaba de la calle Miraflores me daba de lleno a mí, los otros estaban más resguardados, Siao-Ling, Wang y la dama del Ayuntamiento.
La tarde salía y entraba la noche. La penumbra poco luminosa de esa zona tan céntrica, tan histórica, de Santa Puz, o Puerto Santo, se abría paso, más lentamente que el airón que bajaba de Miraflores.

--¿Tienes un cigarro? --indagué a la dama, a mi izquierda, con la cara cortada por la sombra de uno de los árboles de la plaza.
--No fumo. Tengo vicios peores.
Y me explicó ufana que en su casa guardaba un material exquisito. Y que si yo quería, me daría de la feliz substancia. Ay, mujeres que le hacen la boca agua a uno. ¿A qué sabrá su saliva? El sabor de la saliva indica la claridad de ovario, corazón y cabeza en una mujer. (También en un hombre, claro que sí.)

Luego un debate con Wang sobre el arte en el espacio público, a cuenta de unas pinturas sobre la Gesta en la entrada del puente Serrador.
--... luego viene un gamberro, que no respeta la obra ajena, y hace aquí una guarrada sobre esta bonita pintura.
--Está en el espacio público. Está expuesta a la intemperie y a la acción ciudadana, sea de un gamberro o de un artista.
Siguió el bla bla bla hasta que di cuenta que era hora de la última guagua en la plaza Weyler. Nos acompañamos la dama y yo hasta la parada del tranvía y luego yo seguí subiendo.

En Ibrahim vi a Marcos. Ayer lo vi manejando un camión enorme frente al Auditorio. Me vio él a mí, después de salir del ombligo del mundo, con mi amiga.
La barra de Ibrahim es el lugar de las noticias. Las mundiales y nacionales en la tele, y las nuestras en la barra de los cuatro Jesús. Hay cuatro Jesús que somos clientes de Ibrahim.

Y ayer también vi, en la Rambla, a HH. Ver en la realidad actual a quienes inspiraron personajes de una novela que narra tiempos pasados (no mejores), es seguir narrando, aquí o en el aire; seguir subiendo la montaña después de haber llegado a la cima.
En la novela, HH está construido con cierta aversión. Quizá debía cuidarlo un poco mejor como símbolo del canario que sabe mentir. Miente tanto que ha logrado mentirse a sí mismo. El inicio de la conversación es Carmela. Volvemos a comentar episodios que ya están narrados en la novela. Retengo nuevos detalles. Nuevas correcciones.

lunes, 20 de mayo de 2019

Un individuo me pide amistad. Se la doy. Muy pocas son las amistades verdaderas en facebook. En fin, luego el hombre me escribe en privado y me dice que lea su blog. Temo lo peor y no leo nada. Hasta que vi otro mensaje, preguntando si había leído su blog. Le pedí el enlace para acceder sin más, y me lo dio enseguida. Leí. Joder. Dicen que leer es bueno. Bueno para ti, que lo escribes. Para mí, que te leo, es un tormento. ¿Qué le digo al hombre?

***

Le digo a la dama Tigre que estoy revuelto por dentro y por fuera. Me dice que eso fue la luna de anoche, llena en Escorpio. Y me aconseja que limpie algo. Me limpio a mí mismo. Una ducha, me visto de limpio y salgo a dar un paseo. Pensando en la paranoia canaria. (Baile de tapados, de Ignacio Gaspar, es buen ejemplo de personajes paranoicos.) Escribí en el aire un tratado pero ya se me olvidó. Pasé por el negocio del mexicano. Donde hay buen comercio la vida es agradable. Incluso en esta ciudad. Tiene rincones y momentos agradables.

***

sábado, 18 de mayo de 2019

Aqui al lado el ex amigo escribe de la contingencia del ser y del tiempo. Los que no son ex sino siguen siendo parece que se ponen de acuerdo, aparecen todos juntos y desaparecen a la vez. Y al amor renuncio por amor. Más solo que la una. Veo películas y reportajes en google. Vi una sobre Einsten. Einsten con una manzana en la mano diciendo que la manzana (la materia) tenía energía, y los grandes profesores que lo oían, asombrados de los disparates del judío. Y en un reportaje sobre los siete sabios de Grecia, decían que Tales decía que detrás de la materia hay energía. Y en un reportaje sobre Newton, la aparición de la manzana es inevitable. Decía que Newton vio caer la manzana y se preguntó por qué no caía la luna. La inspiración poética lo llevó a un descubrimiento científico. En el reportaje de los siete sabios, también se dijo que Homero, la poesía, fue quien preludió esa búsqueda de la verdad, de la medida exacta, de la correspondencia entre el valor y el precio, la moneda y la mercancía.

