jueves, 30 de septiembre de 2010

madrugada

El anuncio anterior, nada, inefectivo, no picaron ni con las faltas ortográficas. En los malos tiempos hay que ser muy fino si quieres hacerte el gracioso, o quizá ellas los prefieran rubios, quién sabe.
El otro día estuve tentado aceptar el ofrecimiento de Juan Royo, cuando estábamos en la plaza Weyler, después de invitarme a un buen vino con apropiado acompañamiento en La Frasca (creo que ese es el nombre), pero me pareció demasiado abusar. Luego me quedé pensando que él realmente tenía ganas de dar un paseo a San Andrés. Demasiado tarde. Ya se había subido al tranvía.
--Yo soy un caballero --dijo, cuando me extrañó el monto de la propina--, y si vuelvo por aquí, quiero que me traten bien.
Habíamos estado en la emisora de la radio del edificio Mapfre, con Anghel, hablando del libro del gofio, con un título que el oyente Marcelino defiende a capa y espada. Tanto afán universalista, nos hace perder de vista lo tangible, lo local, y a fin de cuentas, eso que llaman "universal", no es sino una suma de localidades. Ya nos lo recordaba Chéjov: si quieres ser universal, cuenta lo que pasa en tu barrio. Nuestro programa también salió muy bien. Felipe Campos estuvo más pletórico que la primera vez, y Reverón me pareció un buen político y un hombre del que puedes ser amigo...
De eso quería hablar, de los amigos. A raiz de los versos dedicados a algunos, unos más afortunados que otros, como es natural, me acordé de una novela menor (si es que hay algo menor en él) de Jim Thompson (Asesino burlón), y como la literatura se alimenta de la literatura, tuve una idea que es una variante de esa novela. Un asesino escribe un poema para cada víctima y lo deja sobre su cuerpo sin vida. Intenté imaginar cómo podía asesinar a cada uno, pero ningún asesinato me pareció suficientemente creible.
Esta noche, por causa de un malentendido familiar, uno más, me acosté temprano. A las doce de la noche. Cada vez que me duermo antes de las dos de la madrugada, despierto a las dos horas. Por fortuna todavía conservo la novela de Thompson, y la abrí al azar. Este autor no tiene retórica, su estilo es como el de alguien que está siendo interrogado en una comisaría, sólo dice lo necesario y sin embellecer la frase de ningún modo. Me preguntarán entonces por qué es el más grande. La respuesta, creo, está en un relato del próximo libro de Marcelino: Y fumar puede matar.
Desperté y necesitaba decirlo, volver a las fuentes del realismo, realismo a secas. Lo demás son anuncios chistosos o ideas novelísticas que, gracias a Jim Thompson, es mejor dejar de lado.

Servicio de compañía animal

Señora de la Francia,
inglesa o de la China,
rusa o de Filipina,
señora alegre o rancia,
seca o con fragancia:

nuestro SERVICIO DE COMPAÑÍA ANIMAL
le ofrece a

Chani el Gato

José María el Rata

Marcelino el Burro

Berto el Lagarto

Ramón el Cuervo

Jesús el Serpiente

Hugo el Gorila

por imperativo legal les hemos tenido que poner insultantes y fastidiosos nombres humanos, pero certificamos que son auténticos animales, especímenes de fábula, oriundos de las selvas salvajes...


el Gato (recomendable para damas que los prefieren mudos; se alimenta con dos sardinas y medio pollo). el Rata (aunque ideal para castigadoras, se enfada si le nombran faborablemente palabras como Chávez, Islam, Independencia... si usted las evita, es encantador. le encanta el queso de bola amarillo y la cerveza y los gusanitos rellenos de filósofos alemanes). el Burro (no tiene desperdicio para las aficionadas a la poesía y los cuentos nocturnos; es algo bebedor y obstinado, pero posee el saber de muchas artes secretas y cultivar los plátanos, y sabe navegar por todos los océanos. el Cuervo, especialmente escogidos para damas ilustradas y que se complacen en volar por las nubes; sibarita en las cenas pero también amante de la comida de guachinche.



el Lagarto, el Serpiente y el Gorila están ahora de vacaciones. Avisaremos cuando se incorporen.
No lo dude, pongáse en contacto con nuestra empresa. si no le gusta, le devolvemos... ya pensaremos qué le devolvemos. SERVICIO DE COMPAÑÍA ANIMAL. ¡lo mejor en el mercado!

Tienda llena

--Que los progres te llamen rata o gusanito.
No sé quien diría eso de gusanito alegre, aquí al vecino... pero quien le dijo, hace un siglo, ratita presumida, de progre ya no le queda ni la huella del dedo gordo del pie izquierdo.
Más lata da el poeta Orlando, desde que Anghel le dijo...
Señor, cuántos cuentos. Los cuentos no sufren crisis. La tienda está llena.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

SIN TÍTULO

Bueno, ayer no soñé con Borges, que no sé por qué no se buscó a otro que visitar en los sueños y se empeña en apartarme de los poetas que leo en la radio, y darme una preceptiva que, en mejores momentos, regalaría como quien se quita de encima un saco de papas bichadas. Ya conozco a los curas, religiosos y laicos, que predican hermosuras en el púlpito y otras distintas en la sacristía. Si no, que se lo pregunten a Bécquer, pornógrafo secreto y romántico público, o a Samaniego, maestro de niños con sus fábulas y entretenedor del chusmerío burgués con otras fabulas, aún más interesantes, esa es la verdad. Y la otra verdad es que los lectores son unos cerdos. Aman las polémicas y las riñas, y desprecian las margaritas. Y las lectoras, tampoco aguantan a un hombre que loe a otros hombres, y hasta a mí me parece tibia (ni fría ni caliente, como querría Jesucristo) esa homosexualidad sentimental. Todos me preguntan cuándo le voy a escribir un poema a Orlando. Ay Orlando. A Orlando y a otro montón de amigos. Los que valemos poco tenemos muchos amigos, somos seres afectuosos, y el afecto es poco literario. Así que hago un paréntesis y cuento broncas, oh cerdos humanos.
Anoche con C, el independentista. Tanto defender los editoriales de Pepito lo soporto media hora. Pero como dije, algo más atrás, que no pienso hablar más de Pepito, esa bronca de anoche en el Monterrey la paso por alto. Y menos mal que Fernin, hasta última hora calló que Chávez es un golfo, que no creo, pero evitó esa tardanza una bronca mayor.
La bronca de hoy fue con Chani. Vale que le tenga afecto pero hay cosas que no, mi hermano. La otra noche, Jose el barman del Castillo, dijo por segunda vez que Chani es mi marido. Se calló la boca como una puta. Tuve que ser yo quien le dijera al taleguero Jose que piensa el ladrón... Y hoy vino al Monterrey a bla bla bla. Me rompieron la cabeza una noche por defenderlo. Otra noche me pegaron una patada en la cara, un traidor, y se calló la boca. Llueve. Está lloviendo. Eso está bien. Que llueva. Y en el bolsillo encuentro un poemita de esos, al dictado de Borges el argentino universal, que supongo que escribí yo. No como esas cuatrto páginas de Agosta escribe, que luego supe que no escribí yo, sino que reescribí:

