domingo, 30 de octubre de 2011

letras de Sito Morales

Casi letras de canciones
Sito Morales
Con prólogo de Paco Chinea y contraportada de Anghel Morales
Edicciones Aguere Idea (2011)





En el principio fue la música, y la música se hizo poesía, y la poesía se hizo palabra y habitó, etc.. Desde aquellos tiempos prehistóricos, en que el Yo humano se comunicaba con el Otro como se comunican los pájaros: cantando, la Historia ha tenido bardos, trovadores, etc., que dibujaban la vida de la choza, o del palacio, o como acceder al amor y a la guerra. No deberían darle el título de poeta a quien no sepa cantar sus versos, o mejor dicho, no haya ningún cantor que quiera cantarlos: llámese Gardel, Bob Dylan, Lou Reed o Leonar Cohen. O Sito Morales.
Su poesía es irregular. A veces mejor y otra menos mejor. Pero se acerca a lo que queremos. Ver que es lo que está ocurriendo ahí afuera, y a veces también lo que hay dentro de uno en estos malos tiempos, oscuros y confusos. Se agradece la claridad, la concisión, el ir al grano.

"Ya no siento miedo
He perdido el odio
Todo lo que me rodea
a veces me importa un bledo"

sábado, 29 de octubre de 2011

pelea en Jardín Paraíso

Encontré un cuaderno de 1982. Me refresco de la enconada discusión esta noche con mi amigo y controvertido colega Charlín, a punto de irrumpir en público (cuál trovador medieval, luminoso) con una novela rompedora, con portada del Cuervo que aclara muchos enigmas. Las cosas en su sitio. Los corazones de cochino en los frascos de cristal y la dama de blanco corriendo hacia otra luz. Esa es la portada. Del libro de Charlín, que no sé si después de esta noche llamará al editor para que donde ponía pedro ponga diego, sólo sé que cuando salga lo voy a devorar, se lo voy a cambiar y lo voy a joder. Si es que me quedan fuerzas para machangadas. No sé quién de Borges escribió el Quijote. A mí, como me enfade, reescribo la ansiada novela de mi amigo enemigo Charlín, en cuanto esté en mis manos con un lapiz la machaco.
En fin, lo único que faltó fue una buena pelea a puñetazos. Salió fullido. "Maldito de pacotillas", dijo, y eso es verdad. Me callé la boca.
--Tú con la pelea que tuviste con L, y ahora estás enamorado de L.
--No soy enamorado, porque todavía no soy tan maricón como tú.
Discutiendo de Murakami, los dos Murakamis, y no sé qué otros autores y Celine. Ya ahí empezamos a discutir en serio. Quienes achacan antijudaísmo a Celine, no saben nada. Su desgracia fue ser acusado por gente que tenía más vergüenzas que ocultar que él.
De todos modos, admiro en Charlín su tozudez de gallego cerrado, de meigas poseído. A él, le dedico este poema esta noche:

Quién pudiera ser ese niño en sus brazos
volver a la edad de la ternura
cuando el mundo era hondo e insondable
como palomas que rozan el aroma de las flores.

S/C. 1982

comunicado urgente y...

Como mis amigos forman parte de los tres millones de lectores que tengo calculado que leen esto, aprovecho para decir que hoy me levanté reflexivo, con los huevos encogidos, con el pensamiento, el sentimiento y las emociones intentando resolver una ecuación más fría que el hielo. Nada grave pero que me roba todas las energías. Recuperar fuerza y cierta destreza y sobriedad me obliga a romper los compromisos de hoy, y dejarlos para la semana que viene. Un abrazo a los aliados y buena letra a los demás. El Sur me llama. No voy a pelearme con nadie. Voy sólo a ver cómo eran aquellas cloacas en los años 80.
*
"¡Fustigar bien al caballo! Hundirle lentamente las espuelas, sacarlas luego de un tirón, y enseguida volver a hundírselas en la carne", escribió Franz Kafka en su diario en 1913. Casi un siglo después, el ex-oyente capitán M dijo --en la presenta del libro de poemas de nuestro amigo Alejandro-- que así había que tratar a la poesía. Lizundia convocó la existencia del demiurgo y encontró a la demiurgo Proud Mary a la salida del acto. En el callejón, adonde fuimos después, estaba en su salsa alguien que inspira un personaje de Gigoló en cuenta abajo. Esta novela está practicamente concluída. Farta ponerle otros nombres a ciertos personajes. Nombres que rondan este tiempo y este espacio. Un consejo, que no ha caído en el olvido, de José Rivero Vivas. Por lo que concierne al "Cuervo" (no Ramón Herar sino la otra novela) ya, si a Anghel no le da una fatiga de aquí allá, está a punto de volar a Publidisa. ¿Se venderá? ¿No se venderá? ¿Ganaré yo algo sí se vende?...
El otro día me llamó una empleada del Estado que lleva meses haciéndome una estadística. La ley me obliga a atenderla. Pero ha llegado un momento, que ya la atiendo por gusto. Tiene encantamiento en la voz. Ella me cuenta sus desencuentros con el marido y yo le cuento mis inquietudes económicas. Siempre me llama al móvil. Paga el Estado la llamada.
--¿Haces alguna labor benéfica?
--Hago con unos amigos un programa de radio, escribo novelas...
--¿Y ganas algo con eso?
Le contesto.
--Entonces sí, entonces estás haciendo una labor benéfica.
Me hizo sentir un hombre que colabora con la sociedad. A ver si me dan algo de las subveciones a Cultura, esa... Chitón.

jueves, 27 de octubre de 2011

Amigo Escritor Escondido:
No sé dónde está la solución al torrente de improperios que se nos ha venido encima más de lo nórmal. Cuando la cochambre política es la que gestiona, sólo hay que oir a Bengala clamando porque el constituyente alce la voz y exiga. Pero me parece que la alienación se ha instalado en los huesos. Nos estraga y nos cuestiona. Ni en uno ni en otro lado del espectro polìtico, logramos ver una luz al final de este túnel. Leyes que no controlan los precios sino que son la querencia de las almas, las vivas y las muertas. La inquisición renovada, más sutil, más confusa, más peligrosa. La inquisición de los negociantes de la política.
Ahora otra vez subiéndome por las paredes con los asuntos burocráticos y trámites estatales. Le tengo más fobia a eso que a una tumba. Estoy como aquel soldado que un viernes santo pidió servicios a una profesional (lo cuenta Alfonso el Sabio en una de las cantigas de mal decir) y la señora le dijo que ni hablar, que ese día sagrado ella no hacía servicios. El hombre mira al cielo y le dice a Dios que lo ha ganado, porque tantas ganas tenía de hembra que el haberse reprimido le había hecho ganar el cielo. A mí me pasa lo mismo. Cada vez que tengo que cruzar una puerta oficial o abrir un sobre oficial, el esfuerzo es tan grande que creo que me he ganado el cielo. Ya te contaré. El otro día Víctor quedó en pasarme la foto tuya ("¿Es que te has enamorado del escritor escondido?", dijo). Le expliqué la serie que tengo entre manos. Pintar a todos los escritores amigos que vivan de esta agarrotada isla. Empezando por ti, por razones obvias. (Ya pinté al Doctor R, pero salió tamaño hormiga, como una de esas hormigas que al parecer se comieron al Cuervo, así que a ese hombre habrá que volver a pintarlo). "¿Y a mí?, ¿no me vas a pintar a mí?". Si, por supuesto que pienso pintar a Victor, con sus grises cabelleras a merced de las brisas de las ideas. Bueno, el martes promete sorpresas en Atlantic city. A ver si asomas por allí.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Estambul

Dije que Doctor R era el único que podía relatar esa noche, porque en dos líneas reveló con una claridad cegadora lo que a mí me costó una novela descubrir, y sólo hasta cierto punto. La observación cirujana del doctor es impecable. Un intríngulis que tiene que ver con Chitoski y Mirella pero también con Orlando Cova. Quizá me inspire su volcánica emanación y pueda escribirle una carta abierta para algo que nos pidió Rubén Díaz, un especial dedicado al poeta de San Andrés. Por supuesto, el secreto me lo reservo. Matar hablando no es buen método si uno tiene que vivir en sociedad. Ser individuo --según Max Steiner: acabar con la inposición del derecho, del Estado, de la Familia y del pueblo-- acarrea que tengas que convertirte en criminal. Sin crimen no hay libertad individual. Y por el momento, mejor dejarse de pensar en crímenes. En fin, Orlando amaba a la familia y al pueblo y al comunismo y era proclive a los palestinos y una vez gritó "¡Independencia!", cuando se presentó en Las Américas el libro Canarias diversos nacionalismos. A partir de ahí, siempre que veía a Urko (el amigo bilbaíno de San Andrés que lo atendió con coraje en los últimos días del poeta en el pueblo) saltaba con "una bandera con siete estrellas verdes cada día". Sin embargo, yo no lo haría mártir del independentismo, ni mucho menos. Él anhelaba una España más considerada con las islas. En fin.

