sábado, 31 de enero de 2015

anónimos isleños

"... Igual mucho pateo y frío para un cojo moribundo.
Si quieres sufrir a pesar de todo, dímelo. Te recogería a las 6 en chez Ibrahim."


Escritor administrativo
que curra en ayuntamiento
lidiando con el derecho
de los cambados políticos.

Cuando me apellida cojo
vamos a casa el marqués
a beber el mejor vino
según nos dice la ley.

Es la palabra divina
por lo que viene después,
resucita al moribundo
si descorcha una mujer.

***

"... a lo peor en vez de un poema es un cuentillo. Echa un ojo."


Es un poeta maldito
mareando a una perdiz
con un poema bendito
que hablaba del mes de abril

y de los calores de mayo
con vocales con acento.
Ya no me acuerdo del cuento, 
por eso mejor me callo.

No quiero ser el testigo
que busca en nogal las nueces
y se encuentra con los ruidos
por ser curioso el zoquete.





jueves, 29 de enero de 2015

el sueño...

Javier me pregunta si he leído su novela Los ojos del puente. Dice que le interesa mi opinión porque soy sincero y no me caso con nadie. De sincero nada, soy tan hipócrita como el mejor, y me casaría con quién yo sé, pero quien yo sé no quiere casarse conmigo. Se lo pierde. El disgusto.
Le contesto que estoy esperando a que la lea mi hermana o Juan Royo... Mi hermana, al día siguiente del diálogo telefónico, pasa a dejarme un plato de potage de berros. Es buena cocinera. A una buena cocinera, o cocinero, hay que perdonarle todo lo demás. Queda perdonada. Le pregunto si ha leído la novela de Javier. Dice que hasta la mitad.
--No me está gustando. Es una novela esterotipada, insustancial, muy mecánica. No me está gustando nada... Lo de Bermejo y los fetasianos...
Le presto, por fin, Cucarachas con Chanel
Hoy pasó otra vez por casa a traerme una ración de bacalao encebollado. Muy rico. Me dice que la obra de Ramallo le está gustando mucho. La engachó.
Puedo decir que es buena cocinera. A lo mejor tengo que considerarla también como crítica literaria. En fin, que vine aquí (el cíber de las tres mujeres) a copiar el sueño de marras, y ya me estoy yendo por las nubes.

En el sueño los tres personajes que aparecen primero (dos relacionados entre sí, como si fuesen el mismo ser; en la realidad no tuvieron nada que ver) son gente de la juventud a la que ya he perdido de vista. DB por circunstancias adversas, y JA por depravado anímico, y ALimonda por depravado sexual y porque ya falleció. Las otras dos personas, mujeres, están en mi vida actual. No digo más y copio:

Jugaba en una máquina de bingo que estaba junto a otra en el alto de un bar; debajo de cada cartón había un compartimento donde caía el dinero que se jugaba. Abrí unos cuantos con la llave del coche y me embolsé un billete de cinco mil y dos de mil (pesetas). Mis apuros eran darme prisa y esconder rápidamente el dinero en el bolso y en los bolsillos. 
Anteriormente paseaba con DB y JA hacia la iglesia baptista por encima del cine Tenerife (hoy inexistente). DB me dio 35 mil pesetas como despedida... ALimonda también me había dado otras 35 y no aceptó las quince que le quería devolver.
Anteriormente hablaba con mi hermana en el cuarto donde me quedé este verano de la casa de Santa Cruz. FRAGMENTO AUToCENSURADO. 
Más tarde jugué a la máquina de al lado. No sé si saqué alguna partida pero el contador señaló 113 o 130, lo que traducido a pesetas se me antojó 130.000. 
El local estaba muy transitado de gente, tanto arriba como abajo. Llamé al empleado con menos categoría para que viera y me pagara lo que me correspondía. Empecé un itinerario burocrático intentando hacer valer mis derechos hasta que por fin fui a parar con el que parecía el dueño de aquel guachinche, un jovencito imberbe medio pijo, que sin negarse a darme lo que me correspondía, le daba largas al asunto, más que por amor a su dinero, por ganas de trabar una relación profunda conmigo. A mí no me gustaba ni un cacho del tipo, pero no podía arriesgarme a espantarlo sin antes haber cobrado. Hablamos de la vida y lo duro que es mantenerla. En casa de mis padres, le di un vaso de leche, de la que yo, sin tener ganas, tuve que beber unos buches para que la medida en el vaso quedara bien cuadrada.
Nos fuimos lejos, adonde vivía K. El hombre montó una especie de circo cuya naturaleza quedó escondida en mi memoria, y de él salió transformado en S. S y K se disputaban mis versos. Luego resultó que no eran míos sino pantomimas que hacían para tomarme el pelo. Consideré que ya era mucho aguantar, aunque sobre la mesa estuviese toda la fortuna de este mundo, y salí de los aposentos con el propósito de alejarme para siempre. Antes de pisar la calle, me desnuqué en la escalinata (?), y caí en ella muerto. Mientras me llevaban a enterrar, K cosía mi ropa de menesteroso. Me colocaron en el sepulcro y lo taparon con una gruesa piedra que ocultó todo resquicio por donde pudiese pasar la luz del sol.

