lunes, 31 de marzo de 2014

coplas // Lúnula 28 y Zo.O en la radio

Bello don de lejos montes,
ciudad de León el Breve,
qué tiempo ya que no llueve
tu voz de grato sinsonte.

Es tanta la magua mía
que hasta llora el pincel,
la mancha me sale negra
más negra que una sartén.

No te veo, suerte mía,
no tengo esa gallardía,
qué pobres son estos días
y hasta me tengo manía.

Por no decir la verdad
se avergonzó hasta San Pedro,
¿o fue el santo otro traidor
que se alegró de sus yerros?

***

Maña martes, a las seis y media de la tarde, hora insular canaria, Zo.O en La Puerta (Radio Unión Tenerife). Motivo: LÚNULA 28


La conexión de la revista de arte y literatura del Ateneo Obrero de Gijón con Canarias, especialmente Tenerife (Viva Tenerife), ya la saben algunos. Comenzó desde el primer número, con aportaciones de escritores como Roberto Cabrera, Ignacio Gaspar, Alberto Linares, Marcelino Marichal... Pero también escritores asturianos se ocuparon de lo que se cuece por aquí. José Bolado adelantó una antología de poetas canarios de los 80, donde hay muestras de algunos autores citados, además de otros como Ernesto Delgado Baudet, Olga Luis Rivero, Dulce Marrero... Por otro lado, en otro género, el narrativo, José Luis García Martín inicia lo que, a mi parecer, es lo mejor de su obra. La serie de sus diarios, que continúa hoy en su blog LA ARCADIA, la inició en un temprano número de la revista, donde cuenta un viaje que hizo a la isla, invitado por el Ateneo de La Laguna. Números especialmente importantes, en relación con nosotros, fueron uno dedicado a Isaac de Vega, donde se recogen textos e imagénes de nuestro escritor y de Agustín Espinosa, Emeterio Gútierrez Albelo, Óscar Dominguez, etc.; y otro, con una edición propia de la novela Fetasa. Y hay más. Pero ahora le toca a LÚNULA 28, donde la conexión tiene tintes especiales. La revista, en contacto con el diseñador asturiano Jorge Redondo, fue fabricada en el corazón de Zo.O.
La portada SOMBRITA. El resto, no menos admirables (salvo alguna mácula que humaniza siempre estos oficios del espíritu).
Mañana, gente del Zo.O, estarán (si no se hunde el mundo) en el programa La Puerta. 
Un ACONTECIMIENTO. 

sábado, 29 de marzo de 2014

Inventario

No me pongo en comunicación con una persona querida porque tengo vergüenza. Virtud considerable pero sin gracia. Y a esta causa se une que me estoy desconchando. La mala alma perjudica al cuerpo. Ayer por la noche no podía mover un brazo, veía las estrellas. Ya estoy mejor.
La vida de ermitaño, a menos que me ponga a hacer una novela estilo existencialista, es poco contable. Un libro novela de Kierkegard (?), El seductor, lo tengo en el bidet de arriba, ni abrirlo. Lo leí hasta la mistad una vez y me cansé del personaje. Pero no es como para dejarlo de lado si pienso en la obra neosádica, continuación de Agosta escribe, continuación en el estilo. La trama es otra cosa. 
Eso por las noches, si estoy con ganas de escribir y no de acostarme a leer Las Mil y una Noche o a John Fante. Depende. 
En el piso de abajo leo el libro de Nguyen. Las distancias entre el cielo y la tierra, y el cielo y el fondo del mar, etc. 
Por si acaso sirve de algo, inicio un inventario de cuadros.