A ver si me mandan los escritos (no digo "cuentos" porque uno de los que tienen que mandar dice que lo suyo no es un cuento, desconocedor de lo que significa "hacer el cuento" (que aquí es narrar algo que te ha sucedido o has visto)). A ver si los mandan, porque ya hay que cerrar ese bar de la ignominia. Espero que no se hagan de rogar.

Nuevas novelas y no-novelas de ficción narrativa en la cesta de Ánghel. Tiempos malos, ganchos a la mándibula. Hoy con el amigo Ánghel en La Laguna. Con dos poetas de su colección. Un poeta y una poeta. Y gracias al mapuche pudimos volver a Santa Cruz.
Antes pasé por el local del brujo. Me recordó Estambul.

martes, 25 de octubre de 2011

NOCHE HOMENAJE AL poeta orlando cova, nuestro amigo imposible.

--Esta noche no escribas nada en el blog --dijo Gladys, en el Parra. Víctor tirando la toalla, dibujando con su mano su complicada ternura de Orcar Wilde.
Gladys, sabio consejo. Mujer divina.
Si alguien puede escribir esta noche, es el doctor JRamallo. Le corto la cabellera si no lo hace. Estáte atento a Zoo Punto Cero blog.

vino y poesía

18.oo horas. Vino y Sexo.

La Puerta (Radio Unión Tenerife), con Felipe Monje.

Felipe Monje, desde 1983 está incorporado a la empresa familiar Bodegas Monje S.L. como director técnico y gerente. Quinta generación de la familia bodeguera con tradición desde 1750.

Participa como miembro de juntas directivas en numerosos organismos (consorcios, asociaciones, consejos, etc.) relacionado con el vino en Canarias.

Está considerado como un renovador que ha roto los esquemas tradicionales de marketing en el sector, con una interesante actividad cultural en la bodega y sus populares eventos entre los que destaca WINE & SEX.

***

20.00 horas. Librería del Cabildo. S/C de Tenerife.

HOMENAJE A NUESTRO AMIGO EL POETA ORLANDO COVA.

lunes, 24 de octubre de 2011

"Cárcel por fuera, cárcel por dentro"...canción de Chicho Ferlosio.

... óyelo a él:

No soy precisamente un héroe; habría delatado a calquiera si hubiera tenido a alguien a quien delatar.

escribe de unos tiempos en que estuvo en la cárcel, acusado de participar en un atentado terrorista en la ciudad de Vetusta durante el franquismo, supongo que ya en los postreros años del régimen de la unidad de destino en lo universal.

A poco de salir al patio de la cárcel, se me acercó un recluso y me dijo: "Los de ETA quieren conocerte". Yo me asusté y respondí que yo no tenía nada que ver con ellos, que no quería conocerlos. Sin hacer caso de mis excusas, añadió: "Camina a mi lado. Se han puesto en huelga de hambre y están en sus celdas. Te verán mientras caminas junto a mí".
Pronto tendría ocasión de conocer personalmente a los huelguistas. Durante quince días me tocaba participar en las comunes labores carcelarias como cocina o limpieza (luego me enteré que pasando una pequeña cantidad había otros presos que hacían esos trabajos por ti). Teníamos que llevar la comida a los que estaban en celdas. Toda la plana baja de la séptima galería la ocupaban los presos de ETA. Se negaban a probar la comida, pero la primera vez que pasé la mayoría de ellos se levantaron de sus camastros y se acercaron a saludarme a darme palabras de ánimo. Ninguno tenía pinta de fascineroso ni de asesino. Más bien parecían seminaristas. Luego, durante varias noches ocurrió algo que todavía me conmueve.
Los días, mal que bien, iban pasando en aquel lugar, lleno de noveleras novedades para una persona como yo. Pero las noches, encerrado en la celda, oyendo la respiración de los compañeros, con la luz que no se apagaba nunca, las noches eran interminables. Apenas dormía, y cuando conseguía hacerlo siempre tenía la misma pesadilla: soñaba que estaba en la cárcel. Me despertaba sudoroso, aliviado al comprobar que era solo un sueño; el alivio solo me duraba lo que tardaba en abrir los ojos y mirar a mi alrededor.
Pero algunas noches ocurría el milagro. En el silencio, un preso se ponía a cantar. Era una canción vasca. Inmediatamente se oían los pasos de los funcionarios que iban a hacer callar esa voz. Se oían --resonantes en el silencio-- los cerrojos de la celda al abrirse. Pero la voz que cantaba ya se había callado y en otro extremo de la galería era una voz distinta la que continuaba esa canción. Los pasos de los carceleros se dirigían a ese otro lugar, pero antes de que llegaran se hacía el silencio y la canción brotaba en otra parte. Así durante algún tiempo hasta que los presos vascos se cansaban del juego. Sigue siendo todavía, después de tantos años, un recuerdo hermoso. Y los protagonistas eran presos de ETA.

Afín al PSOE y contrario a Cayo Lara y sus huestes, a los que llama imbéciles, Lejano 1 añade que, sin embargo, nunca ha tenido ninguna simpatía por los asesinos (¿nunca? ¿y esas noches de la cárcel?) y que nada le repugna más que los crímenes por razones ideológicas. En fin, un añadido que justifica al autor ante sus correligionarios políticos, pero que no enriquece el relato.

Por mi parte, recuerdo mis estancias más o menos de algunos días en Donostia. El amigo que nos había invitado, hablaba a menudo de los "subnormales de ETA", pero por las noches, relatando los actos heroicos sucedidos en San Sebastián, uno u otro etarra era siempre el protagonista de la aventura. Héroes para unos, villanos para otros. Se agradecen la voces que no son hinchas ni de unos ni de otros. Las voces que llegan, ven y cuentan, sin implicaciones personales. Si no, seguiremos en un gallinero de confusiones. ETA no deja las armas porque no se ha rendido. El entendimiento y la solución de las confrontaciones vascongadas, aconsejan, en buena política, una negociación en que sean apartadas las pasiones. A nadie con sentimientos le alegra la secuela de víctimas, pero tampoco a nadie le alegra que las siga habiendo.