Ya está. Sueño conjurado. 

miércoles, 28 de enero de 2015

y 4

Ramón me puso sobre la pista curativa.

1. Dormir desnudo con una mujer desnuda. Tengo que enterarme las toxinas que ese remedio elimina y los componentes venerables que crea en el cuerpo.
--¿Dormir sólo, sin más? --pregunta Marielena en El Escondite.
No la invito a comprobar si con más o sólo dormir, porque tiene novio formal. Quico, que grabó con su pequeña cámara negra un plano frecuencia de Charlín hablando de su monotema preferido: Charlín. Había llegado de negarle una aventura a la italiana que lo invitó a viajar en su coche, y de su desventura con K, a quien encontró llorando y no le dijo qué grande la tienes y qué notable escritor estás hecho, sino que lloraba y lloraba, y el gallego si la amada no habla dél, y bien, no la penetra, no se acopla, no se pone el preservativo, no se corre, y se ahorra la ducha.
Berto disertaba sobre otro peninsular afincado en Tenerife que no sabe sino echarse flores. De una ciudad donde el tótem es un animalito con el pelaje floreado.
--Ese hombre es de los que creen que te pueden decir lo que les da la gana, pero no se te ocurra a ti responder ni la cuarta parte.

Antonio Lorenzo, que en su día tuvo un enfrentamiento duro con su compatriota, anotó la observación. La pondrá en su próxima novela. 

2. Meter el pie en la arena volcánica de la playa, como hacían los suecos baldados que venían a curarse a la isla. Ramón dio una explicación científica. Lo comprobaré cuando llegue el calor, si llego yo también.

Según mi doctora, la analítica la tengo estupenda. Como un chaval. Y secuelas de una antigua enfermedad de juventud, no sólo no tengo ninguna sino que incluso he creado poderosos anticuerpos. El problema es que tengo que comer mejor y... esperar que pase de largo este raro invierno.
No le dije, no a la doctora sino a la enfermera que me atendió antes, si quería dormir conmigo desnuda por las noches. A lo mejor me decía sí pero con algo más, y por ahora no estoy para más, ni menos. 

Berto me manda el poema, que tendrá unos treinta versos de arte menor, tal como lo recuerdo cuando me lo leyó por teléfono, pero envuelto en 14 páginas de estudio-explicación. Sólo puedo abrir una página. Y el estudio explicación tiene su miga, a juzgar por esa primera página, pero yo lo que quería era el poema. No tengo ganas de explicaciones. 

Sobre el caso del autor, otro yo-yo, de una novela y su proyecto... bueno, que le den. 

Bajé aquí (cíber de las tres mujeres) para copiar un sueño de hace algún tiempo. A manera de conjuro, el copiarlo. Otro día. Ya casi agoté las palabras de hoy. Ganas de que Ibrahim haya arreglado la antena y ver el partido a las nueve. Voto por el equipo del Cholo, pero me temo que va a ganar el Barcelona.  

*
--No digo nada en la novela... --observó Ramón.
Es verdad, mudo total. A lo mejor no, pero como tiene prejuicios, según Charlín, no se da cuenta de lo que sí se da cuenta su idolatrado crítico. Ejemplar gallego.  


martes, 27 de enero de 2015

viaje al Sur. 3

Disculpas por las erratas de la parte 2 de la entrada anterior. Ni ganas de corregirlas. Que queden ahí. Después de muchos años trabajando de corrector en un periódico, al final empecé a amar las erratas, a las que hasta entonces no hice sino asesinar. Errata, símbolo del mundo. 

Leo en El Escbillón blog el anuncio de un nuevo libro de Andrés Sánchez Robayna. En torno al vaso de agua. Es curioso (caso ideal para Jung), lo que aparecía en el sueño con este hombre-autor eran copas de vino. Lo cuento.

Yo estaba en la casa de un pintor de la generación de Gaceta de Arte. Nada que ver con Oscar Domínguez y su mundo complicado. Más cercano a Renoir, que en la película decía que ya hay bastante mierda en el mundo y que no quería pintar locuras. La belleza sin más tiene siempre su sitio.
El pintor observaba con asombro cómo yo lograba, con maneras distintas a la suyas, cuadros que parecían pintados por él. Pasaba la palma de la mano sobre el lienzo, sin óleos ni acrílicos. Sólo la mano. Y en el lienzo aparecían los colores y las figuras que yo previamente había pensado. Hasta que me trabé con un cuadro. No sabía cómo continuarlo. En esto llegó a esa casa Sánchez Robayna. Todo el tiempo lo llamé Luis y él a mí me llamaba Luis. Trabó conversación conmigo, a la manera gesticulante y más o menos graciosa que recuerdo en Antonio de Villena. Junto con el pintor, fuimos a comer. El poeta del silencio y yo nos sentamos juntos a la mesa, en el patio de la casa, con dos copas de vino, camisetas de verano, hacía calor, y una bella comida. Le dije que hace tiempo me interesó bastante su libro Tinta negra (no sé si éste es el título real). En la realidad fue así. Durante unos meses me dediqué a cambiar la naturaleza del libro, la convertí en poesía urbana. Lenguaje en las antípodas del original pero siguiendo el mismo curso. 
En la realidad, el contacto físico que tuve con el poeta fue bastante esporádico. Fue hace mucho en el salón de actos del Cabildo de Tenerife. Cuando terminamos y vinieron las copas, se me acercó y me dijo que le había encantado mi presentación. Me extrañó. En el acto yo había dicho que la mejor manera de presentar un libro era no salirse del libro, y me dediqué, sin más, a leer un capítulo. 
En el sueño me sorprendió su labia amistosa. A punto estuve de pedirle que me ayudara a publicar las Coplas de Juan Cabrón. No me dio tiempo. Desperté.