***
Veo a Sita en una cena con el cabildoso de Coalición Canaria. Partido de los caciques, de los hijos de los conquistadores. Otra amiga del Sur veo que también se tira por ahí. "Cuidado con el Sur" es la señal. El Sur es tan acogedor como adormecedor, el lujurioso sur donde los santos son pastores. O fueron. Ya los santos no existen.
***

Ramón me dijo que me iba a avisar para ver lo de Taganana. Pero desde que dije en la última cena de él y yo con Sita que Sita era la Inteligencia del acecho y yo la inteligencia del ensueño, y que él, Ramón, era un perdiguero al lado nuestro, imaginó cómo se quedó. Decirle eso a él, que va para catedrático en Antropología. Nunca aprenderé.
***
Dani tampoco me llama para recoger el suéter, la medicina y los ejemplares en los que empleé el cúter. Y ahora me doy cuenta que el cúter es una herramienta de la familia de la guillotina. Lo digo por El siglo de las luces, de Carpentier. Siglo marcado por el lema igualdad, fraternidad y libertad o muerte. Abundó esto último. Después del espejismo de la libertad, se impuso el orden de la realidad.
La crueldad, el engaño, el sálvese quién pueda y viva el más fuerte.
***
El extraterrestre tampoco da señales. Y los que ya no tienen que rascar, tampoco. Y la anciana de los romances no sale a coger el fresco. Y mañana, domingo.

jueves, 16 de mayo de 2019

--Estoy seco. Ese maricón no me ha dado ni agua ahí debajo.

Me habla el Talento cuando llega a la altura de mi casa, yo sentado en el banco de afuera. Día de sol. Sol peligroso. Ten cuidado, Chito. El viejo gran jugador de fútbol, hoy diestro arreglador de esconches, me habla de que tuvo que abrir una ventana para sacar una cama, y le costó no veas, y cuando la logró abrir, estaba cerrada con ladrillos; se encontró con un tabique. Y luego tiene que arreglarle la vuelta del agua a unos okupas que se la cortaron ahí dos calles más abajo.

--¿Quieres una cerveza? --me pregunta.

No lleva nada en las manos.

--Ahora cuando baje te la traigo.

Mientras baja, escapo del solajero ahí afuera y sigo escribiendo. De esta parte de Tenerife que se llama Barrio de La Maldad. Mínima parte de esta isla de donde un austriaco prefirió huir y entregarse a la Justicia de su país. Mínima parte del Ayuntamiento de Santa Pus de Santiago de Tenerife (ver Cucarachas con Chanel).
La Maldad, de este a oeste, es la zona que está entre Ibrahim y Vicenta. Entre el llamado Mercado y el carrito de Vicenta. (La realidad ha cambiado pero las palabras han quedado; el mercado no es mercado y el el carrito es un kiosco, con tierra detrás donde Miguel el Vieja cultiva variedades de plantas y cuida una platanera.)

Llega Hilario, el Talento.

--¿No trajiste la cerveza? --le pregunto.

--¿No me dijiste que no?

Es verdad, le dije que no, porque le había entendido no lo que dijo sino "¿tienes una cerveza?", y luego me di cuenta, memoria auditiva, que oí mal. En fin. Le digo si quiere un vino. No, vino ahora no. Y me cuenta una aventura de la suyas --es un imaginero que no conozco a otro igual; sus cuentos son bestiales, sin contemplaciones. Sé que esto lo leen almas sensibles, así que no cuento lo que contó. Llegamos a Ibrahim, él caminando delante, y contando y contando, y yo intentando oír pero el sol quemaba todas las palabras. Y llegamos a Ibrahim.

--Dos cervezas --dijo Hilario.

--Póngase a la cola. Jesús está delante.

--Dos cervezas, las que pidió Hilario, y como estoy delante voy a tener que pagar yo.