*
Mañana en la radio, cambiamos de tema: el vino y el amor, con Felipe Monje de invitado. Y luego, homenaje a nuestro amigo Orlando Cova en la librería del Cabildo. Hoy, me infoman de los premios de novela concedidos en la presente edición de Cajacanarias. Apunta la voz informante a un posible tongo. ¿Será verdad? En fin, no nos apasionemos demasiado. No es aconsejable para el porvenir político-cultural.

domingo, 23 de octubre de 2011

Sigo diciendo que hay cuatro narradores (dejo aparte a Ignacio Gaspar) que me rodean en este Santa Cruz de Las Colillas, ante los que me quito el preservativo si es menester. JRamallo, Marcelino Marichal, Andrés Chaves y José María Lizundia Zamalloa. Incluso el discurso político (banal y olístico cuando sólo habla de política), le da relieve al lienzo si Lizundia narra. Una maravilla su relato de la noche del casino. Donde el humor no es pegajoso, donde la ironía no chirría, donde el cuadro toma vida y movimiento. No en vano, contra viento y marea, he defendido a mi nahualt. Ese vascongado isleño aparentemente antivasconio.
En fin, paso a decirte, templado diario, como fue este día de hoy.
Despertar glorioso. Oí la voz de mi amada. Su deseo de vivir conmigo en La Maldad. Sentí piedad por su ingrato porvenir. La cartera vacía, los trámites sin hacer, la nevera con la leche caducada, los sueños trastocados, cada vez con el ánima más infantil y la vieja ánima cada día más verde. En fin, ver venir.
Encendí esto y me metí en la internet.
El lejano 1 cuenta su temporada en la cárcel. En el régimen de Franco. Lo acusaban de un crimen. En la cárcel, etarras presos querían conocerlo. Ya entonces, Lejano 1 era un peso pesado en la sociedad de Vetusta. En fin, óyelo a él:

sábado, 22 de octubre de 2011

surfeando por la red y de nuevo Ross MacDonald

El ominoso silencio del cuervo y el discurso político del nahualt, que no me conmueve profundamente, me llevaron a videar páginas de dos amigos lejanos que ya se fueron hace años. Busqué sus nombres y aparecieron sus blogs. Nada de Demonio Eta versus Santa Democracia , ni Gadafi pidiendo clemencia, ni Chávez cumpliendo promesa con el Cristo de la Grita, ni Melini versus Jérez, ni el Escobillón callado, ni el Benito Pérez Armas placenta de desiluciones... Me sumerjo en La piscina mortal como ayer la mujer de la guagua en Un burka por amor. El ensimismamiento de un lector, abducido por el libro, es mejor que dos críticos sabios favorables y veinte mentecatos en contra. En la novela de Ross MacDonald, la explicación de estos tiempos no puede estar mejor (es un decir, un tópico) resumida:

Cuando volvió el rostro, su boca estaba manchada de sangre. El pasillo del hotel que recorríamos era tan interminable como el tiempo. Al caminar, sus pisadas levantaban pequeñas nubes de polvo. El polvo apestaba a muerte. Sorteé la basura desparramada por la alfombra desgastada, siempre detrás de ella. Viejas fotografías, recortes de periódico, esquelas, preservativos usados y cartas de amor atadas con lazos rosas, cenizas y colillas marrones y blancas, botellas de whisky vacías, vómito seco y sangre seca, platos con restos de comida fría sobre bandejas grasientas. Tras las puertas numeradas se oían chillidos, gruñidos, risitas, alaridos de placer y alaridos de dolor. Mantenía la mirada siempre de frente, rezando para que no se abriera ninguna puerta.


Uno de los amigos lejanos no escribe de sexo porque no es elegante. A veces, sí, no es elegante.

El camarero me envió deslizándose sobre la superficie lisa y negra de la barra, un delgado bocadillo de pan blanco y una taza de espeso café marrón. Tenía las orejas rosas, como un par de mariposas. El resto de su humanidad se había quedado en estado de larva.
--No he podido dejar de escuchar --dijo, pegajosamente--. Si usted busca un contacto, yo le puedo ofrecer un buen número de teléfono.
--Escríbalo con sangre sobre papel de estraza y toméselo para desayunar.
--¿Cómo? ¿Sangre?
--¿Que le hace pensar que el sexo es lo más importante que hay en la vida?
Se rió soplando por la nariz, y dijo:
--Dígame, ¿qué otra cosa si no?
--El dinero.
--Claro, pero ¿para qué quiere un hombre dinero? Contésteme.
--Pues para retirarse a un monasterio en el Tibet.

Bueno, en La piscina mortal, el detective, que llega un momento en que investiga sólo por saber qué, cómo y por qué, está asqueado del sexo que se estila en las zonas dónde. En toda la novela, a pesar de varios ofrecimientos, el hombre no entra en ese juego, incluso sigue queriendo saber aun cuando la clienta --era una clienta-- se quita la vida con estricnina.

En el otro amigo lejano, el sexo es el lujo de la vida. Está por todas partes. Llamando a la vida como el día llama a la noche y la noche al día. El sexo está en toda su obra y es más que elegante. Así será, si hay suerte y salud, el próximo martes en Tijuana. Daremos noticias.

viernes, 21 de octubre de 2011

citas y ramas

"Hombres y mujeres, no hay diferencia. Todo el mundo está lleno de preocupaciones. Siga la línea de sus problemas, y parta de ahí. Si conoce la naturaleza humana no puede fallar. Todos los vendedores brillantes utilizan ese mismo truco." (Ellery Queen. Besa y mata)

"Lo más importante que tengo que decirles hoy, es que el pelo importa, una lección que ni mi familia ni Yale me enseñaron. Presten atención a vuestro peinado, porque el resto del mundo lo hará." (Hillary Clinton, en una convención de estudiantes de Derecho)

"Es más odioso que las puertas del Hades el que por ceder a su pobreza cuenta mentiras." (Homero. Odisea)

"La fotografía del actor miraba sin pestañear al sol de la tarde. Le dije en voz baja, que el drama de Quinto (ciudad de EE.UU.) era mejor que el que estaba ensayando en el escenario. No me contestó; estaba perdido en sueños sobre su propia hermosura." (Ross MacDonald. La piscina mortal)

A pesar de mal peinado, afeitado, camisa desgastada, cholas, etc., no pude evitar, después de encontrar ya cerrada la agencia tributaria canaria, acercarme a Termini. Me entretuve hojeando El Día en el bar de Efraín y no llegué a tiempo. Y eso que la 901, una vez en la parada, no tardó ni un minuto. Una señora de mediana edad, enfrente de mí, leía una novela titulada Un burka por amor. Tapas duras, buena tipografía, excelente diseño. Me entraron ganas de darle mi teléfono para que me la prestara cuando terminase de leerla, y quizá luego hacer un dúo de reunión de lectores. Desistí. No tuve coraje. Me bajé en la parada del mercado. Por un minuto no encontré abierta la agencia tributaria. Caminé hacia Termini. Allí un buen rato con los amigos jurídicos (nuestro Escritor Escondido, el nahualt, su hermano Víctor, Rafa y una actractiva y estilizada Carmen (le da un aire a la juez que me condenó in illo tempore, que inspiró la novela --en borrador-- "Informe para cumplir una condena"), gusto de conocerla).
--Tienes que ir el lunes a firmar.
Se refiere a la Asociación Amigos de Israel. Los primeros papeles, mojados. No se puede ser amigo de Israel. Nos obligaron a ser amigos del pueblo de Israel. Bueno, amigos del pueblo. Eso es mucho pedir. No soy amigo de ningún pueblo; amigo de gentes y ya está. Pero la ley es la ley, y la justicia enseña que si algo es más perjudicial que la verdad, lo es sólo una mentira mal contada. Cuando mi caso con la denunciante, la mentira que me contó mi madre (en paz descanse) la noche del calabozo, fue genial, auténtica, como todo buena mentira su semilla, su meollo: la verdad. Una mentira más auténtica que la de la denunciante. Pero tuve reparos, quizá deseos renovados (basta que te rechacen para que desees con más ahínco) y decidí decir la verdad. La verdad me hundió en la condena. Fructífera. Le debo el libro "Llorad las damas" y las novelizas en cierne "Gigoló en viagras bajas" y "El informe...". No es poco si el agua es pura.
Rafa me preguntó si yo estaba implicado en algo del callejón del gato o no sé qué... ahora no me acuerdo. No, que yo sepa no estoy implicado en eso. Casualidad. Por la noche había soñado que Lizundia nos invitaba a una cerveza a Marcelino y a mí en una casa que tenía en una colina. Su gata saltó para arañarme la cara pero sólo era por jugar. La fuente de ese sueño quizá está en que el otro día estuvo en esta casa una encuestadora argentina. Tocó y le abrí. Uno de los gatos que rondan la calle, aprovechó para colarse por la puerta abierta. No invité a pasar a la argentina, la tuve todo el rato en la puerta, con un ordenador portátil en la mano, rizos rubios, escote aceptable, figura grácil, movimientos de ballet... La sala no la tenía en orden, no aceptable para visitas imprevistas. En fin, en un concurso de elegancia, en Termini hoy yo me hubiera llevado el peor castigo. No es extraño que una mosca verde rondadora, escapada de la versión de La Zurda sobre la bandera de las 7 estrellas, eligiese mi jarra de cerveza. Lo que no mata, te hace más fuerte. La salve de ahogarse y bebí.
--¿Y el cuervo? ¿qué está haciendo el cuervo? ¿dónde está metido?
Yo estaba colaborando como estratega, con la aprobación de Carmen, en el afán de Victor por abordar con éxito un cielo lindo, enfrentado a un oponente. Lo que no le dije es que el "enemigo" más temible no es el visible oponente. La mujer --oí no sé cuándo-- es como un ring. Acoge al que gana la pelea y expulsa al derrotado. Como mi favoritismo en este caso está con el estilista Víctor, no puedo narrar con objetividad. Además, creo que la excrecencia de la mosca verde me refortaleció el pensamiento ilógico.
--Está pal sur... enredado en negocios, como ahora está en el Club de Los Negocios Raros, en el fin de la ley...
--Y el toro, antes de morir, se vira la cabeza y le dice al torero: Adiós, Juan.
--Mi oponente es un surtidor de clichés, no tiene nada que hacer conmigo...
José María, antes de irse, quiso hacer gala de su bilbainismo y repartir billetes de veinte euros. Infructuoso intento. Se quedó con las ganas, por mi parte porque estando con caballeros procuro comportarme como tal si hay una señora delante. Nos desperdigamos. Carmen y el Escritor Escondido, a Los Majuelos. Víctor a Duggi. Rafa a La Laguna, Lizundia a Vistabella, y yo otra vez al bar de Efraín. O sea, que nos abrimos cada a cual hacia nuestros íntimos sufrimientos y glorias. Los hermanos esta tarde-noche: a debatir el fin de la historia en el casino, cena incluida. Hoy el brujo inaugura su local en La Laguna. No voy a ir. Ya sabes por qué. No hace falta ser pitoniso para saberlo.