Desperté y salí a la terraza de la casa de Sita, a ver Los Cristianos desde allí. Antes de acstarnos habíamos estado hablando de la novela de Charlín. Yo planteé un posible caso clínico que Ramón puso en cuarentena y Sita, más sabedora de la cuestión, negó. Ramón, en cambio, se fijó en un detalle que a mí se me había pasado de largo. En cada acto sexual, después de que el escritor penetra, se acopla y se corre en el condón, acto seguido corre a la ducha, como un asesino que se lava las manos --en no recuerdo qué película-- después de cada crimen. ¿Otro caso clínico?

Mejor las berenjenas exquisitas que preparó Ramón al día siguiente. Recordé las escenas gastronómicas de la novelista Escalona.   


lunes, 26 de enero de 2015

viaje al sur, 1 y 2

Esta entrada estaba reservada al poema de Alberto Linares Cinco cartas para superar a Rimbaud. Pero archivo en no sé qué programa, cortedad técnica, etc.
Con Berto tuve varios encuentros estos días en el Sur. Hay algo misterioso en los encuentros con un viejo amigo al que llevas tiempo sin olerle la piel.
Pero comencemos por el Principio.
Ramón me recogió en mi barrio actual, envuelto (el barrio) en un frío de invierno raro. Ramón no, cálido y hablador. Hablamos de lo que hay. La novela de Charlín, los avatares de un gran organizador (que no tiene nada que ver con Charlín sino con Isaac de Vega), una escultura que parece de Chirino bajo un campo fútbol de Adeje, las penas de Cabeza de Perro en una casita del Balayo, etc., y llegamos a Los Cristianos. Tenía que dejar aflorar aquí sentimientos para dibujar el encuentro con Sita. Aquí sólo se admite lo profano; lo sagrado se opiensa pero no se dice. El sentimiento está prohibido en este blog. Una pena. A veces ganas de entregarse uno a los sentimientos y mandar de paseo el cinismo y el humor barato. Mientras me doy un baño de agua caliente, qué delicia pal cuerpo, pienso en el humor en Fetasa. Es verdad que Isaac rechazaba el humor, y aquí la paradoja: Fetasa si le quitas los capítulos metafísicos, es un memorable cuento de hadas, con un exquisito humor, que en parte recuerda a Mihura...
Desde la casa de Sita, bajamos con Ramón a Librería Bárbara, por la ruta de las cuatro escalinatas. Antonio Charlín ya estaba allí, con Antonio Antonio Núñez, esperando a Karen, la heroína de Nagasaki. El año pasado estuvo ..., pero sólo media hora y todo el rato mirando el móvil, la otra heroína... se me fue ahora de la cabeza el nombre de la cubana de las mariposas en la espalda...

continuará

*

Berto no le gustó la portada. Yo creo que a Ramón tampoco.
--Soy el que más salgo --dijo, refiriéndose a los personajes en el telón de fondo de Ngasaki, donde el que mejor habla (de Charlín como autor) es el crítico Eduardo del Escobillón blog, que lo considera un albatros de la literatura, un príncipe de las nubes, y el que más habla es el crítico amargador, Jesús el de este blog, que ve la leteratura de Charlín sobre la cubierta y, rudo marinero, le quema el pico al pájaro.
El pájaro al que Antonio Antonio Núñez consideró el año pasado como un tahúr del Misisipí. En la misma librería Bárbara, y este año, el viernes, lo puso como un artista de los platos chinos. Antonio Antonio habló después de Sergio cantara. Buen cantante. Da gusto oírlo. Y tiene canciones propias que están muy bien. Antonio Charlín, esperando a Karen, le decía que cantara otra, y otra, y otra... A la novena canción el desconsiderado Jesús advirtió a Charlín que el público que tenía allí éramos nosotros, y el hombre, gallego educado, dejó de esperar a Karem. Mientras Antonio Núñez habalba sobre los platos chinos, Antonio Charlín le mandaba mensajes a Karen, y Karen sufriendo lo suyo, sin ganas de ir a ninguna presentación, ni siquiera de un libro donde ella es la heroína, donde sexualmente aparece como narrada por Sade, con el estilo de Sade, y espiritualmente el narrador quiere presentarla, suongo, como a la dama de la Camelias... 
Calla el presentador y se levanta Charlín. Narra el mismo cuento que el año pasado. El abuelo dirigiendo el tráfico y la abuela loando en público lo bien que dirigía el tráfico su marido. Una abuela que no sabía cocinar. 
Después Berto observó cómo un gallego responde a una pregunta con otra pregunta y Ramón estuvo sonriente con una dama rubia.
--Es guapa esa mujer --observó Sita.
--Ya es una dama --dije.
Una dama con estilo, con déjame entrar. La que le propuso también un déjame entrar, fue una italiana a Charlín, pero Charlín, hombre enamorado es hombre peligroso, no se quiso ir con la italiana, sino que fue a ver a Karen, a quien encontró llorando en su dormitorio. 
La librería nos invitó a un vino. No es La Isleta, de Tacoronte, que probé el otro día con Juan Royo en la Casa del Vino, pero se podía beber. Algo mejor el del Escondite. No sé qué sitio estaba cerrado y paramos en El Escondite con Quico el observado, Marielena lunar y la dama de Ramón, que no se quedó. 
Lugar afable El Escondite, donde la confianza es un arte y, como en una novela de Ignacio Gaspar, el sitio se convierte en la piedra de las conversaciones. 