Así la querría yo
en mi sueño de anoche,
mas quién me aguanta a mí
si yo no tengo dónde

ni dinero en el banco.
¿Cómo voy a decirle:
niña, sé mi modelo
cuando no puedo abrirle

fuentes con caños de oro
y palacios de rubí,
ni contarle el desliz
cuando escondí un tesoro.

En mi tierra desterrado.
No, no, aparta de mí
el néctar de tu caliz
que yo ya me morí.

Morí cuando nací,
y morí mientras viví
cuando aparté de mí
la gracia que hay en ti.


Y MAÑANA: ITV.

--Chito, dejaste la cocina encendida, no me llenaste la botella de agua... estás en otro planeta...

lunes, 27 de septiembre de 2010

José.

a José Rivero Vivas

En la gesta del ensueño,
la perla de Laurimor.
De la Anaga es el cantor
de todos los males dueño.
A este autor yo les enseño
de San Andrés escritor.
Más que un maestro, doctor
de diamante bien pulido
de todos los que aquí han sido
de las artes, pescador.
Campesino de palabras,
pastor de chivos y cabras
en este pueblo cabrón.
Divisa de las más grandes
mientras ángeles demonios
con ritos del estramonio
afilan colmillos, y blanden
lo chico que son los grandes.

Ama el ángel caido
al levantado demonio
en un volar de estramonio
por las vidas sin sentido
y el corazón dolorido.
Hombre libre en San Andrés
en Kessintong y en París,
alumbrada flor de liz.
Es la vida un ajedrez
color de agua y de sed,
y sinfonía su novela
del hombre pobre, sin vela
que alumbre su parecer,
penumbra que quiere ver
aquello que más anhela.

Agustín, Juan (anuncio Radio Unión), VICTOR

a Agustín Díaz Pacheco

A trece recintos ido
en su cuento de Gijón,
cada uno con un color
de un asturiano cumplido.

Capitán de la memoria,
coronel de los olvidos,
es narrador bienvenido
en Nueva York como en Soria.

Antólogo refinado,
edita el Baile del Sol,
aunque no ha antologado

a este gran escribidor
que le canta entalegado,
que yace en esta prisión.
*
Estelar es en el Gofio,
puro material el gramo
en un libro que es un ramo
de millo y trigo los folios.

En las noches laguneras
de bruma, de niebla y posma
es punto, guión y coma,
es higo de buena higuera.

Hace años lo interrogué
haciéndome el policía
en aquella medianía

de la Guayonge que fue
también patria de Óscar
Domínguez, cálida rosa.

***
a Juan Ignacio Royo

De nombre rotundo Juan Royo
--aunque Li lo pinte emborronado--
contó con los sones bien contados,
narró tal puntal este pollo
el fulgor de los arroyos,

mundo violento y notorio
en otrora revuelto pasado,
donde un moro enamorado
vivió ingratos episodios

(que la señora y el moro
vivan en el mismo cielo
y que la anarquista de velos
dance su baile de oro).

Diz que se convirtió en lagarto,
Juan Ignacio, en el encanto
de una noche de bruma lagunera,
herido de amor por la certera

arte de una bruja encantadora.
Su corazón quedó encendido.
Sobrio ayer, hoy enardecido;
roda la Fortuna, ayer y ahora.

*****************************************

Este martes, La Puerta, en Radio Unión Tenerife: 18.00 horas.
José Antonio Reverón. Concejal del grupo socialista en el Ayuntamiento de Arona. Llamado con el mote de El Hombre de la Mochila (¿qué papeles esconderá en ella que les preocupan tanto a los dirigentes?) El adalid del caso Arona como acusación particular contra el grupo de gobierno. El gary cooper del Sur en su situación de Solo ante el peligro.
Felipe Campos. El azote de Coalición Canaria, metido en todos los charcos y en todas las causas penales (casos Carnaval, Parque Marítimo, Las Teresitas, Arona). El eliot ness del siglo XXI.

(informante: uno de nuestros tripulantes).
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a Víctor Hernández Roncero

Él, de clara dicción peninsular,
aunque de recio seseo canario,
es el habla de nuestro visionario
portante de un saber universal.

De Casares el docto diccionario
y también del valioso Moliner,
y de Marías y Ortega, da fe
este sereno escritor estatutario

que en el aire sus ondas escribió.

Una aciaga tarde de la ignominia,
de azulejos y de espejos, Ay, yo,
vil sierpe, de la Puerta lo alejó.

Ay, fue torpe, fatal, mi toconimia.
Como espantar a B. Pérez Galdós.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Lizundia

a José María Lizundia

De la tierra vascongada
esta joya nos llegó
quien aquí resplandeció
con su voz bien entonada
en el todo y en la nada.
Es de sátira escritura
con recursos de diabluras
y de un artista mayor,
no tenerle buen amor
es una fatal locura.

Si en algo es animadverso
no es solo por el estilo
que domina con sigilo,
sino porque en su universo
aún le falta ese verso
que dulcifica al humano
y al bueno de su hermano.
Mas casi es mejor así,
no hay música baladí
en su prosar gregoriano..

a Berto. A Ramón

a Alberto Linares


Lagarto de Los Cristianos,
por eso lleva esa cruz,
se enfada y es una luz
veloz de un verbo claro

y con sus carnes aladas
asciende allende las cumbres
y enciende en la noche lumbre
cuando la luna se apaga.

