lunes, 6 de diciembre de 2021

más décimas

 Sé lo que es sentir celos

y sé lo que perjudica

cuando la buena Perica

se va con el buen Carmelo.

La mujer se quita el velo

sólo con el marido

si no la pone en olvido

con sobras o con desganas.

No es buena la manzana

que otra ya se ha comido.


Si es lista y no esclava

la mujer de tal marido

paga con el mismo trigo

el de verse despechada.

Si él no la quiere echada

como requiere natura,

con los celos, criatura,

no solucionas nada.


Si uno se va por la puerta

dejándote con las ganas,

abre luego la ventana

y mira para la huerta

donde planta sus berzas

un solitario vecino.

Si el nota tiene buen tino

verá la ventana abierta.


Solo hay que andar el camino

y no quedarse en virtual

cuando el bueno del marido

se ha mandado a mudar.


viernes, 3 de diciembre de 2021

entradilla para la entrevista

 Cuentos de otoño. Tristes cuentos en tiempos tristes. Agustín Díaz Pacheco no es un autor alegre. Sus historias están preñadas de incertidumbres y pesadumbres. Sus ojos son diestros en mirar lo que hay en los estados oscuros, de la mente y de la realidad. No hay esperanza posible. La felicidad es una máscara falsa. Caída esa máscara, lo más sensato es pegarse un tiro. Esto ocurre en uno de los relatos. En otro, la falta de felicidad está puesta desde un principio: un hombre pasa hambre y para poder comer vende sus libros valiosos a un comprador que no paga. Sigue pasando hambre. Cuentos de otoño es un hueso duro de roer.

Hay que tener buenos dientes y un paladar adicto a los sabores amargos. Su atmósfera, además, se alimenta de un azufre que surge de lo desconocido y se adhiere a los compuestos volátiles. No es libro para escritores hogareños, no tiene refugio ni calor de hogar. Domina la intemperie y una sombra horriblemente fría. La luz con que el narrador ilumina esa sombra no la disipa, sino que la hace ver aún más negra y helada. Tinieblas sin corazón las vidas que ha fabricado Agustín Díaz Pacheco en las páginas de Cuentos de otoño. Con él he hablado varias tardes en Santa Cruz de Tenerife.   

.Agustín Díaz Pacheco no escribe como un músico que toca porque es su trabajo. Es uno de esos escritores en el que la obra es una necesidad. Es posible que él también sepa --tendré que preguntárselo-- que una manera de conjurar el mal es nombrándolo sin paliativos, sin paños calientes. De su nuevo libro y de parte de sus vida y otras cuestiones nos habla Aquí. Óiganlo a él.


lunes, 29 de noviembre de 2021

 Escribo mientras espero a Dani. Viene con un poco de paella. Alimento. 

Hoy vi no sé si una rata pequeña o un ratón grande intentando salir a la calle por la puerta cerrada. Al verme volvió para dentro y se escondió. Llamé a Nicolás, experto cazador de ratas. Nada. Teoría. Volvió a su casa a ver el partido sin lograr nada.

A mí me hizo pensar en la  mujer Rata del club de lectura. La mujer Rata. Son animadas, sociables y saben ganar dinero. Tiene nombre de continente. Su líneas son curvas y delicadas, sensuales, y su voz va por el mismo camino. Es inteligente. Habla poco pero se da cuenta de todo. 

Como tengo visita mañana para la pequeña fiesta, ordeno y limpio la casa. Cuando regreso del patio, otra vez la ratita queriendo salir, irse a buscar a los suyos. Se espanta otra vez. Abro la puerta, voy al patio y acecho. Al rato la veo esconderse en la cama turca. Espero. No sale. Me aburro de esperar. Estoy aquí, pero dejo la puerta abierta por si se arma de valor y emprende una carrera liberadora. Si supiese que no se lo voy a impedir. No sé. En limpiando encontré una pequeña flauta. Puedo hacer el experimento. No creo que sea contraproducente tocar la flauta.

Lo práctico del vano intento de Nicolás --hoy no es su día de cazador-- fue que me obligó a limpiar en rincones insospechados. Insospechadas cosas aparecen. En fin, me acuerdo que cuando la rata de agua le dijo que se fuera con ella --en la novela El viento entre los sauces--, el topo estaba haciendo la limpieza de primavera. (Los personajes principales son el topo y la rata de agua.) La rata tenía fatigado al pobre topo, no le daba respiro, de aquí para allá. Hasta que se dio cuenta del castigo que le estaba dando a su amigo con tanto movimiento. 


sábado, 27 de noviembre de 2021

 --Me gustaría que me hicieras un cuadro --me dice en Ibrahim la novia del Navajas--. Pero no me vayas a cobrar quinientos euros.

Imagino un retrato con ella de modelo. El parecido no lo aseguro. Pero tendría esplendor. Es una mujer esplendorosa. Un retrato de cuerpo entero. No creo que el novio lo permita. Así que no le hablo de ningún retrato. 

--Yo pongo el material.

No lo olvido. El cuadro. El lienzo, los colores. Pero ahora tengo abandonada la pintura. Los cuentos de Injertos ocupan las horas de trabajo. Sin dejar de pensar en la corrección pendiente de una obra mágica, la de...

Hoy llamó Ramón, me cogió conversando aquí con el Topo. Noche. Ventanas cerradas. Para evitar ser visibles desde la calle. Una observación de Pamela sobre proteger los cristales para que no te vean desde el exterior, me recordó el palacio de Justicia de Santa Cruz. Desde dentro ves claramente lo que hay en la calle, pero desde la calle no puedes ver lo que hay dentro. La metáfora está servida. En algunos tranvías han aplicado el sistema. Me repele esos tranvías por fuera opacos y por dentro transparente penumbra. 

Ramón dice que el libro de Juan saldrá a principios del próximo año. Anghel dijo. Cerca de la Gesta de la invicta ciudad.

Belén lee el prólogo de su libro en el acto de Acte en el hotel Contemporáneo. La grabación se interrumpe antes de acabar. ¿Otra metáfora? No sé. Problemas técnicos, seguro. 

domingo, 21 de noviembre de 2021

esperando la guagua

 Fui a Santa Cruz a comprar víveres porque mañana viene a dejarme jengibre.

Como llevaba bolígrafo, escribí para entretener el tiempo, mientras esperaba la 911.


La pantalla que señala

los minutos de la espera,

apagada.

No sé cuando llega la 11, ni la 4,

ni incluso la 9

aunque haya que subir

la escalera que no funciona.

Ana recuerda que este otoño saldría la novela.

Sería un milagro. Incluso en primavera.

Una mujer llega y se enciende la pantalla.

Quedan siete minutos. Hablamos de los domingos de Santa Cruz.


Y después de comprar, en la parada de la plaza Weyler, para subir, esperando la 904.


Ay samba querida,

 dónde has estado. 

¿Estuviste dormida 

y no has despertado? 

¿Qué piensas? 

Nada. 

¿Qué haces? 

Mirar las flores.

En esto llega una mujer que quiere fumar porque en casa de la hija --fue de visita-- no puede fumar:

--María Estropajo me estaba mirando a ver si fumaba y no pude fumar. 

Me cuenta por qué le cogió miedo a los gatos. Historia larga. De 22 minutos. La guagua llegó. No me senté con ella a preguntarle el nombre, y en qué mano le había mordido el gato que intentó sacar de debajo de una cama...


sábado, 20 de noviembre de 2021

escuchando el programa de Salva

 el ave Fénix resurge de las cenizas.

Salva habla del Volcán.

Está rugiendo la costa andaluza.

No tiene nada que ver con el Volcán.

Los expertos no sirven para nada.

Pase lo que pase todo es normal, dicen los expertos. 

Salva dice que el tsunami traería la desaparición de Canarias.

Exagerado. Le gusta exagerar. Pero el drama no es poco.

*

Son órdenes directas de Satanas, ¿a quién? --pregunta Salva.

¿Cuántos demonios han salido por ese volcán?

Eso no son paridorias (?). Parirodias 1 - Las Palmas 2.

Todo se andará y pronto se sabrá quién domina el mundo.


Hay que tener fantasía --esto lo digo yo-- para saber

qué domina el mundo. Qué objeto. ¿Una lanza, un escudo o un espejo?

Perceval buscó el santo Grial de castillo en castillo.

El autor medieval dejó la novela sin final.

No hay final. Perceval encuentra el Grial cuando sabe que nunca lo encontrará.


Cumbre Vieja ha subido al nivel tres --dice Salva--. Palabras mayores.

jueves, 18 de noviembre de 2021

antes del eclipse de luna

 Pollo grave en dos sitios. En uno porque tardaban en servirnos. Entró en furia y tiró al suelo los platos. No sé de dónde saqué energía e ingenio para calmar al camarero y sacarla de allí. Luego, tonto de mí, fuimos a otro sitio. Nos sentamos. El camarero dijo que la mesa estaba reservada. Otra vez furia malaya y platos rotos. Otra vez sacarla del lugar sin darle opción a que siguiera gritando. En un banco público comenzó a insultar a dos mujeres que pasaban, por mirarla. Le pegué un tortazo en la boca y otro, sin contemplaciones, en un  muslo. Se calmó.

--Yo no tengo miedo como tú.

--Yo no tengo miedo de mí sino por ti. 

Cuando subimos en la guagua para venir a mi casa, temí nueva bronca cuando el chófer le dijo que se subiera la mascarilla. Milagrosamente no protestó. En mi casa estuvimos toda la tarde, con la única interrupción de Nicolás pegando la nariz al cristal de la ventana. Salí a la puerta a preguntarle qué quería. Luego por la noche me dice que él no sabía que yo estaba acompañado. No, y por eso cuando nos viste llegar te apartaste de tu ventana de vigía para que no te viéramos. Menos mal que estoy practicando el taoísmo. Cuando no lo practiqué fue antier con el chachán del barrio. Su comentario me sentó como una patada. 

--Desde mi ventana lo veo todo. Veo a las putitas que entran en tu casa.

No tenía que haberle ni contestado. En todo caso meterle una botella en la boca y que se comiera los cristales. No ha vuelto a aparecer por Ibrahim.

Mañana luna llena y eclipse.  

miércoles, 17 de noviembre de 2021

virus

 Sobre la compra de periodistas, políticos e investigadores yo no pongo la mano en el fuego. Mi interés por buscar información sobre ese tema, ahora es casi nulo. De fb han desaparecido todos los que denunciaban un complot mundial (también han desaparecido los satanistas). La censura es evidente. De lo otro, de las campañas panfletarias promovidas por las grandes farmacéuticas, sólo veo lo que escribe José Luis García Martín en su blog (que también lo publica en el periódico El Comercio). Viene insistiendo en la cuestión covid desde que se inició el confinamiento, cosa que lo defraudó y se puso en contra de Sánchez (por quien había votado en las elecciones), un político al que hasta ese momento admiraba.

Para hacer una idea, copio algo de lo que sale en esta semana:

... También se sabe que este virus es muy contagioso pero poco letal: no solo no causa ningún síntoma a la mayoría de los contagiados (los famosos "positivos"), sino que los síntomas suelen ser leves y se curan solos (como la gripe). En un pequeño porcentaje puede ser mortal, pero esto ocurre casi siempre en pacientes con las defensas debilitadas por la edad o por otras patologías. Dígame un solo experto que contradiga esto.

Jerez hoy en su columna llama imbéciles a los no vacunados. "Imbécil" (e Insolidario) es la palabra tótem de la publicidad "farmacéutica" contra la competencia: los no-vacuna. También Podemos la emplea para escupir a los obreros que votan a la derecha. "Si compras Pepsi eres un imbécil", es decir, lo eres porque no compras Coca. Esa publicidad ofende. O sea, si compro Coca no soy un imbécil, ¿Qué bula me estás vendiendo, comemielda? 

*

Que el wasap no funcione no me preocupa. Lo que desquicia un poco es oír los ruidos de llegada de mensajes. No sé cómo evitarlos. ¿Bajaré a ver si me lo arreglan? Después del vídeo de hoy de Nguyen en fb., mejor ir a la luz del mediodía. La  904 me deja en la plaza Weyler...  


martes, 16 de noviembre de 2021

 De la conversación con ella esta noche, marco, de Santa Cruz (Jerusalem), 1 la plaza toros, 2 la plaza Weyler y 3 la plaza Los Patos.

Los tres lugares los relaciona con el agua. Junto a la plaza toros hay un depósito de Emmasa.

1. La fuente por donde ha de fluir el río subterráneo que cruza Jerusalem (Santa Cruz).

2. Dice que hay un cementerio de niños.

3. El ave Fénix que resurge de las aguas (?). (Habló también de la tortuga pero ahora no me acuerdo con qué la relacionó.)

Me pregunta cómo llevo el trabajo.

--Hay que darse prisa, Jesús, que estamos en el tiempo de Dios.

--En el tiempo de Dios un segundo es una eternidad y una eternidad es un segundo. Lo que parece corto es largo y lo que parece largo es corto.

