jueves, 30 de junio de 2011

adiós, puerto rico...

--Harry Potter, qué viejo estás --dijo el menda, musculoso y vestido de playa. Pero estábamos lejos de la playa, en un bar de La Maldad, yo en la puerta, con el ron por el camino viejo.
--Sí, no me cabe duda.
Dentro una camarera que no te metas con ella, te saca los hígados si le dices algo improcedente, y uno, tan viejo como yo, cantando con la guitarra canciones nuevas. "Adiós, Puerto Rico..." No importa lo bonito de la voz, importa el alma que se pone en la canción.
--Esto es lo verdadero, paisano --me dice otro, ya adentro junto a la barra--. Estar aquí y oir este cantar, ¿no le parece?
--Sí me parece.
Lástima que el bar cierra a las doce y algo. Me agrada la chica de la barra, no te metas con ella, puedes pasarlo muy mal. Me agrada su hija de diez años, un ser a quien proteger si las cosas se ponen feas. Bueno, las cosas están feas, pero no lo parecen esta noche en el barrio de La Maldad. Incluso las adelfas junto a un lateral del campo de fútbol dicen cantar a un cielo que anuncia la luna nueva. Flores blancas. Y más abajo el abismo, lleno de basuras y de matorrales, y casas en ruina que se escalonan en las laderas imposibles del Gran Canal. Pilares del puente, el poder en la agonía. Y sauces llorones que no me agradan tanto. No me gusta el olor de sus ramas ni el tacto en sus hojas. Los conozco porque muchas tardes fueron refugio de mi primera juventud, allá abajo, en el barrio de Salamanca, en el colegio José Antonio. Por debajo de Barrio Nuevo, cáscada de autoconstrucción desde la Cueva Roja hasta el antiguo manicomio, contiguo a la clínica La Colina. Sí, odio el cauce de sauces llorones. Soy un racista forestal. Dame robles, abetos, abedules, y pinos, y no todos los pinos. Todo lo demás, incluso los laureles de india, comienzan a ser razas inferiores en el álbum de la floresta.
--Os encontraréis con dificultades que ni habéis soñados --dije hoy en clase, pronunciando el godo vallisoletano de Víctor Roncero, cansado ya de repetir "ustedes". Al carajo el "ustedes" canario y el canario en general. Le dije que despreciaran el idioma materno. Edipo al revés. Matar a la madre y violar al padre. Quien no fuera capaz de esa proeza, que se retirara del oficio.
Por lo demás, esperando mañana la luna nueva, ya quedé con Evelyne, y la oscuridad soberbia del mirador de Los Campitos, sobre ese infierno llamado Santa Cruz que está esperando que alguien lo siembre con una nueva llama, como la canción en el bar, lástima que cierre a las doce y algo.

miércoles, 29 de junio de 2011

5...

El reconocimiento de la ignorancia, saber que creemos en algo que ignoramos, porque lo que no ignoramos ha dejado de ser creíble. He aquí el punto de inflexión. A partir de ahora nos dedicaremos a descreer de todo lo que sabemos, de todo lo que hemos admirado o amado, de lo que hemos odiado o nos ha indignado, como indignos que somos. Incluso empezaremos a descreer de Celine y de Kafka, por poner sólo dos ejemplos notables. No nos vale ya la emoción de Celine ni la antiemoción de Kafka. Idolos quemados por este sol que nos está derritiendo el pensamiento. Ya sabemos que la letra es superior a la imagen, y ahora debemos saber que el vacío es superior a la letra. Entre nosotros y lo que ignoramos, existe el vacío, el desierto. Nos toca a cada uno cruzarlo, callados la boca, callados ustedes, yo estoy obligado a hablar, pero con la ventaja de que ya no creo en mí ni en mi palabra. Solo creo en aquello que ignoro. ¿Cuánto falta para la luna nueva?

martes, 28 de junio de 2011

4...

--Como esto siga así me hago palestino, como Orlando --así habló un narrador nato, no un farsante. Por fortuna tenemos por aquí narradores natos. No lo dudo que lo sean García Ramos y Domingo Luis Hernández, en sus novelas una de un zurdo y otra de un guanche. Si estoy seguro que lo han sido, y seguiran siendo si el autor no lo estropea, narradores natos lo que se esconden tras los nombres JRamallo, Marcelino Marichal, José María Lizundia, ... Sí, diga, señorita Eveliyn... que a usted le agrada y la estremece Víctor Álamo de la Rosa. Ya me dirá si sigue opinando igual después de la luna nueva en el mirador de Los Campitos. Sí es así, le prometo leer la obra completa de Víctor Álamo. Por lo pronto, me dirijo a todos, estén atentos a la ACAI (Asociación Canaria de Amistad con Israel). Ahí tienen un punto de inflexión del que deberán partir vuestros intereses en este curso. Hoy miércoles, en S/C., a las doce del mediodía en el hotel Taburiente, por la subida del Parque hacia el Mencey.

lunes, 27 de junio de 2011

tercera...