La muerte de El Gadafi, o de su doble, me recordó la muerte del Chivo, el dictador dominicano Trujillo, hijo de gomero y de haitiana. No he leido La muerte del Chivo, del ilustre Vargas Llosa. Sólo recuerdo lo que oí a la gente de Republica Dominicana. Le fue bien mientras contentó a su aliado. Cuando se creyó que podía prescidir de esa alianza, le prepararon un atentado y lo acribillaron. Mientras tanto gozó de orgías y de la desesperación de no haber blanqueado su feudo. Él mismo quería blanquearse. Se llenaba la cara de polvos blancos, y la nariz supongo que también. De ese tiempo fue Rubirosa, el tíguere (versión dominicana de lo que aquí llaman consentido) que empezó su carrera de conquistas con la hija del dictador. En fin, no sé por qué hablo ahora de Trujillo y Rubirosa. La próxima vez que viaje al sur, le diré a Fernando que me pele. La cena vendrá después.

jueves, 20 de octubre de 2011

pinturas y lecturas

JRamallo con su ciudad de colillas me ha dado la idea de poblar con ceniceros la hipotètica exposición. Ahora Nuestro Amado Líder, acosado por un diañu (diablo) burlón, no sé si estará para camisas de rayas. De todos modos, hay que esperar. Ahora no pinto para encontrar mundos insospechados, sino para quedar bien en la hipotética exposición. Un personaje (una mujer) de Rubem Fonseca dijo que los cuadros están en declive, que el que tenga un picasso lo mejor que puede hacer es quitárselo de encima antes que baje de precio. Hoy, dijo la entendida, lo que manda son las instalaciones. Vale, pero con cuadros se puede hacer una instalación. Y seguir la moda: el arte conceptual fabricado con colores, los ceniceros de JRamallo, los cuadros que no se pueden vender, las transformaciones sobre portadas de libros... mi sueño pictórico era colarme una noche en El Prado y retocar La Meninas, y si estaba en vena esa noche, también La maja desnuda y La maja vestida, vestir a la desnuda y desnudar a la vestida. En fin, como me aconseja mi abogado Víctor, no me meto en más delitos. Pero los sueños tienen su castigo. Ahora que estoy dejando de ser el último maldito de Europa y llevo una vida monástica, no tengo ningún deseo de estropear ningún cuadro célebre. Estropeo los que no son célebres. Los lienzos vírgenes son caros y tengo que pintar sobre pintado. No me quejo. Seguramente mañana, otro repintará lo que uno repintó. Cuadros viejos, portadas de libros y revistas...
De la colección Círculo el Crimen (año 1982, 150 ptas ejemplar) cogí cuatro que tenía en una estantería, para atacar con rembrants (ya el blanco está en lo mínimo) las portadas, y en vez de pintar me puse a leer. Al final del arco iris (de James M. Cain). Un M. Cain más rosa que en El cartero siempre llama dos veces y en Pacto de Sangre, donde ya el rosa es rojo sangriento y el fondo es negro humo. Pero aquí también está el maestro, el autor que se entrega a su historia y se olvida de sí mismo. De su literatura y de su mierda. El negro Cain, al contrario que en las otras novelas, se disipa pero está. Un episodio tremendo me lo guardo, porque tiene que ver con el guión que le conté a Ramallo.
Luego intenté leer otra, pero la pobre era tan literaria, tan surtidor de figuras y requiebros, que no pude pasar de la página 10. La siguiente --no nombro a los autores, que aunque ya estén muertos sus fantasmas están por ahí, y ya tengo suficiente con los fantasmas de los vivos-- sin ser ninguna maravilla, se deja leer: la chica que parece buena que al final es mala y el detective que un primor y el marido de la mujer desaparecida y... se deja leer. Y en este momento leo La psicina mortal, de Ross MacDonald. De Ross MacDonald leí en otro tiempo La mirada del adiós. Creo que no la terminé. Esta de ahora no es que la esté leyendo, sino que me está devorando. Qué buena. Otro maestro, como M. Cain pero además poeta, poeta de verdad, de los pocos que hay, de los que aparecen no a menudo. Un poeta al servicio del narrador, ayudándole a reflejar la amarga búsqueda de un alma que ya no existe, en un paraje --alrededores de Los Angeles en aquellos tiempos-- donde la opulencia es desolación, infierno y locura. Como en todas partes de vez en cuando, supongo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Más sobre las zonas martes

--Quevedo sigue vivo --dije.
--Eso es un tópico, un lugar común --dijo Víctor.
Puede que sí, pero el colmo del tópico es acusar de tópico cualquier idea o apreciación con la que no estés de acuerdo.
Yael se incorpora a la tripulación de La Puerta; sin embargo, ya desde el principio, en este primer encuentro en las ondas, merecía más de quince minutos de atención, y que disculpe Víctor por el tópico.
Por otra parte, cualquier cosa es conveniente repetirla varias veces. La memoria es frágil y el entendimiento de algunos, como es mi caso, no es capaz de captar a la primera, ni a la segunda, pero si ya algo a la tercera y casi obtimamente a la cuarta. A partir de ahí, lo que se está repitiendo comienza a perder interés. Caso, por poner una comparación, del gran editorialista en relación con Las Palmas, que lo que ha conseguido es que un nombre oficial pero poco utilizado, Gran Canaria, se haya hecho valer como valor de uso.
No siempre llueve a gusto de todos.
Más interés tenía discutir sobre la moral de la guerra. Dijo Yael que no es lo mismo un soldado que se enfrenta a otro soldado que aquel que tiene como objetivo a la población civil. Es verdad. Hombres armados contra hombres armados. Quizá las guerras fueron así hasta... ¿Hiroshima? ¿Qué guerra en la actualidad no mata a la población civil, no ya como consecuencia del conflicto o daño no previsto, sino como objetivo consciente?
En las ordenes militares --oí decir a un guardaespaldas del Ejército--, si un general está en peligro y para salir del peligro hay que atropellar a una anciana, a un niño y a un perro, la salvaguarda del general es lo que importa.
De esto sabe Jesús Manuel, nuestro especialista en guerras. Quizá, en el próximo programa, añadir al título "vino y sexo" (si se presenta el monje), el de "droga y guerra". La droga perseguida en la vida civil, ¿se liberaliza cuando se entra en combate?
Eso y... Rajoy. ¿Será un por lo menos mediano arreglador de los entuertos que sufrimos o, por el contrario, no es sino un espejismo? Sombras nada más donde la sed y la zozobra nos quiere hacer ver un cuerpo sólido.
--Eso es un tópico, un lugar común...