Cuenta leyendas airadas
en la orilla de la mar.
Y en lo alto de la montaña

otras son sus diestras mañas:
habla cuando debe hablar
y calla si ha de callar.

*

a Ramón Herar


Desde el Sur a La Laguna
en su jeep viaja a menudo
deshaciendo los innudos
de la vida y sus roturas,

de su isla y de su alma.
Sabe de la condición
del hombre y de su dolor,
de sus gritos y sus calmas,

de sus diversas costumbres,
de sus brillos y sus rumbres
de las miserias y glorias

y del símbolo de la noria
como fortuna y reloj.

Nos anima con su blog

a tener más picardía,
y también sabe a porfía
hacer de los gastos cuentas
--aunque ezo lo revienta,

el haber es una lata--
mas nunca la de la pata.


a Anghel

Como ahora sueño en verso, me persiguen los poemas como moscas, o como los virus virulentos de Ramón. Mil años intentando dejar para otros el oficio de la Poesía, y nada, sigue ahí, mal pagándome pero insistente para que la sirva con todo el esmero posible. Así que ahora he pensado una serie (ya no me basta uno solo que los incluya a todos) con versos dedicados a mis amigos cercanos (las amigas que esperen otro momento, pues no quiero convertirme en motor de arranque de combates de mujeres). El primero

a Anghel Morales

Alumbró El Hierro a un guerrero
de corazón con brío y noble,
hecho de oro, acero y cobre,
audaz, osado, el primero

en querer bien al buen amigo
pero más a bellas mujeres.
Aguda y recia su voz hiere
con medido acento propicio.

De su estirpe la sabiduría
siendo de oficio niño bebió
y en calma es armonía

de toda aquella que lo vio
decir sin más su filosofía
y cuando su verso cantó.

ilusiones

Admira, hombre, con qué ufano arrojo
caemos de lleno en una ilusión
vana, nos afana buscar calor
en cenizas y flor en los despojos.

Sin pensarlo nos dejamos guiar
por la amable cauce de una gentil
mentira, voz como un caudal sutil,
voz hermosa, tan lindo es su cantar!

Allí creemos alcanzar la cima,
descansar de trabajos y fatigas,
gozar de la maleza su verdor

en serena luz que gime y suspira
como en la lluvia un canto de amor.
Mas todo es nada, ríe la mentira.

sábado, 25 de septiembre de 2010

pueblo

--Era un secreto...
--Oye, pos no sabía que era un secreto... si quieres secretos, cállate la boca...
Sólo dos páginas por lo pronto... Raquel la cubana dijo que tengo el don de favorecer a mis amigos. No hacía falta que me lo dijera.

El único consejo válido es "no des ningún consejo a menos que te lo pidan, y si te lo piden, piénsalo".

Aceptable ambiente en El Castillo.
--¿Dónde dejaste a Chani?
--... y ¿a ti qué te importa?
--Pero ¿tú no eres de este pueblo? ¡de la Plazoleta! ¿por qué hablas así? --me interpela una rubia de pelo rizado.
--Porque soy de este pueblo hablo así, porque lo conozco...
Tenía que haber dicho que yo no era de ningún pueblo. Cada día me siento menos de cualquier pueblo...
"No hace falta que use la palabra "mierda", Chito, para demostrar que eres un bárbaro", dice Borges.
Vale, maestro, procuraré buscar un sinónimo más aceptable.

En la tele una peli del oeste.
--¿El bueno de Clark? --dice el protagonista--, sólo porque ayer murió, hay que decir el bueno de Clark... ¿es que ya no se acuerdan cómo era Clark mientras estaba vivo?
... tic tic tac (ritmo yámbico), tic tac (ritmo eólico), menos mal que aún el jazz sigue por ahí, y que la verdad tiene un sonido propio (dijo Antonio Bermejo), una música propia.

Can hán

Así se llamaba el lugar. Can hán. Una habitación antigua a la que se entraba después de abrir, en la calle, una gruesa y aparentemente hermética puerta. Allí dentro, una persona enteca, sin ningún signo de remisión en cuanto a un soplo de belleza, cabeza descarnada, boca descarnada, huesos frágiles... Otra persona que iba conmigo, me dijo que le pidiera la autorización para estar allí. Esa autorización consistía en un papelito, un trozo de papel, roto torpemente a mano, donde estaban escritas no más de dos palabras, con una ortocaligrafía torpe. Luego me indicó que pusiese algo de dinero a un lado de una mesilla de noche. A continuación, la escena se transformaba en la encarnación de todos los anhelos (no entraré en detalles), y después en el sufrimiento que sucede al deseo realizado, y más tarde, cuando el aire hacía presagiar la superación del deseo y del dolor, interrumpía la policía, me pedía el permiso para estar allí. La policía, dos sombras luminosas que se acercaban reptando por el suelo, cruzando la calle, me exigía el permiso,, aquel ridículo trozo de papel, y revolvía la habitación hasta que encontraba el dinero y se retiraba, con la adevertencia de que yo hiciese lo mismo. El lugar era La Habana vieja, donde la vida bullía con más autenticidad que en otras partes de la ciudad. En realidad no conozco La Habana, sólo por reportajes cinematográficos y fotografías y algún que otro testimonio literario. Las arquitecturas de la ciudad vieja soñada, los bullicios de calles, el carácter de la gente, entre misterioso y festivo, era tan sólido, que de ahora en adelante esta es La Habana vieja verdadera. La que realmente existe, sea como sea, es una entelequia. Las visitas a Can hán fueron varias, y la sucesión de sucesos, semejante.


Más tarde asocié el nombre de la habitación con Canaán, la tierra prometida, y por un momento recordé el desierto, hace milenios, el largo viaje... y sentí cómo se deslizaba el sudor y el ritmo de una valiente ex esclava negra, enamorada y convertida al judaísmo, mientras los perros de Egipto se acercaban al mar Rojo.