EL ESCRITOR Y SUS FANTASMAS
Mismo título que el libro didáctico de Ernesto Sábato. Está construido con óleo y collage sobre un vidrio enmarcado, metal pobre. Domina el azul. En la zona de la Selva (insisto en el símbolo X: las cuatro esquinas del lienzo: Casa - Jardín // Selva - Laberinto), el escritor (dibujo coloreado; modelo Ramón Herar). Entre la Selva y el Laberinto, una muchacha azul transparente, seguramente musa del escritor; y detrás, de espaldas, Campanilla, observando el Laberinto. Una luna llena, en el Jardín, ilumina el cuento del escritor. Desde el fondo del cuadro, con figuras que se esconden, entre ella un mono con alas de mosca, asoma agigantada una mujer ocre amarillo, casi naranja. Se acerca a la musa azul, abriéndose paso, airada. No es el único personaje que se abre paso a la claridad de un primer plano. 

BARRIO NUEVO
(colección Cristian)
--Jesús, me dijeron que te pasaste al paisaje --me dijo Cecilia una tarde, desde la ventanilla de otro coche. Verdad era. El inicio del cuadro fue ella, luego se convirtió en un paisaje. Barrio Nuevo. Cristian quedó en hacerle foto y ponerla aquí. Este blog está pidiendo que lo acompañen cuadros y dibujos. No tengo todavía recursos técnicos. Están en camino.
El recuerdo de una calle en Barrio Nuevo, poblada de corridos mexicanos una noche, cruzada con una linda muchacha de Las Palmas, me atrae a darle un toque que lo termine. El cuadro está falto de blanco transparente y azul turquesa. 

CRISTO EN EL BURDEL DE LA MONTAÑA
(colección Marcelino) Tiene fragancias de Chagall. No lo preví en el momento que fue construido. Chagall actuó desde la sombra de la conciencia. Es curioso que Marcelino lo haya puesto cerca de una reproducción de un chagall (¿o es Chagal?). 

LA PUERTA DEL MANICOMIO
(colección Ramallo). Cuadro concluido. No admite más mudanzas. 

EL VIENTO SOBRE MONDRIAN. 
(colección Candelaria Quintero) ¿Qué será de este cuadro? Fue un broche de oro de un tiempo que estuve imitando a Mondrian, con métodos rústicos, al azar, sin conocimientos teosóficos. Lo construí con óleo y lo puse a secar en la terraza, hojas de periódico en el suelo y el cuadro encima, vertical, apoyado en la barandilla. Esa tarde, esa noche y el día siguiente, sopló un viento del demonio. Las hojas de periódicos golpeaban la tela rabiosamente. El cuadro quedó transformado. 


Estas obras son anteriores a actual época con mi amiga. Lo que nace de la unión con ella, tienen otro cariz, más noble, más limpio, no narrativo. 
Lamenta que haya regalado el primero que hice teniendo su escuela. Dijo que un cuadro no se regala, y que ese en concreto tenía abierto un buen camino. Es igual. El cuadro renacerá algún día. Perfecto como un diamante bien tallado.

viernes, 28 de marzo de 2014

después de clase

Me siento tan culpable de muchas cosas. Mea culpa. Hay un poema en La dama es una trampa que habla de la culpa. Es curioso, me pasa con este libro, del que llegué a considerar sólo tres poemas que valían la pena, lo que con Palabras espadas y serpientes, que por culpa de la portada lo denosté y casi lo odié. Intenté arreglarlo un día de pintar a Cecilia en la terraza de Cristian. Esas correcciones no valen. Sólo seguían el ritmo monótono de una canción sabida. Más tarde descubrí lo que esconde ese libro. No es moco de pavo. La dama es una trampa también me ofrece otro extraño milagro. Es como si hubiese sido escrito para comprenderlo hoy, año 2014, primavera. Primavera. Proserpina sí viene esta primavera, tríada de obras que me dieron fama de poeta canario surrealista antes de leer a Jim Thompson, Rubén Fonseca y al más cercano amigo Roger Wolfe, matriz de las aventuras que recorren Vertical blues y Horizontal Jazz (sí, los títulos se los debo al genial don Nítido), novelas que me dijo Anghel que las iba a publicar en Siglo XXI. No creo. Ya tengo terminadas estas, casi pulidas del todo, y otra corta de un viaje real a Santo Domingo. El gigoló, ahora en la custodia de Hosmán, casi concluida. Demasiadas obras inéditas. Las obras inéditas son un peso, o cadenas en los tobillos. En fin, en lo alto de un árbol canta una loca, cada uno rabee cuando le toca.