martes, 18 de octubre de 2011

swexo y vino

Da igual como haya salido el programa. Por fin tenemos una mujer que vale la pena, en todos los sentidos.
--Qué ...-- dije yo.
--Qué ...--dijo Jesús el Niño.
Y seguimos caminando los tres avenida de la cárcel hacia arriba.
Yael se fue con Víctor, vestido de invitado a una boda, y ella de rojo y negro. Stendhal. El hombre que le tenía miedo a la belleza.
El próximo prógrama, si hay suerte y gracias a Yael, sexo y vino, con un monje de invitado especial.

con Yael Hernández Oaknín

hoy en LA PUERTA

radio unión tenerife

con Nuestra Nueva Amiga:

Yael Hernández Oaknín

(más información, en el blog de José María Lizundia)

lunes, 17 de octubre de 2011

el precio de la felicidad

Agustín Pacheco, insistente, se quedó con el único ejemplar que me quedaba de El pintor asesino. Fue en la última presentación en la Mac, de la que eludo hablar para no meterme en profecías. Hace tiempo que perdí el oficio de profeta. A los que sólo piden aplausos, que les besen las manos y proclamemos lo lindos que son, leche cacharro es lo que merecen. Esto de opinar, como Martín Fierro --aunque sin guitarra--, no reporta sino disgustos. Hablar de las gente que admiras, y basta. Los que no despiertan un grado de admiración absoluto, mejor borrarlos de las evidentes líneas. Con El pintor perdí varios amigos, por esa tontería de Chistowski obligándome a usar nombres reales, como más auténticos y verdaderos. Y una mierda. Invéntalo todo y déjate de realidades. El hombre pobre no puede permitirse el lujo o la inconveniencia de decir lo que piensa. Y el sabio piensa lo que dice. Así que no seas quevedo y calla cuando la ajenitud cruce el índice sobre los labios.
Hasta ahora manejaba la hipótesis de que Gómez Charlín --otro que sólo quiere aplausos-- tenía el mismo defecto que yo: hacedor de páginas que valieron la pena que estén ahí, pero junto con otras que son pajas donde ninguna aguja se ha perdido. Cambiaré de parecer a partir de ahora y celebraré como genial e impecable la nueva novela, con portada de Ramón Herar, que Charlín al parecer ya tiene en imprenta.
En fin, el sábado me puse las botas de siete leguas --estupendo regalo de un amigo del que puedo, sin ironías, hablar con calidad-- y me fui a una celebración en un hotel del territorio mítico de José María Lizundia. Me invitaba Sila, una mujer estupenda y guapa que merece capítulo aparte. Estos actos de hoteles elegantes tienen algo de color pastel, aroma de nardos y noches de jacuzzi. Acostumbrado a los bares canallas, el contraste es de agradecer. Después regresa uno a la vulgaridad con renovado coraje. La celebración estuvo muy bien, y no me extiendo sobre la chica que hizo la danza del vientre porque entonces no pienso en otra cosa. Incluso los contrastes fatídicos. Una psicóloga que predicó contra la depresión, que si estabas deprimido, te dejaba absolutamente amargado. Y otra chisgaraví, locuela, que poco menos que terminó aconsejando a todas las mujeres que estaban allí dentro que se dejaran de formalidades y fueran más rameras y ejercieran el oficio por amor al arte, como los poetas. Habló también de la física cuántica. Hace tiempo que la física cuántica está en manos del sexo femenino.
Con Sila y Cruci y Fernando, etc., luego estuvimos de cena. Grato conocer a Fernando, un negro blanco, rubio pero pelado a menos de cero, peluquero. Grata e inteligente persona. Agradable, humorado y afectuoso, con zapatos de cuatrocientos euros y la ropa no me quedé con las marcas. De marcas y ropas, me estuvo hablando el chófer cuando íbamos pal sur. No le robaré sus episodios. Espero que él mismo lo cuente. Y gracias, Sila. Fue una noche inolvidable. En el viaje de regreso, perdí de nuevo el móvil. Quizá un pago, el precio de la felicidad.

viernes, 14 de octubre de 2011

más ripios

Hoy estuvimos en la esposa
de don Víctor Roncero
oyendo erres minúsculas,
autor de mucho esmero.

Dicen que ganará el Premio
de Novela Cajacanarias,
así será la justicia
en estas islas canallas.

Yo sé que lo merece
mi amigo Juan Royo,
pero iré a la celebración
a comerme medio pollo

No como hoy que no hubo
vino ni cochino negro
haciendo los honores,
ay la pena que tengo.

Se fueron los mayores
a las mesas del Puntero,
y los pequeñitos quedamos
como en Zoo Punto Cero.

Bebiendo en el Platillo
sin Royo ni Pacheco,
que uno con despedida
y otro sin se fueron.

Allí el Cuervito, el capitán
Mercelino, el doctor
Ramallo, don Kiko
futuro escritor

y yo, que como es de madrugada
no tengo ánimos pa clerecías
y dejo a otros sílabas contadas
porque me pena el alma mía

no haberme ido a La Laguna
con Ramón y JR.
Y aquí al lado en la plaza
un baile que te mueres.

Disculpen señores
las coplas
pero esto tiene lo fácil.
Abajo tengo una botella
y una copa.

ripios de las peticiones

A mi amigo Agustín Díaz Pacheco, a quien llevaré esta tarde, con "El fondo de los charcos" en primer plano, el único ejemplar que me queda de "El pintor asesino".





Iré a casa de mi tía
a por blanco de titanio,
el de plomo no lo quiero
que envenena y hace daño.

Ya que estoy, también le pido
dos de blanco transparente
y los azules de prusia
como sus ojos ardientes.

Y si tiene, un buen rojo
en cualquier de los estados,
y amarillo veneciano
también, aunque esté usado.

A don Felipe Emeterio
que es mi mejor padrino,
le pediré unos pinceles
que fueron de su sobrino.