El sueño concluyó con una estratagema por mi parte. Lo conocido era la parte hipócrita de La Habana, el jolgorio falso de pulsiones sexuales y ambiciosas. Lo no conocido pero que pude conocer (los misterios de Can hán), esa otra parte, La Habana vieja, donde había sinceridad y emociones auténticas; y lo desconocido: mi viaje con los hebreos, siendo mujer, negra, y hebrea yo también. Para acceder a lo desconocido, la estrategema. Hice desaparecer (hombre en La Habana, en Can hán) el dinero. Las sombras no lo pudieron encontrar. Me lo comí. No sabía a nada ni era alimenticio, pero la acción fue valiosa, hizo desaparecer las sombras...



Publico esto sin aún investigar qué hay (si algo hay), en la erudicción, detrás de la expresión Can hán y qué papel juega La Habana en mi sueño. Antes, señalar a Manolo Suarez por su visión del episodio en "el bar de la ignominia" (lo podrás ver en el blog del vecino José María Lizundia Zamalloa, un nombre que ya es un acorde musical en una sinfonía, y que piensen mal las hienas, está en su naturaleza). Tal visión no es totalmente exacta, pero es más valiosa que la total exactitud. Se lo contaré a mi amigo y maestro José Rivero Vivas.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Crónica de una noche en el Ateneo y otros lugares

"el público toma de un escritor, o de un escrito, lo que necesita y deja pasar lo demás, pero normalmente suelen tomar lo que menos necesitan y dejan ir lo que más necesitan. sin embargo, todo esto me permite ejecutar mis pequeños movimientos sagrados sin molestarme si los entendieron. entonces no habría más creadores, estaríamos todos en la misma olla de mierda. talo como están ahora las cosas, yo estoy en mi olla de mierda y ellos están en las suyas, y creo que la mía apesta mejor". (Bukowski, Escritos de un viejo indecente.)

Quedé con José Rivero Vivas sobre las seis de la tarde. Para subir a La Laguna (aquí, cuando se habla del Ateneo, es el de La Laguna, no hay otro). Llevé la basura al contenedor, en la carretilla; Limpié en el patio de afuera el cubo de la basura (ya apestaba), fregué la loza (se rompió un plato, el pequeño), saqué a Thor, me bañé en la azotea (los viernes viene Elena, de Bolivia --le paga mi hermana--, y pasé, a la 17.30 por casa de José, patio solariego, machadiano, a revisar unas últimas correcciones del libro, ya más que esperado, José Rivero Vivas, un mundo literario rotundo, y quedé en esperarlo en el Monterrey. Le pedí fiado a Carmita un buche de Aldea. Llamé por el móvil a Orlando, que se había apuntado al viaje. Me dijo que estaba arreglando el ordenador y que no podía subir, que sentía no poder oírme (qué cosas) pero que estaba liado. Un bulto menos. Al poeta ya se le pasó un pollo de ayer con Deivi, que le cogió el tenedor a Deivi y pinchó de su plato, en el Monterrey, un pedazo de clara de huevo ("lo mejor del huevo es la clara",dijo) y Deivi se molestó. "Esos comunistas ingleses son de cartón piedra", dijo Orlando, "mañana le voy a echar la bronca, se va a enterar lo que es el auténtico comunismo".
Llegó Pepe. Llamé a Marcelino, que dijo que subía por su cuenta porque tenía cosas que hacer y aún era temprano. En La Laguna, José me invitó a una cerveza. Hicimos tiempo viendo la exposición en el Cabrera Pinto (leer la entrada de Ramón en su blog). Poco a poco fueron llegando los amigos y más gente. Juan Royo, Agustín Enrique Pacheco, el policía nacional jubilado y ahora escritor (¿Anghel, cuál es el nombre de este hombre? Lo olvidé, lo siento), Javier Hernández, Ramón Herar... Ya en la sala, llegaron Marcelino, Sonia Muñoz, y cuando yo hablaba, Gladys y Lizundia. Cuando terminó la cosa, besé a Gladys, con la alegría de verla. Lizundia me tendió la mano. Fue como si me quitase un peso de encima. Luego me diría que ya su ciclo en la radio se cumplió. Si él supiera que tengo el mismo estado de ánimo con la dichosa radio. Si sigo es por inercia, lo mismo que con el independentismo: sigo siendo independentista por inercia. Ya abajo, en el bar de Tello, el pobre Javier no tenía 20 euros. Marcelino no los tenía. Se los pedí a Juan, pero ya Javier se había ido, sin 20 euros. Llegaron Quico y Kimi. Solaz en el bar de Tello. Y luego Pepe, hambriento, nos arrastró a Marcelino y a mí, a un bar de la calle San Agustín. Poco a poco fueron arribando los demás: Agustín Enrique, Quico y Kimi, Ramón (nada especial que contar el bueno de Ramón), Sonia, Gladys, Lizundia, Juan... Buena velada a la luz de la luna. Me sorprendió Quico. Es más que un buen fotógrafo.
En el regreso a San Andrés, José y yo nos perdimos. Una aventura. Seguro que José Rivero Vivas la convierte en novela: Gofio en la noche.

Inciso del autor de este blog

De vez en cuando, para aclarar al lector cuál es la naturaleza literaria de estas páginas, me veo obligado a desplazar "al narrador", y hacerme oír. Pues entes distintos son "él" y yo. Es cierto que en los acontecimientos biográficos, coincidimos; pero no en las emanaciones sicológicas, morales, filosóficas, etc. Es decir, el autor, quien ahora escribe, presta los avatares, acontecimientos y aventuras de la vida y se los hace sufrir o gozar a un personaje, distinto e incluso contrapuesto. Si fuese yo, el autor, quien narrara esos hechos, me temo que la escritura, la atmósfera de la escritura, se la debería a obras de autores como Dostoyevski, Malcolm Lowry, Isaac de Vega o Thomas Berhard, y no como le ocurre al aquí personaje narrador, más alimentado con los recursos de Celine, Bukosvki, Fonseca... Así que, en muchas ocasiones, en la narrativa de esta obra, aparece como comedia lo que el autor sufre como tragedia (además de obviar otros hechos, realmente trágicos o desgastadores). Si paralelamente, escribiera tal como pienso y siento los episodios biográficos, tales coincidirían en buena parte, pero la obra resultante no.
En cierta ocasión, trabajé de "maestro" de creación literaria. Al principio del curso, un "alumno" me preguntó cómo se podía convertir una tragedia en una comedia. Le dije, no sé si con acierto: "Tú escribes la tragedia aquí encima de la mesa, y cuando la termines (me puse debajo de la mesa), vuelves a escribirla aquí debajo". A partir de ahí el curso fue un éxito, pero eso es otra historia.
Esta noche se presenta un importante libro, necesario para descubrir la renovación de la autenticidad narrativa que hoy ha resurgido en Canarias: 13 gramos de gofio estelar (aunque tenga desacuerdo con la aparición de la palabra "gofio" en el título). Para no llamar a engaño, me veo obligado aquí también a rectificar al "narrador", en cuanto a gusto. El cuento con que tengo el honor de colaborar, creo que participa de la calidad del libro, pero hay otros con más valor literario. El "narrador" de este blog, probablemente hará una crónica, a su ver y sentir, y habrá que dejarlo. En cuanto a mí, que hablé él. Yo prefiero callar. Creo que es más valioso el silencio que la palabra. Que hablen otros, incluso el tocayo que cuenta en estas, como dije, páginas, si así pueden llamarse.