Así fue.

miércoles, 15 de mayo de 2019

frases del día





CLUB DE LECTURA

--Agua tofana era la que usaban las mujeres para envenenar a los maridos lentamente, sin dejar huellas.
--Y ¿dónde puedo conseguirla? --preguntó la que fue mi enemiga dialéctica una vez que terminó insultándome, argumento inapelable. El suspiro con que lo dijo dijo más que la simple pregunta.

*

LA GUAGUA

--Cuando pierdes a la gente que te quiere, olvídate. Te lo digo yo que vengo quemado.

martes, 14 de mayo de 2019

Otro de criada y señora. Pero no es un chiste. Es una de las declaraciones que Max Aub recoge en su libro Crímenes ejemplares. No escasean las declaraciones donde el uso, mal uso o no uso de las palabras fue el motivo del crimen. Esta que copio es una de ellas.

"Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga a hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo demás allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro."

*
Y otras:

"Lo maté porque habló mal de Juan Álvarez, que es muy amigo mío y porque me consta que lo que decía era una gran mentira."
*

"--¡Antes muerta! --me dijo. ¡Y lo único que yo quería es darle gusto!"
*

"¿Ustedes no han tenido nunca ganas de asesinar a un vendedor de lotería, cuando se ponen pesados, pegajosos, suplicantes? Yo lo hice en nombre de todos."
*

"Estaba leyéndole el segundo acto. La escena entre Emilia y Fenando es la mejor: de eso no puede caber ninguna duda, todos los que conocen mi drama están de acuerdo. ¡Aquel imbécil se moría de sueño! No podía con su alma. A pierna suelta, se le iba la morra al pecho, como un badajo. Enseguida volvía a levantar los ojos haciendo como que seguía la intriga con gran interés, para volver a trasponerse, camino de quedar como un tronco. Para ayudarlo lo descabecé de un puñetazo; como dicen que algún Hércules mató a bueyes. De pronto me salio de adentro esa fuerza desconocida. Me asombro."

***
Me recuerda una idea de novela que tuve y que nunca llevé a cabo. El argumento era de un lector de poesía que mataba al autor si publicaba un libro indigesto. Para que la novela funcionara tenían que ser poetas actuales y con críticas sin miramientos, que justificaran el crimen. En fin, ideas que llegan y se van.

lunes, 13 de mayo de 2019

Buzcochón

Hoy la dama del Girasol al escribirme cometió una errata, y eso que es una maniática del purismo lingüístico. Cuando yo estudiaba lingüística, se diferenciaba entre La Norma y El Sistema. La norma es lo que suele usarse, y el sistema es eso y más, las diversas posibilidades que no se usan pero pueden pasar a la norma. Las palabras "autoate" o "chinegua" no existían en el habla canaria (la norma) pero sí eran posibles en el sistema, fonetícamente admisibles por el español, y pasaron a ser parte de la norma, del uso cotidiano. ¿Cómo se originan las palabras que no existen y de repente están ahí?, hay varios motivos. Uno es la errata auditiva. El oyente oye la palabra no cómo la dice el emisor sino de una manera distinta. Y tal cómo él la ha oído, la dice es un bar. Cae en gracia el neologismo, o como se llame, y ya tenemos nueva palabra en curso.

Recuerdo un chiste viejo que me contó un gomero que vivía en Barrio Nuevo.

Este es de una criada retenía las palabras de la señora para decírselas al novio y presumir de alcurnia verbal.
--Hoy no sé qué me pasa... tengo melancolía --dijo la señora.
La criada se quedó con la palabra. Todo el día melancolía melancolía melancolía, fregando la loza, barriendo, haciendo las camas, lavando, tendiendo, melancolía melancolía...
Y por la tarde llegó el novio a buscarla. Nada más abrirle la puerta:
--Ay, hoy... --y se le olvidó la palabra.
--¿Hoy qué? --le preguntó el novio.
--Hoy... --y tenía la palabra en la punta de la lengua, pero se resistía.
--¿Hoy qué?... dime, ¿qué pasó hoy?
--Me... me... me... melancolao.
Lo que contestó el novio y lo que hizo, tendría que estar el gomero aquí para contarlo.


domingo, 12 de mayo de 2019

Me quedo en casa para evitar el juego. Olfateo que el mono del azar me ha dado la espalda. Juego al I-Ching. (No he nombrado el I-Ching en Barrio Chino.)

