domingo, 30 de noviembre de 2014

despedida

No sé si oir a Pablo Inglesias o  al pequeño Nicolás. En realidad, ni uno ni otro me conmueven. Políticos de conveniencia, cada cual con su código ético estético. Y aquí Paulino se desinfla, y la historia oficial humaniza a Clavijo. Paulino jugó demasiado con el petróleo y se ha quemado. Digo yo. Cualquiera sabe.
¿Derecho a decidir? La vida decide por uno. La vida marca la orden del día, soldado. Andrés Chaves se despide de la vida. Su columna diaria era su vida. Él dice que se va porque está cansado. Supongo que cansa tener una cacatúa en el hombro ordenándote lo que puedes escribir y lo que no. Hace poco le censuraron un artículo.
--Sí, tiene buena pluma pero... --dice Ibrahim.
Sí, tiene el pero que nos persigue a todos. En su despedida escribe: "... ahora está en forma el pintor de santos y alcobas (José Carlos Gracia) que tiene alma en el cuerpo". En el cuerpo no sé, pero en la pintura no tiene ninguna alma. O si eso es el alma, a mí que me borren la mía, si es que la tengo. Lo que hay en esa pintura es lo dominante: la falsedad sentimental. De tedio filantrópico. Estilo Podemos.
Temo que la despedida de Andrés Chaves esconde un drama novelesco. Su denostado compatriota Juan Cruz entró en la nómina del periódico hace poco. Chaves dejó de meterse con él. Dejó de caricaturizarlo. A los que van de buenos por la vía no les agrada que los caricaturicen. Andrés Chaves lo hizo. ¿Lo ha pagado?
Pobre de mí. El interés diario por el periódico era este autor.









sábado, 29 de noviembre de 2014

El miércoles pasado, bajé con Ramón al TEA. Presentación de Los ojos del puente, de Javier Hernández. Preso en casa, escribí a bolígrafo sobre este acto. Me dejé el papel arriba. Otro día, pienso, lo bajo y lo copio.
Aparte de un primer contacto con la nueva novela de Javier, me enterneció (soy persona, entre otros defectos peores, con tendencia a la ternura) Eduardo. El hombre dice que este blog no sólo es de lo mejor que hay en estas islas sino a nivel nacional (no sé si incluye Cataluña, supongo que sí, todavía sí). Se siente uno justificado, que no ha perdido el tiempo escribiendo esta página, entre la necesidad y el azar.
También me alegró ver a Alejandro y a Anghel. Anghel me incitó a darle una novela. Ya la tengo casi lista. Será la del gigoló. Vertical blues puede esperar. Esta está ambientada en Asturias. La otra, aquí en esta isla. Un regimiento de mujeres pasean por esas páginas. Todas falsas menos dos. A veces pienso si no serán muchas. Si dejo a las dos hembras verdaderas y una falsa, quizá la novela tenga más altura, pero ya no tengo ganas de eliminar ningún personaje. Grandes y pequeñas, todas en el caldero.  
Por ahora hay que esperar la publicación de la novela de Juan Royo Es mejor improvisar. Una obra de arte de la ficción narrativa. Va a ser difícil superarla, o por lo menos igualarla o aproximarse a su calidad. El arte narrativo en Canarias tiene una salud de hierro desde que JRamallo (ponderado con justicia por Antonio Charlín en su actual Nagasaki) publicó Ensalada de canónigos y Cucarachas con Chanel. Pero no sólo de obras geniales (añadir a esta categoría la de Juan, que saldrá en enero) se alimenta la tierra. También buenas obras en la medianía nos hace más fuerte. Siga así y Eduardo las siga comentando en su, y no devuelvo piropos, necesario e imprescindible Escobillón. 
Bueno, vuelvo pal barrio. Anoche regalo de viento y lluvia. El gato Lucas se quedó en el sillón de abajo. No subió a despertarme a las tres de la madrugada, como tiene por costumbre. Ya está aprendiendo. Todos aprendemos.  