A mi me toca, después de Sodoma, con el alma confusa, meterme a Ermitaño y caminar hacia La Fuerza borrando las locuras del pasado. Ya es hora. 
La luz del personaje es la pintura.

Alejandro quedó retratado. Alma y cuerpo. Bueno, cuerpo no. Cabeza, busto. Su mirada profunda. Su barbilla decidida.
El trabajo abrió el apetito. 
Calamares por el camino del entendimiento. 
Alejandro y Neguyen son como colibrís, cuidadosos de los detalles. 
Recordamos la obra de teatro Eloísa esta debajo de un almendro.
--Yo me enamoré una vez de una mujer que se llamaba Eloisa.
--Los poetas se enamoran de todas.
--Hombre, mujer, de todas, de todas no. ¿Y amor? ¿Amor verdadero? --El amor verdadero es amor platónico, pensé. 
--¿Y tú, Alejandro?
--Yo de todas, pero ninguna se enamora de mí. 
La desdicha del poeta. "Por qué no habré parido un cochinito negro o un saco de papas", se lamenta la madre que dio a luz un poeta. Platón no los quiso en su república. 
Neguyen y Alejandro volaron se alejaron sobre el barrio, preciosas criaturas. Yo corrí a casa. Dormí profundo. Me metí en el fondo del cuadro que habíamos estado fabricando toda la mañana. La figura --el rotro de Alejandro-- ni tocarla. Sagrada. Los toques maestros de Nguyen son inapelables. Me dio otra lección que no olvidaré. Luego me desbarajusté en otro lienzo, con un dibujo inicial. El cuadro quedó bien. También es Alejandro. Alejandro en la ciudad de Airam, donde un emir encontraba siempre la misma advertencia, recogida más tarde por Manrique en sus coplas: qué fue de esos caballeros que ganaron oro y gloria, sino verdura de las eras. La advertencia de que no hay más sabiduría que la que viene de Dios y la que nos enseña la Muerte.

De mi caminar de perrito bajo esta nueva égida pictórica, lo único que no me convence es mi autorretrato. Le cambié la boca. La jodí. Marcelino y Nguyen preferían la otra boca. En general, parezco un toti. Y con la boca actual, más todavía. 
La cosa es que una vieja idea fructica en esta etapa de ermitaño. Retratos de gente querida. Ayer Alejandro, mañana Ramallo. Una noche Marcelino. Etc.
La veda está abierta. Nguyen me regaló tizas de colores. Y ayer nos enseñó a pintar los ojos.
--Si pintas bien los ojos, puedes pintar cualquier paisaje.

Ya he hablado con los gatos de la calle.
--Eh, berjantes, no me asusten las flores.

Ahora tendría que hablar de André Gide y su novela El hijo pródigo, y del túnel de Sábato, pero ya se me acabaron las palabras de hoy. No tengo ni pa cursivas.
 