Esa noche soñé con Sánchez Robayna.

continuará












martes, 20 de enero de 2015

negocio de almas muertas

Vendo los muertos,
los vendo baratos
antes que se pudran
en este mercado.

Los vendo judíos
que son los más sabios,
y a los musulmanes
que son mahometanos.

No faltan los lotes
de buenos cristianos,
también tengo ateos
carnes en pecado.

Vengan compradores
de todos los lados,
me vendo a mí mismo
 a precio de saldo.

lunes, 19 de enero de 2015

estos días

Fobia a lo privado, amor (no tanto) a lo público. Supersticiones, supongo. Escribir cartas (hubo un tiempo en que no hacía otra cosa, o lo hacía preferentemente) hoy me cansa y me agota. 
Lo de la Casa Venezuela se postergó sine die. Si es que algún día hay esas jornadas sobre Isaac de Vega. Me pidieron colaborar. En ese momento estaba leyendo, después de muchos años en el olvido, Fetasa. Así que escribí aquí, en este blog, algunas reflexiones sobre esa obra y otras del autor. Me faltó lo del mundillo literario en la obra de Isaac, que lo mandé por carta privada, haciendo de tripas corazón, pero no llegó, no sé por qué horror, perdón: error. El organizador me informa que él no es una organización, y que sea yo quien, después de corregir esas entradas (como pensaba), las meta en un drive y las mande en una carta. Todo tiene su tiempo. Ahora mi tiempo no es de lectura ni de reflexiones sobre nada concreto. Sin embargo, ya que el organizador no es una organización y él no sabe hacerlo, si hay suerte y un amigo técnico me ayuda, meteré todo eso (después de corregirlo, qué pereza) en el dichoso tanganillo, madre. Y si no, que me olviden. No estoy en guerra con nadie, y lo mismo me importa estar que no estar. Al carajo. 

*
Días de Colección Animal en la sede del Equipo Para (calle La Marina). Me gustó todo. El arte no es un privilegio de nadie. Sino de quien tenga ganas y voluntad (y un poco de arte, claro). JRamallo ha sabido comprenderlo, y quién es bueno en el arte de escribir demuestra que también lo es con la imagen, o con la música, si se pone. 
Subasta de Letras Arias. Casi todos los ejemplares únicos subastados quedaron en manos del Equipo. Una garantía de que están en un espacio abierto al público.
 Me gustó todo. Hasta las judías, el tomate aliñado, el pan y el vino el domingo al almuerzo. Mi cuerpo flojo no me dejó quedarme a que llegara Jessica con el postre. Esto sí que no me gusta tanto: el cuerpo flojo. 
Mi corazón está con el realismo punto cero de mis amigos don Tigre y maestro Jabalí, guerreros ahora en activo. Y conocí a María.
Otro día le dejo a la Virgen del Condumio un billete. Para que nos dé suerte, salud y alimentos. 

*

Días tristes, por motivos que no publico. Rezo. Dios nos ayude. 

miércoles, 14 de enero de 2015

esto y lo otro

Ficciones son realidades
frágiles como la espuma,
no hay realidad ninguna
sino nuestras soledades.

Morimos cuando nacemos,
nacemos cuando morimos;
todo lo que recibimos
son sombras en un espejo.

Soñé...vamos a decir que con la señora Si. Sueño erótico y épico. No sé porque en sueños hay amor y en la realidad ni ganas.
Amor pintoresco. Me recuerda unos versos de Saulo Torón:

te vi salir  desnuda
de la orilla del mar.