No sé si me entiende. No sé si me entiendo.

Me dice que soy un soldado traidor. Le digo que yo no soy un soldado. Que soy un animal perdido en un bosque de símbolos. 

--Pero eres un súbdito.

Quiere decir que soy un súbdito del rey su padre...

Su mundo es semejante al de Ignacio Gáspar. Con dos diferencias a tener en cuenta. Ignacio lo construye con tierra; ella, con aire. Ignacio sabe que está haciendo literatura. Ella está narrando su realidad.

*

Hoy pollo chungo con el chachán del barrio en Ibrahim. Todavía lo estoy digiriendo. Está relacionado con Nguyen. Me recuerda la descripción que hace Espinel sobre la lengua humana en su novela El escudero Obregón. Vale la pena copiarlo. Tal vez mañana. 


  

lunes, 15 de noviembre de 2021

de oca a oca

 Escribe en público sus episodios cotidianos. Lewis Carroll estaría en sintonía con ella. Yo no, pero intento entender su mundo, no pocas veces contradictorio, abominando y deseando lo mismo a la vez. Los psiquiatras le dan el nombre de esquizofrenia paranoide. El tratamiento principal es un fármaco que ya le pusieron la vez anterior. Las contraindicaciones se hicieron evidentes. Le destrozaron el cuerpo y le apagaron el alma. Dicen que dejar la medicación causa una mayor recaída. Dejó la medicación, se le recuperó el cuerpo (con una energía insólita) y anímicamente despertó con más bríos. Hoy temí que la jueza ordenara hospitalizarla. No la recibió. Salió ilesa del Juzgado. Sigue escribiendo.

*

Tarde grata en el club. Al final de la plática casi todos me dijeron su signo oriental. Andrés es Buey (hombre noble, tranquilo y laborioso). Ana Hardisson, Teresa H y otras dos son Cerdo. Africa es Rata. Lolita y Ángel son Perro... 

Antes de empezar la charla me fijé en los libros que tenía Pérez Minik (las reuniones son en la sala Pérez Minik, donde están los libros (numerosos) que él tenía en su biblioteca). Hojeé uno en especial. Dentro había un sobre abierto con una carta. No me atreví a mirarla. Tuve el presentimiento de que esa carta (escondida entre la tapa y la sobrecubierta) guarda algo importante. ¿Lo averiguaré?

*

En Ibrahím la parroquia viendo el partido del Tenerife, perdiendo,1-0, cuando me fui, en el descanso. El Topín estuvo por aquí, pero no se quedó mucho rato. Siempre que nos vemos en mi casa, me habla de la brujería, de la historia que sufrió por un mal hechizo que le hicieron. Siempre me nombra las siete potencias africanas. Tengo que investigar eso. Seguramente está en relación con los mundos de magia de Cuba, Haití y Brasil. La magia, como la ciencia, si no eres un maestro, un iniciado, un conocedor, mejor ni tocarla, Pero no está de más saber algo. Y más en un mundo donde ahora la ciencia es tratada como un auto de fe, como la Trinidad en los tiempos del poder católico o protestante. Compra de la grandes farmacéuticas a periodistas y políticos es otro tema. De esto habla Martín con insistencia. Hoy me dijo que volviera a la tertulia (virtual) de los miércoles. Si no estoy desfondado, es posible que acepte la invitación.


domingo, 14 de noviembre de 2021

con Fray Espinosa

 --¿Tú no piensas como yo? --me preguntó Nguyen.

--Sí, pero llego a distintos resultados.

La X en nuestras ecuaciones son distintas. Ella está seguro de todo y yo no estoy seguro de nada. Ella vive en un galeón convencida de que navega a un nuevo mundo, y yo en una barca que va a la deriva sin saber a dónde me llevarán las corrientes y los vientos. 

Miro los fenómenos humanos como miro los naturales. No los juzgo. Procuro contemplarlos con desapego. Si sopla el frío, procuro buscar abrigo. No insulto al frío. En tal caso, a mí mismo por no haber sabido adaptarme. Si alguien me roba o me agrede, no lo culpo. La responsabilidad es mía por no haber sabido evitar una cosa u otra. Además, pienso como Nguyen. Todo está entretejido como el día y la noche.

En fin, no me atrae demasiado hablar de mí mismo. He usado, en la literatura, la historia personal --episodios y circunstancias-- pero sólo para disfrazar con ella a otro personaje, un personaje ficticio. A veces me han confundido con tal o cual personaje, y a veces cuando tal o cual confundidos me conocen, han salido defraudados. Esto ha ocurrido con este blog. Pero ya el personaje que inventé se ha ido. Y no creo que vuelva. 

*

De los libros antiguos, desde La Biblia a Las Mil y Una Noche, suelo fijarme con más atención en las westalchaung que están en oposición con los moralismos y sentimentalismos dominantes en la actualidad. En Historia de Nuestra Señora de Candelaria, del (curita lo llamó aquel) fraile Alonso de Espinosa, el primer historiador de Tenerife, en el capítulo de casamientos, dice:

Su modo de contraer matrimonio era: En agradando al varón alguna mujer, fuese doncella, viuda o repudiada de otro, pedíala a sus padres (si los tenía) y, si ellos consentían, sin otra ceremonia ni concierto quedaban casados con el consentimiento de ambos. Y tenían las mujeres que querían y podían sustentar. Y como el casamiento era fácil de contraer, fácilmente se dirimía: porque disgustando al marido de la mujer, o al contrario, la enviaba a su casa, y ella podía casarse con otro sin incurrir en pena, y él con otra, las veces que se le antojaba: y los hijos de aquel matrimonio dirimido, o divorciado, eran tenidos por no legítimos, y así llamaban a tal hijo Achicuca y a la hija Cucaha. // En el uso de la generación, no tenían respeto más que a madre y hermana, porque las demás, tías, primas y sobrinas, cuñadas, todos las llevaban por un rasero, sin diferencia alguna: pero aunque eran dados a este vicio, abominaban en extremo el pecado nefando.

*

El rey no casaba con gente baja y, a falta de no haber con quien casar, por no ensuciar su linaje, se casaban hermanos con hermanas.

El relación con el nombramiento de nuevo mencey, donde el objeto principal de la ceremonia era un hueso del anterior mencey, pone una frase completa:

Agoñe Yacoron Yñalzabaña Chacoñamet, Juro por el hueso de aquel día en que te hiciste grande.


sábado, 13 de noviembre de 2021

 No sé si hacer con la mente lo que hago con el cuerpo. Dejar que se aclare solo. 

Las lentejas que me hizo Helen ayer, demasiado saladas, me sentaron fatal. Del sofá al baño una y otra vez, en intervalos cortos. Sin dormir en toda la noche. Cuando por la mañana  estoy conciliando el sueño, me llama para preguntarme sí leí lo nuevo que publicó en fb. Más de lo mismo. Cuando el delirio se vuelve paranoico es pesado como una loza. Agota mi paciencia y la consideración a lo valioso, quitando el húmedo carbón, que hay en su obra. Le digo que no venga porque no estoy en condiciones de recibirla. Me dice que entonces vaya a la puerta de su casa el lunes a las ocho a llevarle corregido todo lo que me dio. Abajo ese día la espera la policía para llevarla al juzgado. Dice que ahora no va a actuar como ciudadana sino como lo que es, la líder suprema. Otro albatros que va a caer sobre la cubierta de los rudos marineros. Y sus hijos en el extranjero, y sus amigos destacados miembros de Podemos haciendo mutis y si te conocí no me acuerdo. Y yo, en este estado de aturdimiento mental y cuerpo descompuesto poco podré hacer. Pero ya no es ella sola la que está disparatadamente enloquecida, sino el mundo político. Es como si avecinaran una catástrofe irreparable y todos quisieran salir a estampidas del derrumbe total. No sé si es una situación transitoria o un preludio de que lo está llegando. En su caso es más que un preludio. No creo que pueda librarse de que la encierren de nuevo. 

*

Ya es más de mediodía. Oigo el teléfono. Me despierta de la siesta. Por fin dice que viene. Mi hermana también quedó en venir. A traerme sopa en lo que va de camino a La Orotava. Un golpe metafísico sería que coincidieran las dos. El otro día Estela coincidió con Belén.

 La vida de un persona es una constelación cambiante de astros y satélites. La constelación de adversarios (gente que procura tumbarte o ponerte palos en las ruedas), de vecinos, de compañeros de trabajo, familiar, etc. En la que pienso ahora es en la constelación de amigas. Belén y Nguyen están en ella. Y mi hermana también. (el 3 es el número del conocimiento) Toda persona tiene sus reparos y no está de más conocerle la pata que cojea. La de Nguyen quiere abarcar el mundo entero. Entre sus pretendientes solicitados (a los que pide divorcio de sus mujeres y a ella entrega de todas sus riquezas) está desde el expresidente de México Peña Nieto, hasta Putin. Son los dos últimos. Su convicción de ser una líder poderosa (sobrina de Jesucristo e hija de Juan Bautista) exige un esposo destacado. Que no hayan correspondido a sus demandas los condena a los improperios que llenan de fuerte picante, insultante, sus escritos. Y a los políticos y periodistas que no han puesto ninguna atención en su obra. Ayer fue a El Día y le prometieron sacar hoy sus escritos y comentarios de sus libros, y hoy, al ver que no apareció nada, condena a  los periodistas de Cultura a lo peor.  

El tiempo de la prisa se puede pensar que es el tiempo del Demonio. (LA PRISA MATA). Eso pensaron y quisieron pensar los jueces ingleses que condenaron a Juana de Arco, que era una bruja. Los delirios de Juana y de Nguyen tienen relevantes similitudes. Las dos, iluminadas por Dios. ¿Yo qué pinto aquí? ¿en qué alegoría histórica podría ponerme yo? (la similitud fonética, usada bastante, entre historia e histeria, lo dejo entre paréntesis). El otro día en los documentales EL LADO OSCURO vi uno sobre José María de Cupertino, monje ignorante y tímido que en un templo, en una fiesta, se elevó en las alturas hasta besar la mano de María, que fue su primer vuelo. Dos veces lo juzgó la Inquisición por sospechas de estar endemoniado. La ignorancia de José de Cupertino recuerda a la del fraile de Gonzalo de Berceo que sólo sabía rezar el Ave María (el abad se burlaba de él por su ignorancia, y la Virgen castigó al abad por su soberbia y a él lo premió por la devoción que le tenía; los rezos variados del abad no tenían alma, era rezos hipócritas; el de ese fraile sí, era sincero). 

Ayer encontré casualmente Historia de Nuestra Señora de Candelaria, de Fray Alonso de Espinosa. Releí algo de lo que dice sobre los guanches. La muerte, la guerra y el matrimonio. Los nobles sólo podían casarse con nobles, y si no había entre ellos otras mujeres, se casaban entre hermanos. En las guerras, los guerreros adversarios paraban la batalla cuando las mujeres del otro bando iban a recoger a los suyos heridos o muertos. No tenían armas de defensa sino de ataque. En fin, muchas cosas que no está de más conocer. Espinosa se nutrió de lo que le contaban guanches que habían sobrevivido a la conquista. 

Y van a dar las siete. Ninguna de las dos llega. Anhelaba la sopa. No hay que anhelar nada demasiado. Puede que nunca llegue. Iré a Ibrahim a tomar una manzanilla.

***
Rectifico. Mi hermana llama para decirme que están saliendo de San Andrés y pasa por aquí. Nguyen me avisa que se prepara y viene.

viernes, 12 de noviembre de 2021

avatares

No estaba mi doctora, estaba una sustituta con una aprendiz. Las dos me auscultaron y las dos me tocaron las rodillas. Muy amable esta nueva. Mujer del país. Más joven. Más atenta. La otra desde que dejé de cortejarla me quitó la inyección. Esta me propuso pastillas en lugar da agujas. Sí, mejor, y con menores contraindicaciones. Ya estaba cogiendo complejo de acerico. 

--No le dijiste que no me he vacunado.

--Yo en lo tuyo no tengo que meterme --contestó mi hermana, ya camino de la parada de guaguas a la salida del hospital.

 Si le dijo que me hiciera un informe. La otra las veces que mi hermana fue conmigo y se lo pidió, le dio largas. Esta lo hizo enseguida. Ya me había acostumbrado a ser un cojo. Un cojo hijoputa. Ahora tendré que acostumbrarme a ser un minusválido. Ya me entró complejo de minusválido. Se me acabó la bobería.

*

... viene por casa mañana si no hay contratiempo. Tuvo un pleito con un policía. La encerraron en un cuartito con una mujer de la vida, "que hacía teatro". Se puso brava con la juez. Al final la dejaron libre pero tiene que presentarse en el juzgado el día 15. El intento mío de calmarla, decirle que al césar (las leyes) hay que darle lo que es del césar (cumplir las leyes), lo debe haber tomado como una idiotez de tonto. Como pedirle peras al olmo. Y la psiquiatría ya casi, por lo que sé, funciona con pastillas. Si sufres delirios no es porque algo en la vida te lo haya provocado, sino que la causa es corporal y la medicina mata o en enduerme esa causa. Lo malo es el precio. A ella la dejó para el arrastre. Ahora no la está tomando y su energía selvática ha reverdecido, incluso más que antes. Y su delirio. En su obra inédita los fragmentos de su vida son contados con los distintos sonidos de un río, o más cercano a nosotros, los de un volcán.