martes, 25 de marzo de 2014

la llave

Es curioso como un objeto útil, físico, una llave en este caso, puede elevarse a una encadenación metafísica. Esa metafísica que se puede tocar con los dedos de los pies. Un solo dedo, un solo golpe, es suficiente. Mi amiga lo supo a tiempo. Si bailamos sobre el lienzo, la pintura hubiese sido otra, no la que yo buscaba. El rostro de una mujer. Carmen Martín, llave del Cielo, benigna presencia, con poder, contra lo maléfico del mundo. No la llamo porque mi voz no merece abordar su oído, pero la tengo en el patio. Último cuadro en estos tiempos de Nguyen.¿Por qué asomó Carmen al lienzo? No lo sé. O sí.
Mi memoria del caso Llave se remonta a un cuadro que comencé, en compañía de Marcelino, en la casa de una mujer con la que yo vivía entonces, en El Becerril, barrio de La Candelaria, La Cuesta. Ella también tenía fiebre pictórica, pero esto es otro cuento. El que aquí importa es que en ese cuadro aparece una llave, en un primerísmo plano, parte superior (el cuadro no se títula "Esto no es una llave"), una llave que en el proceso de construcción, sustituyó a una carta del Tarot. Otros arcanos, posados por la manos de Marcelino y las mías sobre el lienzo en blanco aquella noche, siguen en el cuadro. La Estrella  (en la zona de la Casa, símbolo X, cruz de San Andrés). El Papa, en el centro del cuadro. El Caballero de Espadas (la Inteligencia) y el Caballero de Bastos (la Creatividad) custodian al Papa, que a la vez protege, guarda, custodia, a la Estrella. En la esquina (X) del Laberinto, una muchacha pelirroja, vestida de blanco, con guantes verdes, habla con el caballero de Bastos, que le indica que detenga su marcha hacia el Papa. En un segundo plano, ajenos a lo que sucede, una escena de pub nocturno (un hombre toma una copa con dos mujeres, mesa de cristal, redonda; la mayor aproximación de esta imagen al Tarot sería el arcano del Diablo). Por lo demás, el espacio del cuadro es fantasmagórico, irreal. 
La llave asoma por la parte superior del marco. Parece que cayera (o se elevara), como una de las numerosas llaves que se ven en la portada de ¿Quién cuidará de mis guardianes?, el libro de cuentos de Alba Sabina Pérez.
En el estado actual de la obra, el Papa y el Bastos tienen rostros serenos, nobles, decididos, fuertes. Espada lo tiene crispado, se enfrenta a una selva de abismos; está alerta, dispuesto a defender el territorio del poder moral. 
La llave de este cuadro es enigmática, de indeciso significado. Otra llave, ésta más cercana en el tiempo, real, tangible, física, cuya función es abrir una puerta, real, física, está ligada a una cremallera. La cremallera guardaba la llave. ¿Quién la abrió? ¿Qué importa?
El cuadro me lleva a otro, más reciente. Es una escena, algo sórdida, del Vaticano, un Vaticano con dos Papas. En él aparece una rata azul que besa la mano de un príncipe.
Otra rata, negra, de río, pinté anoche, con témpera (nuevo material), en una página del libro (ejemplar único, colección animal, Zo.0) MunChito. Está bebiendo agua , antes de amanecer, y al mismo tiempo acechando los fondos del cauce. Tres muchachas, de Munch, la observan desde la barandilla del puente sobre el río. 

Y ahora bajo a la radio. Esta vez con José Marrero y Castro. Hablaremos de viejos tiempos, a nuestro parecer, y de su libro Las edades. ¿Tendrá Curbelo Aldea en la sala de máquinas?

lunes, 24 de marzo de 2014

retiro espiritual

Después de la estancia en el mundanal ruido, ahora transito un aislamiento que no es senda de sabio pero me ayuda a devolverme a mí mismo lo que me debo. No necesitar nada que no sea necesario. Se me acabó el Aldea, compañía de las noches mientras laboro unas variaciones pornográficas, en la corriente neosadismo ficción punto cero. Todo parecido con la realidad es casualidad. Me agrada indagar en lo que nada tiene que ver conmigo. Sasha Grey dice que el porno es el único género donde la narración no está al servicio del personaje. Y eso para escribir una novela porno --de muchos tiros, a veces empalagosa como las películas del oeste en la decadencia del género. 
Sí, los personajes tienen que ver. Pero a una distancia saludable, sin espejismos de la propia alma. 