lunes, 24 de noviembre de 2014

crónica averiada

El fin de semana, huyendo del frío y de la lluvia, me fui al Sur con Ramón. Disculpa principal: fiesta por el 30 aniversario en la librería Santa Bárbara. Gestión alemana. Hay algo italiano en las alemanas delgadas.
 No sé si es delgada o no el nuevo amor del novelista Antonio Charlín. Nueva novela y nuevo amor. Protagonista que compra el amor, como si se pudiese comprar. Ese es el drama de sus novelas. Sabe que un hombre como él, si quiere amor tiene que pagarlo. Pero nunca hay dinero suficiente. No es premio Nobel todavía. Antonio se fue antes de que llegásemos. Al filo de salir a la luz su última novela. Nagasaki. La hojeé en pdf. Sale JRamallo, sale Juan Royo, etc. No sé si toda la novela se puede medir por la muestra conocida, que recuerda la más célebre obra de Cain: el escritor siempre folla dos veces. Nuevamente el autor protagonista intenta comprar amor. Termina con muerte. A los cinco días de aparecer la novela, el autor y la mujer amante cometerán acto de suicidio. Se matarán, se irán de este mundo que perdió el rumbo de la lógica. Los ilógicos presumen de racionales, y los nazis de cuño blando ven nazis duros por todos lados. Ahora le toca al independentismo catalán. No sé si el anterior rey también tiene rasgos nazis. Nada de reconocer a bastardos que no dan la talla aristocrática. El pueblo tiene sabor, sus mujeres, pero no tienen sangre azul. Que carguen con sus hijos. No sé qué podrá decir el pequeño Nicolás en relación con los polvos (¿comprados?) del ex Rey. 
En fin, vino bueno, cantor más que aceptable y pinchos alimenticios en la fiesta. Luego dormir en casa de Sita. La vi poco. Como a Cruci. Dormí solo, qué novedad. Pero al calor del Sur, al lado de la casa de un viejo que aloja un número considerable de gatos. Por el día los gatos recorren el pueblo, y por la noche van a dormir a la casa del hombre acogedor. 
Paco: un narrador oral de los que no se ven todos los días. Comenzó por un elogio del franquismo, siguió con aventuras de su militancia en el MPIAC, continuó con una visita memorable a una asistente social, una secretaria de juzgado y una psiquiatra. Las violó a todas con el entendimiento. Paga de loco. Sólo un cuerdo genial puede hacer el papel de loco. A lo mejor es que está loco de verdad, locos de los que no pierden el hilo.
Con Ramón, nuevas investigaciones sobre Cabeza de Perro. Un trabajo de Cirilo Leal, sin desperdicios, me pone en contacto con Toledo y Joaquín Ramallo, y con un crimen por la lengua. Dos que buscaban el tesoro del pirata y se fueron de la lengua. En esta isla si no hablas revientas, y si hablas te revientan. 
Volví al hogar frío con Ramón entre historias de brujerías. Las brujería quedó afectada cuando llegó la electricidad, pero no ha muerto. Sigue ahí, al acecho. 
Un sacrificio de sangre humana exige el tesoro del pirata. ¿A quién sacrificamos? Derecho a decidir. Autodeterminación. 
Mejor que el tesoro siga escondido. ¿Para qué queremos riqueza?   

domingo, 23 de noviembre de 2014

muerte ilustre, y sigue lloviendo

Murió el conejo peludo
de Cayetana de Alba,
no me dejó ni un duro
de su herencia millonaria.
La llevaron a enterrar
cuatro gatos y una rata,
estuvo la Elena infanta
y no sé quién más estuvo
con el conejo vivo
honrando al muerto conejo.
Que lloren los poetas
que añoran la teta
de la puta España,
que llore Toledo,
la hebráica,
y de León los cristianos
y de Castilla la mancha
y Cataluña insurrecta,
que llore don Quijote,
no llora Sancho Panza.
Ayer labios de nubes
y ojos de guinda clara,
hoy ceniza la muertita
y en Sevilla la Giralda.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Política, etc.

Papeles valiosos los del juez Pam


paracuatro. 8.000 folios. Noches sin dormir. Vocación de escritor admirable, trabajador, sacrificado. 
Decía un prominente político el otro día en una cena que cualquier abogado echaba patrás las imputaciones del juez. Peitavy, motista, jugador con matemáticas y orador diario de El Día,  decía lo mismo. No sé si político y orador leyeron las ocho mil páginas. Récord de lectura. 
La cosa es que, si no las ocho mil, por lo menos en 80 folios --es una apuesta-- en ese trabajo del juez, hay una novela. Ya han trascendido diálogos que Arniches hubiese atrapado al vuelo. "A ella le salvamos la vida y nosotros salvamos el culo". El culo de Clavijo, lo acaba de publicar el juez. "A esa maricona no la quiero ver delante". 
Aunque no es lo mismo saltarse la norma o la ley para llenar tus bolsillos que para ayudar a un vecino, el móvil puede matarte. La novela política, se ha dicho, no está en la retórica de los discursos y las declaraciones públicas, sino en lo que se hace y se habla en privado, en los pasillos del Congreso, en los despachos... Y ahora: lo que se habla en el móvil.

--Esa gente que me odia, que me chupe la polla. --Esto no está en los papeles del juez Pamparacuatro contra Fernando Clavijo, ni fue dicho por un telefonillo, sino en espacio público a la pública calle--. ¡Así de claro!