Las comas, los adjetivos, los verbos, las preposiciones apropiadas, toda esa porquería que ustedes han visto en el curso anterior, aquí por ahora nos les servirá de nada. No escribirán ustedes una palabra hasta haber encontrado a vuestro narrador. Les diré cómo hacerlo. Si te gusta la playa, vete a la montaña. Si eres caritativo y te calma la conciencia dar limosna, manda a freir espárragos a cualquier méndigo que te salga al paso. Si tienes fobia a las cucarachas, adopta una y hazla tu amiga, ya me dirás qué nombre le pusiste. No te pido que hagas como Marcelino Marichal, a quien El Escobillón blog le robó el título de su última obra para asignárselo al también notable Javier Hernández. Y de usted, señorita Evelyn, en mi analisis grafológico, he visto que le tiene pánico a los precipicios oscuros. Pues bien, no le diré que pase hambre hasta que quede en los huesos, sería un crimen que usted quedara en los huesos; o que beba ron si le gusta el güiskey. Ni siquiera le ordenaré que vaya sola la próxima noche sin luna al mirador de Los Campitos. No soy tan cruel. Yo iré con usted para cubrirle las espalda. Sé que hago mal pero mi conciencia me impide que corra ese riesgo usted sola. Iré con usted, y por las horas extras sólo deberá pagarme la cena. Luego ya veremos. Bueno, hoy adelantamos media hora la hora de salida. Vayan practicando los ejercicios. Y mañana, escuchen y oigan La Puerta, en Radio Unión Tenerife. Subirán un punto en el examen de final de mes. Ahul, ya se pueden marchar, menos usted, señorita Evelyn... Vengan, váyanse todos los demás y no hagan más preguntas.

domingo, 26 de junio de 2011

segunda...

"Desafiante, lugar de lucha y envite, transgresión aplastante", como dice José María Lizundia, y si ustedes quieren, también "irritado, indecente, violento, grosero", como dice Pedro Juan Gutiérrez. Así es como debe ser el narrador que cada uno de ustedes contrate para hacer el trabajo. No me imiten, no sigan mi ejemplo. Me he puesto a dar estas clases, no por los billetes que este colegio desvía a mis bolsillos, sino porque mi egolatría impidió que el narrador pusiera en su sitio al autor, es decir, difuninado en un plano muy al fondo. Como saben, el sobrín, personaje inquieto por no verse en esta Flor y Mierda, con tal de volver a estas páginas montó el número de apedrear a Magdalena, en la plazoleta de San Andrés el martes pasado. El autor ordenó que no se hablase mas de él, borrar su memoria, como hacían los emperadores. Amenacé al narrador con despedirlo si escribía una línea narrativa más sobre ese actante. El narrador no pudo resistir mi orden y se puso poeta para obedecer sin obedecer. Lo despedí. Ya ni siquiera podrá narrar lo que le aconteció a mi cuñado (otro persoje que odia el olvido) la noche de San Juan. Convirtió mi insulto retórico --pollaboba-- en un rasgo real y relevante de su inteligencia. Lanzó un cacharro de fleep al fuego y la explosión le quemó la cara. "Tiene ahora la cara que da miedo, las cejas quemadas, los labios desfigurados. Estuvieron toda la noche en la Residencia. Lo llevaron en ambulancia. Tu hermana lo acompañó y cuando lo miraba a la cara, no podía contener la risa", dijo mi padre, ahora ubicado en La Colina, en el barrio de Salamanca, donde vivió media vida. En fin, les prohíbo que menten en sus ejercicios a mi cuñado, hermana y sobrinu. Y usted, señorita, Evelyn, por lo pronto déjese de escote y de faldas cortas. Aquí no estamos para visiones poéticas. Ya llegará la ocasión, cuando encuentre a su narrador, en que podrá usted mostrar todas las capacidades de su coquetería. Por lo pronto, déjese de insinuaciones. No desvíe la atención de estas enseñanzas. Recuerde que estamos en un curso de prosa. Hasta mañana.

viernes, 24 de junio de 2011

primera clase de creación grafomaniaca

Un poco ya fatigado de contar, haré como un futbolista que deja de jugar partidos y se mete a entrenador. Ya no es bueno para competir con otros diez compañeros, pero sigue siendo valioso para enseñarnos latín o lo que haga falta. Así que cambio el destino de este blog y me paso, hasta que aguante, a la preceptiva. No me dén las gracias, sino sean puntuales en todos los aspectos. Se abre el curso.
*

(La pedantería es un reduccionismo pretensioso, así que si es posible disculpen la pretensión.) En este primera semana de clases, odiados alumnos, les hablaré de las relaciones simbióticas, parasitarias o esclavizantes entre el narrador y el personaje. Ustedes --que ya han superado con entendimiento o con trampas el curso anterior, donde mi sádica compañera en esta escuela les puso al corriente sobre herramientas, materiales, diseños y decoraciones que debe dominar cualquier trabajador-- no tienen permiso para hacerme perder el tiempo volviendo a explicar lo que ya deberían saber.
El episodio del miércoles pasado, en la plazoleta de ese parnaso mamotrético de San Andrés, me ha hecho meditar sobre ese personaje que de un momento a otro comieza a hacerse odioso, y el autor ordena al narrador que lo elimine cuanto antes. ¿Débe el narrador obedecer al autor? No, en absoluto. Cuando el narrador obedece al autor, la obra se trunca y si no es mediocre poco le falta. Si alguno de ustedes es orgulloso, ególatra, etc., que se dedique a la pintura o a la música, esas artes donde el ego está en su medio natural, pero de ninguna manera en este oficio, donde lo menos que interesa es el autor, al que debemos tomar como un accidente inevitable, no más, y en la medida de lo posible hay que evitarlo, hacer que desaparezca. Si alguno no se siente capaz de esa proeza, le ordeno que se levante ahora mismo, pase por administración a que le devuelvan el dinero de la matrícula, y se dedique a otro oficio.
En fin, quería hablarles de ese personaje que el autor quiere borrar, pero que se rebela. Su modo de rebelarse pocas veces es heroico. El personaje reacio a no ser nombrado en lo sucesivo, tiene que hacer algo, algo que se vea, que se note, para volver a aparecer en el curso de la obra.
Bueno, que ya tocó la campana. Me voy al bar que allí estoy mejor, y si alguno quiere clases particulares en el bar, ya sabe. Y si no, que espere a mañana, si hay suerte y salud.

jueves, 23 de junio de 2011

prosa en verso

"¿Cómo se te ocurrió firmar el acta voluntaria?...
No, no le haga caso --a la conductora
de la ambulancia--
a este individuo porque es un maltratador.
Está cumpliendo condena por maltratador"

"Cabrón", añade su santa madre.