Tengo todavía licor de limón en una botella cuadrada. Cada vez que tomo un buche, me acuerdo de la mañana en que el loro, de la histórica y desaparecida Viña del Loro, me habló de filosofía. La filosofía que me interesa tiene sabor a limón. Un sabor que me hace saltar atrás muchos años en el tiempo. En la casa del guardián, mi padre, del grupo escolar José Antonio (barrio de Salamanca, calle Febles Campos). 
Un albañil se empeñó en enseñarme a tocar una guitarra, regalo envenado. No pasé de mi limón mi limonero entero me gusta más. 
La guitarra se la cambié a un amigo por una chaqueta de tela. Me la dio dentro de una bolsa plástico. Cuando la saqué para ponérmela, la chaqueta envolvía una cagada, una asquerosa cagada. La tiré a un contenedor. Me dio asco. No tuve ánimos de lavarla, quitarle la mierda. Perdí chaqueta, guitarra y amigo. Todo a la vez, en la misma noche. Santa Cruz se convertía en Santa Pus. 

PINTURA
 Mi amiga me dedicó varias filípicas. Porque vertí pinturas sobre un lienzo, puse un plástico encima y la invité a bailar descalzos, esparcir los colores por la tela con los pies. (Antonio Bermejo me hubiese comprendido.) Le dio un cate crítico al pollock que llevo dentro, y abominó de la actual banalidad del arte. Soy lento en aprender. Nguyen tiene conmigo reservas de paciencia. 
--No quieres aprender lo básico.
--Voy a estudiar todas las lecciones de tu libro.
--No me lo creo. 
Y suspira ante lo inevitable. Pero sí, aprendo. El cuadro con colores machacados se transforma. Una mujer mira a su izquierda. A veces parece que la cara, pintada de frente, está girando sobre su cuello. Es una mujer con poder. 
Aún el color no está en su punto, le falta algo de fuego y de canela. Pero siento que voy dejando atrás un submundo lunar por donde me movía a ciegas, a golpe de olfato, y entro en un universo solar, donde primero se piensa y luego se pasa a la acción, a la inversa de lo que hacía hasta que la maestría de Nguyen, ella no lo sabe bien, ha entrado en mis procesos con el color. He ganado en claridad de imagen, que debe de ser algo así como lo que Víctor Roncero decía cuando hablaba de la calidad de página, en radio Tijuana, aquella radio. 

--Un cobarde no se suicida --dice Nguyen, ya en otros temas la conversación.
Cosas bíblicas. 
Dice que San Pedro fue el traidor, no Judas. Al parecer Leonardo da Vinci lo pinta en la última cena portando un cuchillo sospechoso.
Casi me niego a oírlo. Que Jesucristo tuvo hermanos, lo dicen los protestantes. Que tenía amores con María Magdalena, lo decían a espaldas del cura don Onofre --paz descanse-- las mujeres de San Andrés, en aquellos tiempos infantiles de ir al barranco a tirarnos piedras, a prepararnos para la guerra de la vida. Pero mi fe en San Pedro se mantenía en pie. Que de ser un buen hombre, un santo cabal, pase a ser un traidor, no me cabe en la cabeza. No lo asimilo.

Con Pilar en el Guimerá. Ella en el asiento de La Estrella, yo en el del Mundo, y Nguyen en el Sol. Brilla el sol del actor Juan Carlos en la obra Eloísa está debajo de un almendro. No todos los demás actores brillan pero la obra se deja ver, y oír. 

Y ahora retiro. Retiro espiritual. Me preguntó que será de Clara. La echo de menos.

jueves, 20 de marzo de 2014

lágrima en la arena

Entre TERNERA y TERNURA
cmina la vida mía,
no te llamo que preguntas
cómo canté la folía.