Raya entera
Raya entera
Raya cortada
Raya cortada
Raya cortasa
Raya Cortada

GUAN

Me dice:

La vista.
La tierra y el viento.
Comprensión, entusiasmo, armonía, sabiduría, lucidez, observación.

Este hexagrama representa el viento que sopla en la tierra. Simboliza una forma de actuar. Una conducta digna que llama al respeto.

Me dice que es el momento de hacer balance de lo que me rodea...

... y se me fue la pantalla. O llamo al Extraterrestre y que me mire en el libro --él tiene el libro-- más sobre Guan,  o hago otra tirada.

Hago otra tirada.

Raya entera
Raya cortada
Raya entera
Raya cortada
Raya cortada
Raya entera

El hexagrama Shì kè.

Pasar a la acción.
El trueno y el fuego.
Injusticia, problema, obstáculo, determinación, firmeza, rigor.
Representa una boca abierta que tiene un obstáculo entre los dientes. Hay que morder y a continuación dejar que la justicia haga el resto.

"Shih ho te recomienda actuar con firmeza, vigor, determinación y sin el más mínimo escrúpulo. La injusticia ejercida en tu contra no es irreversible si pasas ya mismo a la acción". Me dice que tengo que ampliar mi ángulo de visión para analizar con más claridad y decidir las sanciones que debo aplicar.

Hasta el momento me está recordando el cuento "El cobrador" (Rubem Fonseca).

En el amor voy a afrontar obstáculos (¿más todavía?) pero voy a hacerlo y con sólidos argumentos. Dice que tengo que eliminar todas mis dudas para liberar la energía necesaria y aprovechar el trampolín.
Por lo que sigo leyendo el mayor obstáculo es la calumnia.

"No te sientas culpable de nada. Di lo que piensas".

El obstáculo está en la persona tóxica de la familia. Me dice que tengo que pasar a la acción para intimidarla y alejarla. La forma correcta de actuar es sin cólera, no viene a cuento, y no establecer ningún compromiso con tal; sería un signo de debilidad.

En las finanzas: buscar apoyo en la ley y aplicarla. Y por una vez no mostrar mi bondad legendaria por mucho que me cueste. "Deja de lado tu misericordia, que te impide ver con claridad las actuaciones de tus adversarios".

·Atrévete a luchar contra tu misericordia".

Apuntado queda.

sábado, 11 de mayo de 2019

Uno de los temas de la Teoría Literaria era el compromiso del escritor. Si el escritor debe estar comprometido o no con una causa política o religiosa. Si no recuerdo mal, la discusión se originó entre Camus y Sartre. El argelino defendía que el escritor no debe estar comprometido con ninguna causa. Sartre sí defendía el compromiso político del escritor. No sé si el tiempo hace justicia y pone a cada uno en su sitio. La obra de Camus es hoy considerada por muchos más valiosa que la de Sartre. Si me preguntan a mí, basta El extranjero. Un hito en la historia de la literatura.
Como personas, también Camus es considerado hoy como un hombre más valioso, moralmente valioso, que Sartre, considerado por muchos poco menos que un pájaro de cuenta. No entro en esta discusión. Además, el valor de la persona y el valor de la obra también era otro tema de la Teoría Literaria. Se refería a si la obra debe ser estudiada en relación con el autor o no. No entraba, yo no lo recuerdo, en que si un autor era un "indeseable" su obra debía ser borrada. Asunto que hoy sí está en vigencia. Autores que han caído en desgracia por acciones que se consideran inmorales. La moralidad de las civilizaciones ha llevado a la desgracia a quienes hoy son considerados de otra manera muy distinta. En un tiempo los malos, en esta parte del mundo, y dignos de hoguera eran los luteranos; en otro tiempo fueron los homosexuales. Etc. etc.

Hoy con mi amigo Extraterrestre fui a San Andrés, y nos sentamos en una terraza junto a los tremendos y mágicos laureles. Me dijo que la metafísica acertaba más con la verdad que la ciencia experimental. Como él viene de un planeta lejano, sabe más del universo y de la verdad. Yo callo y escucho. Intento comprender.

--Don Quijote es más real que tú y yo.