Pienso que iré a la cárcel
si me dejo llevar por el perro
sin amo que viaja conmigo.
Pienso denunciarlos por
justos y piadosos,
pero el viejo dice que no,
"No, ella también es...".

En fin, conjurado el alegre episodio,
uno más de la epidemia de locura.
Y la verdad, como Riforfo,
no entiendo de qué va todo esto
y yo también prefiero leer al Zurda.

Gracias a los dioses, las noches
de Subasta con Ramallo, Marcelino
y el Cuervo tienen otro aíre,
y otros alimentos, en un Santa Cruz
que mendiga en una escalinata
que ya es nostalgia, o no sé si melancolía.

miércoles, 22 de junio de 2011

anoche Marmaduke en la casa de La Maldad

Anoche... o comienzo de "Gigoló".

"De mi primer maestro, un pureta iracundo natural de la isla de Benahoare llamado Angel Pombrol, recuerdo dos cosas: el sólido palo que esgrimía contándonos las costillas un minuto sí y otro también y sus exdtentóreas exclamaciones de: ¡¡¡Laguneros, son todos ladrones, gentuza!!! En aquella época no siendo más que un mocoso pensaba que aquel canoso desquiciado estaba loco. Hoy, cuarenta años después, me doy cuenta de que simplemente tenía razón." (Islas Canallas. Miguel Díaz Díaz Zurda.)



--Ahora te vas a poner a escribir la mierda esta, me cago en dios... Víctor (Roncero) hoy estuvo muy bien, porque cuando estaban metiendo la pata, él entraba y arreglaba el asunto... --Miró un libro de poesía (?), mío, que ya no me gusta ni a mí--. Si la poesía está en mano de estos personajes... porque si este tío maneja la poesía, dios nos libre... Tienes malos espíritus aquí dentro, por eso estás perdiendo llaves... ¿Crees que vas a hacer una buena novela si no le pones una mano de compactuna?

Marmaduke me pidió un cuadro. Más pesado que Carmita. Ella me pide el poema y el oyente un cuadro. De mí, sólo aprecia los cuadros. Le ofrecí uno al que hay que arreglarle todavía el fondo. Y me lo pagó. Puso un billete de los grandes en el frasco de la suerte, un tarro en el patio que da suerte y salud a cambio de una moneda, o un billete. Me resolvió la semana, cuando yo estaba apurado, sin clientas, sin minutas, sin dinero...

--... palabráfilo que domina el lenguaje... "Maestro, ¿dónde está la sabiduría?"... "Anda, anda, arrima pa la cocina y friega los platos"... Me parecen los poetas, los abogados, los médicos y los sacerdotes la raza maldita del género humano, las enfermedades de las que hay que escapar.

Estas son las frases que la tómbola de la vida iba dando.

--Me importa un huevo. Estoy harto de ser escritor... Un buen escritor nada tiene que ver con las boberías que dicen los demás escritores... de verdad, no puedo soportarlos, váyanse a tomar por culo... Eso, soy un papafrita escribiendo frases mediocres y malas... No he visto un mundo más poblado de gilipollas que el mundo de la literatura...

--Bueno, Duke, ya es tarde. Se acabó la vaina. Mañana tengo que levantarme y ya me entró el sueño...

--Tú menos mal que tienes a Juana... Esa gente es cojonuda. Primero te echaron a ti, luego echaron al perro, y ahora echan a tu padre. Merecen una medalla.

Esto por la noche. El relato de lo que sucedió por la mañana lo diré cuando venga mi abogado.

lunes, 20 de junio de 2011

grato misTÉrio

De G 21 me faltan por leer los cuentos de Javier, Cristo y Alexis. Con Alexis Ravelo estuvimos el otro día en un callejón del siglo XVII, donde aún se respira lo que fue aquello en ese siglo. Allí la librería misTÉrio, con un librero que sabe de lo que habla cuando habla de libros y autores. Y supongo que también del té, aunque de eso no hablamos. La librería del té es acogedora, tentadora (dan ganas de robarlo todo), y de los que sustentan la librería, el hombre es inteligente y afectuoso y la mujer bella y con un mirar inteligente. LIBRERÍA FRESCA Y NUEVA CON JÓVENES NARRADORES FRESCOS Y NUEVOS. Y si allí están libros de Ramallo, el Zurdo o Charlín, canela con té. Corredores de fondo al margen de los corredores celebrativos... Yo iba ilusionado por oír en misTÉrio a Eladio Monroy. Quien habló fue Alexis Ravelo. No es un hombre duro, sino un hombre que lee poesía, pero no estuvo mal. Pronto, cuando Javier o Ramón me pasen Los hombres duros no leen poesía, volveré a oír a Eladio Monroy.