TERNERA / TERNURA son dos páginas enfrentadas y complentarias en LÚNULA 28. Me recuerda primeros amores. De mis enamoramientos en edades infantiles, Claudia la del Jabato era la ternura; Sigrid reina de Thule, la del Capitán Trueno, la ternera vikinga, el vellocino de oro. Son complementarias porque una sin la otra provoca enfermedad. Ternera sin ternura: colesterol. Ternura sin ternera: varicela. 
Georg Groddeck, el loco de la película Jung, creía, como Platón, que toda enfermedad del cuerpo proviene de una enfermedad del alma, fallos en la estructura del alma.
Visito a Platón.
Me cuenta:

Se dice --dijo Sócrates-- que la tierra se presenta a la vista, si alguien la contempla desde arriba, como las pelotas de doce pieles, abigarrada, con franjas de diferentes colores. La tierra entera está formada de tales colores y de otros, aún mucho más resplandecientes y puros. Y sus cavidades, que están llenas de aire y de agua, proporcionan un tono de color especial que brilla en medio del abigarramiento de los demás, de tal suerte que ofrece un aspecto unitario continuamente abigarrado.

Platón me hace pensar en mi amiga vietnamita. 
--La  alegría es superior a la tristeza. Pintar la tristeza es fácil, lo difícil es pintar la alegría --dice Nguyen mientras un avión desaparecía del mismo modo --magia wasap-- que un mono sabio hace desaparecer un naipe elegido. La vida es juego de naipes, creyó Benito Pérez Armas. La vida es juego de dóminó. 

Después de la escritura, prácticas de neosadismo ficción punto cero, con Sasha Grey, regreso por fin de nuevo a la pintura. Aroma Profundo.  

Mujer no me pongas
velas negras,
ponmelas coloradas
y violetas.

miércoles, 19 de marzo de 2014

en Puerto Marte con Sasha Grey


 Ya volví, señora
a oír
bajo las tejas
el latir
verde
de vuestros ojos.



No me gustan las citas a ciegas, les tengo miedo. Por eso me atraen. No me gustan pero me atraen. ¿A quién le gusta caerse?, pero la atración es inevitable. 
Digo que no me gustan porque la otra persona se confunde conmigo. Toma al hombre por el escritor. Y no es así. El autor tiene un estilo y el humano otro. Yo, con perdón, tengo etapas de Sancho Panza y temporadas de Don Quijote. Lo malo es que cuando escribo como un panza, en la realidad soy un quijote. No me pongo de acuerdo conmigo mismo. 
No quería ir. Fui. La cita fue con Sasha Grey.
Bien, me gustaba leerla, y quería que me comportase como un caballero. Leer sí, Tocar no. Perfecto. Transito una época quijotesca.
Su novela La sociedad Juliette comparte estilo con Agosta escribe. Beben de una misma fuente: Los cientos un últimos días de Sodoma (novela de Sade y película de Passolini). De hecho, Agosta es, en Sade, Juliette. Cristina, la protagonista y narradora de la novela de Sasha Grey, es en cambio como Justine hasta donde voy leyendo.
--Yo soy como Belle de Jour, la de Buñuel, ese nombre tan ridículo que sólo es bonito en francés. 
Sasha me lo enseña todo. Ver y no tocar. Lo que quiere de mí es que sea su maestro. Y ella mi discípula. Le gusta imaginar que su maestro la cobija, sólo imaginarlo.
La mujer que necesito.
Conoció a Marcelino.
Las aventuras de la chica de La Sociedad Juliette comparten acordes con Retrato de Marlou Diesel. Quiso conocerlo, al autor. En persona. No opongo resistencia. No estoy pagando donde estoy cagando.

CELOS NO.
PETRÓLEO SÍ. 

La llave del éxito.