Y Paulino, ahora no viaja tanto en Helicóptero, no usa la nave voladora todos los días --que yo sepa-- pero ya está preparando el barco que lo navegue a donde están los de Repsol. ¿Lo recibirán con una red de pescar demagogos? Demagogo o no, el hombre está con rostro triunfante. Haciéndole la competencia a Pablo Iglesias, macho alfa pero en madurito, en más sabe el diablo por viejo... Hasta a mí me convenció, cuando lo vi ayer en una tele de Candelaria. Buenas las lentejas, buena la compañía de mujer y buena cara la de Paulino. La de Soria, en cambio, daba pena. Qué mala cara la de nuestro ministro industrial. En fin, o la Virgen o un gato en un solar, negro con patas blancas, me inspiró estas coplas. 


Paulino sube,
Clavijo baja,
siga la partida
de esta baraja.
Ana de Crimen,
Ana de Oramas,
mujeres del pueblo
al pueblo llaman.
El pueblo responda
con voces de alarma
contra petroleras,
ogros en las aguas.
Paulino le ruge
al galaico en la barba,
existe Cataluña,
existe Canarias,
turísticas tierras
con modernas playas.

*

Las brumas en las montañas, mensajeros de la tormenta que, dicen, estamos padeciendo, señalan otra realidad. La prefiero:


Tres lunares tiene
la mujer que amo,
uno es la Luna,
otro es el Sol,
otro es la Tierra
donde habitamos.

Su rostro es belleza
en sonrisa o enfado,
su labio de arriba
huye volando
de su lindo nido,
el labio de abajo.

No pienso en su ombligo
¡quién fuera testigo!,
no quieren razones
dejarme ese abrigo.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Santa Pus cultural

Sí, puede ser. Noviembre el mes más cruel. Con mujeres que caen en las calles, como hojas secas --cuenta Sibisse, más o menos-- y malas brujas, con desarrolladas inteligencias --esto no lo cuenta Sibisse-- que en lugar de rascarse se entretienen con malicias que las devorarán. Pobres. También caerán las brujas retorcidas, y ruedas de bicicletas sin gomas descuartizarán sus carnes y vendrán de abajo las ratas a comerse sus lenguas y las carroñeras de arriba a comerse sus ojos. A lo mejor me toca un pedacito, un pedacito de lengua --porque sin maldad no hay cuento-- y un ojo izquierdo, el ojo de la maldad, porque sin una visión desalmada el cuento es mentira. Aunque al final de "Abdalá del mar y Abdalá de la tierra" (cuento de las 1001 noche) se diga que la bondad siembra bondad.

En fin, que el mono deforme, tuerto y tísico sea tu primera visión cuando te levantes y tu última cuando te acuestes, si así lo quieres.
*
El viernes en TEA (qué tétrica fábrica arquitectónica) vi un documental alemán. Muy bien hecho. Narra cómo los misioneros evangélicos, luteranos, abrieron inocentemente (?) el camino a la colonización alemana en Namibia. Los hereros, tribu más numerosa, se levantaron en armas. Perdieron la batalla. Los supervivientes huyeron. Fueron perseguidos con la orden de meterles un tiro entre los ojos a las mujeres y a los niños. Mas, para ahorrar balas, los ejecutores los adentraron en el desierto y los abandonaban a que muriesen de sed... Después hicieron campos de concentración. Ver las fotos de los concentrados despierta inevitablemente la compasión. Como la de ese perro, hoy en Valle Colino, al que el dueño dedicó un cartel antológico:  El perro no sólo muerde. ¡Mata! 
(El que mataba al perro era el dueño, seguramente llevado por la rabia de su propio desvalimiento.) 
Después, un misionero (no recuerdo el nombre) tuvo la idea de que era mejor alimentar a los negros y ponerlos a trabajar, al servicio de la gloria de Alemania. Las fotos esta vez son de jóvenes cubiertos de cadenas, grilletes, con odio en la mirada. 
Otros aspectos tiene el documental. La situación actual de Namibia, etc. Un rector de la Universidad de la Montaña declara que perdona a los alemanes muchas cosas, pero nunca perdonará que hayan matado el alma de su pueblo. Menos exaltados, un profesor namibio en una Universidad de Berlín, con traje amarillo, y el obispo de Namibia en tiempos del documental (2004, creo), pidiendo en una congregación de blancos que Alemania pidiese perdón por sus crímenes.

Lo del alma. Basta que Marcelino me hiciese una de sus preguntas de filósofo ("Si a ti te dicen que o pierdes una pierna o pierde el alma, ¿que eliges?). Yo elegí el alma, como si eso estuviese vivo todavía. Los africanos ya no tenemos alma. Pero bueno, podemos hacer que la tenemos. 
Una pregunta similar se la hacen a Califa el pobre (otro cuento de las 1001), y contesta que por supuesto el alma, ¿qué iba a ser él sin su alma de comedor de hachís?
Y ayer el alma otra vez. En la versión teatral (qué salita más desangelada) de Crimen. La actriz, una virtuosa. Y Ramón, que me aconsejó un aparato pal oído, entendió todo. Yo cuando hablaba con graves no entendí nada. Pero bueno, conozco la obra y rellené las lagunas. A la actriz le faltó desnudarse, enseñar sus pechos, multiplicarlos, enseñar su sexo, orinar sobre el público; pero representación aceptable, a pesar de la sala y los graves de la actriz. 