Volcánico me temo que va a ser La Gesta. Ya Ramón me enseñó la portada, Muy buena. Invita de lleno a entrar en esa novela donde la gesta contra Nelson es contada por Juan Royo.

Como me entró cagalera, comí un arroz en mal estado, no pude subir hoy a La Laguna a oír a Belén hablar de Las flores...

Dice que Anghel preguntó por mí. En lo que corregí hoy, habla unas líneas de Anghel. Lo pone verde. En fin, que hablen de uno, y si mal, mejor. Más notorios nos hacen.

   

martes, 9 de noviembre de 2021

 Ahora me está dando por ver obras de teatro de Estudio 1, ese programa televisivo de cuando la tele era en blanco y negro. Hay autores que no conocía. Caso de Carlos Llopis. En el título de la obra estaba el diablo, pero no me acuerdo del título completo. Anoté algunas frases de los diálogos:

--Si nos casamos ella tendría un marido, mis hijos una madre, y yo un balcón que da a la calle.

--Qué país, no lo dejan a uno ni suicidarse.

--Si me tiro con estos nervios, seguro que no caigo bien.

--Un silencio que no se oían más que padrenuestros en tartamudo.

--Montaremos una gestoría para engañar a los obreros que se quieren ir a Alemania.

--La odio más que al Quijote, pero es tu hermana.

--Como estamos entre granujas, podemos hablar con tranquilidad.


Después veo una de Arniches, El último mono, pero esta me interesa menos.

*

Comida ayer con Nguyen en la calle de La Noria. Me da un pendrive para que le mire sus cuatro últimos escritos. Escritos, cada uno, de más de 200 páginas.

--Tienes cuatro días para leerlos.

Qué sencillo me lo pone.

En el primero cuenta su estancia en la planta de psiquiatría en el hospital de La Candelaria. Si es como lo cuenta, eso es horrible. Más kafkiano aún es el pleito que le ocasionó el divorcio y la posterior herencia, una vez muerto el hombre en Argentina (ella dice que asesinado).

*

Y yo mañana, cita con la reumatóloga. Mi hermana quedó esta vez en subir conmigo al consultorio. Me temo que para decirle a la doctora que no me he vacunado todavía. En fin, a lo bueno le sigue lo malo y a lo malo lo peor. Como dice un libro de la Biblia, hay un tiempo para todo bajo el sol. Un tiempo para el amor, un tiempo para la guerra, un tiempo para sembrar, otro para cosechar. Etc.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

apuntes

 apuntes para Injertos

ANA

Los reptilianos, tan terráqueos como tú y yo, premian el carroñerismo político. Sacarse los trapos sucios unos a otros. Pero como en todo deporte, hay reglas que no se pueden incumplir. Las reglas cambian pero las imponen ellos, y se las hacen saber a los cabezas de los partidos serios. Vale pegarse patadas, mordiscos, arrancarse la piel a tiras y otras menudencias que permiten el espectáculo y el entretenimiento. El circo que reparte el pan, los bollos y los rosquetes. Pero el combate carroñero también tiene sus líneas rojas. Puede llegar hasta cierto punto, pero más allá de ese punto no se admite ni una coma. El Gorgojo, que aún no había sido invitado a las reuniones secretas de los reptilianos (lugar que en ese momento ocupaba Don) se estaba pasando de la raya. Demasiadas rayas se metía por la nariz. Hasta el punto de que no era suficiente con bajarlo del burro. Había que eliminarlo. Fue la orden que Don le dio, bajo cuerda, al seboso, salido y frustrado emisario. Esto en resumen. 

No sé si ponerle nombre al emisario. Llamarlo Arroyo: poetiso orejudo.

*

El judío vasco canario tiene importantes hallazgos estilísticos. Ayer llamó a Yolanda Díaz Ministra Pasarela. Tres millos para él. 

*

Viene Nicolás a pedir un cigarro y pasa Hilario por la calle y también entra. El Talento es un rosario de chistes. Me quedé con este:


Había uno en un pueblo que tenía un montón de naranjeros. El cura, por no sé qué, se queda sin el santo y va a pedirle al hombre que le dé el tronco de un naranjero para hacer otro.

--Vale, pero cuando lo tengan hecho me lo traen aquí a mi casa para echarle un discurso.

Total, cuando está hecho se lo llevan para el discurso, que es este:


ay san Antonio bendito,

tronco de mi naranjero,

los milagros que tú hagas

me los paso por los huevos.


--Hombre --dice el cura--, ¿por que le dice usted eso al santo?

--Porque el tronco que le di era de un naranjeros que me daba naranjas amargas.

*

En otro, más subido de tono, emplea la palabra


escarriñado


Seguro que se la inventó. Un genio del verbo este Hilario. Si yo fuera rico, lo contrataba de negro.


   

viernes, 15 de octubre de 2021

 Amiga, no mires más. Este sitio queda inactivo durante un tiempo. Estoy perdiendo la gracia de las palabras. No sé si la recuperaré algún día. Hasta entonces, si se da el caso. 

lunes, 11 de octubre de 2021

coincidencias

 Ahora voy a estar dándole vueltas al poema de abajo. Podar las ramas desvaídas y ponerle nuevos brotes. 

Injertos lo llevé el sábado para hacer una copia en papel. Hoy bajé la copia a S/C para que la argollaran.  En el estanco Conchita, en la rambla. Aquí la dejé hasta mañana. La obra puede ser vista como un río que se nutre de otros ríos. La realidad me los ofrece en bandeja. Ayer abrí la Biblia al azar, me salió "El administrador astuto", del evangelio de Lucas. Es semejante, casi como dos gotas de agua (aunque con intenciones opuestas), a un cuento de Injertos.  El cuento relata como un jefe le llama la atención a un administrador, acusado de malgasto de bienes públicos. En el episodio del Evangelio hay unas palabras que casi son las mismas que también están en el cuento: "El que se mostró digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza en lo importante". Y además la reacción del administrador es la misma, con la misma astucia, en el cuento y en el pasaje bíblico.

Cuando escribí ese cuento, lo que sí recordé fue otro que oí cuando era niño: 

--Un hombre embarcaba para Venezuela con una maleta y una caja de fósforos. Otro le pidió fuego para encender un cigarro. Y el hombre le dijo que no: "Quien no sabe ahorrar un fósforo, no merece una fortuna".

*

Ahora me acuerdo de unos versos de La dama es una trampa  (libro de juventud) que fueron inspirados por una visita que hice al estanco Conchita.


El enamorado de la estanquera

escoge cinco minutos de paz

en su tiempo de locura

y se acerca quedo a mirar

el rostro apetecido.

La estanquera, ajena a la visita,

es devorada por otros sueños.

El visitante compra y huye

de un fantasma ingerminado.


Vuelvo a la página anterior del blog. Las lobas al club de lectura merecen arreglos. 

 

domingo, 10 de octubre de 2021

 El caso del Club de Lectura parió estos versos:


Eliminaron a Norma,

argentina compañera.

Bailar un tango la quise

pero no hubo manera.


Norma ida, norma puesta.

Coordinador me lo anuncia:

Nueva norma queda impuesta

o yo pido tu renuncia.


Aceptemos nuevas formas

llevándola con buen trato

y pongamos el zapato 

al capricho de la horma.


Hay  que engrosar la soga

que sujeta a este rebaño,

poner el yugo a los bueyes

y argollar a los gallos.


Juguetiemos a las damas,

al ajedrez y al envite,

Amy Tam aquí nos llama

al lidiar con lo que embiste.


Diré, si me tienen calma,

que está aquí la estrella,

lo que no sé todavía

es si daré con ella.


Cultura de mascarilla

en una mar desemboca, 

ponte bozal y mordaza

y no me abras la boca.


Desde que el mundo es mundo

y hasta el final de los tiempos

--ya lo dijo Maquiavelo--

vete por do sopla el viento.


Para comprender mejor el poema tendría que contar la historieta del club de lectura del parque La Granja terciado los lunes, recién puesto de nuevo en funcionamiento.

El Club de la Buena Estrella es el libro que leemos. Las relaciones con Barrio Chino me llaman la tención, la intriga. Una de las diferencias es que los de Amy Tam son chinos americanos. Los míos son tinerfeños. 




Nos invita este dragón,

la autora que leemos,

a conservar la razón

en el agua del recuerdo.



viernes, 8 de octubre de 2021

c

 Después de la visita ayer de Bella y Siao-Ling, cada una por su lado pero coincidentes, vida normal otra vez. El pesado Centurión en Ibrahim. Con un disco rayado que mejor no hacerle caso. 

--¿Cómo se llamaba el que le clavó la lanza a Cristo? Dime cómo se llamaba.

Todos los días lo mismo.

El que me llama es el nuevo moderador del Club de Lectura, recién recomenzado. Me llama la atención porque pongo en el wasap del grupo comentarios sobre la novela que estamos leyendo. Una señal más del neofascismo de zombis, de rebaños con bozales, al que deriva la política actual. Le digo que es un zoquete pero que no se preocupe, que no voy a mandar más comentarios.

--No quería molestarte...

--No me molestas. Si no se pueden mandar esos comentarios, vale pero no me digas más nada. Y adiós que tengo que hacer.

En fin. Aquí hay un cuento. Quizá, si lo fabrico, lo añado a Injertos. Pega como rayo de luna en un mar en calma.

La realidad la leo como si fuera un sueño. El aviso es que no pierda el tiempo con estos medianeros de la cultura, ineptos y burocratizados, que se sueñan mandarines.

La novela es El Club de la Buena Estrella. De Amy Tan. China estadounidense. Cuentos chinos. No están mal, se dejan leer. 

miércoles, 6 de octubre de 2021

apuntes del día

 Pamela contó en fb que un vecino tiene un burro. Se queja, Pamela, de que el burro está solo. El vecino lo tiene por interés, no por amor. Yo también tendría uno por puro interés. Tendría alguien con quien hablar. No estaría solo. Pero no creo que el Gobierno me adecente el patio como cuadra y me alimente a la burra, si es una burra, o al burro. Pero no, no es bueno que el burro esté solo. Quizá tenga razón Pamela. 

*

La entrevista a Agustín sigue su curso. Ya está casi lista. Lo curioso es que cuando surgió lo  de entrevistarlo, ya lo había puesto en uno de los cuentos de Injertos: un judío en tiempos de juventud es un líder político porque leía a Agustín Pacheco. Las frases políticas que recuerda son sacadas del fb de Agustín. La ficción le hace justicia. No es personaje del cuento sino una referencia necesaria. En fin, Injertos sigue creciendo. Jardín arborescente. 

*

Comienza otra vez el club de lectura. Llamada de atención a una discusión de dos contertulias en el wasap. No se admiten discusiones en el wasap. No se admite literatura. Un tal Ángel es ahora el moderador del grupo y administrador del wasap. Me temo stalinismo podemático. En fin, cuando fui comunista fui stalinista. Conozco el percal. Este viene bien formado para asegurar la obediencia del rebaño. ¿Justificación? Defendernos del lobo. Habrá que no aullar. Disimular. No sea que el cazador tire de la escopeta. 

*

Tengo que barrer y recoger. Mañana puede que suba Bella a la calle del Tanque.. 

martes, 5 de octubre de 2021

 Mi amigo Dani, felino apacible pero que guarda controlado el fuego de un volcán, vino por casa y me arregló el móvil. Me puso a funcionar el fb y el wasap. Ya está completo el aparato. El apagón de fb lo achaqué al ordenador y ya estaba a punto de avisar al Cabeza, mi tocayo el informático, cuando volvió la cosa. Apagón mundial. Qué bien. Mal de todos, consuelo de tontos. A ver si los rayos solares esos joden internet y paramos este disparate. Volvemos a retroceder. A veces lo revolucionario es retroceder. Las conversaciones con Dani son filosóficas pero también mundanas. Le pregunté por el amigo ausente. Me dio buenas noticias. El amor se alegra de que la gente amada (con sexo o no) esté bien, y bien acompañado. A veces echo más de menos a su novia, grata e inteligente muchacha, que a él, y esta vez sin conatos de desear a la mujer de mi prójimo. Cosa que no puedo evitar con Jely. Cada vez que me ve en la calle (una mujer casada en la ley de este barrio no entra en casa de un hombre que vive solo) aunque esté apurada se para a hablar conmigo y se interesa por cómo estoy, sinceramente. A veces me entran ganas de decirle que necesito el calor (del cuerpo) de una mujer como ella. Pero mi conciencia moral (conciencia moral machista) me impide insinuar nada a la mujer de un amigo. Nicolás lo es. Hoy en Ibrahim por la mañana estaba hablador. Empezó dando la lata con que un día iba a cortar la palmera que está creciendo en mi parcela. ¿Por qué no te cortas tú los huevo?, le dije. Luego pasó a que tenía que cerrar la ventana de arriba porque vio al gomero y al otro bolichero acechando la ventana.