Y este MARTES, en RADIO UNION TENERIFE, a la 18.OO, LA PUERTA. Invitado: Sergio Barreto. ¿Sabrá que sobre él se cierne un combate financiero y político?

domingo, 19 de junio de 2011

punto verde

Mientras el nahualt Lizundia indaga en sus raíces buscando su destino, y el cuervo Ramón picotea libros de economía y fondos financieros preparándose para el combate del próximo martes en la radio, y el Niño hace mutis dejándonos sin saber cómo fue la grabación del día de la leche y la miel, y Rubalcaba propone un Mir para maestros y profesores, un servidor se da una vuelta por San Andrés, a firmar el día de trabajo con don Manuel el Primo y visitar el nunca del todo conocido bar Castillo. El barman Pepe habla de la coyuntura existencial, de las ecuaciones políticas y de que ahora no meten a la gente esquizofrénica y loca en un manicomio para ederazarles la mente y socializarlos, sino que no los curan y así estamos. En fin, Carmelo, de mi quinta, habitante de la plazoleta, ocasional cliente, sugiere que en el bar se fuman cosas prohibidas.
--¿Cómo dice usted? Lo que la gente haga en la calle, en la muralla... pero aquí no se fuma cosa prohibida.
En esto, Pepe el Turco, el abuelo de Gara, otro de la plazoleta, me ve y se acerca. La última noticia que tenía de Pepe el Turco es que estuvo golpeando la otra noche la puerta de Ana, la del kiosco, y la mujer se vio obligada a llamar a la policía.
--Tu padre si está en San Juan de Dios, de ahí sale con los pies por delante.
--¿Tú qué eres? ¿profeta? Mamón de los cojones. Mándate a mudar.
Normalmente no le hablo así a una persona mayor que yo. La edad es un grado, pero no siempre.
C., uno de los pibes, sentado con su novia bajo el Laurel frente al Castillo, me invita a cosa prohibida. La chica se interesa por el arte de la novela. No sé muy bien qué decirle.
Aparece Ravelo, chiquito y bravo.
--A Jesús lo echó la hermana de la casa y...
Todo verdad. Nada que objetar.
Pienso, a raíz del comentario de nuestro amado líder, en la entrada anterior, en el destino de la palabra "video", fruto de una curiosidad en el nombre de la capital de Uruguay. "Videar", decían en La Naranja mecánica...
--Tenemos que organizarnos, y quedar de acuerdo para hacer turnos --me comenta mi hermana por la tarde en San Juan de Dios. Intento recordar dónde vi ayer un cuadro de un caballo, espléndido cuadro, sin autor conocido, supongo.
Dicen que cuando el sol se pone en Bajamar, sobre la mar queda unos minutos un punto verde brillante. Eso dicen.

jueves, 16 de junio de 2011

Tarde con Trini

En mi papel de galán (Nahualt dixit) oí la voz de Trini, en bajando alejándome de Urgencias de La Residencia Nuestra Señora de Candelaria. Allí, en el pasado, veinte minutos antes, descubrí el misterio. El misterio hace a veces habitar al alma en la incertidumbre, pero descubrirlo, descorrer la cortina y ver la realidad, también a veces, nos deja defraudados. No me refiero a una cortina por la que metí la cabeza, en Urgencias, por ver si mi padre estaba al otro lado. Lo que había era un cuerpo desnudo sobre una cama. Una enfermera me echó la bronca. "Usted no tiene por qué descorrer la cortina y ver a la señora desnuda". La bronca de la dama enfermera duraba ya más de medio minuto. Otra dama intervino en mi defensa. "Al caballero le dijeron que su padre estaba ahí, él no tiene la culpa". Era la segunda mujer, en poco tiempo, que me libraba de un peligro. Una anterior, pequeña, deliciosamente perfumada, atractiva, pelo corto y rubio, cuando me bajé del tranvía me sujetó de un brazo e impidió que me atropellara otro que llegaba en sentido contrario. Caminamos juntos un buen rato, charlando, no del precio de las batatas, en una atracción esporádica. Nos despedimos después de cruzar el paso de peatones. No le dije que me había salvado la vida y que me tenía a su disposición. No se me ocurrió en ese momento.