martes, 21 de septiembre de 2010

africano (y Medioeuro)

Marclino me lleva al huerto. Al bar de lo negros. No le ronpen la cara porque yo soy negro. Judíó, chino y negro.Y ahora me voy a acostar.Mañana será otro día. Dos euros. Soyafricano.

***
hago ahora el cuento, después de leer el comentario de la oyente, que constrasta felizmente con su actitud de ayer línea móvil, y me devuelve la respiración, el aire que me quitó un archivo adjunto que me envía la catalana, a palo seco. Se trata de un supuesto reportaje donde un niño árabe, armado con un cuchillo, le corta el cuello y la cabeza a un judío que otras personas humanas sujetan contra el suelo. Se titula "la crueldad del islam". El niño, si no es montaje, mató al desgraciado con la misma tranquilidad que degüellan a un animal. El vídeo no es ni para enviárselo a un enemigo, y probablemente lo elimine pronto de este ordenador.
Mi padre me llama para comer. Así que dejo el cuento para después, y si puedo, la respuesta al poema de Campanilla y a la oyente.
***
DOS EUROS

En el bar de los espejos nos vimos Javier, Juan, Anghel, Ignacio Gaspar y un servidor. Ramón se incorporó ya dentro de la emisora.
--Está enfadado porque lo llamaste rata --dijo Juan.
--Y él me llamó fascista y serpiente venenosa...
En fin, riña entre gente que se ama. Me recuerda aquel poema de Catulo (cito de memoria):

¿Por qué sé que Lesbia me ama?
Porque siempre habla mal de mí.
No, no te extrañes, amigo,
yo no hago sino hablar mal de ella,
y que me la corten si no la amo.

El programa bien, con un escritor de altura, uno de los grandes de nuestras letras, Ignacio Gaspar, pero demasiado apacible para mi gusto, dañado por las contrariedades con los hermanos.
Juan se fue enseguida cuando dieron las siete, y Javier e Ignacio después, y nos quedamos Ramón y yo un rato, otra vez en los espejos. Dos rondas. Ron yo, él cerveza. Seis euros. Conversación, el monotema del mes de septiembre. Ya de noche pasé por casa de Marcelino. Habitación regada de libros. No me pudo prestar el de Silver Kane porque aún lo está leyendo. Pero me llevo, después de salir a comprar una botella de Aldea al Bulevar, uno de cuentos de Anton Chéjov, otro autor que tengo en mi ermita de santos escritores. Un par de horas más tardes subimos al Parra, a hablar de la radio y de nustro autor del Parra. Marcelino comentó que el programa salió bastante bien, pero llora la ausencia de nuestro hombre y autor. Elevamos su obra, sobre todo la narrativa, como si estuviésemos fabricando una necrológica. Lamentamos no verlo por allí, en la presunción de que a Marcelino no le tiene más que la animadversión normal en él. A su salud bebimos un ron que se llama Bucanero, como el barco que el oyente está en tratos para comprarlo. Nos preguntamos cómo vería nuestro hombre las palabras "bucanero", "pirata" y "corsario"... Marcelino tiene su propia idea semántica: Bucanero es el pirata de tierra, y corsario algo parecido al mercenario, o al antiguo soldado de fortuna. No sé, él es el hombre de mar. Como el Fatiga, harto de ir al atún y pasar noches en vela viendo agua, y agua, y agua, agua por todos lados y nadie con quien hablar, porque todos los demás pescadores están durmiendo.
Marcel me cuenta que nuestro amigo C., otro oyente, el independentista de la disputa antigua con Lizundia en el mismo pub, también tiene sus opiniones: según le contó, "ahí --en La Puerta--
el único que vale es el gallego". Vaya con el charlante Charlín, gana enteros por todos lados. Cuando hablé con él el pasado sábado del 0-2, le dije que "estoy amargado". Lo había llamado Ramón, y subíamos caminando por la calle Miraflores, que ya no es lo que fue pero algo queda. "No te preocupes, Jesús --dijo Charlín--, si Lizundia no quiere ir que no vaya. Cuando yo vuelva a la isla, ya verás como levanto el programa". Y Ramón pensando en la factura del teléfono, y Charlín sin querer oír que mi amargura era por el 0-2, aunque también por la huida de Lizundia, qué diablos. El viento es mi aliado y me agradan los vendavales.
Cuatro bucaneros. 16 euros. Y en honor de Lizundia. Hay que ver! Luego cambiamos de tema y subimos al bar de los negros. Una chica preciosa en el mostrador, y unos treinta africanos repartidos por las mesas, y al otro lado, el futbolín con machangos pintados con los colores del Real Madrid y el Barcelona. Marcelino aún no ha superado moralmente una cuerada que le di en la navidad del 2008. En este lugar paramos también aquella noche. El oyente esa noche derrotó a doce negros jugando al futbolín. Pero cuando me tocó el turno, ya yo era el único que quedaba por jugar, enseguida le bajé los humos. Lo tiene clavado en el alma. No veía la hora de la revancha.
--Hay que meter cincuenta céntimos --le dijo la chica.--... no, aquí en la caja no tengo monedas de cincuenta...
--¿Tiene alguno de ustedes para cambiarme? --interpeló Marcelino al personal, dos comiendo y los otros viendo el deporte en la tele. Sepulcral silencio, miradas retadoras, con machetes brillantes en los ojos. Tuve que hacerme visible para apaciguar al negrerío airado. Eso me complace. Pero a falta de medio euro, el viejo amigo se libró de volver a morder el polvo de la amarga derrota. Cuatro vasos de Santa Teresa, 2-2, 0cho euros. Saqué los diez que tenía en el bolsillo y la preciosa muchacha me devolvió dos euros y una sonrisa de sol de primavera. Incluso, en su idioma, espantó a dos fornidos que aún miraban aviesos a Marcelino. Mientras salíamos, palmeé las espaldas de los aún enfadados, para que se calmaran. Los dejé calmados. Mi buena obra del día.
Cuando regresaba en el maltratado Clio por la carretera a San Andrés sonó el móvil. Pienso que es Marcelino, que encontró medio euro, para que dé la vuelta y volvamos al bar de los africanos. No. Al otro lado voz de mujer. Huracanada.
--Tú sí que eres un rata de Cloaca... canalla... ¿quién es esa Campanilla? ¿qué se cree?¿por qué no la pones en su sitio?... ¿es que yo no te importo, rata asquerosa?... --La oyente de la playa haría buena pareja con Charlín, a cual más dicharachero.
Dejé el movil en el asiento de al lado, junto a la cartera, con dos euros. Tasa de alcohol por encima de lo legal, ITV sin pasar (y menos mal que mi padre le puso las ruedas de alante nuevas y el espejo retrovisor, que estaba roto)... no me arriesgo a que un coche patrulla...
Cuando llego a San Andrés, frente al Castillo, aún está despotricando la oyente. Ya me parecía que el día había sido demasiado apacible. Demasiado.
--Cariño...
--Ni cariño ni...
Dos euros. Da pa la penúltima en El Castillo. El Fatiga me devuelve medio euro. Estoy a punto de llamar a Lizundia para que me haga un préstamo, pero la memoria me recuerda que el hombre está enfadado, y además no son horas. Una de la mañana. Y Marcelino también seguramente estaba durmiendo. Puede que soñando que tenía sed, y era un lagarto del futbol, intentando comprar con medio euro al portero del equipo contrario...