¿De salud? Mejor, Marcelino. Ya dejé las pastillas escachadas. El hachís mediocre, todavía no. Ya se encargará el Gobierno. ¿O no? A lo mejor al Gobierno lo único que le interesa es quemar marihuana. El hachís flojo se la trae floja, pienso. 

Monaga 16 viajes. Por mí, perdonado. Pero quiero conocer su historia de amor. Me la debe. Se la debe al contribuyente. 




viernes, 14 de noviembre de 2014

lo mismo de lo mismo

--Pa eso hay una muletita, jefe, para que apoye bien el pie --uno que bajaba por la calle, yo subía.
Cerca, la Librería del Cabildo. Un libro sobre bichos y refranes de Canarias y otro sobre la sierva de Dios. Que está en La Laguna. Donde también está Clavijo el imputado. A este hombre sí parece que le están pasando la guadaña por las patas. En fin, nacionalista no soberanista. Va a ser verdad lo que dice el intelectualista. Aquí no hay intelecto. La locura no redime, las islas se hunden.
Hoy es la rifa de la cesta de Navidad del bar Ibrahim. No creo que me toque. Mala suerte.

El jueves estoy invitado a un acontecimiento importante. No diré dónde ni qué. No me hagan como a Clavijo. Me la claven en el punto áureo.

Un viaje a Dubai, es lo que necesito.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Unamuno que no está aquí

--Tienes que usar el bastón, porque si pisas más con un pie que con otro... --Alejandro ayer en la puerta de Librería del Cabildo.
--Eso tiene que mirárselo, maestro. Usted no puede andar así --taxista la otra noche en la plaza Weyler.
Y menos mal que la compasión en el bar de Ibrahim amainó. No están allí para apiadarse de ningún zopenco. Menos mal. En el periódico y la tele, la noticia que me interesa. El senador Monago. Una historia de amor, con desamor incluido, como debe ser. Debíamos estar contentos si pagó el amor con dinero público. Contribuir a una historia de amor es más valioso que contribuir al anillo insular o a la propaganda anti prospecciones petroleras. La gran pregunta: Turismo o petróleo, usted elige. Y ¿yo qué voy a elegir, cristiano? No estoy para turistas y el petróleo lo agradezco. Lo gasta la guagua, el coche, y el barco y ya al olor de gasolina me acostumbré, pero los molinos de viento, que se los lleven, que los desmonten. Nos venden la enfermedad los mismos que dicen defendernos de la contaminación. Mundo esquizofrénico. Mundo loco. 
Y yo cojo. ¿Y qué, mentecato? Vete con tu piedad preocupante, sádica, al centro de tu puta alma y conócete a ti mismo. A mí ya me conozco yo. Mal, pero me conozco. Mi síndrome de príncipe Ghenguis (de un cuento de Yourcenar) es que yo no lo he resuelto como lo hizo el príncipe del cuento. Él dejó el palacio y se mandó a mudar a una casa escondida en el campo. Solo, sin nadie. Prefirió el olvido a la compasión. Yo no tengo ganas de alejarme del mundanal ruido. Me alimenta el mundanal ruido. Es música. Pero si me olvidan los compasivos de mierda, los echaré de menos unos días, al menos unos días. 
Lo demás es pintura. Haber visto a Nguyen el otro día y ayer la Bacinilla Santa de Zo.0 me ha dado fiebre pictórica. Tengo que pillar el gesso. Por lo menos el gesso. 
La modelo dice mi amigo Marichal que me la busca él. 
Yo encantado. Si es como Noelia, encantado.

André sChaves dice que le quieren quitar la página del domingo. Este autor es lo más valioso de su periódico, por no decir mucho más. Un periódico con una  página 5 ahora que da un poco de grima. Las fantasías del lunes, las ignorancias del martes, las intelectualidades del miércoles, y así hasta el domingo. Como una cagada de cabra. En fin.