El misterio al que me refiero fue anoche. Noche de pensamientos mágicos con Marcelino el Oyente. Y de acontecimientos mágicos. Una llamada de mujer me preguntó si yo vivía solo y acto seguido me dijo que pronto acudiría. Y colgó. El misterio está deshecho. Era el departamento no sé qué de Urgencias.
La casa de Trini estaba cerca. La trasquilada, fosforito inquieto, me explicó dónde.
--¿Cómo se llama?
--La que sube después de pasar el Banco Bilbao --otra vez el orbe financiero--, hay un taller de mecánica... --pero no me dijo el nombre de la calle.
Es la calle Mapuche. El nombre me sacudió del letargo. Ayer Onofre, nuestro mapuche canario, presentó su opera prima en la Muac de la calle El Castillo. Marcelino y yo coincidimos en su parecido, no sólo físico sino verbal también, con Mourinho, otro nahualt.
--¿Vas a salir con esos pantalones rotos? --increpó su madre, de unos vaqueros que le quedaban inpecables.
--Ya soy mayorcita y me pongo lo que quiero. --Acordeme del cuento "Ropa rota", aún inédito, de Marcelino.
--¿Qué tal Marcelino? --preguntó Trini.
Le conté vida y milagros, sin entrar en misterios.
Los nombres de los que hablar se fueron sucediendo hasta llegar los cuerpos al Círculo XII de Enero. Yo tenía más hambre que ganas de oír música, pero la escurridiza Trini se escabulló hacia la sala de música mientras yo hablaba por el celular con Campanilla. No me quedó otro remedio que subir yo también a la sala de música. Cuarteto Piazolla. Tres violines y no sé si un violonchelo. Tangos. Sólo música. Maravilloso.
Santa Cruz seguía siendo un muermo a la salida, pero ella hablaba de Montevideo. Un Montevideo apetecible en el sonido de su boca.
La engañé para que me subiera a La Maldad.
--¿Tú no tienes bono?
Sí, tenía. Pero la engañé. Me quería dejar en el puente Zurita.
--Vas caminando.
--¿Caminando con estos zapatos de invierno, toda esa subida?
No tuvo compasión. No pude convencerla más y me dejó por debajo del campo de fútbol, donde yo quería. Se me había acabado la cajetilla de cigarros, y más arriba a esa hora no queda nada abierto.
Me contó que era familia de Gladis. Luego su coche amarillo se alejó en la noche de después del eclipse. No le pregunté si le gustaban las batatas.
--A Jesús no le gustan los halagos --dijo Charlín.
--Cómo no le van a gustar los halagos --dijo Berto--. A todos nos gustan los halagos.
Lo que parece gustarnos a todos, pienso, es jugar con fósforos junto a un bidón de gasolina. La tontería nos hace creer que son otros los que saldrán quemados, y nosotros, los chachis, indemnes y refortalecidos. Pero al final, todos chamuscados. Quien juega con fuego, ya se sabe.
--No, no me gustan los halagos. Tampoco los insultos, pero los prefiero.
--¿Quién es Lousie? --pregunta Ramón, que según V., grazna mucho pero pica poco.
Vaya, me dieron por el talón. Pienso en el comentario de Lousie a "Israel", y ya no estoy tan seguro de que me desagrade un piropo, aunque hay que tener cuidado: por si eran pocas leyes las que nos han echado al cuello, ahora me cuentan que han puesto en zona delictiva la artesanía del piropo.
En fin, no es el primero que me pregunta por Lousie. Todos mis amigos se interesan y quieren saber quién es.
La respuesta está en mis manos. Recuerdo bien a Lousie, con cariño, y podría hablar de ella sin punto final. Pero que se molesten un poquito e investiguen ellos. Lousie está aquí enlazada: busquen en "amarilloamapola".
Ahí está Lousie. Un recuerdo grande, preciosa.

miércoles, 15 de junio de 2011

La toma de poder fue bastante aguada. Mi mala cabeza. El pájaro enjaulado sueña que vuela y olvida la realidad: aún está dentro de la jaula. Entré a tomar un café en uno de los bares del malecón del barrio de La Maldad. Cuando descendía avenida Venezuela, supe que había dejado las gafas en el bar. Me acordé de un poema de Reynaldo Pérez So. Uno que habla de la Cuesta Piedra, de bajar y subir. Tuve que subir otra vez. Tal vez fue la voz de Anghel aún resonando en mis oídos: "Sal de ahí o vas a romper tu carrera". Me asombró tanto saber que yo tenía una carrera entre manos, que perdí de vista lo esencial, lo que cada gorrión humano controla. El otro día las llaves (el día de Marcelino sobre la escalera), y ayer las gafas. Pos nada, a volver a subir, y luego seguir bajando. Hacia la frontera entre la ciudad del ciudadano y la ciudad del pueblo. Lizundia aparcaba en batería. Me contó el papel militar de Jesús Manuel en la celebración de nuestra fiesta, el sábado pasado en que algunos decidimos mirar hacia Jerusalem. Por lo que veo, la tolerancia no es un pecado que contagie este pequeño mundo en que nos movemos. Judío = Hombre del Saco. Judaísmo = Brujería. ¡A la hoguera! En fin, también trucó su porvenir Alonso Quesada. ¿De qué me puedo quejar yo, uno de sus simples discípulos? Luego otra equivocación. Portaba para leer en las ondas La dama es una trampa. Una obra excesivamente modernista (cuando la construí, aún no había leído a Alonso Quesada). Tenía que haber llevado Canto a mi mismo, de WW, con composiciones más apropiadas para la ocasión. En fin, así y todo, con todos los fallos, allí convocamos a Agustín García Calvo. "Un ácrata decadente" (algo así dijo José María Lizundia). La ignorancia es atrevida. En fin, en su faceta de poeta, son más perdurables su poética que sus versos. Su faceta política es una reivindicación de lo que conservamos de pueblo y de gente, frente a esa jaula que es cualquier Estado, incluso el más democrático o pretendidamente respirable. Creo que su pensamiento político es fruto de su pensamiento filosófico y poético.
Luego Cajacanarias, con Domingo Luis Hernández y su novela "Erich el Zurdo". Poco conozco a este autor. Sin embargo me llamó la atención su afán de construir un laberinto en cada novela. Yo creía lo mismo. Ahora pienso que no. Fuera los laberintos. Seguramente Juan Royo está de acuerdo conmigo. Ni laberintos ni grandes lectores. Son los pequeños gorriones los que resuelven lo cotidiano. En fin, no puedo contar más. Quedé con Ramón Herar y, Dios mediante, el Cuervo y el Magnate volaremos al Sur al encuentro con Charlín y con Berto. Hasta otra.

lunes, 13 de junio de 2011

Israel

Israel,
te saludo, patria
de Cristo
y sus bienaventuranzas
y sus cuarenta días de ayuno
en el desierto.