En fin, y ahora tocaba contestar a esa novias de quien no las merece, pero el Thor lleva rato dando cabezazos en las rodillas, para que lo saque... En fin, no puedo quejarme: la primera ronda la pagó Juan, las dos siguientes Ramón, los 16 euros (y la botella de Aldea) Marcelino, y los diez euros que yo tenía... bueno, ya sabes demasiado.

lunes, 20 de septiembre de 2010

ESPERANDO A MAÑANA

--No hagas caso... esas mujeres te enrollan con esas boberías, y siN que te des cuenta te tienen en sus manos --dice Marcelino.
Se refiere a Raquel, la cubana. No tenía que haberle contado la tarea que me impuso, para alejar a las sombras malas que me rodean. Marcelino es un positivista lógico, o un hombre que piensa sobre el pensar, como dijo un ya lejano y apreciado amigo entonces. No sé qué mal puede ocurrirme en que prenda un incienso de vainilla y una vela blanca y pase la mano sobre el humo de la vela y rece el poema que me mandó rezar:

Humo blanco sagrado,
llévate contigo el humo negro
que me acecha, y envuelve
con tu aroma el aura nueva
y limpia de mi cuerpo.
Dame paz y tranquilidad
y devuelve la claridad
a mi mente...

Más me inquieta lo que me dijo sobre la mujer dicharachera que yo conocía recientemente y que no me convenía para nada. Sin duda, se refiere a la oyente de la playa. Dentro de unos días volverá del Sur y quiere verme y hablar. Habla por los codos. En fin, pienso que esta faceta de los consejos de Raquel la mueven los celos. La oyente de la playa es dicharachera pero no creo que le haga mal ni a una hormiga.
Como yo a las cucarachas de la cocina, que si no lavo la loza, enjambrean el poyo de lo lindo. Con lavar la loza de la cena, y no dejarla para mañana, y pasar un paño por la mesa donde cenamos, y ya está, que vivan las cucarachas (hay de varias clases), esos animales benéficos y curanderos. Me han dado el don de sus antenas, y agradecer es necesario para que vengan bienes y huyan los males.
Otra que volvió a dar la lata es la catalana. Le escribí en su momento que no quería que publicara mis cartas, pero como si nada. Ahora me vuelve a escribir que ya su libro está en la imprenta. En fin, no voy a luchar contra los molinos. Le he vuelto a escribir que, siendo textos de los dos, la autoría también me pertenecía. No sé si se dará por enterada. Como es bipolar, con un polo oye lo que le digo pero con el otro lo olvida y va a lo suyo. Que fluya el destino.
Orlando me pregunta si he corregido su prosa sobre San Andrés. Vaya si la he corregido. Los dos primeros folios los dejé impecables, pero tuve que añadir de mi cosecha, o mejor dicho, de las musas o los ángeles que me facilitan la ejecución del oficio. Según la ciencia judía, mi ángel es el de la elocuencia. Válido para ser abogado o escritor. Lamento no haberme dedicado a lo primero. Ya es tarde para desandar el camino.
Y mañana, martes 21, en La Puerta de Radio Unión Tenerife, un acontecimiento notable. Invitado:

IGNACIO GASPAR

un autor al que hay que darle de comer aparte. Su estilo y su visión del mundo no se parece a nadie. Su desgracia es haber nacido y trabajado en unas islas sobre las que escupen sin consideración. Sin embargo, la ley de la vida hará justicia. Ignacio Gaspar es único. Nadie en el mundo ha escrito como él. Yo he tenido el honor de trabajar su obra, porque también soy muy bueno, y en el ordenador, si no se estropea, tengo algo que maravillará a todos los que valoren el buen vino. Me lo reservo. No me invitarán a comer mañana, pero es igual. No necesito comida. Necesito verdad, aunque sea verdad literaria, orbe peor que el político. De vez en cuando, sin embargo, algo como Ignacio Gaspar. Un acontecimiento. Da igual que el programa salga bien o mal. Volver a verlo y hablar con él, ya es una gran fortuna.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Sonetillo