Había sido noche de desvelado. La cadena Ser no es gran cosa. Un programa de gente hecha polvo. Esta vez salió uno de Las Palmas que era todo lo contrario. Un echao palante. Se puso a darle lecciones a un enamorado infeliz que había llamado anteriormente. Dijo que en el amor no había que arrastrarse. En fin.
En el episodio épico del sueño nos búscabamos, en un viaje errático por una ciudad andina, preciosa, sin gente ni automóviles, edificios coloniales, colores cálidos sin etridencias. Una hora de la tarde, llegando la noche. Más que caminar, volaba por las misteriosas calles. Nos encontramos en una iglesia catedral católica. Aquí si había humanidad, multitud. Se celebraba una misa que parecía una fiesta. La mitad de los feligreses eran diablos carnavaleros, animados, contentos. La acogida de los diablos en el templo de Dios era necesaria y parecía natural. La oveja perdida de la parábola es el diablo, pensé. Los diablos se mostraban cordiales, nos abrían paso y nos indicaban el camino.

La realidad fue otra cosa. La señora Si me acompañó a radiología. Sala lo más parecido a un calabozo. Ella pendiente de su marido. Conmigo, compromiso caritativo. Luego una visita a la casa de una amiga suya. La amiga, cordial. La señora Si como si se alegrase de conocerse a sí misma, orgullosa de tener alcurnia, cultura y aventuras. Ocupó la conversación. Si en el sueño era misteriosa y bella, aquí en la realidad ni lo uno ni lo otro. Ganas de irme.

Drama de París. Hablan de libertad. En España, el PP denuncia a un chistoso gráfico por un chiste sobre el PP. Pienso en la barbarie y la civilización. La barbarie de la civilización. Barbarie pura es matar por celos. Aunque en un tiempo estuvo vestida de derecho al honor. Matar por religión, política o economía es también barbarie, pero esta vez pegada a la civilización como una deplorable lapa. Pienso también en la dialéctica del desprecio y el odio. Me acuerdo de Klaus Kinski, en su novela autobiográfica Lo que necesito es amor. Dice, en una página, que lo que necesita es odio, el desprecio desgasta, el odio vivifica. No sé si es odio o desprecio lo que tienen Le Pen y su 25% de votantes. Ni quiero saberlo.

Leo "Hiroshima", del libro Nagasaki de Antonio Charlín. Me interesa menos que "Nagasaki". En esta, pese a algunas fantasías y repeticiones de pesado, la realidad tiene un interés que no me es ajeno.
"Hiroshima" es mayormente la hostoria fantástica de un ególatra. Con cuentos de la lechera con final feliz, incluidos. El egolatrado que se da golpes de pecho a lo gorila tiene cierta gracia. El amargado de la vida, un poco menos. Pedro Juan Gutierrez, que sale en "Nagasaki", puede contar escenas desesperadas, pero en ningún momento hay lamentaciones. Además, no soy muy adicto (salvo Camus, de lo poco que conozco) al existencialismo. En El extranjero la situación no es como para tirar cohetes, pero tampoco hay un lamento. En "Hiroshima" me atrae la atención el amor del protagonista con la sobrina, que comienza cuando el tío con gusto le cambia los pañales. Cuando ya es jovencita, no hay pañales. Pero Charlín, esta historia digna de Kawabata, la deja en eso, en pañales.
Tampoco soporto a los escritores que les molestan las críticas. ¿Egolatría y complejo de inferioridad, todo junto? Es posible.
































domingo, 11 de enero de 2015

¿Quién me cura,
doctora,
del miedo grande
que me invade
y no se evade?

¿Quién me cura,
doctora,
conciencia oscura
cuando fui un cobarde,
cuando fui un valiente?

Mi mala cabeza,
rotos los muebles,
no sé la cura
que le conviene.

Torpes miradas
del ojo izquierdo
las cura el Derecho,
de Justicia espada
y su balanza.

Mi ignorancia no cura
ni el doctor chino,
confundo la velocidad
con el tocino.

Me cura bondad de un hada,
los fríos del crudo invierno,
mas si no voy a la urgencia
me deja con viento fresco.

Cúreme usted, doctora,
el alma floja,
añoro las rosas
de lindas horas.

Cúreme usted, doctora,
la triste alma.

¿La pata?
la pata
se cura sola.