Israel,
oigo el viento
que canta en las ramas
de tus árboles.

Israel,
te saludo,
por la miel
que apaga la sed del pensamiento.

Israel,
te saludo,
refugio de este peregrino.

domingo, 12 de junio de 2011

celebración

El día 11 de junio es una fecha luminosa, hasta ayer porque ayer fue el cumpleaños de mi hija Sibisse, y desde ayer, porque se celebró, en un hogar acogedor, el inicio de una aventura que vale la pena.
Lunares no faltan nunca, sin embargo. Comuniqué a Víctor la intención de regresar al puente de mando. Es curioso (y tenía razón don Juan yaki), cuando el dasapego es absoluto, el logro es más sencillo. En fin, mande quien mande, el martes seguiremos, con la venia de Curbelo y la protesta de Anghel, abriendo esa Puerta (si Dios quiere), y luego a Cajacanarias, a celebrar el alumbramiento de --eso espero-- una atractiva novela.
Gracias, Irene. Acogedora, bella y grata mujer israelí.

viernes, 10 de junio de 2011

Mañana Irene

Qué vida esta. A veces no hay demonios burlones sino tontería bucólica o ignorancia olímpica. Lees lo que sale en la pantalla y daste cuenta que el arreglo es sencillo. Puedo acceder optar vez a estas Entradas. Más difícil es que Anghel facilite la maqueta de la novela del cuervo, quince años escribiendo esa novelita, densa la primera parte y más aireada la segunda mitad, y ahora me falta paciencia para ver la maqueta. La publicación me da igual. Como si no se edita, o la ponen a la cola, lo que quiero es la maqueta. Con el prólogo y el épilogo, en una letra distinta, tamaño o fuente, me da igual. En fin, condenado ahora a jubileta escritor, tampoco puedo estar todo el tiempo pidiendo justicia. Ya no pido justicia ni pido nada. Pinto las dos primeras letras de las emanaciones de Dios, y ahí está todo. Lo demás, añadidura. El 1 y el 2 son los únicos números, lo demás es consecuencia, eco. Esto lo saben los matemático y lo saben los cabalistas. Y si no, que lo desmientan. Porque ellos lo sabrán, yo no sé nada. Hablo al sabor de la boca. Presiento y doy por hecho el presentimiento. Y tampoco es así. Berto Linares me pregunta vía e-mail que es Badú. Badú es el misterio del Golem. Un machango al que un cabalista dio vida pàra proteger a la gente del ghetto. Berto sabe quién es el autor del que hablo. Otro título: La noche de Walpurgis. Un autor judío. Un judío operativo. En cierto modo, este autor inspiró el judío que aparece en El Negro, novela que debe de tener su cosa, porque hoy me llamó Wooy Allen para hacer una película. Quedamos en hablar de dinero. ¿El dinero? Anoche leí La puta respetuosa, de Sartre. El filósofo conocía el zodiaco chino, se lo tenía empapado. La protagonista de la obra, cobra una resonancia tremenda cuando habla de la serpiente, según la describe esa magia china. Lo demás es tópico. El americano malo del sur, que transfigura la verdad; el negro que matarlo es una labor de limpieza (a los ojos del senador, otro personaje), y un tal Freed y su amigotes del poder político. Los blancos. Seguramente Boris Vian leyó o vio esta obra teatral del existencialista, y le dio la vuelta. Escupiré sobre vuestra tumba y Todos los negros tienen la misma piel, lo mejorcito de Boris Vian, junto con los cuentos del Lobo hombre y sus poemas. Qué escondidos están a veces los auténticos poetas, con tanto tarugo ilustre y betunado haciéndose pasar por poeta, respetuosamente puteando a la pobre poesía. En fin, hoy viaje a San Andrés. Qué novedad. Tensión en la cumbre celestial. Historia para no dormir. Pues que no duerman. Y mañana otra cumbre, con una rubia llamada Irene, de veinticinco...

martes, 7 de junio de 2011

poema y demonio

Nueva visita a Teresitas Blues. (Aquí ahora tendría que copiar un retrato narrativo sobre la playa de Las Teresitas (antiguamente Traslarena) de nuestro amado líder, pero aún no sé copiar ni pegar, ni ponerme una foto en Babilú, la wed secreta, la wed del pueblo. de la gente, como dijo Agustín García Calvo en su alegato a los indignados de la plaza del Sol, defendiendo las asambleas, odiadas por Víctor, que hoy estaba de gira y aprovechamos para ensallar la toma del poder.) Ayer lunes. Visita rutinaria y voluntaria al Monterrey.
Hablar con el gomero Fernin, barman artista en la atención a un abanico de clientes, negros, colorados y mestizos. Y aguantar a un Chani amulado porque el menda no le presta la debida atención. Mejor, así hablo más tranquilo con Beba.
Carmita no está. Menos mal. Ya me tiene loco con que le busque el poema. Un poema que le escribí, una transformación artesanal de la oratoria de una etiqueta de licor. Ese poemilla creo que lo perdí, casi estoy seguro, en una de mis puestas en orden de las cosas de todos los días. Un amante del orden con una tendencia fuerte hacia el desorden. Ordenar las cosas es como ordenar la propia mente. Poner la carta El Juicio sobre El Loco. Encauzar la energía, hacerla productiva y sensata. Si voy a ser parte de una asociación secreta, necesito sujetar el orden y el concierto. El orden es Limpieza y el concierto Sabiduría. Dos habitaciones del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Una escritura limpia y sabia, eso es lo que quiero. Se acabó el chauvinismo canario (la soberbia de los vasallos) y las pancartas, por lo menos las poco ingeniosas.
Intento construir un nuevo poema, para contentar a Carmita, lo enmarque y se mire en ese espejo.