Ah, al parecer me quité de encima
sin tirarlo al goro de los cochinos
a esa mosca cojonera, ladino,
falsa moneda, pañal que se arriva

y llega a su cabeza, proxeneta
sin méndigo niño que se le arrime.
Valió cuatro veces dites y dimes
pero a la quinta fue una cereta

y por no largarle un puñetazo
en su estupidante blanca jeta
tuve que pasar por santo. Presteza

de esa cucaracha gris y coñazo.
Aguanté como palo el huracán.
Ya se fue. Que le den al vil fatal.

sábado, 18 de septiembre de 2010

derrotas

Perdió el Tenerife ante el Celta de Vigo, ciudad donde se matrimonia felizmente la arquitectura tradicional y la autoconstrucción. Perdió la crítica de Pacheco sobre el libro del gofio (pudo haberse ahorrado el esfuerzo; hablar mal es propaganda, hablar bien publicidad, y no decir nada es dañino, como gusano en la fruta. Pero cada cual hace lo que puede), y O-O la película del TEA. No la vimos. Charla con Charlín, telefónica. Cerveza acertada en la pizzería de la rambla, y Ramón que desaparcó el coche junto a la abandonada plaza de Toros, y poco más. Menos mal que nos queda el Las Palmas, la esperanza de la cantera. La esperanza del puño canario frente a la "ayuda" española. Más interesante: cómo el islamista boxeador americano que fue de los pesos pesados venció a un gigante sudafrícano. Este cuento me lo contó Ramón. Si hay suerte lo volverá a contar el día 15 del mes que viene en la exposición de fotografías boxísticas de Quico, en el Sur. Viva el boxeo, que resucite.

postdata: última noticia judía: agradecen al presidente venezolano su custodia de las sinagogas y piden que Venezuela levante el veto diplomático a Israel. Ojalá, por mis simpatías a Venezuela y a Israel.
más postdata: Alberto Linares mandó un cuento para Lunula que está estupendo. Resurge mi vieja amistad con este autor.

***

El próximos martes Ignacio Gaspar en Radio Tijuana, término que pertenece al chino que ahora sufre animadversión. Hoy en los cajeros automáticos servicio suspendido por razones técnicas... Tres cajeros (la rambla, Mendez Núñez, avenida Anaga) y los tres el mismo aviso. Nada, sospechar que los bancos están haciendo operaciones mundiales y por razones transitorias... Mas si en uno de los cajeros ves que un ciudadano, que estaba delante, saca liquidez, y a ti, después, te sale el mismo cartel, pues que piensas en el chino, que el chino está detrás. Yo le explicaría que desciendo de chinos, que tengo en mis venas sangre amarilla, al margen de sangre judía, conviviendo al unísono, pero el chino no quiere saber nada de descendencia.s Si tiene animadversión, tiene animadversión. Ya habló de cajeros en su cuento Encerrona. En su momento no lo entedí. Hoy creo entenderlo: fue un aviso. En fin, el chino Gato de Fuego jodiendo el sistema operativo del cajero de Chito la Serpiente de Agua. Tendré que consultar con la cubana. Fuerte mujer. Menos dinero me dio de todo. Hasta tareas de brujería. Encender una vela blanca e incienso de vainilla. Manejar el humo y espantar así a las malas sombras que me persiguen, supongo que también la del chino.
De Ignacio hablaré el lunes. Un invitado así merece una versión del Enigma del invitado, el poema de Emeterio Gútierrez Albelo. Lo volví a leer en una antología de poesía canaria que le pedí prestada a mi hermana el otro día en La Orotava. Busqué en la biblioteca unos libros que mi cuñado se había autoprestados... no los encontré, pero sí esta antología. Merece una reseña. El antólogo fue fino escogiendo los poemas. Hay calidad. Diamante tallado. El prólogo habla de una región de España rica en poetas. Seguramente lo fue. Hoy menos. Hoy, en la mayoría de los casos, sólo se puede hablar de presuntos poetas.
Me acuerdo de una discusión que tuve el otro día con José Rivero Vivas en El Diamante, adonde nos convidó Anghel a un plato combinado. El hablaba de la intocabilidad del texto del autor. Yo hablaba del autor como una puta, que deja meter a otros las narices en su obra. Y defendía ambos casos: al autor decente (a quien no hay que cambiarle ni una coma) y al autor indecente (al que hay que arreglarle el texto). Yo he sido, por suerte, arreglador de textos de autores indecentes muy buenos, caso de mis admirados Jim Thompson y de Gomez Fouz, con quien se metieron todos los republicanos de Asturias cuando publicó un libro sobre los maquis. Impecable. Si no se lo tomó prestado mi cuñado, aún lo debo de tener por ahí cerca.
*
Historias interesantes en el bar El Castillo, pero eso lo guardo para el Informe para cumplir una condena. Hoy Ramón me preguntó por esa novela, y le dije la verdad (cosa rara en mí), que la tengo abandonada. Hoy bar Castillo me dio unas claves curiosas, cómicas y vulgares pero como el sinabrio en la alquimia. La trama va de chinos en San Andrés. Dominan el pueblo. Una mala buena novela, creo.

otra vez la rata

Despierto por la mañana (no siempre despierto por la mañana) con la persona del sueño pensando en los laberintos oscuros de la mente. La rata (otra rata, sin nada que ver con anteriores disputas entre putos) se me presenta como el animal totemico del narrador de ficciones. Animal capaz de pasar por la porquería y quedar inmune. Animal condenado a las catacumbas por el temor ancestral que ha despertado. Y sin embargo tan necesario. Recuerdo una noticia antigua, de que habían eliminado todas las ratas del alcantarillado de no recuerdo que ciudad importante de Europa. Tuvieron que volver a poblar con esos animales el mundo subterráneo. Sin ellos, todos los boquetes se atascaron. Peor el remedio que la enfermedad. Una sociedad con un respetable número de narradores rata, es más rica y fluida que otra sin ellos. En las instituciones, otros ocupan el poder y empuñan la batuta. Pero cuando la voz de la calle, mediante sus narradores, se hace sentir, el aire se vuelve más fresco, menos pobre y empolvecido. Paradojas de la medicina.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Borges y Alexis Ravelo

"No soy poseedor de una estética. El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que tienen la desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas; intercalar en un relato rasgos circunstanciales, exigidos ahora por el lector; simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos (esto lo aprendí de Kipling y en las sagas de Islandia) como si no los entendiera del todo; recordar que las normas anteriores no son obligaciones y que el tiempo se encargará de abolirlas. Tales astucias o hábitos no configuran ciertamente una estética. Por lo demás, decreo de las estéticas. En general no pasan de ser abstracciones inútiles; varían para cada escritor y aún para cada texto y no pueden ser otra cosa que estímulos o intrumentos ocasionales" (J.L.B.)