--El flaco sube arriba como nada y te roba todo lo que tranque.

A lo mejor me tranca durmiendo y me roba a mí para venderme al peso para carne de chorizo de perro. En fin, tendré que cerrar la ventana grande, por si acaso el Nicolás por fin acierta en uno de sus vaticinios lúgubres. 

No fui a la ciudadela negra con Sebastiano, 

Le dije que me avisara. Conecté con Gorila. El opio es lo único que me fortalece el cuerpo y me da ánimos para seguir trabajando. En la medicina oficial, puede que la doctora de La Candelaria me restituya las inyecciones antiartritis. Pero mejor si me recetara opio. Por lo pronto controlo la dosis. No me paso. Pasarse con cualquier droga, alimento o brebaje es caer. Y no estoy yo para caer más.

Nguyen parece advertirlo. Me dice que no me curo porque no creo en ella. Le digo que sí, que creo en ella (su energía me tiene asombrado). Y me contesta que entonces tengo que creer también en lo que ella dice. Ahí ni creo ni dejo de creer. Hoy cuando bajé del hospital (me levanté a las cinco de la madrugada para prepararme y llegar a tiempo) me acosté en el sillón y ya estaba adormilando cuando me llamó porque me tenía un regalo. Si tú me dices ven... En fin, me espabilé y fui. El regalo era alimentos de lujo y una botella de vino de lujo. Durante unos días estaré bien alimentado. La botella no la quiero abrir. Gorila quedó en traerme dos copas de vino y dos tazas de café. La taza que tengo tiene el asa rota. Superstición antigua es que tener cosas rotas en la casa no es bueno. Ahora me falta no estar roto yo. El opio que me trajo es excelente. Me ha reanimado.

Pues a trabajar, maldito.    


sábado, 2 de octubre de 2021

sueños y realidades

 El dormir es curativo, me parece a mí, en ciertos casos. Sueños sucesivos, tranquilos. En uno estaban Ramón y Sita sentados en un cine, a oscura, sólo el resplandor de la pantalla. Sita dormía sin mascarilla y Ramón intentaba ponérsela, removiendo su cabeza y perturbándole el sueño. Al final desistió y su cara, la de Ramón, se puso verde.

En otro me encontraba a Ana en La Laguna y cogimos juntos el tranvía. Conversación amable, afectuosa. El interés del sueño  es que ella, por arte de birlibirloque, cambió varias veces de vestido, a cual más elegante, y yo cada vez me ponía más desastrado.  Normal.

*

El sueño con Ana es consecuencia de la visita ayer, con Nguyen y Alejandro, a su firma de libros en una librería de La Laguna. El encuentro tuvo emoción. A pesar de que fue un día bajo para mí, no sé si porque por la mañana me bañé con agua caliente. Últimamente suelo hacerme el baño curativo de un antiguo doctor boliviano: agua fría de los pies hasta  el cuello. Me deja nuevo, dentro de lo que la palabra "nuevo" a mí me alcanza. Pero ayer no, agua caliente y  mal cuerpo todo el día. No pude quedar con Agustín. Por mensaje me dice que no le pregunte por La Laguna. Como la entrevista es escrita, supongo que no podré transcribir lo que piensa y lo que siente de su ciudad. Lo echarían a escobazos. 

Cuando volvimos a Santa Cruz, Nguyen, Alejandro y yo fuimos a comer a La Hierbita. Nunca más. Lo único que estaba bueno fueron los mojos rojo y verde. Lo demás no. Ni la ropa vieja ni los pescados. La mesa se llenó de mosquitos menudos. Enjambre de mosquitos. Y el precio de la comida, bien salado. Me acuerdo ahora de uno de los cuentos de Injertos donde una plaga de mosquitos irrumpe en el parlamento autónomo y todos los políticos allí reunidos tienen que  desalojar la sala. La realidad, a su manera, imita a la ficción.

¿Qué está sucediendo con los alimentos? El otro día compré en la Recova un trozo de cherne salado. Lo puse en remojo y al día siguiente olía mal. 

Malos tiempos. Espero que el refrán "no hay mal que por bien no venga" sea cierto. Por lo menos en parte. 

 

viernes, 1 de octubre de 2021

 Helena me dice que seguro que yo tengo una querida por algún lado. Le digo que no, querida en toda la palabra no tengo ninguna. Queridas platónicas tengo 4 o 5, si no más. Aunque las estoy reduciendo a 0. Aunque el matemático amigo  de Ramón dijera que esto  no es así, sigo en mis trece de que 0 = Infinito. Pretensiones de bobo las mías. El burro flautista  que descubre el teorema de Pitágoras y en realidad aún no sabe lo que es una raíz cuadrada. Yo fui buen matemático de niño hasta que llegué al instituto. Aquí el profesor no supo explicarme el algoritmo y abandoné los números. Me metí en las letras, pero esto es otra historia.

--A la novela El delator le disparo a los puntos de flotación --me dice el entrevistado. 

Ya me lo decía mi mujer. Tú defecto (uno entre otros) es que no sabes decir no. Así que no supe decir no, y me metí a entrevistador. En buena ley, habría que hacer 2 entrevistas. Una en la que el autor contesta por escrito y otra en la que sus repuestas son habladas, de viva voz. El lenguaje común frente al lenguaje construído. Creo que está va a ser la siguiente pregunta. Su novela, la que le dio alas en la juventud, relaciona un viaje exterior con un viaje interior. ¿Qué puente une ese exterior con ese interior? Agustín es un pensador, hay que hacerle preguntas intelectuales sin son por escrito. Bueno, a ver cómo sale.

Me pongo aquí para hacer tiempo y no acostarme antes de las doce. Vivo durmiendo. Vivo soñado. Si el sueño camina bien, dormir es medicina.

Mañana me espera La Laguna, dios mediante.

jueves, 30 de septiembre de 2021

aquí y allá

 Después de tres visitas a la tienda de Orange, estuve a punto de volver, pedir el libro de reclamaciones y darme de baja. Eso  significaba vivir sin móvil ni internet. Casi me dura la tentación cuando ya por fin me llaman de la tienda para decirme que por fin tengo el móvil desbloqueado. Puedo hacer y recibir llamadas, pero el wasap y otros servicios siguen inoperativos. Bueno, por lo pronto lo dejo así.

*

--Jesús, hoy viernes tengo que hacer gestiones y quiero hablar contigo. Tú eres un  hombre inteligente  que tiene mucha experiencia. Podemos cambiar impresiones y si tengo dinero te invito a merendar. Vino no puedo beber nada... Tengo una impresora que me regaló un loco... Así está Canarias, colega, así está Canarias... Hoy lo vi en un bar. Cuatro horas hablando con ese alcohólico que se ha quedado solo porque es insufrible...

*

Otra persona:

--Yo voy a hacer un donativo porque me duele mucho lo que le está pasando a la gente de La Palma.

Una persona que mató al padre para quedarse con su dinero y sus propiedades y aprovechó la enfermedad de una cuñada para idem de idem.

Pero tiene mucha compasión y dará un donativo. Supongo que llegará a los cinco euros el donativo. Ay, cómo nos compadecemos en abstracto y pasamos de largo junto a conocidos cercanos que no tienen ni donde caerse muertos.

Sí, así está Canarias. Así está el móvil. No sé si darme de baja. Quien quiera verme que use la telepatía, y lo mismo por mi parte. 

Las catástrofes son ríos revueltos, desgracias de muchos y negocios de pocos. Otros, a cambio de cinco euros, ayudarán a los negociantes pensando, creo que con sinceridad, que sus dineros tendrán un fin benéfico.

lunes, 27 de septiembre de 2021

pérdidas y encuentros

 Después de estar con Agustín en la rambla para preparar la entrevista que publicará, dios mediante, El Perseguidor, y después de perder primeras anotaciones y Cuentos de otoño (libro reciente de Agustín) en el tranvía, encuentro a Anghel y a Juan enfrente de la Casa Elder. En lugar de fajarnos a la piña (el editor y yo), la relación es cordial. Mejor. Conflictos bobos no ayudan nada.

Luego Juan y yo caminamos Santa Cruz de parte a parte, cojeando los dos, buscando un sitio abierto. Lo encontramos. Árabe. Sólo a nosotros se nos ocurre pedir carne cruda de noche. En mí tuvo un efecto somnífero de dos horas y un despertar pesado. Pero la carne estaba buena. Ya pronto Juan sacará La Gesta, por fin. Hojeé el último capítulo y lo aprecié a pesar de que Anghel, hablador, no dejaba de hablar. La posterior aventura, entre la charla con el editor y la carne cruda, en  la tienda Orange, mejor no la cuento. Una versión siglo XXI del cuento de Larra Vuelva usted mañana. Cuando la empresa privada empieza a parecerse a la Administración, el vaticinio político no es para tirar cohetes. Ya de política había estado hablando con Agustín en la rambla. Él militó en el Partido Comunista y ahora, si no entendí mal, no los puede ni ver. Y con razón. Se hartan de llamar fascistas a los de Vox en las sesiones parlamentarias, que supongo que algo fascistas son, pero los que se comportan como tales son ellos, los del Gobierno. En fin, a ver qué gestión hacen con La Palma. 

Juan se va para la isla del Volcán hoy martes, en barco. Y vuelve el jueves, en teoría. Espero que no resbale en la ceniza fertilizante.  No creo que el viernes, si ha podido volver, esté muy animado para ir al Puerto a la presentación del libro de Belén. Y Ramón tampoco. Los viernes se va al Sur.

Falta poco para que abra Ibrahim. A ver si hago algo de provecho entretanto.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Un sueño:

 Era por la tarde y las luces no estaban encendidas. Nicolás estaba en casa y la puerta abierta. Entraron una mujer menuda, muy amable, y dos familiares suyos. Primos o algo así. Jóvenes. Pidieron ir al baño a mear. Fueron. Uno primero y otro después. Se demoraron dentro de la casa y yo con ganas de que se fueran. La mujer pequeña se demoró un poco más. (Lástima no saber describir su vestido: de tela lisa, blancuzca poblada de pequeños lunares o rayas negras, ajustado al cuerpo menos por la parte de los muslos). Me resultaba agradable su cordial conversación. Cuando se fue vi que en el chaplón de dentro de la casa, el principio de la escalera, estaban sentados el gomero y el flaco (dos  bolicheros que a veces andan al acecho, "para ver si pueden robar", según Nicolás). Los eché de allí. ¿Qué permiso habían pedido para entrar? Ninguno. A la calle. Cuando fui a cerrar la puerta, vi que la parte de la cerradura estaba destrozada. Donde había estado la cerradura, había ahora un boquete. Me puse como una furia, entre la amargura a la rabia. La rabia, aunque la expresaba en voz alta contra la mala suerte, la jodienda de la vida, no la expresaba directamente contra Nico, a quien en mi fuero interno hacía culpable (él, siempre tan atento a la puerta y al gomero y no advirtió que yo estaba allí*

Luego entró Jely. Eso me alegró. Jely fue otra cosa. Mientras yo buscaba la pata de cabra (la encontré, era para usarla como taramela en la puerta) ella limpiaba la parte arriba de la casa y el patio. Nicolás era sólo una sombra. Y mi conciencia estaba tullida. No podía apreciar nada con desenvoltura. Sólo a Jely limpiando y a la mujer pequeña en la sala, muda, tan asombrada como yo. 

*Puse yo estaba allí. Lapsus freudiano. Por no advirtió que el gomero estaba allí. Quizá Freud tenía razón y los personajes de un sueño (por lo menos de algunos) son reflejos de uno mismo, los amables (aquello que reflejan la parte que uno acepta de uno mismo=, y los que rechazas, lo que reflejan lo que uno no quiere ver en uno mismo. En la realidad es igual. Rechazas a quien no soportas porque refleja la parte de ti que no soportas. Puede ser que sea así. El lapsus lo delata.


***

Cuando, ya despierto, voy a Ibrahim a despejar la cabeza, la mujer que baila abre la puerta de su casa para salir.

--¿Qué tal? --me pregunta.

--Ahí vamos --le digo.

--Ahí vamos todos --dice. Como si hubiera interpretado la contesta como que vamos hacia la muerte. Sí, ahí vamos todos.

*

La visita real, hace un momento, más agradable que la del sueño. Tres colegas del barrio.

--Vamos a coger un poco fresco, mijo.

--Tienes a tu cuñado esperando.


Y se van. Vinieron del barrio negro. Se rige por sus propias leyes. La generosidad no es un canto sino un hecho. 

 "Daña más dos horas de televisión que...", decía Roger en Asturias. Allí nos metíamos en un sótano --está en Vertical-- con un montón de cuartos privados. Me recuerda El Farolito, la catedral del mezcal del Cónsul bajo el volcán. El volcán de Cuernavaca. 