martes, 11 de noviembre de 2014

estado de sitio

Ayer día grato. Por la noche condumio, con mi sobrina Famara. Su cumpleaños. Por la tarde Nguyen, recibí de su mano un almanaque que fabricó. Hoy día grato. Comí con Carmen en San Andrés. Le dimos a la lengua. Me reprochó que soy un animal. Y yo que lo tengo como un lujo. De los animales me gustan hasta las hormigas. La que no me gusta nada es.... bueno. 
Y si no hay remedio, pronto entrará en el paritorio Lúnula 29 (me rindo, regresó la tilde). García Martín escribió una vez que yo era un poeta surrealista (es decir, un poeta al que preferiblemente había que matar, porque el mejor poeta surrealista es el que está muerto) pero me vanagloriaba como un excelente gestor. Cuando me pongo lo soy. Sé, con mis medios poveras, mover las teclas y hago sencillo lo complicado. Cuando gestiono. Ahora que ya no me siento escritor ni cosa parecida, que sigo con el trabajo de la escritura porque no voy ahora a tirar lustros de papeles al contenedor, escribo como un gestor, gestiono los textos propios como si fueran ajenos, con una frialdad asesina, sin importarme cortar de cuajo tripas incomestibles. Vertical blues lo tengo en la cabez a falta de un par de gestiones. Y anoche casi dí por concluido El gigoló. Ganas de eliminar a algunas mujeres (personajes) pero a tanto no llegué. Todas ahí, que no escape ni una, enseñando sus vergüenzas, que es lo más atractivo, sus vergüenzas. 
Dicen que amo... No amo nada. Me espanta el frío amatorio que me libera de estar cojeando detrás de nadie. A veces me aburro solo en casa, que no es la ideal, pero a veces me aburro con la gente, y aunque ya no necesite ni su calor ni su amor ni su fidelidad ni, si me apuran, su amistad, prefiero la compañía de mujeres. Mi sobrina Famara, mi amiga Nguyen (de nuevo amiga) y mi amada Carmen, y las que caigan. Que me quieran ellas a mí, con eso basta. 
La portada de Lúnula 29 la eligió Jorge Redondo. Anghel seguro que ya no le interesa publicarme. Pensaba hacerle una entrevista, para hacerle la pelota, pero no pudo ser. Entrevistar es un arte, y hay que tener tiempo. Ganas tenía pero no tenía tiempo. Qué pena. Pierdo al editor que me quedaba. Ahora no tengo ninguno. Qué desolación.

sábado, 8 de noviembre de 2014

bajo abajo por no quedarme arriba

Hago cuentas pa casarme. No me salen. Y además ¿con quién? Ninguna quiere conmigo y yo no quiero con ninguna. Cuando joven era feminista y me casé sin importarme ejercer de amo de casa. La verdad es que es un trabajo la mar de ingrato. A mí que me gusta estar en casa lo menos posible. La calle es mi patria. 
Ahora que soy machista no me caso porque el machismo es racionalista y positivista. Aparte de lo económico (el macho dominante es el que paga; no es mi caso), sería una insensatez casarse en la edad en que ya has pasado de ser putañero a ser un potencial cornudo... Kant no se casó por eso. Porque cuando pudo hacerlo --de joven era machista-- no tenía dinero, y cuando lo tuvo, lo más aconsejable fue no hacerlo. Tenía un criado, un secretario, un alumno devoto... planetillas girando alrededor del sol del genio. Y yo ni de lejos tengo el saber de Kant. No tengo ningún saber, y tener tengo menos. No me quejo. Miro en torno y veo demasiada gente recogiendo cáscaras de chochos. Y ahora manifestaciones anti independentistas, tema Catalunya. Ay, españoles. Yo el primero. Mi ser español está de capa caída. Sujetar a los "hijos" (las provincias) a la fuerza no durará cien años más. Canarias sí seguirá siendo española. Así que mejor es acostumbrarse a ser español. A no ser que a España le interese negociar con Marruecos, que ahora con el petróleo no creo.

Oro negro. 

Paulino blanco.

Clavijo gris.

Oramas rosa.

etc.   

y tres cartas del Tarot:

El Papa / El Diablo / La Casa Dios

interpretación: "cuando nos conocimos, estábamos vestidos y bendecido por la naturaleza bondadosa. Luego la endemoniada naturaleza nos dejó desnudos y encadenados. En resumen, ahora no sé si bailamos de contento cada uno por su lado o los dos a la vez nos caemos del palacio de las eyaculaciones".

Pessoa, en un poema, un uno de sus heterónimos, aconsejaba no mirar las cifras babilónicas... Puede que estuviese acertado. Saber no conduce a nada. Lo que tenga que ser, será. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

esto y lo otro

K. me cuenta una aventura, con dramatismo incluido, y gatos de telón de fondo. Me recuerda una novela de Dostoievski, una en que un individuo, con el rollo emocional, va apoderándose de una casa y su gente. Intrusos avasalladores que levantan un dedo moral que dan ganas de cortárselo y que se lo traguen. 
Me lo va contando por capítulo. Unos animales atrapados en la estupidez y locura humana. 
Cierro el móvil. Llega un agradable sol de mañana a la escalinata de Ibrahim.
--¿Esto qué es? ¿en qué país vivimos? Ahora entiendo porque los godos nos llaman aplatanados. Esto es para salir a la calle y tirar tiros... Con lo que ganan estos (los futbolistas del Barça, retransmiten un partido), tenemos para la paga del día 10 de todos nosotros, y todavía sobra, para la fiesta.
--Despacito, que el día es largo. 
La crítica política se vuelve monótona. Políticos no se salva ni uno. Ni los que van ahora de inocentes y venden espejismos mal hechos. Son los peores a la larga, pero quièn le quita a nadie su voraz esperanza. 
Por la tarde decido subir a La Laguna.
Llega por fin la guagua.