*

Escribo la preparación a la próxima visita en el ambulatorio de la avenida Venezuela (otra vez Venezuela) y quedo con Ramón Herar. Me da el nuevo libro de Antonio Gómez Charlín: Nagasaki. Se compone de dos novelas con lazos familiares entre sí. Hiroshima y Nagasaki. He leído la segunda.
No puedo hablar esta vez de encaje de bolillos, desafortunada expresión. La novela fluye y lo criticable es perdonable. Las repeticiones de las veces que anuncia Lorenzo Guzman su suicidio, su fecha exacta de caducidad en esta vida. Es curioso, porque Fetasa comienza con la muerte de Ramón, su personaje. Nagasaki no acaba en buena ley con la muerte del escritor Lorenzo Gúzmán. Un epilogo anónimo da cuenta del suceso, ocurrido el 28-8-2014.
La percepción fetasiana de la naturaleza (por Fetasa, no por el grupo de escritores así conocido) de Lorenzo, que escribe en primera persona su última novela (Nagasaki), se aproxima cuando está en su pueblo gallego. En Tenerife, donde transcurre el mayor tiempo de los últimos días de Lorenzo (y Karen) sobre la isla, apenas hay relación con el paisaje, natural ni urbanístico. La isla la puedes imaginmar como una plataforma. Los lugares Playa Paraíso, Los Cristianos... son nombres que contienen los nombres de otros lugares. Ejemplo El Gomerón, local donde a veces espera Lorenzo Guzmán ir al encuentro con Karen, lugar de comer, es un nombre. Sin embargo uno, lector imaginativo, le da dimensiones y decorado. Uno ve caminar a una camarera amiga que sabe que está sirviendo un nestí a un hombre enamorado. Es más fuerte el escenario de Tenerife que el melancólico paisaje gallego, pueblo y patria del escritor.
Nagsaki es una novela de amor. Entrar en la naturaleza que mueve y cómo se mueve el amor de Lorenzo, es entrar en un laberinto. ¿Amor cortés?, en parte. ¿Amor romántico? Más bien melodrámático. Amor posesivo. Nos vamos acercando al centro del laberinto, el de un hombre que ama, escribe y llora. Llora porque la vida es un absurdo o porque Karen se va con otro al Teide después de haber estado con él. Escribe porque escribir es su grandeza, grandeza que comparte con una polla admirable. Muere..., llega un momento en que si se suicida es por cabezonería, más que por convicción. Y ama cuando Karen le dice "eres especial, papito" y otra vez llora cuando le dice "eres un don nadie, no vales para nada" (más o menos).
No creo que Lorenzo se haya suicidado. Es un truco literario. Los trucos literarios es los más deprimente de una novela. Pero Nagasaki, a pesar, es buena, fluida como un río, con sus obstáculos y cascadas.
Felicidades al amigo Charlín.
Si la pata me deja, estaré en Santa Bárbara la fecha de la presentación. Con los amigos del Sur.  

miércoles, 7 de enero de 2015

Isaac de Vega. anotaciones.

Juan es un personaje que oscila entre lo cómico y lo trágico. (Creo que es el mismo, pero totalmente reivindicado, de La posesión). Incluso, a pesar de la ironía con que es visto en ciertos tramos de Fetasa, es el héroe, el eje principal de la novela. 
Ramón, más tarde junto con su amigo fetasiano, Granela, es central, pero no principal, no tanto como Juan, que aparece en contadas ocasiones. En el capítulo X, Ramón ve cómo Granela desaparece. El XI, lo ocupa enteramente Granela. Es un capítulo realista, donde la importancia de Juan queda marcada. En el XII, último de la novela, reaparece Ramón. Este capítulo es un cuento de hadas, no ajeno en absoluto al humor. Ramón vuelve a ver a las tres parcas. Una de las viejecitas le dice que hubo equivocación en su muerte, y que debe volver a la vida. Ramón se queja, volver a la Humanidad es lo menos que le apetece, lidiar otra vez con los vivos y con la Hacienda Pública es un martirio, un castigo. Se defiende objetando que no puede ser, porque ya perdió el ectoplasma. Da igual, es condenado de nuevo a la vida.
En cuanto al tema que me he propuesto, el mundillo literario, comienza con la ironía de la página 77 en Fetasa. Los acaudalados mandaron a sus hijos a Roma donde se empaparon de cultura. Al regreso, desprecian a su padre "por no haber alcanzado sus alturas culturales y persistir en su vida egoísta de burgués necio". 

Otro asunto que me interesa, aunque por ahora es mejor no tocarlo, es la relación del humor de Isaac en Fetasa, con el de Mihura y Jardiel Poncela, principalmente con la obra Tres sombreros de copa

En casa encontré Crimen, que tengo que devolver, pero no El cafetín, donde el mundillo literario está ampliamente expuesto. Espero que la tengan en La Granja. Ya queda menos.

La acción animal en la obra de Isaac, también ha despertado mi interés. Curioso que a los días previstos en la Casa de Venezuela, le sigan de inmediato las noches de la Colección Animal en la calle de La Marina. ¿Teorema de Sábato? Es posible.  

lunes, 5 de enero de 2015

Isaac...