*

Hoy bajé a Santa Cruz a desbloquear el móvil. Al final lo tenía Ramón. Me lo trajo. No cogió las llamadas porque en el numero que yo tenía había una errata. En lugar de un 0 era un 6 el cuarto número. Equivocas un número y estás perdido. Una fábula de la vida. 

Grato el rato aquí con el Topo, el Delfín y el Jirafa. Buena gente. Hablamos de los viejos tiempos y de los tiempo de  ahora. Ya se marcharon. Voy a cenar. 

domingo, 19 de septiembre de 2021

incógnitas

 un tal B. G. me escribe en privado:

me puede explicar que es eso de la piedra negra Thuy Huong porque Huong pasea por las calles de santa cruz con una cámara hablando sola diciendo que santa cruz es jerusalen y que el palmetum es el jardín del eden me puede explicar porque hay una family preocupada en vietnan

El individuo no me dice quién es, no se presenta, ni por qué me hace a mí esas preguntas. Que le conteste Rita.

Curiosamente, casualidad, es haber leído casi lo mismo en Lewis Carroll y Gustav Meyrink. Ambos vienen a decir lo mismo, que lo que escribieron no es fruto de la imaginación sino de sus observaciones de una realidad que el común de la gente no sabe ver. 

--... te pones a ver programas y te quedas flipando, puede ser verdad puede ser mentira... --dice Nicolás, y que el Tenerife iba ganando y perdió, pero el tema principal es La Palma. Fuego.

Fuego por todas partes, en las mentes y en la tierra. 

--Yo voy a mear.

viernes, 17 de septiembre de 2021

y perdí el móvil

 La vida está llena de literatura y yo estoy lleno de achaques. Ya no estoy ni para la guerra ni para el amor. Pero ayer hice un esfuerzo. Quedé con Eduardo frente al Japonés entre la avenida Madrid y la rambla. Bar Dos Puertas. Las dos puertas cerradas. Cuando llegó Eduardo nos mudamos a la calle Unamuno. Avisé del cambio a Ramón, con el que quedé para bajar luego al Regia Comedy, a ver la presentación del libro de Belén.

Eduardo me dijo que ya estaba haciendo los trámites para hacerse musulmán.

--Lo peor es que te tienes que levantar a las seis de la mañana a rezar de cara a La Meca.

--Un poco de disciplina te vendrá bien.

--Lo bueno es que te facilitan una mujer, con la condición de que procrees con ella. 

Por lo pronto ya se está dejando crecer la barba. Le sienta bien. Le da a su cara un semblante más duro.

En eso llega Ramón. La conversación se extiende hasta la hora de bajar al Regia. Belén está muy guapa y se defiende muy bien. Ramón le compra un ejemplar del libro. Luego, más tarde, en el 18 de Julio, entre chicharro frito y albóndigas de langostinos, comentamos la letra de la dedicatoria. La caligrafía. Luego me pregunta por La Gesta, la novela de Juan que no ganó el Premio  BPA porque una miembra del jurado no aceptó a dos personajes que, según ella, le restaban seriedad y verosimilitud histórica a la novela.

--Sospecho que esos dos personajes están inspirados en nosotros: Ramón el cojo y Chito el tartamudo. 

--Si quedas con Juan, avísame.

Ya podía ser él el que quedase con Juan y me avisarán a mí. Para mí, más sencillo. 

Ramón me cuenta un episodio infantil de cuando masticó una hartada de chícles de no digo dónde y se le puso la lengua como un globo y llena de sarpullidos purulentos. Si veo a Juan se lo cuento. Por si quiere enriquecer con todavía menos seriedad y menos verosimilitud a Ramón el cojo. 

Nguyen dice que quiere poner en la futura edición canaria del Río fantasioso un texto que escribí sobre ese libro, pero que si lo puedo revisar para darle un poco más de profundidad. No sé yo. Mejor me hubiera pedido que le diera un poco más de superficialidad.

De la noche de ayer lo chungo es que perdí el móvil. Con el de Nicolás llamé a Ramón a ver si se me cayó en su coche. Saltó el contestador. Le dejé un mensaje. Si no está en su coche, otro coñazo. Bajar a Santa Cruz a darlo de baja. 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

esto es el mundo

--... el mundo es eso... viviste de puta madre y en el momento dado... la conciencia te lleva a la responsabilidad y el compromiso... si yo fuera de derechas defendería el capitalismo pero sin abuso...

Tengo la puerta abierta y se me cuela el Tema, el que embellece los jardines de la calle (menos el mío que no lo dejo), el simpatizante de Podemos. Ya no repite el tema esto y el tema lo otro dos veces en cada frase, ni se pone a predicar las glorias de la izquierda como hace un tiempo, pero es igualito de pesado. 

--¿Puedo sentarme?

¿Qué voy a decirle? Quien no sabe aguantar la pesadez, no merece lo liviano.

--¿No tienes una chinita?

--No, se me fueron todas las chinas.

--¿No tienes un cigarro?

--No, se me acabaron todos los cigarros.

--¿No tienes un poquito de vino?

--No, tengo que subir al Komo Komo a comprar.

Entre pregunta y pregunta y confesiones de la depresión que tiene, el antiguo legionario va y me coge la cartera, que la dejé en la mesa, y se la va a meter en el bolsillo. Un acto inconsciente, como cuando uno se queda con el mechero de otro. Los jardineros municipales vinieron hoy (no quiero hablar de los jardineros) y se metieron en lo suyo y quedó amargado y se emborrachó.

La siguiente visita es más grata. El niño menudo de más arriba, y le doy un rosquete. Vuelve otra vez con un hurón, una cría, que es una maravilla. Pero esta vez está Nicolás y le dice que salga. Se lo dice porque hay chocolate al fuego. Ya podía salir él. No me dejó hablar con el hurón. 

Y encima está contento porque ahora hay más claridad en los jardines. Lo que hay es un pajarito menudo que revolotea entre la tierra y las ramas. Una delicia verlo. Y más tarde en Ibrahím el Flaco me cuenta cómo un cernícalo estaba en mi tejado acechando al canario que tiene él en la ventana que da a esta calle.

Tenía que haber avisado para ver el cernícalo. Pero cuando eso estaba yo en la Candelaria. De visita obligada. Por la reumatóloga que me quitó las inyecciones porque su ética no le permite... Me acordé de no sé quién alemán que dijo que cuando oía la palabra "ética" sacaba la pistola.

En fin. 

lunes, 13 de septiembre de 2021

una cosa y otras

 Subo por la callejuela a oscuras. Olor a quemado. Nicolás con la puerta abierta.

--Se fue y no me dijo que había puesto el potaje al fuego.

Discutimos si todavía se puede aprovechar algo o no. Él dice que no. Yo digo que sí. Saca el caldero para afuera, para que se enfríe. Hay viento y la luna esta arriba, turbia. Estoy a punto de sacar una cuchara y probar el potaje, pero desisto, no sea que él tenga razón. 

Me da otra vez la tabarra con el bolichero que anda rondando mi casa.

--¿Estás seguro que una de las veces que dejas la llave fuera, ese nota no la cogió para hacer una copia?

Siempre se pone en lo peor. Si no es que el bolichero me va a robar el día menos pensado, es que el loco de las mallas un día menos pensado va a matar a alguien. Qué cruz.

Antes, desde Ibrahim, yo había ido con Kolo en su furgoneta al barrio perdido. Llegar allí es como atravesar un laberinto. La oscuridad es casi absoluta. Un semicírculo irregular de casas de autoconstrucción, enfrente una barandilla de hierro que da a una selva que baja hasta el fondo del barranco, y sobre las casas, suspendido en el aire de la noche, ese tubo alargado, de dos metros de diámetro, herrumbriento, que lleva la mierda de no sé dónde a no sé dónde. Estos episodios no se los cuento a Nicolás. Bonito sería. Me parece oírlo: --¿Cómo te metes en ese sitio? Un día te dan una puñalada.

Y si lo dijera una vez, vale, pero no. Hasta que no ves el cuchillo, empuñado por una mano siniestra, hundiéndose entre las costilla, este Nicolás no cesa de urdir la madeja de terror. Me dice que tenemos que seguir con la novela.

Lo estuve pensando. En vez de un emigrante de los tiempos de Venezuela, a ver si le cambio el disco y el emigrante es americano o africano, o incluso rumano, que recala en nuestro barrio y es vecino nuestro y cliente de Ibrahim. E incluso los domingos va después de las once al carrito (el kiosco) de Vicenta a comprar el pan de Perú. Nicolás lo llama así; es un pan que traen los domingos desde el barrio del Perú. Pero el nombre del pan daría juego si el emigrante es peruano. Incluso podría aportarle episodios autobiográficos. La peruana que me llevó a Güímar (bueno, la llevé yo, en el Clío que ya pasó a mejor vida) y esa noche me escondió las gafas y tuve que irme sin gafas. La dama me había contado cómo metió a quien vivía con ella en la cárcel por violencia de género. Esto merece ser narrado en detalles. Un mes después volvimos a vernos, en las fiestas de San Andrés, el año del crimen junto al Castillo. Me dijo que tenía guardada las gafas y que toda las noches le limpiaba los cristales. Fuimos otra vez al Puertito de Güímar, al apartamento donde ella vivía, propiedad del encarcelado. Qué mujer. Me contó que un tío suyo era periodista en Perú y conocía a Vargas Llosa. Esto no sé si era verdad. Pero también da juego. En fin, ya veremos porque por ahora sigo con los Injertos y Malas Hierbas. A lo que añadiré otra parte que hoy encontré por casualidad en un pendrive, y le puse título: Otras vegetaciones. Tres cuentos escritos cuando vivía en San Andrés, tres cuentos que bebieron de la realidad y que giran en torno al espacio de Bar Castillo. Me sorprendí. Después de lo Injertos (en que la unión entre el cuento vulgar y el cuento culto hizo brotar raíces y ramas insospechadas) y de Malas Hierbas, donde el cuento original se deja empapar por Chejov, Rulfo o Joyce, estas Otras vegetaciones son (cosas del juego del Tiempo) una síntesis de Injertos y Malas Hierbas. Suenan como el trueno. Con música antigua, ancestral. El más primitivo tajaraste. 

¿Habrá acabado Juan la gesta? ¿Habrá solucionado el final? ¿Seguirá Marcelino repasando su viejo libro de poemas?... Si no la estropea, esa obra merece que salga a la luz. La que ya salió, y su autora la está moviendo bien, es Las flores no se arrancan. Belén tiene, cuando escribe en verso, voz de profeta. Su poesía vuela alto. Cuando deje de ser ella misma la mina de sus versos, y lo sea el Mundo, sospecho que volará aún más alto. Candelaria no se decide a sacar su libro. Su afán perfeccionista la puede perder. Su poesía es como un remolino que estampa en una claridad absoluta. Hay voces importantes en estas islas. Algo está sucediendo en ella. ¿Estará Pepe con algo entre las manos? Completaría esta música del Mundo.

El día 16 Belén presenta Las flores en la calle Jorge Manrique (creo recodar) en el Regia Comedy. A las 8 de la noche. Número del Infinito. Si me cuadra el cuerpo, voy a ver eso.

 


miércoles, 8 de septiembre de 2021

 Los bondadosos necesitan malvados para justificar su bondad. Pensamiento cliché. A la mínima se ponen a mear su bondad. Azufre. 

Nicolás está obsesionado con el loco que visita la calle. Vestido estrafalario. Habla solo, en voz muy alta. Tiene miedo de que yo le dé conversación. Y si se la doy ¿qué? Si nombro a alguien, algún vecino, por esto o por lo otro, me dice que me calle porque me pueden oír, aunque la conversación sea dentro de mi casa. He tenido que llamarle la atención. No hasta el punto de enfadarme. Ya llevo demasiados enfados seguidos. Pero que no se pase. No está bien eso de medir las palabras con un amigo, para eso mejor es no tenerlo. Si alguien me molesta, lo evito en la medida de lo posible. Si con alguien no puedo hablar de esto o de lo otro, prefiero no hablar. No me gustan los juicios de valor, ni que me digan lo que está bien o lo que está mal. Si yo no lo sé, peor para mí. 

Veo a Nguyen. Su libro es fruto de un sueño que tuvo. Está convencida de que lo que ha visto es cierto. No es la primera persona que tiene una visión que a los demás no les cabe en la cabeza. El libro, a estos cuerdos aclimatados a la cordura, hay que presentarlo como una fantasía. En cierto modo lo es. Una fantasía inédita. Una visión de la ciudad de Santa Cruz que nadie se creerá, pero está ahí, como están los cuentos de las Mil y una noches, como está La noche de Walburga o Alicia al otro lado del espejo. Percepciones que amplían el mundo o nos sacan de la constante apariencia, de eso que damos por hecho como realidad. Los escritores de estos libros no estaban escribiendo fantasías, sino realidades sólo percibidas por ellos, no eran Julio Verne imaginando un viaje a la luna.