Es curioso. Anteriomente  mi amiga Sita me había hablado de los Iluminati.
--Está la reina Sofía de España...
 Pensé entonces que si me metía en una orden sería la de los Cagati (que no sé si existe), yo sé por qué. La respuesta en Abril, "el mes más cruel", en Las Palmas.
Las Palmas, animales, nos aguarda. 

lunes, 10 de marzo de 2014

hombre lascivo y sin fortuna

Desciendo a Librería de Mujeres, atraído porque allí estará María Teresa de Vega. Oportunidad de verla. Recita con Cecilia Domínguez y otra chica, tres voces, poemas de una norteamericana poeta, bastión de feministas. No he leido mucho a Silvia Plath (?). Nunca me levantó el ánimo. Escucho. Hay versos que son poesía y el resto, relleno. Suele ocurrir. El gasto de palabras debería --piedras a mi tejado-- estar penalizado con la horca. Libro con más de un veinte por ciento con palabras fruto de la vanidad excremental del poeta, autor a la soga. Colgarlo, evitar que publique otro libro.
Después del recitado, amena charla (como hace años en Badoo pero en atmósfera no virtual) con María Teresa. Me dice que encontró un libro mío. La dama es una trampa. Tiene composiciones que se mantienen en pie aún, que no han caducado con el tiempo. Le cuento cómo fue una.
--En un viaje de LSD, vi una escultura en el aire, hecha con palabras, y la copié en un papel. El papel destruyó la tercera dimensión, el volumen...
Se asombra por lo del LSD.
Le añado otras barbaridades, aunque ya me conoce, cree conocerme. Leyó El negro con atención.
--Y lascivo --añade a mi larga lista de autobombo.
Bueno, ya sólo soy lascivo de San Juan a Corpus, cuando la bestia asoma y la sangre hierve. Ahora muy poco, incluso evito encuentros equívocos. Y follar, sólo de noche y de vez en cuando. Lo de tener hembra placentera es un trabajo que ya ejerzo poco.  Me ocupa más no dejar, cuando sea difunto, demasiada basura detrás. Hijas y amigos merecen un respeto.
Pero no me conviene deshacer la fama. Hombre lascivo y sin fortuna, como una vieja novela del Japón. En caso de oportunidad y ganas, evita tediosos cortejos. 

Por la noche del día siguiente, la bajada a la ciudad es la sala de arte Los Lavaderos. Mi amiga Nguyen clausura la exposición de sus cuadros. Allí conozco a Pilar. Cuando salimos, ya no llueve y la rambla esparce una noche deliciosa. La compañía de Pilar entra en juego con la noche. Las jacarandas han florecido. Pilar recoge flores. La bestia quiere asomar pero le pongo otro candado a la jaula. Vale ser lascivo noche así pero no un bruto que estropea un verso bien medido. Reprimo pedirle el número de móvil o quedar con ella. Odio las citas, los compromisos y el tedioso cortejo.
Nos despedimos de Pilar y huyo con Nguyen al callejón... Mi amiga me enseña a pintar. Lamenta que yo no quiera aprender.
--Si no aprendes, siempre pintarás como un niño.
Como Picasso, pienso, pero no se lo digo.
En su libro El arte de pintar, Nguyen escribe que las esquinas del cuadro son zonas muertas. No estoy de acuerdo, pero no acostumbro contradecir a la belleza.
Cuando me entró la fiebre pictórica, coincidiendo con la atención al símbolo X (la cruz de San Andrés), descubrí que las potencias de un cuadro están en las esquinas: Casa y Laberinto, Jardín y Selva. El descubrimiento lleva a otros. Actualmente, en la indagación  plástica de Cucarachas con Chanel, "Cucarachas" y "JRamallo" se enfrentan  y complementan en la línea Casa-Laberinto, y "Dr R" y "Chanel" en la línea Jardín-Selva. Esto aquí no me es posible desarrollarlo. No tengo opción a poner en estas entradas las imágenes que evitan gasto fónico. 



Leo el libro de Nguyen y otro que es de María Teresa, regalo. Cerca de lo lejano.