Pienso en don Quijote. Sin su compromiso con los libros de caballería, con la religión y la política del caballero andante, no sería nada; un hidalgo de medio pelo y ya está. También es verdad que sin Sancho, hubiera aburrido al lector ya en la tercera aventura, y Cervantes, que fue un autor con sentido de la medida, no hubiera pasado de ahí. Y no hubiera existido esa novela genial que es la segunda parte, la de después de Avellaneda.
¿Compromiso sí o compromiso no?
Tema complicado.

Desde niño he desconfiado del elogio, y más si son sinceros. Cuando jugaba bien un partido de fútbol y los compañeros me elogiaban, se acababa la buena racha y pasaba a jugar mal. En la escuela si sacaba buena nota en algo y el profe me elogiaba, dejaba de esforzarme y con sacar un cinco rascado me conformaba. Cuando escribo algo y alguien me dice que es bueno, me entran escalofríos. Y me refiero al elogio sincero, no al de quien te acaricia como a un conejo antes de darte el golpe de gracia. O el de quien te hace la cama para que duermas bien y joderte mejor. Estos son abominables pero no me molestan; los prefiero. Igual que prefiero al malvado que hace el mal porque le gusta hacerlo. No es agradable si uno es la víctima, pero más desagradable es sufrir el mal de quien dice que te hace el bien. Entre estos los hay hipócritas, pero también los hay sinceros. Nunca falta un hediondo que se cree limpio.

En el club de lectura me está pasando ahora --el rechazo al elogio-- con el libro en curso. La novela El siglo de las luces.
Algunas mujeres hablan de la prosa de Carpentier como si fuese un caudal de semen. Me dan por saco. No por celos. No tengo celos literarios de Carpentier. De Alejo, como lo llama ... .
Eso con el primer capítulo. Hasta la feminista militante lo puso por las nubes.

*
El motivo de este escrito lo sabe mi amiga virtual. Hizo una crítica de un cuadro. Que no sabía pintar, dijo. Lo primero, para hacer una crítica hay que ser judío. No basta con leer una pagina de un autor. Hay que leer veinte. No basta con ver un cuadro de un pintor. Hay que ver varios. Creo que voy a enseñarle otros.

En fin, esto del cuadro, el misterio de este cuadro, está más allá de un mundo limitado por criterios estéticos. Como lo está el de la novela de Oscar Wilde o el del cuento de Poe La caída de la casa Usher. En uno la figura humana se deteriora mientras que quien sirvió de modelo rejuvenece; en el otro, ocurre al contrario: la modelo va marchitándose y muriendo mientras la figura en la tela gana en belleza y alegría.

¿Que hay en el cuadro del que habló mi amiga? Hay una persona que en la realidad tiene una negra nube de lluvia ácida sobre su cabeza. Ese cuadro no puede ser medido con criterios formales, meramente estéticos. Ese cuadro indica una posibilidad de redención. Es su mayor valor. Indica un camino de renovación.
La figura del cuadro. La persona real, el modelo, no.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Tendría que rescribir El jugador. Ahora juego. Y pierdo.

Hoy vi a Africa en el club. Se alegró de verme. Yo también. Si hay alguna mujer en el club con la que me agradaría mucho pasar una noche de lluvia en una cueva, es Africa. Pero pierdo en el juego y ni siquiera tengo para invitarla a cenar. Qué desgraciadito soy. Así no puedo seguir.

Uno de los pocos hombres que van por el club dijo que se había acordado de mí con un párrafo de El siglo de las luces. El párrafo me recordó a las propuestas del partido libertino en los tiempos de Calvino. Su propuesta principal era que a lo que te lleva la naturaleza no lo impida la hipocresía humana. Más o menos, sin dejar de ser cristianos, predicaban el amor libre. Estoy de acuerdo. El amor ha sido uno de los mayores engaños de la humanidad. Mejor es dejarlo libre.

Coño, no me acordé de un poeta árabe, de Córdoba, cuando Ana Hardisson, hermana de África, me propuso hacer un papel en la obra La casa de muñecas.
--Es el único hombre noble de la obra, y está enamorado secretamente...