Quién mordiera tu cuello de garza
y bebiera el vino de tus venas,
quién, como el invierno desnuda
las ramas, viera tu huerto
una de estas noches de las veinte lunas.

Quizá, mejorándolo un poco, midiendo la música y el número, pudiera valer, y tal vez quedaría encantada y mañana, en lugar de enfadada como una cochina, me invitase a un Aldea.
Pero hoy no fui por San Andrés.

El interruptor de la luz, mejor que nuevo. Una obra de arte. Neo, el electricista, me dijo que le pusiese yeso al cajetín y comprase la placa del interruptor y un enchufe Shucko caja redonda. Los entendidos me desaconsejan el aguaplás. Deben de tener razón. Sin embargo, el yeso es un material que no me convence, ni en las casas ni en la nieve. Y comprarlo menos. En fin, mientras decido, tengo en el patio una obra de arte, blanco virginal de la cinta adhesiva en los cables, haciendo juego con el blanco satén que le estoy dando a la barandilla de la escalera del patio. Más me preocupa tener que decirle al vecino que el agua viene de su lado. No creo que le haga gracia, ni a mí tampoco. No me gusta molestar. Hay que ser valiente para pedir justicia sin parecer que estás pidiendo un favor.
Un favor les hicimos hoy a la silla del poder en la radio. Se la quité a Víctor Roncero. Aprovechamos que estaba de gira. Volverá, seguro que con impulsos para recuperar la plaza perdida. Y yo no quiero molestar. Menos a un amigo. Rey por un día, seguramente. No sé si tengo porvenir.
Y después Atlantic City, y después cine Price, donde vimos a Balbina.
--A mí me gustan los actores que no parezcan actores --me dijo Balbina--... ¿Cómo se llama él? --inquirió, sin quitarle el ojo a Ramón, yo sentado en medio.
--Ramón --dije.
Ella río, y dijo que le estaba tomando el pelo.
--No me mientas, Jesús. No se llama Ramón.
--Cuervo. Se llama Cuervo...
--Mira que eres --se moría de risa.
--Cuervo, díle cómo te llamas...
Me pasa siempre. Hablo en broma y se me echan a llorar. Hablo en serio, y hago reír, por algo tengo un arroyuelo judío en las venas, que seguramente me viene de Lanzarote, tierra que mi superstición no me deja visitar. Sólo sé que si algún día siento que la muerte se aproxima con su paso impecable, creo que viajaré a Lanzarote, pero no me agrada precipitar el viaje.

En la superstición nipona --ya que Ramón habla de Japón, y me lo recordó-- me dijeron que cuando invitas a alguien a comer o le haces un regalo, le pides disculpas por la poquedad o el mal sabor de la comida. Lo hacen porque cuando el Diablo escucha algo bueno, acude enseguida a joderla.
El que tengo en casa, el diablo burlón, por la mañana me dejó el portátil mudo. Vino Ramón por la noche y se hizo la luz en la pantalla. ¿Qué me querrá decir ese demonio?

lunes, 6 de junio de 2011

pensar, sentir, tal vez saber...

USA EL PENSAMIENTO MÁGICO, rezaba uno de los últimos carteles del artista de La Orotava. Estoy de acuerdo. Sin recurrir a explicaciones mágicas (es decir, motivos desconocidos) no entiendo cómo Marcelino no se deslomó la noche del viernes pasado, subido no al último escalón de una escalera tambaleante, sino más arriba aún, con los pies en un hierro tubular cuya función es cualquier otra menos poner los pies como un funambulista, sin red debajo y sin nada arriba en que apoyarse, dando martillazos sobre su cabeza a un cristal que no se rompió. Menos mágico, si lo investigara un informático, es cómo se pierde conexión y se recupera sin mediar palabras. Otra cosa es la luz. Se fue, un día sin luz en la casa, y esta mañana llega el electricita y... hay luz de nuevo. Buen electricista, me señaló dónde había estado la avería y por qué ya no saltaba el automático. Lo que yo empezaba a pensar como juegos de un diablo burlón, tenía una explicación científica. El electricista también me ilustró sobre la procedencia de las goteras y puso en movimiento una ventana atascada. En fin, cosas del biorritmo de las materias.
Mientras tanto, asistir sin regañar el gesto a los buscadores de pajas en el ojo ajeno y brillos de lince en el propio. Pero de esto, si hay ganas y suerte, escribiremos en otro momento.