Y al cura del triste pueblo
que me dé los tres lienzos
de santos gastados y huellas
de moscas. Y si lo pienso,

a mi prima Elvirita,
sin que lo sepa su otelo,
que pose en todas maneras.
¿Qué pintor no pide modelo?

jueves, 13 de octubre de 2011

actualidades y recuerdos

Las quejas de los fracasados son patéticas. Vale que uno no tenga suerte, no tenga picardía. Porque la cosa funciona así. Trampear y engañar sin que te pillen, y tú pillar a tiempo a quien intenta trampearte o engañarte. Saber robar y evitar que te roben. Lo demás son matices. Saber a quien adular y luego, si puedes, eliminar a ese testigo molesto. Y oír aquella canción en voz y música de aquel buen y admirable progresista Paco Ibáñez: "Mira, niño, que sin dinero no vivirás".
A mi amigo GM no le falta el dinero. Su trabajo de funcionario lo mantiene a flote económico. Una vez hizo una traducción de Medea por encargo de un director de teatro, para representarla. No quiso cobrar. Traducir a Medea para él fue un placer, y los placeres verdaderos --en su filosofía-- desprecian el dinero. El director le dijo que de todos modos tenía que ingresar un dinero a su nombre en la sociedad de derechos de autor. Pero si yo no soy socio de esa sociedad, dijo GM. Es igual, tienes que ingresar aunque no seas socio, dijo el director. Cuando mi amigo, que no necesita el dinero pero tampoco lo desprecia, se interesó por cobrar los derechos de autor, le dijeron que no podía reclamarlos porque no era socio. Supongo que se quedó con la boca abierta. Luego me contó de un poeta laureado que insultó a no sé quién porque no lo había nombrado en no sé qué conferencia. Patética la queja del fracasado y vomitiva la del laureado.
Pero de lo que quería hablar hoy es del cuadro "La plazoleta". Sólo tienes aquello que das, cantaba no me acuerdo quién. Tengo ahora el recuerdo de mi primer contacto con el arte de la pintura. Tendría unos siete años, más o menos. El lugar: la plazoleta. Una pintora extranjera, una mujer menuda, sobre los cuarenta años --según la recuerdo ahora-- pintaba a una chica con una cesta de pescado. Me agradó la modelo, y me maravilló el cuadro. El cuadro estaba tan lleno de belleza como la propia modelo. La técnica era puntillista. Me asombré que usando sólo puntos de color, la pintora hubiese puesto sobre el lienzo el resplandor de la vida. Otro día tuve la oportunidad de entrar en su casa. Seguramente agradecía mis halagos. Sólo sé que estábamos sentados en la sala de su casa y hablábamos. De pronto, una vecina furiosa, malencarada, entró con estrépito allí dentro, sin pedir permiso, sin saludar. "¡Ya verás tú cuando se lo diga a tu madre! ¡Sal de aquí enseguida!", gritó. Salí corriendo, asustado. No supe defender mi reciente amistad con una pintora a la que admiraba. ¿Qué hago? Ahora veo de nuevo aquel cuadro. Veo de nuevo a la niña que servía de modelo. Los puntos de color sobre el lienzo. Hasta podría contarlos. La cara de asombro de la pobre extranjera. Era extranjera. No supe defenderla. Mierda.

miércoles, 12 de octubre de 2011

negro sobre Blanco.

El ministro Blanco es otro que debe de estar temblando o asqueado. Leo en el ejemplar de El Mundo de las mesitas de la plaza Weiler que un amigo gallego del ministro pasa de lo poco a lo mucho en poco tiempo, gracias a Fomento. Bueno, y qué. ¿Por favorecer a un amigo? En fin, el señor Blanco, ahora en el punto de mira político financiero, debe de estar considerando que no es aconsejable encender un fósforo en una gasolinera.
Blanco de las miradas también es el Hierro. Nuestro Hierro, adonde nuestro bimbache dice que se va a ir a cuidar ovejas. Arde la tierra bajo el mar.
Un volcán de libros --más o menos novelas-- en la corte canaria de las letras. G-21 sigue pegando fuerte, ahora con la presentación de El fondo de los charcos este viernes en la Mac, zona de la esposa-madre Santa Cruz que en las noches se puebla de alienígenas. Coincidió la publicación de la novela de Javier Hernández con la reedición o reimpresión de la única novela de Jaime Mir, la primera novela canaria de género negro en estado puro y, si no me equivocó, aún inculminada por la producción posterior en esa línea (si exceptuamos los cuentos, donde contamos aquí con algunos de Ensalada de canónigos, Retrato de Marlou Diesel o Y fumar puede matar), aunque hay que considerar la posibilidad de que Crimen sea también negro. Surrealista pero negro.
Jaime Mir, oí decir, se retiró del oficio porque una vez que ganó el Premio con su novela, poco menos que se asqueó del mundillo literario. No sé, si eso es verdad --abría que preguntárselo a él--, los detalles del cuento.
En el que hace José María Lizundia en su última entrada, faltó un personaje. En fin, mejor dejarlo pasar. Ahora me estoy estremeciendo con la mística de Loyola, y los temblores que veo por dentro de uno propio, oscurece los de afuera. Bajo el volcán. O mejor dicho, sobre el volcán.

con Anghel Morales y Marianella Aguirre

La mala gente, gente solapada y enmierdada, termina por asfixiarse en sus propios tejidos. Esta vez no sólo por eso que llaman la ley de la vida, que tarde o temprano pone a cada cual en su sitio, sino porque esta vez han lanzado el puño contra hierro duro. No le toca a Anghel ahora abandonar. Es responsable de haberse convertido en estas islas en el editor paradigmático, aunque eso le cueste descuidar un tanto su trabajo como autor, donde no es poco lo que también nos ofrece y ha ofrecido. Hablar ahora de sus virtudes, y del cariño que le tengo, no es necesario. Aunque sé que a su fuerza, a su valentía, se une su destreza, en lo que yo pueda hacer, aquí estoy. Y en cuanto a Marianella Aguirre, conocí primero su pintura y algo escribí en este blog en aquel momento. Ahora añado que en mi hacer como aprendiz en el oficio de pintor, aprendí de su obra la capacidad de síntexis, de obtimismo y de claridad. Y del trato que he tenido con ella, me quedé siempre con su afecto y su cordialidad. Obra y autora están en sintonía. Mi trato personal no es tanto como con Anghel, pero ojalá ella también sepa driblar con acierto las marrullerías de quienes abusan de las malas artes.
Ánimo a los dos, y nada de tirar toallas. Hacerse aún más valiosos, es la respuesta.

martes, 11 de octubre de 2011

sobre literatura

"... no puedo por menos de experimentar un intenso mal humor cuando oigo hablar de un paisajista (por perfecto que sea), de un pintor de animales o de un pintor de flores, con el mismo enfásis con que podría elogiarse a un pintor universal (es decir, un verdadero pintor), como Rubens, Veronese, Velázquez o Delacroix. A mi juicio, el que no sabe pintarlo todo no merece ser llamado pintor. Los hombres ilustres que acabo de citar expresan perfectamente todo lo que expresa cada uno de los especialistas, y además poseen una imaginación y una facultad creadora que habla vivamente al espíritu de todos los hombres. Cuando queréis darme la idea de un artista perfecto, mi mente no se detiene en la perfección en un género de asuntos, sino que concibe inmediatamente la necesidad de la perfección en todos los géneros. Lo mismo ocurre en la literatura en general y en la poesía en particular. Quien no es capaz de pintarlo todo, los palacios y las chozas, los sentimientos de ternura y los de crueldad, los limitados afectos de la familia y la caridad universal, la gracia del vegetal y los milagros de la arquitectura, lo más atractivo y lo más horrible que pueda existir, el sentido íntimo y la belleza exterior de cada religión, la fisonomía moral y física de cada nación, en fin, todo, desde lo visible hasta lo invisible, desde el cielo hasta el infierno, éste como decía, no es verdaderamente poeta en la inmensa extensión de la palabra y según el corazón de Dios. De uno se dice: es un poeta de interiores, o de familia; de otro, es un poeta del amor, y de aquel otro: es un poeta de la gloria. Pero, ¿con qué derecho se limita así el alcance de los talentos de cada cual? ¿Acaso quiérese afirmar que quien ha cantado la gloria, por esa misma razón es inepto para celebrar el amor? De ese modo se debilita el sentido de la palabra poesía. A no ser que de esa manera queramos tan sólo dar a entender que unas circunstancias, que no se deben al poeta, hasta ahora le han confinado en una especialidad, creeré siempre que se está hablando de un pobre poeta, de un poeta incompleto, por hábil que sea en su género."