En fin, tanto juicio cliché cansa un poco, sea sobre un loco que habla solo o sea sobre la efectividad de la vacuna. Nadie sabe, pero todos hablamos como si supiésemos. Señor, dónde estarán los ignorantes, dónde se esconden.

Sigo con los cuentos. A veces pienso que están bien, que tienen su cosa, y otra veces siento que no son nada del otro mundo. ¿Trabajo perdido? No lo sé.


miércoles, 1 de septiembre de 2021

notas de paso

 Injertos y Malas hierbas me tienen absorbidos la voluntad y el tiempo. Cuentos de malvados donde los malvados engañan, asesinan o se burlan de otros malvados. También hay algunos santurrones, esos son los peores. Incluso abandoné, aparqué, Vertical . Le faltan aún algunas vueltas a esta novela. Mi problema con la escritura-trabajo (al margen de fb y esto, de un escribir más parrandero y liviano) es que necesito el soplo del ángel. En fin. Los injertos y las malas hierbas están marcados por la indiferencia sentimental que predicaba Joyce. Hay capítulos del Ulises que han influido en los cuentos, y también algunos párrafos de Sade. Estas influencias están señaladas con el recurso que está en uno de los capítulos de Cucarachas con Chanel. Un recurso que evita que dios mediante venga un enterado a tocarme las narices. También los cortos de Hitchcock, de los que hizo para la televisión, son también una influencia. El cruel humor del inglés.

Jely volvió de La Gomera. No me preguntó qué tal su hombre. No le pude decir que he descubierto que es un buen cocinero. La salsa le sale de cinco estrellas. Esta mujer, con formas de ánfora, me trajo una bolsa con alimentos gomeros: almogrote, miel de palma y rosquetes de aquella isla. Por otro lado Felino, el vecino de la mujer que baila, suele traerme de Añaza un agua con minerales que me sienta bien. Agua y otros alimentos. Cada vez soy más materialista y menos espiritual. El trabajo con Injertos me tiene absorbido. Ya ni discuto con Nicolás de política. Es lo menos que me interesa. También volvió Ibrahim. Es un hombre que si no está en su trabajo se pone malo. Las vacaciones no le sientan bien. A su mujer sí. 

Vivo como si la muerte me hubiera concedido una prórroga. Se lo agradezco. Pienso que debería armarme de valor y darme los nueve baños de rigor en septiembre. No sé a quién oí hace tiempo que nueve baños de mar en septiembre garantizan una buena salud el resto del año y el siguiente. Me ayudaría a llevar la prórroga con mejor ánimo, ánimo del cuerpo. 

¿Cómo lo estará pasando don Tenorio en la isla griega? ¿Qué será del amigo que cortó amarras? ¿Se habrá recuperado un poco más Marcelino? Al que vi en fb, fue a Ramón. Cantaba sobre un tejado poniendo banderitas para la fiesta de los playeros. Chani sigue en San Andrés. Etc,


viernes, 27 de agosto de 2021

realidad y ficción

 --Me asomé a la ventana y te estuve llamando y no despertaste. Menos mal que te diste la vuelta en el sillón, porque ya estaba pensando que estabas muerto.

Muerto no sé. Moribundo puede que un poco. Soñando lo que ya no me acuerdo. Lo único que me acuerdo es que yo era fuerte y subía las laderas al trote. 

Cuando veo a Nicolás son ya las seis de la tarde. Me dice si quiero más pollo.

--Dos pedacitos tengo todavía de ayer. Luego me lo caliento con arroz. Pero más pollo...

No me gusta tirar comida. Y ahora no estoy para más pollo. Me conviene más ciruelas y cosas así.

En esto llega el Petaco y Asier. Asier es un niño menudo. Asier se acerca a la ventana y dice si puede entrar. Nicolás le dice que no porque hay humo.

Petaco y Nicolás discuten de fútbol. 135 millones el traspaso al Madrid. No sé qué dicen del jeque de Qatar. Si hubiesen hablado de Corfú hubiese puesto más atención. Asier y Petaco discuten, afuera.

--Dentro de poco está más alto que tú. 

Petaco tiene buen oído. Me oyó.

--Jesús, sal pa fuera a decirme eso.

--Mejor entra tú padentro.

Asier se va. Si no puedo entrar, mejor me voy. Niño inteligente. Y ágil. Ya me pidió una vez que le regalase una goma de borrar.  

Cuando Petaco se va, Nicolás me dice que la tortuga (tiene en su casa una tortuga y dos lagartos) está hibernando (él dijo invernando).

--¿Invernando en verano?

--Coño, ya me dejaste loco.

--¿Qué nombre le pusiste a la tortuga?

--Antonela.

--¿Y si es macho?

--Entonces Antón.

Ya por la noche pasan Tipín y Salvatore. Rato de tertulia en la calle. Un poco desabrida. No hay sal.

*

Termino de leer la novela porno de Corín Tellado. Dijo Nietzsche que consideramos la adulación como literatura vulgar porque desconocemos la sutil venganza que esconde. Sutil castigo es el aparente final feliz de la novela. El doctor ginecólogo intenta abordar de nuevo a su enfermera, la que se resiste no porque no tenga ganas sino porque su estrategia es calentarlo tanto que llegue al punto de divorciarse de su mujer y casarse con ella. Luego ya inventará algo cuando descubra que no es virgen. Una violación o algo así. Entra el doctor cuando ella se está desnudando y la escena es de resistencia numantina al asalto masculino. El doctor piensa que quizá ofreciéndole dinero. 100 dólares por una hora o dos. Que sea virgen, según dice ella, es un acicate para el doctor. Las vírgenes son un manjar exquisito. 500. 1000. 2000. Nada, la cuca enfermera sabe que si se divorcia y se casa con ella, no sólo va a tener a un hombre potente sino también potentado. Él se cabrea y la despide. Por la noche tiene una conversación con su mujer. Tuvo que despedir a la enfermera porque se le insinuaba demasiado. Y opta por tenerla a ella de enfermera, a su mujer. Ahí está la trampa que él mismo se tiende. Esto ya no lo cuenta la autora. Pero no hace falta ser demasiado listo como para imaginarse al hombre con la mujer en casa, en el trabajo, todo el día con ella. Sí, es la más placentera. Pero el agobio lo espera. Esta novela de Corín pide una segunda parte.

No, con la enfermera no pudo. Con la cuñada sí. Una leona que le saca hasta la última gota. Después tiene que fingir dolor de cabeza para disculparse con su mujer. Esto es por la mitad. Al final parece que gana la virtud. Si ella es fiel, su marido también tiene que ser fiel. Menos mal, para el doctor, que ella no se entera que le ha sido infiel con delito. Y contenta irá a trabajar con él. A ponerse todos los día laborales la cofia de enfermera. Ay, el papel de la cofia en la novela. Importante. 

miércoles, 25 de agosto de 2021

con Ibrahim cerrado

--... si te largo los muertos... ¿sabes lo que te digo?... la maquinita de mierda es lo que me arruina a mí... la maquina si o si  es un sueldito, ¿sabes?... a mi me gusta el potaje de berros... ¿sabes?... lo tengo claro, que esa es tu bebida --señalando la botella de ron dominicano--... a ver si mañana domingo me da por limpiar el jardín y dejar toda la tierrita levantadita , pa que coja oxígeno, ¿oíste?... si gana el Tenerife, compramos cinco bolsas de cinco gramos y seguimos con la novela nuestra --la del emigrante gomero que deja a la novia embarazada sin saberlo hasta que regresa y etc. etc.--... nunca habían visto el campo y todas esas mariconadas... como es el primer día que estoy solo a lo mejor me da por salir...

--¿Hasta la punta de la calle? 

Hablamos de Miraflores. Me cuenta cuando una vez de marras estuvo allí. Le desagradó.

--... ¿lo tienes claro?... cuando miré para adentro, ¿qué era eso, la cueva de Alí Babá?... lo vi todo sucio, no lo veía limpio...

Esto fue el domingo, ya con Jely viajando a La Gomera. 

El lunes asomó a mediodía a traerme unas potas. Se quedó hasta que probé y le di el aprobado. Se encerró en su casa y no lo vi más. El martes, otra vez potas. El miércoles rancho de fideos.

--¿Lo hiciste tú?

--No, la tía Ina. 

Y hoy pollo. No es mal cocinero. La salsa le sale muy bien.

Por lo demás ni jardín ni nada. Encerrado en su casa. Casi se lo agradezco. Bien alimentado, he podido avanzar en los Injertos pornográficos. Pamela pone una entrada dedicada a Corín Tellado. Las opiniones de Cabera Infante y de Vargas Llosa. Me entero que también escribió novelas porno. En pdf encontré una. Un hombre (médico) que echa tres polvos con su mujer y nada más salir de la casa quiere echar otro con su cuñada en el ascensor. Muriel (la mujer) era una gatita mimosa y daba gusto hacerla feliz, pero Lydia (su cuñada) era una real hembra, con más personalidad que Muriel. Y siempre le gustaron mucho los túrgidos senos de Lydia. Eran senos de mujer inteligente.

Y nada más llegar al trabajo, a su consulta particular, anhelaba ver por el ojo de la cerradura a su enfermera mientras se cambiaba de ropa. Intenta follarla (esta palabra no la usa la autora) e incluso le enseña al aire el abultamiento (la polla), pero la enfermera, que es lista, sólo piensa consentirlo cuando se divorcie de su mujer. En fin, descarga con una cliente joven que le llega a deshora. 

Luego la novela va decayendo. La ética y la moral (lo que señalaba Gustavo Bueno) se hacen presente. Ya veremos cómo queda. Pero me temo que habrá por lo menos un polvo con la enfermera. Eso espero.

jueves, 19 de agosto de 2021

antes del viaje a la Gomera

 --Me dijeron que te vas para la Gomera?

--Sí, el sábado.

--¿Y no me llevas?

--Vigílame a Nicolás. 

Eso quiere decir que Jely no me va a llevar con ella a la Gomera. Ni a escondidas de Nicolás.

Ya le haré informes diarios. Hoy estuvo tres horas seguidas en la ventana del vigía. Luego vino a contarme lo que hace un loco bajito y flaco con traje de mallas que se pone a recoger colillas en los jardines y luego se va en una bicicleta pequeña, de niño, amarilla. Y dice más de cinco veces ¿Me estás escuchando? Es hombre de frases hechas. Esta vez no dijo Venga, tú.  

--Bueno, me voy porque veo que estás escribiendo. ¿Me estás escuchando?

Apago la máquina. Qué voy a escribir estando él ahí hablando de que el Flecha, el lagarto jefe, aún está con el rabo cortado y enseñándome un wasap con un talibán golpeando, con suavidad, la cabeza de una mujer con velo.

--Eso mismo debías hacerle tú a tu mujer.

--Tú estás loco, Jesús. Yo no soy de esos. ¿Qué voy a hacer yo aquí solo? Por lo menos tendré menos platos que fregar. ¿Estás escuchando?

Más tarde me visita Fortín, cachorro de hombre, el que presume de mujer guapa. Su mujer no me visita. Ya me lo decía doña Rebeca:

--Que una mujer entre en la casa de un hombre que vive solo es sospechosa aunque sea inocente.

Ella no era inocente. Lástima que se fuera tan pronto. Su compañía era agradable y sus cuentos gomeros también. 

Qué lastima que no sea Nicolás el que se vaya a la Gomera.

 

El trabajo con Injertos sigue su marcha. Es un poco incómodo trabajar sin porvenir, sin provecho material, pero como decía aquel, que la muerte cuando venga me coja trabajando. Era un cineasta. Fassbinder. Roger lo admiraba. 


martes, 17 de agosto de 2021

lección humanitaria

 Si quieres tener la vaca

de la leche machanga

oye esta lección

y calla.

La digo en el mes de agosto,

en los calores ardientes

cuando se queman los bosques

y las mentes.

No me pagan por decirla

sino la digo de gratis.

La digo sin más tomates.


Si quieres hacerte célebre

y rico como dios manda

en política, en las artes

o en la parranda...

Si quieres llenar la cuenta

y darle gusto a la panza

pon de bandera derechos

humanos con las humanas

--y no falten transferencias

de la física cuántica--

y de mástil la macana

sujetada a la cartera

y cuchillo pa quien quiera

joderte la marrana.


Toca en la puerta del capo

emperador de las gracias.

Allí saben que es un trapo

la bandera de esa patria.

Gracias al matriaje negro

crecen ciudades y estados.


Hay que regar los surcos

y que queden bien regados,

unos con caros venenos,

otros con perfumes caros.


Ya te veo ababiecado

consultando los conjuros,

de Manila será el puro

y cristales de La Habana.


Si aparece ese Mefisto

que a Fausto hizo favores

firma poniendo el alma,

firma con dos cojones.


Cuando llegues a la cima

del reino de engañadores

peor será la caída

cuando suenen los tambores.

Pero entre tanto, señores

y señoras las oyentas,

hagan ustedes cuentas.