viernes, 3 de junio de 2011

otro sueño

A las cuatro, tengo que subir a La Laguna a buscar la copia de Ella y otras mujeres. Me he puesto a leer a Corín Tellado. Tengo aquí por lo menos cuarenta novelitas de la escritora asturiana. La que agrarré se titula No engañes a las dos, que enlaza con Tokio blues, vista anoche con Ramón en los Renoir. (Antier Marcelino solo en la sala, y ayer noche solos Ramón y un servidor.) Dos mujeres opuestas. Una complicada, con recovecos sexuales problemáticos, y la otra desenvuelta y disfrutadora de los manjares de la vida. Dos tipos humanos que están en la novela de Tellado y en la película basada en la de Murakami.
El Cuervo dijo que ya Charlín tiene nueva novela, fresca aún la tinta. No sé si un comprador, pero sí por lo menos un lector lo aguarda en La Maldad. (El machango seudopoderoso que da la espalda al Gran Canal, me dijo Marichal que es el Capitán América. Esto me recuerda el sueño de anoche, cortado por la misma tijera de un cuento de Jack London (creo), Por un bistec, que en el sueño es un solomillo.)
En ese sueño, dos pitagóricos se enfrentan en Tijuana en un combate de boxeo. El viejo Víctor Roncero --Capitán América, en la imaginería del Cuervo-- y el nuevo Jesús Manuel. En el cuento de London, es un combate decisivo entre un boxeador joven y otro viejo. Los dos necesitan ganar el combate, llevarse el cinturón de campeón. El joven Jesús lucha por la gloria, ser celebrado como sanedrín del ring, y el viejo Víctor por un solomillo. En el cuento gana el del solomillo. En el sueño no pude llegar a la conclusín de la pelea. La campana del despertador deshizo esa realidad paralela que, supongo, no es la que quiere corto atar nuevamente José María Lizundia, el árbitro de la pugna, en el sueño.
En fin, hablaba de Corín Tellado. Me sorprendió, quizá porque la estoy leyendo con el eco, nada sombrío, de Rubem Fonseca aún fresco en mis oídos. Es curioso, cómo la novelista más que sugiere lo que no cuenta, los silencios, lo que calla pero hace ver entre líneas, silencios más poderosos que las palabras visibles, aparentemente inocentes y sin fallarle ni en una coma a la moral social de ayer y de hoy. Recomendable. Despertadora de conocimientos sencillos, obvios.

miércoles, 1 de junio de 2011

Desde que el personaje se está volviendo judío-cristiano-cabalista, gestos como no matar una cucaracha los venero. Yo no soy capaz de hacerlo. El otro día no maté una con una azada porque se escondió a tiempo debajo de un sillón, en la sala de mi palacio, al que he conquistado después de muchas estrategias y fatigas. Aprendí de don Juan yaqui y me comporté como un guerrero. Astucia, paciencia, no tener piedad, tener fe y actuar en el momento oportuno. El momento en que el palacio querían convertirlo en picadero. Mi cristiandad es imperfecta, aún no tolera que mancillen vicios de enemigos la casa que es mi destino, a pesar de las goteras de la puerta de la cocina y de los arreglos que le faltan. Recuerdo a un célebre arquitecto, no recuerdo su nombre, recuerdo lo que dijo: "Si la pared de mi casa sufre un deterioro, coloco un marco y le doy valor". (Sólo Ramón el Cuervo es capaz de antropologizar esa solución arquitectónica. Él sabe que las casas no son sólo la fachada, sino principalmente el interior. Incluso, otro arquitecto, se las ingenia para que la fachada no sea visible o por lo menos que sea poco vistosa. La maravilla está en el interior. No sé yo, la fachada también cuenta. La fachada y la parte trasera. Como en una novela, con prólogo de José María Lizundia y epílogo de JRamallo, una novelica que recuerdo ahora por la espóradica pero sólida presencia y ausencia de gatos. Los gatos, curiosamente, son habitantes asiduos de los jardines frente a esta callecilla de las llamada Mil y Una Viviendas. (Barrio de la Salute, como dice Lizundia, junto al Grand Canal (qué gran hallazgo, me emociona más incluso que el gesto heríco de Marcelino la otra noche en un parterre cuyas flores no recuerdo (y creo que me estoy perdiendo... en fin los gatos, como son Los Hermanos Dalton --terminología del Cuervo--, uno gato de agua y otro de fuego, el mero jefe de Agua y su hermano de Fuego, habitan por aquí como esa novelica que está ahora en manos del mejor editor que he tenido, inteligente como Silverio Cañada y Exquisito como Herralde. Dos dedos de frente. Y eso me recuerda que de G-21 hice un comentario del que me falta escribir sobre los cuentos de Javier, de Alexis y de Cristo. Marcelino dijo que le gustó mucho el de Alexis Ravelo. También leyó el de Víctor Conde, y quedó sorprendido, gozosamente sorprendido. El de Alexis Ravelo, un novelista como la copa de un pino, aún no lo he leído. El de Conde, si tengo astucia, paciencia, fe y caridad tendré que hacer una nueva lectura. Ni Anghel ni Marcelino son tontos, saben lo que tienen entre manos.

el personaje

De vez en cuando el autor toma la palabra y se la quita al personaje. Es un recurso antiguo. Aclara así lo cerca que puede estar de su ente inventado y lo lejos. Yo, el autor a mi pesar, no comulgo con el personaje sino de vez en cuando. No tengo ideología, no tengo ideas que pueda decir propias, ni estilo que defender. Ni soy especialmente lascivo, ni airado, ni envidioso, etc. Me agrada más oír, cuando el hablante emana agua fresca, que hablar. En relación con la política, como los falsos religiosos, lenguaje fino en el púlpito y soez en la sacristía.
--Le agrada matar niños y comérselos, pero yo lo quiero porque es un buen marido --decía, si mal no recuerdo, la mujer del ogro en el cuento de Pulgarcito.
Pos eso, es un botarate, un tarambana, un borrachito, un malhablado, pero lo estimo porque es un buen personaje.
Creo.