Envío un correo a Ignacio. En balde. Me señala error, que no llegó. Le hablaba de la charla que, si la cosa va bien, será en la Casa de Venezuela.  No me es ajena a la memoria esta Casa. Allí, in illo tempore, mi entonces amigo Daniel celebró la fiesta de su boda con Nancy. Noche memorable. La recuerdo porque para mí hubo otra boda, pero duró sólo esa noche. En otra ocasión, con nocturnidad, nos metimos yo y otro amigo --Berto sabe quién-- en los jardines, buscando unas matas de planta prohibida. Más sobrio y con más decencia fue otra noche; allí presentó Javier Hernández su primera novela. En fin, me centro en la obra de Isaac de Vega. 
Estoy terminando de releer Fetasa. Dijo Antonio Bermejo que Isaac no tenía humor. No que va. La edición que manejo es la Interinsular Canaria. Ya en el prólogo (de J. Rodríguez Padrón) el primer rasgo de humor. Cuenta el prologuista un episodio bilbaíno en la novela. El caso es que este episodio aparecía en la edición de Inventarios Provisionales. En la de Interinsular, ni asomo.
El humor no es ajeno a Fetasa. Un humor cáustico, relacionado con la muerte. Comienza con el episodio del ahogado, que una vez en tierra se sienta frente al mar, antes de vengarse del viejo escritor, y Ramón se queja de su poca amabilidad hacia él, que le ha salvado la vida. Otro episodio, la visita al médico que le confirma que es un muerto (un muerto viviente) y que está perdiendo el ectoplasma... etc. Y en menor cantidad, también hay un humor dulce, ingenuo. Cuando Ramón, ensatirado, atrapa a la ninfa pelirroja, la muchacha, temerosa, escapa de sus brazos y de su intento de besarla. La pelirroja le cuenta a sus compañeras que el individuo era guapo, atractivo en cierto modo, pero carecía de cuernos en la cabeza y sus piernas no eran de varón...
En fin, no falta tampoco humor en La Posesión. La familiar del héroe, poeta subvencionada, que se rebela, intento de suicidio, cuando el héroe le corta la subvención. Y no falta tampoco humor, esta vez agradable, también ingenuo, en El cafetín, en el encuentro del personaje con la castañera...
Donde no veo humor ninguno es en Antes de amanecer.
Estas cuatro obras de Isaac de Vega son las que manejo para el tema del que quiero hablar, una vez salvado los escollos de las consideraciones generales: el mundillo literario (los habitantes de la república de las letras) en esas cuatro obras. 
Desde el viejo de la casa llena de libros en Fetasa hasta, ya más en materia, los literatos en El Cafetín. Lo que hay sobre el caso en esta novela da pie para hablar más de veinte minutos. Y si trasladamos la cosa a la realidad presente, toda la noche. 
Otro día, si puede ser mañana, diré aquí lo que hay sobre el asunto, o mejor dicho, lo que uno ha visto. 
Pronto pasará la cabalgata por la rambla. Me gustaría ver a los camellos.

domingo, 4 de enero de 2015

Isaac

¡Isaac de Vega! ¿Qué digo yo de Isaac de Vega? ¿Hablo de recuerdos, de enseñanzas?... Si hablo de recuerdos tendría que hablar de mí, del día que leyó en su casa de Igueste Telarañas, que entonces tenía 80 páginas. El hombre me animó a sacar adelante esa novela, así que la guardé. Cuando, años más tarde, tuve oportunidad de publicarla, la mareé añadiéndole más de cien páginas. La jodí. Hoy sólo un mago de la escritura, pienso en Dr R, podría devolver esa novela a sus antiguas 80 páginas. Dr R está ahora dando fuerza a mi amigo Pepe, y vaya fuerza. El blog de JRamallo augura una exposición crucial en la calle La Marina a mediados de Enero (Cuando pienso en estos meses del año 2015, los escribo con mayúscula porque pienso en el almanaque de Nguyen; el gato Lucas quiso establecer sobre él su acción animal. Si su hada madrina lo consiente, el hada madrina de Lucas, tendría que ir ese felino a la Colección Animal a mediados de Enero, a que aprenda).
 En fin, ahora de inmediato  me interesa Isaac, por Venezuela y su casa en Tenerife. Hablar allí sobre Isaac de Vega, o mejor dicho, su obra, es un reto. La metáfisica, el existencialismo, etc, creo que es lo menos en su obra. Importa cómo entra ella la fantasía. la Fantasía. El autor se alimenta del relato de aventuras y de los cuentos de hada. La maravillas de las Mil y Una Noche iluminan el Cielo, la Vida. En Fetasa --la releo--  iluminan el Infierno, la Muerte. La naturaleza en los cuentos moros es procaz y expansiva. No hay placer si no hay dinero, y no hay gozo si no hay amor. En Fetasa, y en El Cafetín , el gozo es un raro fragmento de vida en el Viaje por la Muerte. Los estudios que he leído insisten en la metafísica. Aún no he oído a nadie hablar de parasicología, el cuerpo astral, espiritual, etc. Yo hablaría, si tuviese capacidad filosófica, de la comunión del autor y narrador con lo físico del mundo, hablaría del animismo y de la civilización como parte de la naturaleza. Devorada por la naturaleza.
Pero no me meto en esas camisas. Me quedan grande.

Localizo en Fetasa las cuatro estaciones. Es una novela que comienza en Otoño y pone fin en verano. Pero indagar en esto requiere un tiempo que no tengo. 
Elijo un tema que puede ser novedoso y novelero. Mañana tengo que mandar a buenas mano, por lo menos un resumen, cómo está pintado el mundillo literario en la obra de Isaac de Vega.
Fantasía y Magia la pone, en esta ocasión, Ignacio Gaspar.   

viernes, 2 de enero de 2015

notas del año pasado

Que tengas buen año,
salud y fortuna,
y yo pueda gozar
la anhelada figura.


El año lo despedí con un viaje por buena poesía, me refiero a la poesía cercana. La de Pepe Marrero en su libro Las Lunas. Libro que tiene detrás otro libro secreto. Este no lo conozco. Leí el editado por Aguere Idea. Y oí recitar a Pepe la noche de la presentación. En el mismo lugar donde el 30 pasado presentó Alejandro Suárez su segunda obra publicada: Disenso.  Y otra pequeña gran obra, Cinco cartas para superar a Rimbaud, que me leyó Berto por teléfono. El elogio excesivo si no es una forma de la venganza, es una burla. Espero no caer en esa trivialidad. 