Charles Baudelaire (traducción: Carlos Puyol)

lunes, 10 de octubre de 2011

explicación

Quise continuar aquí la fábrica que hice en el intento de novela Telarañas. Un "yo" troceado en cinco personajes distintos: un listillo, un tonto, un hombre cabal y razonable, un delirante y un enamorado ingenuo, que transitan por la realidad, la imaginación y los sueños, y por las conexiones que deben de existir entre esos tres territorios. Aquella novela, frustrada, se publicó merced a la generosidad y afecto de Agustín Pacheco, y cobré por ella lo que no he cobrado por ninguna otra. Los editores pequeños no pagan, y a los medianos no sé si hay que darles la lata. En fin, un escrito tiene dos destinos posibles: la destrucción o la publicación. Es el único modo de que no se conviertan en un peso sobre los hombros. Este blog quiso rescatar los mecanismos de Telarañas. Aunque menos desafortunado que aquella novela, quizá porque esto no es una novela, también ha fracasado en el intento de cercar los mundos y los personajes y darle a cada cual su paisaje y su palabra. El que mucho abarca, poco aprieta. Supongo que habrá que corregir las pretensiones, si es que hay ánimo para seguir con esto. Para mí escribir no es un hobby, no es un entretenimiento, y he llegado al límite de mis fuerzas. No puedo seguir recurriendo a paliativos para convertir en placer la fatiga de escribir. En cuanto al reconocimiento, tengo el de la gente que me importa y algunos más. Lo que hace suponer que la obra que hay por ahí y la que queda por hacerse visible, si hay suerte, no caerá en un saco ampliamente roto. Por los demás, el trabajo de escritor, en un mundo con inflacción de escritores, está destinado en el presente actual a los que tienen posibilidades y saben moverse en la corte de las letras y algo que merezca durar más de tres días. Yo de esas posibilidades de las que hablo, cada día menos, y el saberme mover, ni modo, sólo a veces y por casualidad. Así que por si acaso, dejo dicho esto y ojalá El libro del cuervo, en manos ahora de Anghel Morales, no le ocasione a mi amigo un quebranto. Haré lo que pueda para evitarlo. Y lo dicho:

este martes

RADIO UNIÓN TENERIFE

LA PUERTA

A LAS 18.00 HORAS

viernes, 7 de octubre de 2011

Adagio

Los colores se apagan
como la vida del hombre,
como al final del día
los claros del bosque,
como ser que no siente
en su ser un nombre,
la vida se apaga,
urdimbre de sombras.
Envejecer:
la única belleza.

jueves, 6 de octubre de 2011

Estrategia del pintor

Mirar es cosa de los tubos
de rembrant,
ver es aprehender
las líneas de las fronteras
de los cuerpos y las tierras.

Mirella que no llama
¿mala estanxia o estrategia?
Ella lo sabe, ya lo dirá.

Don Raimundo en medio
poniendo remedios
a lo que no tiene enmienda.

Eva rezando
el Rosario
haciendo de su glosario
números
inciertos.

Famara en La Palma,
San Miguel la proteja
a esta sabia judía.

Oh, Israel, ven a Canarias,
islas con sed
de tierras prometidas.

Y el pintor espera
la próxima Intervíú,
portada galanera,
dama de Sevilla,
plano intermedio
en el cuadro
del escritor escondido.

Y espera el pintor:
¿traerá el capitán M
la botella de Aldea?
¿O será el doctor Ramallo,
viejo zorro de la no novela,
quien se la lleve
como pago a Agosta,
la que escribe?

página para borrar la anterior

Vulgarizar lo sublime y sublimar lo vulgar. Está máxima, como casi todas, es falacia poética demagógica. Pero al igual que en matemáticas esa falacia llamada infinito es operativa, que lo sea también la literaria.
Dicen que el sublime Jérez (personaje crítico de la novela aún inédita pero ya en planchas de Charlín, el autor admirado por Gladis y por Marcelino, con portada boscosa, nada quemada pero sí con fuego, de Ramón Herar. Un acontecimiento gallego en la literatura canaria, hoy por hoy la más auténtica del mundo conocido, nuestro mundo, no el mundo abstracto y ensoñado del hermano Víctor) levanta el cuchillo contra la ausencia de escritores en la reciente jornada del Sila. El narrador Melini (con quien me une coincidencia de títulos) le contesta que un escritor no acude a un acto a menos que lo inviten. Yo no sé los demás que por allí vi (Juan Royo, Ramón Herar, Sergio Barreto, Marcelino Marichal, JRamallo, Javier Hernández, Anghel Morales, Eduardo García Rojas, etc.) pero a mí sí me invitaron. Y me regalaron libretas y colgantes la mar de bonitos. En fin, buenas tardes noches pasé en el Sila. No tan buenas como en Atlantic City pero sí aceptables, oyendo a Goytisolo y a un par de africanos más, y el documental rosa de un senagalés bailarín que incorporó a sus esposas senagalesas, a una blanca española. Dos noches para cada una. En las comidas toda la familia junta. La verdad es que a veces echo de menos a la familia de aquí. El mago y su cuñado. En fin, que no haya sido mala la vendimia este año. En Icod quedaba vino del año pasado, del que pisó Sibi. Una botella se había vuelto vinagre. La otra había acrecentado su espíritu. Vino para hacer germinar ideas etéreas. No tengo otras.
Y encontré cuadernos escolares, con principios poéticos que auguraban que yo sería un gran poeta. Lástima que haya perdido la fe. En fin, otra página para borrar la anterior. A lo mejor recupero los que aún suenan a algo, de quien fui y ya no soy, y los pongo por aquí.

Se me olvidó contar lo que me pasó el otro día en el funeral de Orlando. Creí que una mujer que había en un banco era Carmita, vecina de mis tiempos últimos en San Andrés, y la saludé afectuoso sentándome yo también en el banco. No era Carmita, sino una desconocida. Pero ella sí me conocía a mí.
--¿Es verdad todo lo que cuentas en tu libro? --Se refería al Pintor asesino.
--No, todo es mentira.
--Esto... eso que cuentas de Hanssel, y lo que dices de... y... --me emocionaba que recordase la novela mejor que yo--... y bueno, lo que quiero saber y si amaste (empleó en realidad otro verbo) tanto como dices en el libro.
--Nunca se ama (empleé ese otro verbo yo también) lo suficiente.

El fondo de los charcos se presenta mañana, creo, en la Muac. Buena suerte, criticado amigo y autor. Seguramente allí te veré, con Alexis Ravelo y Anghel Morales de escuderos. Y aunque sea feo, llevaré un libro mío que me pidió otro amigo. A ver si también lo veo. Y veo pronto su novela en estampa. La más esperada, junto con la de Charlín.