¿Qué importancia tiene eso

de caer desde muy alto?

Te tiren de donde tiren

la altura es lo de menos.

Tardes mucho o poco,

seas cuerdo o loco,

todos llegamos al suelo.


Todos tenemos duelo

y después olvido.

Mientras tanto no hagas

lo que te digo.


día de San Roque Montpellier

García Martín esta semana hace un cuento en el que aparece el rey Juan Carlos, cuando todavía era rey de verdad. Lo coloca en una orgía en la ciudad de Ginebra donde alguien, con disimulo, saca fotos que da vergüenza mirarlas. A la novia del fotógrafo. 

--No quiero ver más esas cochinadas --le dice ella.

Me acordé de otras fotos que sacaron en Interviú, hace mil años, donde los protagonistas, cada uno por su lado, eran un duque andaluz y el guardia civil Roldán. Las fotos daba pena verlas. Cutres con delito.

Del rey Juan Carlos recuerdo que leía los discursos. Lo más valioso que dijo sin mirar un papel fue "¿por qué no te callas?" y "perdón, no lo volveré a hacer?". Su biografía da para una novela blanca picaresca palaciegra, al revés del Lazarillo de Tormes, pero con iguales tintes de novela negra. Una novela en tres actos. Comenzaría cuando sin querer mató a su hermano con una pistola. Segundo, cuando cedió el Sáhara a Marruecos a cambio de la corona, presionado por EE.UU. Tercero, lo que hizo con la corona. Puede que ya esté escrita. Hay literatura sobre el rey ya bastante.

Nicolás viene y va. Ahora el estribillo verbal es "venga tú", cada vez que regresa a su casa, como decir adiós o hasta luego. Ahora lo llamo Vengatú.

--¿Estás escribiendo todos esos nombres que me estás poniendo? --pregunta.

--Supongo que sí. 

Hablando del rey me acuerdo ahora de una idea que nunca se materializará. Quedará en idealismo. Un libro titulado, una antología titulada El harén de Chita, y de subtítulo Antología de una mujer lesbiana. Tendría que declararme legalmente mujer. Eso me da pereza. Y eso que el criterio seleccionador es estrictamente científico, matemático. Sería con textos de autoras que han puesto alguna vez en mi muro, en fb, un corazón. Sería una antología con corazón. Y sería una edición clandestina, corrupta, que circulara callada. No soy Fu Manchú. Lo dejo correr.  

sábado, 14 de agosto de 2021

Corín

 Me entero que Tenorio está en Lanzarote, y que está preparando un salto a Corfú, isla señalada del mar Jónico, entre Grecia y Albania. Fue allí la última escala de Ulises antes de llegar a Itaca. Me informan. 

Gustavo Bueno, en una entrevista, también informa. Dice que hizo un prólogo a un trabajo sobre la literatura de la escritora asturiana Corín Tellado. La editorial le decía lo que quería y ella se adaptaba. Bueno despacha la cuestión de la calidad como mera metafísica. Lo que importa es la cantidad. La cantidad de lectores que se consolaban con las novelas de Corín. Escritores mediatizados por la editorial fueron Dostoievski o Jim Thompson. Con más fortuna el americano. El ruso se veía obligado a inflar de páginas sus novelas para cumplir con la cantidad exigida. 

Reproduzco alguna consideraciones de Bueno sobre la novelística de Corín Tellado. 

Habla de las normas éticas que tienen que ver con el ejercicio del amor físico (Corín Tellado considera el beso como la expresión más característica del amor entre sus personajes) y las normas morales. Bueno distingue entre moral y ética. La moral concierne al grupo social y la ética concierne al individuo. Tanto las normas éticas como las normas morales --escribe Bueno-- son componentes de la realidad, pero no se reducen a los procesos primarios de la realidad viviente o biológica, por encima de la voluntad de los personajes, el desencadenamiento de los procesos éticos del amor, y cuyo análisis, en términos fisiológicos, queda fuera del foco de atención de la novela. La perspectiva de Corín Tellado --continúa Bueno-- no es estrictamente naturalista, pero tampoco es la perspectiva del realismo fantástico, puesto que las normas éticas y morales no son simples ilusiones, sino componentes efectivos, y aun etológicos, de la conducta de los sujetos de una especie determinada.

El prólogo ocupa unas ocho páginas. Habla de la trigonometría de las novelas de Corín Tellado. Esto me interesa más. Lo volveré a leer. El prólogo lo concluye el filósofo con una declaración de la novelista en la revista Interviú:

--Es que si explico la vida tal como es, entonces no gusta. Doy al lector lo que pide, lo que desea, lo que le gustaría. Si tú al personaje masculino le pones que es mecánico ajustador, entonces la obra no gusta, porque precisamente el novio de la lectora es mecánico ajustador, y ella sabe ya lo que da de sí su novio. Tengo, por tanto, que echarle un poco de imaginación para proporcionar un poco de fantasía a la vida de mis lectoras, que es un poco aburrida y monótona. Yo trabajo para vender. He tratado de escribir de otra manera y he fracasado. No he tenido éxito. Mis novelas son un tubo de escape de las rutinas de la realidad.

El lingüista también asturiano Alarcos Llorach ponderaba el estilo de Corín Tellado. Yo también. No soy escritor de éxito. No escribo para vender (qué más quisiera yo) pero en el tiempo en que leí varias novelas de Corín Tellado, aprendí mucho de su estilo. Con ella tengo esa deuda.   

coplas del gallo Valentín

No me quiero tuyo,

ni mío, ni de nadie.

Ni de Belén Esteban

ni de mi madre.


Ya estoy prisionero

de contar los cuentos,

no me des más sogas

¿de acuerdo?


Fui emperador,

soy ermitaño,

fue una locura

hacer tanto daño.


Creí que era mío

el agua del pantano.

Me la bebí toda

y quedé baldado.


Ya colgué las botas

y quité el pañuelo,

de paja barata

me queda el sombrero.


La saludo a Jely

y a la bailarina,

y a la forma griega

de otra vecina. 


No es mío el saludo,

no es mío el contento.

Despierta que ya amanece

sobre las flores del huerto.

 

viernes, 13 de agosto de 2021

coplas ventoleras

Me tocó de cuñado

un cornudo cabrón

y de cabra una hermana

para mejor condición.


Ya no me nvita Tenorio

para ir al japonés

y visitar a las bellas

después de comer arroz.


Si me invitaste a arepas

cuándo me vas a llevar,

tienes tú más jeta

que la virgen del pilar. 


Doña Sofía se fue

después de decirme tuya.

Ya no me da de comer

de sus compuestas alubias.


Ya no me invita a garbanzas

que hace para el almuerzo,

ni a los huevos de gallina

ni a las flores del almendro.


Ahora quiere a Karmelo

alimentarlo y que engorde.

Para ya la copla, Chito,

que va a llover esta noche.

jueves, 12 de agosto de 2021

crítica macabea a Panza de Burro

 Hoy me dieron ganas de hacer un comentario en un muro que reproduce el artículo de una filóloga (supongo que lo es) cuyo titular es MUCHA PANZA Y POCAS NUECES. Mucha panza y pocas nueces la autora del artículo. Pone un par de ejemplos para rebajar, rebajar con timidez, la novela de Andrea Abreu pero no lo logra. Un quiero y no puedo. Y no puede porque, además de la novedad de que una muchacha con su primera novela haya tenido un éxito importante, a la crítica le sale el tiro por la culata. Las citas que pone incitan más a leer la novela, si no se ha leído, que a no leerla. Lo de pocas nueces, aparte del titular, se puede decir de la filóloga. Igual pasa con el director de la Academia Canaria de la Lengua. Una entrevista que prefiero no recordar. Ese hombre no sabe lo que es amasar el gofio. También intenta rebajar la novela de Andrea. Dice que no se puede poner como ejemplo del habla canaria. Entonces, señor director, ¿qué se puede poner como ejemplo del habla canaria si no es Panza de Burro o los cuentos de Pepe Monagas e incluso la narrativa de Ignacio Gaspar? Dice, más o menos, que habla canaria es poner gaveta en vez de cajón. Manda cojones. Gaveta es un arcaísmo del castellano. De canario solo tiene que se quedó a vivir aquí mientras en la península, su cuna, quedó en el olvido. Además llama dialecto del español al canario. Dialecto no. Variante si no le importa, señor director de la lengua. Dialecto es, por ejemplo, el español en relación con el latín. E igual que el español en general no es homogéneo, el español de Canarias tampoco. Hay variaciones fónicas y léxicas entre distintas zonas, e incluso dentro de la misma isla o en diferentes barrios de la misma ciudad. Fuerte doctor tenemos en esa iglesia académica. Y encima reciben dinero y piensan darle poder de decisión como juzgadores y seleccionadores de obras a publicar el día de mañana. Que me guarden un cachorro.

miércoles, 11 de agosto de 2021

 Cierta similitud hay entre la historia de Ester con el rey Asuero (en la Biblia) y la de Julia con don Gerardo (en Dime que no es verdad). En el Libro de Ester los condenados a muerte son los judíos. En la novela de Ana Beltrán, los republicanos. Tanto Julia como Ester son forzadas por el hombre. Ester en calidad de concubina. La repugnancia que el hombre --el rey en un caso y el cacique en otro-- provocan en la mujer, es expresada en Julia con el vomito. Ester usa una comparación no menos escatológica:

--Me repugna como pañito de mujer indispuesta.

El desenlace es diferente. Ester sí acepta la Marañuela. La Marañuela en la novela es la casa y finca que don Gerardo deja en herencia a Julia, y que ella no acepta. Amán, el segundo de a bordo del rey Asuero, que con métodos parecidos a los de Inés en la novela, quiere aniquilar a los judíos, es él el aniquilado. Ester le pide al rey que lo ahorque y maté a sus hijos y ponga los cadáveres de sus hijos en la misma horca. Julia nunca hubiera hecho esto. No lo hizo con Inés. Se conformó con desenmascararla.

El papel del rey Asuero en la continuación del Libro de Ester, en la novela de Ana Beltrán lo cumple --en esencia, casi al pie de la letra-- don Diego, el hijo de don Gerardo, el nuevo amo del Valle una vez fallecido su progenitor. De él sí acepta Julia la casa y finca de la Marañuela, con siervos que trabajan la tierra y la entrañable criada Carmita, que se ocupa de los menesteres de la casa, incluido tapar los espejos en días de tormenta.

Una cosa echo en falta en la novela. No se nombran los sombreros. Si aparece en la portada: Julia va por el camino que la lleva a la casa del Pedregal. Una ajustada y larga trenza cae sobre su espalda. Su mano derecha sujeta una pamela. (La foto de la portada es de Sayda García, y la modelo es Ainhoa Pérez del Barrio.)

*

En la escalinata de Ibrahim dicen que va a caer una que te cagas porque las moscas están inquietas.    

martes, 10 de agosto de 2021

 Guagua, tranvía y Residencia Nuestra Señora de la Candelaria. Me dijeron que la cita para la médico especialista la tenía que pedir en el 012. El 012, después de 20 llamadas sin contesta, por fin me comunica que la cita para la médico especialista tengo que pedirla en el hospital. Se lo cuento a la de la ventanilla y a regañadientes me da la cita. Todo solucionado. Día fructífero. Afuera, en la caseta de la Once, doy un billete premiado con las dos últimas cifras. El hombre que está dentro lo pasa por la máquina y me dice que me ha tocado 3 euros (el 3 me persigue). Le digo que son 6.

--Ah sí, son las dos últimas cifras. No me di cuenta.

¿No le dijo la máquina el importe exacto? En fin, como dijo un padre al hijo después de robarle las asaduras --para matar el hambre-- a la madre recién muerta: --Corre, hijo, corre, que en esta vida todo son trampas.

Y tanto. Voy hasta el Tahití. Ganas de un plato de arvejas compuestas. Cerrado por vacaciones. El que no está cerrado es el Dieciocho. No hay comida de caldero. Pido un solomillo. Diría que al cochino lo embalsamaron antes de meterlo en la cocina. Sabe a cartón reseco. Las papas fritas están mejor. Algo es algo.

Mientras esperaba pensé en la G (por eso de Gerardo el cacique de la agricultura y Gustavo (Bueno) el cacique de la cultura. Es una letra camaleónica. A Según donde esté tiene un sonido u otro. 3 sonidos distintos. Tres fonemas diferentes.  Me recuerda que don Gerardo (por gracia del Amor, ese dios caprichoso) pasa de ser un hijoputa sin más a ser un hijoputa arrepentido. En su caso no le vale el dicho más vale tarde que nunca. Julia ni así lo perdona. Tanto es el amor que le tiene al hijo (don Diego) como odio al padre (don Gerardo). 

Me dice una amiga que soy su amigo porque soy un caballero. No le digo que no soy un forajido porque ya no tengo fuerza ni logística para serlo. Tendré que conformarme con ser un caballero. Qué remedio. 

lunes, 9 de agosto de 2021

más anotaciones sobre Dime que no es verdad

 Me llaman de Barcelona ofreciéndome un masaje gratuito (no dijeron tailandés) y el regalo de un reloj que puede saber hasta cuando te vas a morir.