Puertomarte está cerca. Si desaparezco, es que allí me fui. No se me preocupen, amigos. Los dos que tengo masculinos y las dos que tengo mujeres.
El que va a estar también cerca pero lejos hasta abril es Juan Royo. A ver si me entero dónde. Nguyen quiere verlo.   

viernes, 7 de marzo de 2014

Endecha y nana a la muerte de Leopoldo María Panero

Al mundo vino
muerte en Las Palmas.
Santa Señora
con su guadaña
hizo justicia,
la vida es mala.
Ladran los perros
por la mañana.
Marzo de noche
en paz descansa,
importa poco
si ya era nada.
Cantó a la mierda
de las Españas,
hasta que el canto
fueron patrañas,
ya era su lengua
muertes vanas,
ecos de versos
con las desganas
del niño tonto
que llora y clama.
Blanca Señora,
blanca y callada,
Apagó el fuego
de la su llama.
Moneda en boca
cruza las aguas,
allí nos esperan
todas las Parcas.

miércoles, 5 de marzo de 2014

en tiempos de Realismo.o

En esto de internet, en vez de salir de párbulos me regresan a la guardería, a pintar machangos en los libros que no sé leer. Algunos sí sé.
Dos autoras se me han cruzado en el tortuoso camino de la vida. Hablo de autoras, no de mujeres.
La historia que aquí quiero contar se fija en las imitaciones de la naturaleza. La naturaleza misma no está en mi dominio. Las reglas del juego aquí son limitadas. No hay resquicio para lo desconocido y menos para lo que nunca podremos conocer (cito al don Juan de CCastaneda). 
La naturaleza misma es Jose en preparación de mudanzas. La naturaleza es Lúnula 28 y Sombrita. Sabía pelear. Ejemplar estilo, y fue un valiente. 
La naturaleza es la visita con Marcelino la otra noche al Monterrey. Fernandito con nuevas noticias.
--Ahora tenemos aquí en San Andrés un santo nuevo. Ya está propuesto al papa Francisco para que lo beatifique. San Chanín de la Cruz.
Se refiere a Chani, que vive ermitaño en la calle la Cruz y al que no voy a ver desde que estuvo diciendo que me estoy haciendo famosos con sus poemas de marras que me dictaba en la barra de bar Castillo. 
Todo esto es la naturaleza, abono de la vida. Pero aquí lo que importa es el arte. Las reglas del juego. Limitadas y que se pueden conocer. La escritura. El sistema, aunque abierto a cambios infinitos, es cerrado. 
La escritura, en estos tiempos del tortuoso camino, son la de Alba Sabina Pérez y la de la pintora Nguyen. En Alba la palabra es evidente. Está ahí. La tiene en su libro. 
Pero si nombro a Nguyen, la palabra es primero silencio. Y después del silencio oímos un susurro. Y después del susurro la voz guerrera de quien llama inepto a Ibrahim, por un cubito de hielo, y deja al hombre temblando. Esta la mujer, la naturaleza. No la artista. La artista no hace temblar a los hombres, sino a los colores en sus cuadros. También aquí, en sus cuadros, hay un aparente silencio, pero pronto oímos su melodía. Nguyen nos remite a leyendas vietnamitas, acontecimientos biblicos, filosofías de la vida, modos de ver, el espíritu sobre la materia... 
El tiempo es espíritu. Dos autoras se cruzan en el tiempo. Conviven en un mismo espíritu.
En fin, pensamientos cuántico animistas. Que los descifren sabios cabalísticos.

Nombré a Chejov "realismo sucio", en la entrada anterior, sobre el libro de Alba Sabina Pérez, digno de estar junto a Ensalada de Canónigos. Puristas de finas letras me saltaron encima, a picotearme los conocimientos literarios. Pocos tengo. Pocos me importan. ´Realismo sucio`´ES UNA CUÑA  COMO OTRA CUALQUIERA. sE INVENTÓ HACE POCO, CREO. pERO SU CONTENIDO ES ANTIGUO. Quítele a Job su relación con Dios, ¿qué queda? Depura de latines a Petronio el elegante, ¿qué queda? Reduce a la mitad de páginas Historias del subsuelo. ¿Qué queda? 
Lo esencial. El espíritu aprisionado en la materia, en las ideas, en los sentimientos... sin piedad.