Acierta Disenso, en la página 15, a iluminar una escena de mi pasado. Un tic tac que aún tengo adherido a la memoria auditiva, como una palabra clave, una palabra llave. Las historias tristes piden ser contadas con humor. Alejandro me ha dado la clave que abarca toda esa historia del pasado. En su libro, en medio de una aparente oscura aridez, brillan hallazgos que abren la percepción, el conocimiento. 

El año lo partí por la hora española. Mi sobrina Famara y yo sabemos por qué. En la hora canaria ya estaba en el camarote del sueño. Aquí tenía intención de copiar uno que encontré, de hace algún tiempo, escrito en las hojas en blanco de un libro de Borges. El sueño tiene un final fatal. Yo me caigo por una escalera, me desnuco, me muero y me entierran. La superstición dice que conjuramos el mal si lo contamos. El sueño es profético, pero la profecía ya ocurrió. El desenlace medio dramático, morir no es nada nuevo, ya ocurrió. No al pie de la letra como lo cuenta el sueño, pero ocurrió. Fue una noche que no supe andar solo. Aprendí que quien no sabe andar solo, no merece compañía. Aprendí la lección. La práctica de la lección, todavía no. 

En fin. Buen año a todo el mundo. Feas y guapas. Y sobre todo a mi amada que me cuida y me alimenta, y eso que ahora no merezco ni un pan de molde, y bien hace mi amigo el patrón en recordarme dos versos de Roberto Cabrera:

Me haré insufrible
para que siempre me recuerdes

Estos dos versos, si yo fuese rico, los pondría estampados en dos camiseta. Una para uno y otra para otra. En fin, buen año solar y buen año lunar, que llegará pronto. 




jueves, 1 de enero de 2015

Una novela de Sánchez Dragó

La novela es falsa, superficial y petulante. Pero es entretenida. Cansa sin embargo la denominación "anglocabrones". El autor-narrador abomina del protestantismo. No percibe, entre otras no percepciones, lo que el racionalismo luterano tiene de comunión con Dios. Se lo perdono. Es la repetición de la falsedad lo que molesta. Incluso la repetición del teorema de Ernesto Sábato. casualidad = causalidad.La casualidad como causa de infinitos efectos se da en la vida. En una novela el número de casualidades debe ser reducido, como es reducido el número de fichas en un tablero de damas. Lo débil de esta novela es que las casualidades/causalidades están cogidas con chinchetas. Se lo perdono. Lo entretenido en este caso tiene la virtud de que no es sublime; enseña las bragas sin rubor.
Se confiesa drogadicto, cobijón y escritor de éxito. De esos escritores que tienen detrás un editor ordeñando su genialidad. El éxito le facilita vivir en una buena casa y con dinero ganso.
La segunda parte de la novela es un viaje "espiritual" por Israel, Egipto y la India. En Israel folla con la azafata del avión que lo llevó a ese país. Escapa del asedio de la azafata alojándose en un monasterio (?) franciscano. Conoce a una mora que lo colma mejor que la azafata; Pero la mora lo quiere matrimoniar. Escapa del compromiso. Se va a no sé dónde. De tapadillo, se ve con una monja de 21 años. Sexo la mar de lascivo y gracia divina en una misma atractiva muchacha.
En la India se aloja en un templo tántrico. Lo depilan, lo visten de mujer y hace un trío con hembra debajo y macho encima. En fin, el motivo del viaje: encontrar al verdadero Jesús de Nazaret. Sospecha que no murió en la cruz, sino que se curó de las heridas del martirio y se fue a la India, a practicar tantra. Defiende que el cristianismo de verdad es sexualmente permisivo, incitador al sexo.
Sólo Dios lo sabe.

Casualmente, cuando empecé a leer el Laberinto, había leído Las cinco advertencias de Satañás. Pero si abrí el Laberinto, no fue culpa de Jardiel Poncela.

--El rezado que yo le echo quince días antes, lo deja en su sitio --dice Ibrahim, refuiriéndose a uno de Las Palmas que está saliendo en la tele.
--Un gallinero tiene que haber ahí --dice un menudo aguerrido, pantalones corto, camiseta sin mangas y botas de montaña.
--De aquí pallá, trchas --dice Suso el tocón, buena persona (parece) pero se pasa de confianzudo.
Suso me cuenta un viaje a Vezezuela, como miembro de la Caja de Ahorros, donde trabajó. Cuenta el almuerzo con el presidente venezolano de entonces, ministros y la mujer del presidente, bebedora de etiqueta negra y a la que le salía la coca por los poros de la piel. Luego me cuenta un viaje por la cascada del Angel. Venezuela. No me es indiferente el país adonde emigró parte de mi familia y donde estuvieron y trabajaron Marcelino y Pedro Concepción; el país del poeta Reynaldo Pérez So.