jueves, 16 de mayo de 2019

--Estoy seco. Ese maricón no me ha dado ni agua ahí debajo.

Me habla el Talento cuando llega a la altura de mi casa, yo sentado en el banco de afuera. Día de sol. Sol peligroso. Ten cuidado, Chito. El viejo gran jugador de fútbol, hoy diestro arreglador de esconches, me habla de que tuvo que abrir una ventana para sacar una cama, y le costó no veas, y cuando la logró abrir, estaba cerrada con ladrillos; se encontró con un tabique. Y luego tiene que arreglarle la vuelta del agua a unos okupas que se la cortaron ahí dos calles más abajo.

--¿Quieres una cerveza? --me pregunta.

No lleva nada en las manos.

--Ahora cuando baje te la traigo.

Mientras baja, escapo del solajero ahí afuera y sigo escribiendo. De esta parte de Tenerife que se llama Barrio de La Maldad. Mínima parte de esta isla de donde un austriaco prefirió huir y entregarse a la Justicia de su país. Mínima parte del Ayuntamiento de Santa Pus de Santiago de Tenerife (ver Cucarachas con Chanel).
La Maldad, de este a oeste, es la zona que está entre Ibrahim y Vicenta. Entre el llamado Mercado y el carrito de Vicenta. (La realidad ha cambiado pero las palabras han quedado; el mercado no es mercado y el el carrito es un kiosco, con tierra detrás donde Miguel el Vieja cultiva variedades de plantas y cuida una platanera.)

Llega Hilario, el Talento.

--¿No trajiste la cerveza? --le pregunto.

--¿No me dijiste que no?

Es verdad, le dije que no, porque le había entendido no lo que dijo sino "¿tienes una cerveza?", y luego me di cuenta, memoria auditiva, que oí mal. En fin. Le digo si quiere un vino. No, vino ahora no. Y me cuenta una aventura de la suyas --es un imaginero que no conozco a otro igual; sus cuentos son bestiales, sin contemplaciones. Sé que esto lo leen almas sensibles, así que no cuento lo que contó. Llegamos a Ibrahim, él caminando delante, y contando y contando, y yo intentando oír pero el sol quemaba todas las palabras. Y llegamos a Ibrahim.

--Dos cervezas --dijo Hilario.

--Póngase a la cola. Jesús está delante.

--Dos cervezas, las que pidió Hilario, y como estoy delante voy a tener que pagar yo.

Así fue.

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