--Es un reloj que ha salvado muchas vidas --me comunica el comunicante. 

Después de venderme las cualidades mágicas (científicas) del reloj, me pregunta. 

--¿A cuánto tiempo está usted de Barcelona?

--A unos dos mil kilómetros.

--Disculpe las molestias. Buenas tardes.

Me dejó pensando en las distancias entre los sitios poblados en la novela de Ana Beltrán. Los sitios son el Valle, la capital de la isla (Santiago) y Londres, esta ciudad en lo que toca a don Diego. Dos veces le regala a Julia un perfume traído de Londres. No me acuerdo si se cuentan cómo son estos viajes a Londres, si en barco o en avión. El tiempo más relevante de la novela es el de los casi tres años de la guerra civil. Si me ciño a la historia, quizá es un poco inverosímil que haya habido viajes de negocio entre Londres y Canarias en los tiempos de guerra. Tendré que preguntarlo.

Oyendo antes a Gustavo Bueno (dicen por ahí que es el filósofo que alimentó el ideario de Vox, tócate los huevos), en una charla que habla sobre la mentira, caigo en la cuenta que ese asunto, el de la mentira, también es importante en la novela de Ana Beltrán, empezando por el título. Me acuerdo ahora cuando la madre de Julia dice que su hija va a trabajar a la casa del Pedregal en calidad de institutriz. Va de niñera, simplemente. Menos inocente es la mentira de Inés. Una mentira con que va conquistando a la hija de Julia y poniéndola contra su madre. Gustavo Bueno la calificaría de mentira política. Cumple los requisitos de una de las variedades de lo que él dice que es la mentira política. El procedimiento de Inés (La esposa de don Diego) me hace visible a un elemento de mi familia; es uno de los reflejos de la ficción en la realidad del lector, pero lo dejo aquí, el asunto familiar.

A saber, cuento algo sobre la mentira de doña Elvira (la madre de Julia y de Esperanza) en uno de los episodios.

Es una mujer venida a menos. La sequía no permitió al marido dejarle un dinero potable cuando murió. Y ella, educada para ser señora, no se arregla para gobernar el campo. Viene a menos en cuanto a altura social. Esa caída en cierta pobreza quiere disimularla como puede. Así, cuando la hija Julia pasa a trabajar a la casa del cacique don Gerardo (para hacerse cargo de los hijos de doña Inés y don Diego) dice que va de institutriz, oficio más venerable que el de simple niñera. Una mentira lingüística. La de Inés es más que lingüística.

Otro tipo de mentira, en la calificación de Bueno, está en relación con don Diego. Merece la pena pararse en ello.

(continuará)   

domingo, 8 de agosto de 2021

 El escrito de María Teresa de Vega hoy en El Perseguidor, sobre la novela de Ana Beltrán, señala dos detalles que en lo que yo escribí pasé por alto. Son importantes en la trama simbólica de la novela. Uno es la leche que a una mujer mayor le surge en los pechos debido al deseo de que su hija vuelva a ser una niña pequeña. El otro es el excremento humano que alguien pone en una de las cajas de tomate, para joder el negocio del cacique, de importación de tomates a Inglaterra. 

*

Agustín me había informado de que Pepe Varos estaba muy mal. Hoy Sonia me comunica que ha muerto. Hace unos meses que me envió su último libro. Una poesía que en ese momento leí pero no me detuve en ella. No llegué a habitarla, a vivirla. Me pasó lo mismo con la última novela de Ignacio. El exceso de literatura no me atrae. Las palabras a mi entender deben comportarse como paredes, techos, columnas, puertas que formen un espacio habitable. No que las palabras se coman el espacio. 

*

Se está extendiendo la costumbre del pegamento en lugar del cosido en la fabricación de los libros. Eso perjudica manejarlos con soltura. No se pueden abrir del todo y tienes que sujetar las páginas para que no se cierren. Otra incomodidad más que añadir a los tiempos del virus. 

*

Día de letargo. Ganas de hacer nada. 

 

sábado, 7 de agosto de 2021

algunas anotaciones sobre la novela Dime que no es verdad


Dime que no es verdad

Ana Beltrán

ed. Escritura Entre Las Nubes, 2021


Algunos personajes:

Julia: hija de Elvira, sobrina de Aurora y E, duvieges y hermana de Esperanza.

Aurora: madre de Guzmán, novio y después marido de Esperanza.

Diego: hijo de don Gerardo, marido de Inés y padre de los niños Gerardo y Diego.

Eulalia: sirvienta en la casa de don Gerardo, su hijo Diego y su nuera Inés.

Otros personajes: el médico, el cura, el chófer, el telegrafista, Carmita, Ismael...


Tres nacimientos, tres muertes y tres bodas. Desde  que Julia (joven --quince años de edad-- hija de doña Elvira) toca tres veces la aldaba de la mansión del cacique don Gerardo, hasta el tramo final de la novela el número tres marca la acción en diversos planos. 

1. El embarazo y parto de su hermana, con la que entonces vive junto con su madre viuda (una mujer en una condición social que desde una aceptable medianía ha venido a menos. La mala cosecha y la falta de un hombre, perjudica la economía en una sociedad donde es auto de fe el tanto tienes tanto vales. Auto de fe y pragmática realidad.  2. El embarazo de Julia, deseado, fruto del hombre que ama, al contrario que su hermana (Esperanza), que pronto se da cuenta de que no ama realmente a su marido y que todo ha sido una ilusión de adolescente. 3. El embarazo de Isabela, hija de Julia.

Muertes hay más de tres. Una niña, la hija de Esperanza; la del médico republicano y su esposa y otras dos muertes de dos personas anónimas ajusticiadas por los somatenes al servicio del alzamiento nacional (casi toda la novela transcurre durante la guerra civil: el telón  que lo envuelve todo). Y tres muertes de una misma sangre: la de un niño, la del padre de ese niño y la de su abuelo: 

Tres hijos de uniones consanguíneas. El tabú del insecto aunque no está prohibido si se trata de primos hermanos, sí lo está por la creencia del pueblo (el pueblo de la Villa, sus habitantes) y en concreto por la propia Julia. La preocupación de Julia con el embarazo de su hermana (Esperanza) es porque, al ser el padre de la criatura primo hermano de su joven mujer, el hijo puede nacer tonto. El aviso previo está en los dos hijos deficientes que tienen el hijo mayor del cacique y su mujer, Inés, primos entres ellos. La ley no impide la unión entre primos, pero la biología sí puede hacerlo.

Las bodas también están marcadas por el número tres. La boda de Esperanza, la boda de Julia y la de Isabel (hija de Julia). Otros detalles de la novela también están señalados tres veces. Tres hermanas sin hombres; dos porque son viudas y una --si no me falla la memoria-- porque nunca se casó. Y más tres hay, incluso uno que es mínimo, que se cuenta de pasada: las tres veces que debe subir la leche cuando se la pone a hervir. Tres hervores. 

Don Gerardo (malvado en estado absoluto hasta que se arrepiente) ha violado o seducido a todas las mujeres (casadas o no) que ha querido. Dos (Eulalia y la tía Aurora) le guardan amor. Una (Julia) odio. Son las que se nombran en la novela con nombres propios. Las otras son para nosotros anónimas que, queriendo ellas o no, han puesto a sus hombres el peor estigma que podía llevar un marido (en aquellos tiempos). La palabra "cornudo" es común en el Valle.  El caudillaje, el poder de don Gerardo en el pueblo es tanto, que lo ejerce sea cual sea la política dominante. Es decir, lo ejerce lo mismo en tiempo de república que en tiempos de guerra en que el territorio (la isla) ya ha sido dominado por los nacionales, lo cual le facilita aún más su labor de cacique: acumular riquezas y violar mujeres de buen ver. Los nacionales son los suyos por antonomasia. No la república. Un desacuerdo entre don Diego (hijo de don Gerardo) y su padre está motivado por la política. Republicano don Diego (como régimen político más justo) y del bando alzado don Gerardo (como régimen político más conveniente, para él). Son los dos hombres que tienen acción sexual con Julia. Don Gerardo provocando el odio en ella, y don Diego a raíz de haber despertado en ella el amor.

Los hijos pequeños y deficientes de don Diego y doña Inés (matrimonio entre primos hermanos) tienen los nombres del abuelo y del padre: Gerardo y Diego. Hay un momento en que Julia reflexiona sobre la idoneidad de estos nombres. (La importancia del nombre es señalada en la novela varias veces.) "A mí esos nombres me parecían impropios para aquellas criaturas, que debían de haberse llamado algo así como Miguel y Gabriel".


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Hay una cosa que llaman saber leer entre líneas. Una lectura metafísica. Quien cuenta la historia de parte de su vida es Julia. Añadido a la simpatía que el personaje nos despierta, sabemos que cuando uno habla de sus cosas hay algo que no quiere decir (por lo menos abiertamente) porque prefiere olvidarlo. Así una lectura entre líneas puede ocasionar en el lector una pequeña duda: ¿Disfrutó Julia en algún momento de los encuentros sexuales con su violador? Estos tiempos no están para estas preguntas. Te comen las jaurías y los rebaños de moralistas que en el mundo están. Poner en duda que Julia no gozó en algún momento de la acción del verdugo es una insensatez. Sin embargo, no entre líneas sino claramente, vemos cómo sí le complació a Eulalia, a la que también --tiempo atrás-- violó don Gerardo, a quien esta vieja sirvienta de la mansión del cacique recuerda con amor (el amor en la novela está unido al sexo: si no hay buen sexo, no hay buen amor; y viceversa) 

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Así como la leche adquiere relieve destacado cuando se hierve, los espejos lo hacen cuando hay tormenta. Carmita, sirvienta de don Diego y Julia en la casa de la Marañuela, cuando hay tormenta tapa con sábanas los espejos porque estos atraen los rayos. Un  lector malintencionado, relacionará la leche de vaca con la leche seminal, que también ha de subir tres veces para que el amor funcione. Y al rayo con el violador de espejos. Un rompedor de espejos. Dejo a ese lector con su derecho a creer lo que quiera. En mi caso, eso sería mucho pensar. Seguramente, aunque cogido por los pelos, se apoyaría en unas líneas donde Julia reflexiona sobre qué es la vida. En resumen, la vida es un teatro y cada cual debe sabe el papel que le corresponde. Los viejos de antes (esto no está en la novela) lo resumían en el dicho la vida es un tango y quien no la baila es un machango (quien no la sepa bailar).  

La saben bailar a su manera las tres hermanas; doña Elvira, doña Aurora y, en la capital de la isla, doña Eduviges. La sirvienta de la casa del Pedregal. doña Eulalia, ya no la baila, se conforma y le basta con que su hijo esté a salvo (en la guerra) y prospere más que ella en la vida. Su tiempo se fue. Murió cuando don Gerardo dejó de desearla. 

Y la lleva muy bien, a pesar de los celos que sufre, Julia, la narradora que quiere contar esta parte de su vida para que no prevalezca la que cuentan las lenguas del pueblo. Don Gerardo, en su modo malvado y sin contemplaciones con nadie, también la lleva bien, para él, hasta que se enamora y (en una lectura mágica y justiciera) pierde su energía y enferma de gravedad. Don Diego carga con el estigma de haberse casado (por obligación de su padre) con una mujer a la que no ama y ser padre de dos criaturas que no son lo que hubiese deseado. A pesar de su deseo de que la república gane la guerra, se adapta al nuevo régimen, fingiendo lo que hay que fingir, y en compensación amando a Julia con ese amor que da vida y hace crecer a quien lo encuentra. Inés, la esposa legal de don Diego, es un personaje que permanece escondido pero acechante hasta que se hace protagonista de la acción. Intentando por todos los medios hundir a Julia en la miseria.

Dos escenas en la iglesia del Valle tienen brillo especial. En una el cura humilla a Julia, sacando en público su condición de "querida". En la otra, un cadáver es custodiado por dos mujeres de luto que se guardan las distancias entre sí.

Entre los personajes secundarios destacan el médico y Carmita sobre todo. Aunque sólo aparezca en el tramo final, intenso por la guerra solapada entre Inés y Julia. Sus acciones (sobre todo la de tapar los espejos) son metáforas del grueso de la novela, de la vida de Julia contada por ella misma. De la parte amorosa entre Julia y Diego, la más intensa para mí sucede en la capital (Invicta Ciudad de Santiago) donde durante un tiempo Julia vive con su tía Eduviges, un personaje fuerte, combativo y noble. Ana Beltrán nos hace ver que son los que triunfan también en la vida real, porque así debe ser. Porque quien siembra amor recibe amor. Y lo contrario.

Iniciaré ahora una segunda lectura. Dime que no es verdad descansa junto a Las flores no se arrancan. Recuerdo, si no recuerdo mal, un tarde antes de una tormenta en que Julia, removida por los celos, arranca las flores...