PLANIFICA TU JUBILACIÓN DESDE HOY

Miedo de viejo me entra cuando leo estas cosas.

Momento plástico vacío. No me quedan lienzos, ni gesso, y me falta no sé qué. Miro los cuadros y digo: Bah, pa esto mejor es nada, más limpio todo. 
La Colección Animal, zona Chitoski, duerme ahora en la penumbra de los vampiros. Ninguna belleza acude a nutrirla de sangre.
Al gigoló preveía añadirle 80 páginas escritas en notas. La novela tiene algo de dibujos animados con álbum sexual. Un poco mejor si le quito 80 páginas y las notas las boto al barranco. Me está entrando complejo de escritorcito abandonado a su suerte y que se afana en terminar el cuento de la buena pipa, no sé pa qué. 
Sísifo levantando otra novela hacia la cima de la absurda montaña de basura.

SUJÉTASE A LAS BRAGAS SI VIAJA DE PIE

Tranvía con errata. Chicas guapas hablan. ¿A cuál le hinco los colmillos? ¡A ninguna! No me gusta ninguna. 

Y encima no es la presentación de la última novela de G21. Me equivoqué de día. El libro se titula "Epitafios". Como lo que hizo Zo.0, cuando era jauría, en el Genrador, cuando estaba el equipo Para en la calle El Clavel. Hoy está en La Marina. El domingo hay algo. A ver si voy. Todo esto del arte se me está haciendo un poquito tedioso. Gripe artística, supongo.  

miércoles, 5 de noviembre de 2014

escribir por subvención

Marcelino llama porque llevo dos días sin escribir aquí. Si no escribo, me corta la subvención. Eso sí que no. Palabras hay por todas partes, siempre se puede escribir algo. Como lo que soñó una amiga relacionado con varios cuadros míos, concretamente los retratos. Se transformaban ellos solos. Y yo miraba perplejo, como si de verdad me importase lo que le pasase a los cuadros. En el retrato de Nguyen aparecía "Odio, Jesú"; en el de Carmen: "Ni pa eso", y en el de Alejandro: "Qué pena". Los sueños, sueños son; pero algunos puede que signifiquen algo más que la tontería de siempre. 

Pierdo la curiosidad. Donde antes me movía la vida la curiosidad, ahora nada. Las historias pasan de largo sin que me entere de la misa la mitad, y lo prefiero, ni siquiera me interesa la mitad de la misa.

Víctor Alamo gana un premio Benito Pérez Armas. Un premio que, salvo la novela de Jaime Mir y ¿poco más?, parece un cementerio de obras literarias. Víctor Alamo dice que lo que él escribió es "literario", no "género en boga". De este autor he leído poco, y me agrada, no demasiado, lo que tiene de género, y me repele, sí demasiado, lo que tiene de "literario". La verborrea virtuosa se aguanta un minuto. Más, salir corriendo es poco.

Releo Antes de Amanecer, después de cuarenta años. Ya no es esa novela maravillosa que yo recordaba, demasiado sobrepeso en el personaje principal. Los personajes son personajes, reflejan personas, pero si el autor los quiere convertir en personas sobre el papel, la fastidia. Pero me sigue teniendo valor la novela. Un episodio me recuerda el caso del compasivo odioso. El individuo que parece compadecerse del otro y su compasión no es sino un sadismo camuflado. Ejemplo Marcelino, cuando se preocupa de mi mala pata, que en vez de sentirme agradecido, no lo mato porque es mi amigo, y porque no me deja la ley. ¿Quién habrá hecho esa ley que prohíbe el necesario asesinato?