miércoles, 5 de octubre de 2011

ecos y voces

Me perdí una esplendorosa continuación del tercer tiempo en Atlantic City, metáfora de la tierra prometida. Los canarios, o nos aliamos con Israel o no tenemos porvenir. Israel es el conocimiento. El musulmán es la sensualidad. Alla ellos, nosotros somos amigos de los dos, y de España, la España del Arcipreste de Hita, de los oricios de Asturias, de la amabilidad acogedora de Madrid, de Cádiz engañador. Somos europeos africanos. La relación con Sudamérica cada día está más lejos. Los soportamos pero no nos aportan nada. Los únicos los bolivianos, y ya se están yendo. Nuestro porvenir está en África y nuestra fe en Alemania, nuestra futura protectora. A la dama alemana hay que espabilarla, pero sabemos que está expuesta a todo. En fin, esta es mi política. Salvo el nahualt, que nadie me contradiga. Me pongo serio. Serio hoy porque Mirella quedó en llamarme. La bailarina, mutis por el foro. Ya llamará, si se digna la princesa del garbanzo. Yo no tengo prisa, no tengo nada que perder. La impecabilidad es lo único que tengo que perder, y eso ya lo perdí in illo tempore. En fin, me perdí una continuación de tercera parte espléndida. Me quedó pena no saludar a Nuestro Amado Líder, y gozar la dialéctica XY versus catolicus Víctor Roncero. Y entrar en materia con la nueva judía. Siluetearla. El próximo martes, si Dios quiere.
Fui a Icod. Santa Bárbara. Espacio limitado donde transcurre la novela del gigoló. La del cuervo, Anghel quedó en mandarme la portada. Sibi hoy dijo si ya la tenía lista. Me temo que quiso sugerirme correcciones. No, ninguna corrección. Esa novela es espléndida por las incorrecciones. Ahí soy, como novelista, todo lo que me critican. Todo lo que yo critico a otros novelistas. Se la tenía que haber dedicado a Juan Royo, por el título. O a Thor, mi muerto más importante entre todos los que ha habido en este tiempo.
Adecenté Icod, Santa Bárbara, camino del Almendral. Casa de nadie. Ni mía ni tuya, libre la quiero. Mirella sabrá. No tengo prisas. Regreso a La Maldad. Marco el charco con rotulador y acrílico. Una dama sugieren las aguas. Apago la luz del patio. Prefiero visitar de nuevo mi patria y hablar con Urko y con el Chicharro, en El Castillo, discutiendo.
--Se nos fue un amigo, y la única pena que tengo es que si él hubiera visto la gente que lo acompañaba, su hija llorando, la peña, nosotros, se hubiera puesto contento... --decía el vascongado--. Y en Rentería, una bandera canaria con siete estrellas verdes cada día...
--Él quiso matarse... --dijo Tony el Chicharro, al que acompañé el otro día infructuosamente a la gasolinera de la Ducal, y lo regresé al pueblo y desapareció y tuve que pagarle la copa.
--Yo me voy a ir a Barcelona --dijo Tallo, que estaba con Tony.
--No vayas --increpó Urko el bilbaíno--. No abandones esto.
--Allí es mejor la voz de Dios --dijo Tallo.
Voz la de una chica morena, menuda, bellísima, cantando folías en el bar de Santo, aquí en el barrio de La Maldad. Un alma hecha carne o una carne hecha alma, no lo sé. Su voz estremecía el mundo, y el mundo merecía oírla. Y su acompañante, en contrapunto con la guitarra, respondiendo con la mierda canaria, voz estupenda también, a la seriedad de Canarias, con voz de mujer morena. Viva Canarias Libre.
Al salir del bar,no pude no abordarla y decirle que su voz era lo mejor que había oído en este siglo, mi niña.
--Gracias --dijo ella.
--Gracias a ti. --Entre la chufa blanda de este mundo, Atlantic City se convierte en un lugar de poder, y también un bar de este barrio, gracias a la voz de una pequeña chica morena.

martes, 4 de octubre de 2011

cuervo cabrón ausente

Al final, nahualt, no subí a la cota 600. Mañana después de mediodía, ese lugar ídoneo pal homenaje a Orlando. Modelos silueteadas en las paredes y recital de poesía. Poetas escogidos con lupa. El brujo se hace de oro. Y usted como valor en alza, chambelán, maestro de ceremonia, y su hermano interrumpiéndolo con su catolicismo y el bueno de Tox intentando convencerlo de que a él Dios no le interesa. Tenía razón el nahualt: si hombre más necesitado de Dios, Tox. Francisco Javier. Y esto me recuerda al otro Javier, el Javier Hernández Velázquez, el del "Fondo de los charcos". Dijo Anghel hoy que habló cátedra del poeta Domíngo López Torres. Me extraña. Tal vez sí, tal vez salió Javier ya del limbo. En eso sí que estoy de acuerdo con él. Todos los demás poeta aquellos, eran unos pintureros, incluido Emeterio. El único auténtico: López Torres. Ganas tengo de ver lo que dijo Javier en Madrid, donde los canarios (a menos que llevemos a Víctor) somos lo que dice que somos ese marcial periódico donde gozamos de las columnas de Chaves y Peitaví, y ahora con la épica del gran editorialista. No se la pierdan. El paulinato versus donpepito. ¿Quién vencerá? A mí me cae mejor don José. Una vez lo vi en la rambla, una noche no sé qué luna, y tuve la certeza de que si le pedía trabajo me lo daba. Esa vez no quería trabajar. Ahora sí, pero no tengo quien me contrate. Ni como lector, ni como corrector, ni como negro, ni como publicista, ni nada. Nadie admira ya mis capacidades oficiales. Además, no cobro barato. Eso de que el cliente ponga el precio, y quiera incapacitar 50 euros, no es buen negocio. En fin, el charco creo que lo tengo controlado.
--La ciudad huele a muertos, a cadáveres --dijo el capitán M, obsesionado con una dama con perrito. No se cura. Hablamos de Orlando en el Platillo Volante. Yo lo estoy apreciando ahora a Orlando más que cuando estaba vivo. ¿Pregunta Anghel qué pudimos hacer por él y no hicimos? En lo que a mí se refiere, no haberle cortado bien la venas aquel día y meterlo en la bañera, y encender el ordenador y decirle, venga, viejo pesado y narcisista, larga lo que estés viendo. Eso sólo será capaz de contarlo Anghel. Él es quien está más en sintonía ahora con el poeta de San Andrés. Su obra cobra importancia en la librería del Cabildo.
--No me dijo nada ese poema de Orlando --dijo el Oyente, mientras el Aldea chispeaba los vasos, el ron del Cuervo, hoy el ausente. Es verdad, Orlando dice algo si lo cepillamos. No todo vale, por muy orlando que sea. Lo cepillamos. No hay otro remedio. Que se joda, y que le guste. A ver qué dice el Cuervo. Creo que voy a pedir la baja como abonado del bosque quemado. Ramón el perezozo0.

lunes, 3 de octubre de 2011

El poeta de San Andrés se despidió con una sonrisa. Por el momento. San Andrés no sólo era su pueblo, era su patria. Tal vez, así es la vida, comprendamos mejor ahora la obra que nos ha legado, donde San Andrés ocupa una cumbre importante de su fábrica poética y narrativa. Indudablemente, como tú y como yo tenía sus defectos. A veces, la vanidad del poeta sobrepasaba al poeta universal. "A veces metía la pata", dijo en la iglesia su amigo el cura del Cardonal. Volverá, lo sospecho, de nuevo a este mundo curado de esas simplezas. Entonces no habrá temor en visitarlo y servir a sus demandas de afecto. Hoy se despidió --y sospecho que ha de volver-- de una multitud que abarcaba y se estrechaba tras su caja en la calle del Pollo de San Andrés.
Anoche también estuvimos, con José María, Víctor y Gladis, brindando por sus virtudes, que tampoco eran pocas. Hoy volví a brindar, a invitación sagrada de José Rivero Vivas, junto con Marcelino Marichal y la voz novelera de Carmita, en el Monterrey.

Días de historias nuevas en mi pueblo amado. El día antes con Sita y con X. Sita, la dama del cuadro, nos invitó a un arroz caldoso en el Portugués. Acompañado de un buen vino. Luego los invité yo a un ron a esta casa, y Sita quedó perfilada en la pared de la sala. Es la tercera mujer que habita la sala de esta casa. Lástima el charco del patio. Los técnicos no se ponen de acuerdo. Marcelino y Ramón, que eche líquido desatascante. Gladis que no, ni se me ocurra. A ver si viene por aquí un día destos y hace un juicio con más conocimiento de la causa, y mejor aún, pasa también a iluminar la blancura de la pared de la sala.

Ya tengo el lienzo para el retrato de Nuestro Amado Líder. Creo que va a ser un buen cuadro. El fiel parecido con el modelo, esto no lo aseguro. Algo se parecerá, supongo, si hay suerte.

Y Mañana martes, Radio TOXica, en La Puerta (o Las Puertas, como quiere rebautizar el nahualt nuestro programa). Radio Unión Tenerife. (Y todo el mundo preguntando por Anghel. Estoy ya afónico de decir que está en Madrid, conquistando la capital de todos los reinos.)

domingo, 2 de octubre de 2011

Orlando, descansa en paz

Falleció mi amigo el poeta ORLANDO COVA

--Dejo en este mundo 27 libros publicados --dijo la última vez que lo vi, en el HUC.

Hoy regresará a su pueblo, para despedirse.

Sé que nuestra presencia lo alegrará.