El poeta árabe de Córdoba escribió, más o menos:

Los amores clandestinos
tienen una delicia
de la que carecen las uniones públicas,
algo así como caminar descalzo
sobre las dunas antes de amanecer.


lunes, 6 de mayo de 2019

La verdad es que me hubiera gustado ser escritor de éxito. Como Corín Tellado o como Conan Doyle, que lo que importa es la obra, y no el autor. Me imagino cómo Corín Tellado hubiera resuelto el tema "relación incestuosa madre-hijo". La cosa la busqué en google y encontré una noticia que parece una novela: una mujer da en adopción a su hijo. No lo vuelve a ver hasta 19 después. Él tiene 19 y ella 36.
Se enamoran perdidamente y luchan contra la imposición del tabú. La noticia seguramente es mentira: añade un información "científica" que habla de la atracción de los genes; dos familiares que no se han conocido y de repente se encuentran y se sienten sexualmente atraídos sin saber por qué, y es por la atracción de los genes. Científico.


domingo, 5 de mayo de 2019

Me dice mi amiga virtual que soy un escritor con suerte. ¿Cómo serán los de mala suerte? Se discute mucho sobre el éxito. Yo tengo muy poco. Las novelas publicadas están encajonadas. O no aportaron nada o no han tenido suficiente publicidad. Y las que tengo en borrador, no tienen editor. Menos mal que tengo éxito. Por lo menos no tengo que estar poniendo sonrisa de vencedor de feria en feria.

Y todo eso me lo dijo esperando yo la guagua. No pasó. No pasaba ninguna por la calle Miraflores a esa hora. Cada vez que nombro Miraflores me acuerdo de Bárbara. Un amor de adolescencia. Francesa. Parecía una emperatriz cuando llevaba a un cliente detrás. 500 pesetas costaba la media hora. Me armé de voluntad y me propuse reunir esas quinientas pesetas. Pude hacerlo. Lo que vino después no lo cuento.

Por la parada pasó el mexicano en coche negro. Paró para saludarme. Lo acompañaban su mujer y su hija. No momento para tratar de negocios. Luego pasó mi amigo Cristian. Rato de charla hasta la plaza Weyler. Y en el club de lecturas, las intelectuales corriéndose con El siglo de las luces. ¡Qué música! ¡Qué verbo! La música que le atrae soberanamente a cierto tipo de mujeres. Tengo que preguntarle a Africa qué le pareció. Es de las que no ha dicho nada en wasap sobre la barroca novela.

La vieja que, en mi calle, espera todas las tardes al viejo con bastón de palo blanco, es curandera. Su especialidad: levantar el ánimo. Lo he comprobado. Estoy asombrado.

viernes, 3 de mayo de 2019

Leo una crítica a frases de Sánchez Dragó. Crítica infantil. La que me llamó la atención es "descubrí el sexo con mi madre". Puede que quisiera decir que la madre le explicara cómo era la cosa, no que la lección fuese más allá de la teórica. Pero cuando quieres desprestigiar a alguien, entiendes lo que quieres. No lo que es. Pues vamos a  entenderlo así. Mañana reflexionaré sobre ello. No es un tema ajeno a mi literatura. Intento recordar, aparte de Freud y Edipo, obras de ficción narrativa que toquen de lleno este asunto.


jueves, 2 de mayo de 2019

Mi amiga que ayer hizo un pulpo asustado, me mandó una foto. Proverbial imagen. Espléndida hermosura. Me vino a la cabeza una insistente fantasía. Estar con esa mujer en cualquier lugar lejos de aquí. Me recuerda un episodio de María Cahína. Lugar ameno. Pasión en estado puro.

Pero fantasía.

Fantasía nada más.

Agua que llueve lejos del molino.

Hoy una noticia medio inquietante. Una mujer se enferma con un extraño virus. Inglesa. En Tenerife de vacaciones. Otra mujer, amiga mía, en Tenerife de vacaciones, me dice que no vaya a verla porque se ha puesto mala. Y no estoy yo muy católico tampoco, pero lo mío es de tiempo ya. Nada nuevo.
Y luego mensaje de un amigo: "No puedo ir. No me siento muy bien".

Polos opuestos. En una parte la esplendida hermosura, con un cuerpo que despierta el apetito, un cuerpo lejos, y en otra parte, esta más cerca, más real, dos cuerpos que se sienten mal. Y la noticia de un virus.

Belén y Calvario. Nacimiento y Muerte.

Mañana tal vez --dependo de Ramón-- me anime ir a Los Cristianos. Cambiar de aires.