Ayer con Carmen en La Gomera. Viaje con acciones prefijadas y tiempo contado. Pero lo agradecí. Ganas de seguir viendo Tenerife, desde lejos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Ayer fui al cine con Marcelino. Película china. Estaba bien la china, una asesina delicada, silenciosa. Manchurria. Nieve y hielo. Y en la sala, aire frío, enfermizo. El Tea, como el auditorio, transmite enfermedad. Quizá deserte del cine. Difícil. El cine es un vicio poderoso.
La película continuó en el antiguo bar de Nally. Jesús en la puerta, su puesto de vigía, convirtiendo en canciones de después de la guerra las movidas del bar. Clima de Violencia. Ayoze con un pureta. Marcelino temeroso.
--Mira lo que le pasó a Pasolini.
Sí, lo mataron, gente de mal vivir, pero gracias a esa gente hizo gloria del cine. Impagable varias de sus películas. Le digo a Marcelino que se calme y que lo vea todo como la continuación de la película china. Se le calma el miedo. Pedimos otro. Jesús entona "ay, amor, no me quieras tanto", bebemos y nos vamos. 
El monotema es ***. Yo soy amigo de *** hasta la muerte, le tengo amor de amigo, aunque no aguante su celos, son peor que los de mujer. Aúnan el celo del macho y los celos de la hembra. Mezcla explosiva. Pero aparte del animal, está lo más importante, lo que ahora interesa, lo que nos obliga, como si fuese una ley, a respetarlo, por lo menos. Lo demás son habladurías, incontinencias verbales, sobrantes de cualquier cuento.
 *
--Puedes hacer una novela por lo menos de 80 páginas --me dice Juan hoy.
Ochenta páginas se está convirtiendo en un número mágico. Cucarachas con Chanel, a modo de ejemplo, es un engranaje de tres obras, dos novelas conectadas entre sí y un libro de poesía en prosa (nada que ver con prosa poética) conectado a las dos novelas, y cada una tendrá unas ochenta páginas. Las que tiene, más o menos, La metamorfosis, La casa de las bellas durmiente y la misma que Juan va a publicar, espero que pronto, en G21. 
Decir 80 es como nombrar el Universo.

El hombre me dá ánimos con lo de Las Cuevitas.
Sé historias que luego me contaron. Pero las que recuerdo de cuando tenía dos y tres años, tienen un límite que, es curioso, el interés de Juan va ensanchando. Recuerdo que el idioma, el habla de la tribu, era música. No distinguía ni sabía el refente de las palabras, sino que las oía en conjunto. Una música que en mi memoria ahora era la música de la tribu. Los hombres hablaban cargando cestos llenos de arena hasta la carretera o llenando los cestos en la playa, sus palabras eran música, y la de las mujeres limpiando el sitio o sirviendo en un mantel en el suelo la comida. Es como si oyera toda esa música ahora, deslizándose por la montaña, pasando por las cuevas y huyendo al mar. Es curioso. Luego, ya con tres años seguramente, empecé a aislar y distinguir el valor de las palabras. 

Ahora, sin embargo, estoy enfrascado en las coplas de Juan Cabrón. El cuerpo lo tengo para plegarias, pero mi cabeza es la de un viejo verde. Qué cosas. Recuerdos de la absoluta inocencia, y poesía, vulgar, de entrada en la vejez que, en esencia, es aún más inocente.












sábado, 1 de noviembre de 2014

días de calle

Sobre novelas y reflexiones sobre el siglo XIX, estos días de flojera somática he escrito casi medio cuaderno en casa. Demasiado para venir de relajo a Santa Cruz y ponerme en esta máquina, en la antigua General Mola, a copiar todo eso. Ya se verá. 
Días fructíferos. Quevedo y Góngora, atraídos por la obrita "Coplas de Juan Cabrón", me visitan en sueños y quieren participar en el cuaderno de Juan Cabrón. Yo los dejo. No voy a decirles que no. Bueno, a Quevedo sí que tengo que pararle un poco sus ansias invasoras. A Góngora no. A fin de cuentas, fue mejor poeta que su obsesivo criticón. El caso es que en los nuevos versos de Juan Cabrón está su música, su claridad, poemas que son manantial de fresco río, pero los contenidos son quevedescos. Qué cosas. Todo se pega.
Mientras tanto, ayer trabajando de chófer, al servicio de Ramón. Un cancamito. Un trabajo indigno como cualquier otro. Pero las perritas ganadas, apagan toda indignidad. 
Ramón hace un reportaje fotográfico desde el 4x4 mientras yo lo hago circular por los puentes de la ciudad. Ninguno ya maravilloso. Todos han perdido su ser. Se han quedado en un simple estar, por mucho que diga Marcelino sobre la magia del puente Serrador los días de mercado a media mañana. Donde hubo, algo queda; pero no es suficiente.
De camino, el artista Ramón Herar hace fotos de las plataformas de la polémica. Si yo fuese propagandista anti prospecciones, usaría esas plataformas que adornan los muelles de Santa Cruz. Ni con purpurina, pasan esos trastos la ITV. Así que me hizo gracia una propaganda de ese tenor que hizo la tele autónoma. Se veían las que están en Las Palma, impecables, de una belleza especial que las hacía tremendamente atractivas. Si no supiese cómo funciona la política, me hubiese sorprendido. Pero ya está uno curado de espanto.
*

Dos noches con Juan Royo fueron fuente de salud y poder. La primera, en un restaurante de lujo, con clientes de la alta burguesía y aristócratas alemanes. 
Me pasa copia de su novela Es mejor improvisar, de próxima aparición en la meritoria colección G21. 
Juan es un novelista que ya ha demostrado su valor. Es un novelista de respeto, de gran respeto. Así que cuando me acuesto, ya solo en casa, donde ninguna hembra me da calor (Lucas es macho), me meto en las páginas con la certeza de que voy a leer algo que vale la pena. Y a medida que leo, veo que me equivoco. Mucho más que valer la pena. Es una novela maravillosa. Aportará a la colección de Anghel Morales un pilar necesario desde que apareció Cucarachas con Chanel. Dos novelas clave si queremos exportar lo que hacemos aquí. Si no nos moviésemos chupando pollas (o coños) y besando culos. Llenando con genéricos el espacio público y arrinconando al genio. Pero al margen de políticas y corruptelas culturales, cuando se publique la nueva novela de Juan, la colección contará con una viga maestra. Cucarachas con Chanel marcada por el 3 y Es mejor improvisar por el 2, en una visión cabalística. Pero me sujeto los dedos. Cuando se convierta en libro, celebraremos el acontecimiento. Y hablaremos. 

--Podrías hacer una novela de la playa de Los Trabucos. El niño troglodita. 
Paso por alto la ironía de Juan. Pienso en esa playa que ya no es nada. 
Recuerdo que eran cinco cuevas, tres servían de dormitorios; otra más pequeña, de cocina, y otra de despensa. Formaban un semicírculo que daba a un patio, con una línea recta enfrente que marcaba la ladera de la montaña. Desde allí, la ladera de tierra canela se deslizaba mansamente hasta la playa. Arena negra. Acogedora. 
Recuerdo las piedras del fogón, el fuego, el caldero, las cenizas... las latas de leche condensada que servían de recipientes para beber vino, o la leche del desayuno... El vino nunca faltaba. 
Yo no tenía conciencia de padre ni madre. Mi conciencia era la tribu. Una vida plena, ni un momento vacío, ni una hora de infelicidad. Pienso que tuvo que haber preocupaciones, pero yo no las sentí. O no las recuerdo. Recuerdo que José, cuñado de mi tío Manuel, hizo un carrito con forma de coche. Me llevaba a mí montado hasta San Andrés, por la antigua carretera, y en el chorro de la muralla llenaba garrafas de agua. En invierno corría agua por el barranco de Jagua. El agua potable estaba cerca. (Si no, había que irla a buscar a San Andrés.) Y el agua del mar. En la playa, en medio de la arena, semicubiertas en marea llena, unas rocas aplanadas eran un lugar de condumio. Me hartaba de lapas crudas. 
Por la noche, me dormía mirando un almanaque de fraile, de esos en que el machanguito mueve un palo y vaticina el tiempo. Y oía historias de Cabeza Perro o de un fantasma. Un fantasma vestido de blanco que algunas noches bajaba de las cumbres y recorría los cercanos caminos de las montañas que rodeaban las cuevas. La principal montaña, en mi conciencia, era la que mete su hocico en el mar (entonces, porque ya el mar no llega allí), con un hueco en lo alto que a mí me parecía el ojo de un monstruo. Esa montaña, con ese ojo, hubo un día que me dio miedo. Dejé de mirarla y se me quitó el miedo.

Esto y poco más es lo que puedo escribir. No da para una novela. No soy Proust. 

La siguiente noche con Juan, fue en el Ekade. Oímos, entre el becerreo maleducado de parte del público, a la cantante Cristina Fernández, de Puerto de Santa María, Cádiz. Juan le dio un notable. Yo, un aprobado. Está demasiado atada al solfeo. Y cantó un bolero pero no me hizo llorar. Casi la suspendo. 
Añoré a Esther Ovejero. Juan y yo estamos enamorados de la cantante salvaje. Pero yo la besé una noche y él no. Tengo esa ventaja. Qué boca la de una mujer en que la palabra se hace carne. Por muy vegana que sea.
De todos modos me gustó, a pesar del bolero, Cristina. Tiene cualidades. Unas bonitas nalgas, etc. 
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Ramón hace una foto de algo (no diré nada concreto hasta que se publique) que sale en la novela de Juan. La foto es muy buena. El algo es significativo en la obra. Pero no lo veo como portada. Mi criterio, que a fin de cuenta está más afinado y es mejor que el de otros muchos, dice que no es esa foto el motivo de la óptima portada...

Ramón me habla de otra nueva novela que se acerca. De Antonio Charlín. Dice que aparecemos Eduardo García Rojas y yo. Un honor estar donde Eduardo. Me cuenta cómo sale Eduardo. No sabe cómo salgo yo. Es igual, la cosa es salir. Salir o entrar, yo qué sé. En fin, otra novela que me siento a esperar.