Mi abominación cristiana (en Los Cristianos) de Borges, se me ha vuelto en contra desde que soñé que me daba a leer un pequeño poema. Desde entonces miro sus versos como si me reservaran una revelación mágica (perdón por el adjetivo). La pasión por la lectura, creo, llega a su cumbre cuando las palabras desaparecen, y uno ya no ve las paginas de un libro sino una realidad que se superpone. Así trabaja la imaginación. El genio, en mi proceder como lector, es quien logra hacernos ver y oír lo que cuenta. Esto con motivo del descubrimiento (se lo debo a Javier Hernández) de un autor: Alexis Ravelo. Anoche, a pesar de que me esperaba por la mañana el temprano aviso de mi padre para ir a Icod, no concilié el sueño hasta que llegué al último episodio de Tres funerales para Eladio Monroy. (Anroart Ediciones.)

jueves, 16 de septiembre de 2010

Reflexión banal

El espacio de la novela es lo que no se ve. La arquitectura de las ciudades no es sólo las fachadas de los edificios, el espacio público, lo que se nos enseña. Sino el espacio interior de los edificios, el espacio privado. ¿Cuál es el espacio al que los novelistas se están acercando desde hace más de un siglo, por no decir desde el tiempo en que nació la novela? No más rodeos, inmediata la respuesta: el espacio oscuro, reducido, aún a salvo de la videovigilancia.
Comentar ahora el reciente libro de cuentos de Javier Hernández (Los días prometidos a la muerte) y el próximo que alumbrará el mismo sello editorial (Idea-Aguere), el de Marcelino Rodríguez Marichal (Y fumar puede matar) son claves para comprender la fuerza en que se está moviendo la ficción narrativa en Canarias, a pesar de los obstáculos... La crisis económica tiene sus contrapartidas favorables: se mira mejor lo que se publica. Menos títulos para llenar expedientes, y más páginas que perdurarán en el tiempo (disculpéseme la profecía)...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

ademda

--Y si me dicen que coja una metralleta para defender a Fidel, yo la cojo, que sé como se usa una metralleta --dice el cubano de la venta de Francisca, que fue policía nacional español, como Carles Pedregal, y estuvo en el País Vasco en los años setenta, cuando el proceso de Burgos, y habla del rey Juan Carlos cosas que no se pueden escribir, porque la libertad de expresión tiene demasiada letra menuda, y mientras tanto, que las ratas antihegemónicas sigan defendiendo a los hegemónicos de la tierra. Estoy empezando a cabrearme de verdad.

más coplillas y redondillas

Anghel me cogió manía
pues soy de Pilar Pomares
autor abandonado
al solajero del día.

Diz que no edita el Informe
pa cumplir una condena.
Tendré pues que extorsionarlo
y amarrarlo a una cadena.

Doña Rata el abogado
también me tiene entre cejas,
y tiene arte ese mamón,
capaz me mete entre rejas

si antes mi mala cabeza
no me lleva diestro al trullo
a dar del ingenio entullo
y añorar labios que besan.

Róbert el otro mi amigo
del alma en tiempos lejanos
también retiróme el verbo
y la carne de marrano

que su cocinera mano
ha al fogón en Naranjales.
Y sólo que nombro hombres,
porque mujeres cabales

disculpan mi fea estampa
y en la mi frente, escriben
el libro del buen amor
y con bienes me reciben.

Amigos que son y fueron,
tengan ustedes fortuna,
y si caigo en el terrero
me levanto con soltura.

puntualizaciones

puntualizaciones a los poemillas anteriores:

quien llama facista a alguien a raiz de una bronca vulgar, si lo llaman rata peluda que se aguante.

con el ratoncillo colorado, no sé si nombrarlo cuñado (ya nos pedimos disculpas, pero eso fue, por lo que he visto, papel mojado).

Hay un episodio de Dostoievski a cuenta de cuando uno debe intervenir... si se meten con un amigo con el que tienes bronca, que no fue el caso, pero la doña Rata que opine y escriba a su manera su formación del espíritu...

Mientras la cosa dure, allí tienen sus sillas, si no se van pa Sevilla...

la rata presumida

Dicen que se va la rata
y su ratoncito colorado
con sus calzones meados
a otro sitio dar la lata.

unos vienen, otros se van

se creyó el no va más
el ignominioso petulante,
otro perro ladrará
en la ondas ondulantes.

martes, 14 de septiembre de 2010

lunes, 13 de septiembre de 2010

este martes 14

mareó la perdiz
voló la codorniz,
y como dice Pancho
Guerra:
que te cosan el culo.
No te quedará bonito,
pero te quedará seguro

domingo, 12 de septiembre de 2010

desde Las Palmas

Después del mediodía, el amigo poeta O. me dio una obra en prosa para que se la corrigiese.
--Yo soy poeta y tú eres novelista, y necesito aquí la mano de un novelista.
--Qué bien... --no le dije el precio de mi trabajo. El otro día perdió la cartera con la documentación y 330 euros; ayer perdió el móvil, y hoy (aún no he dormido, así que sigo en domingo) por la mañana dejó el portátil en un bar, y cuando volvió a buscarlo, ya no estaba. Además, cuando manejaba liquidez, no escatimaba invitando copas. Nada de minutas, ni de horas.
La obra ya la conozco. La he hojeado un par de veces.Es autobiográfica. Y convierte a mi persona en personaje. Es lo primero que me fijo, ya en el barco, en el viaje a Las Palmas, tres horas de derrota. Mar en calma, solaz del lector. Voy a la isla de Gran Canaria porque me ha llamado Raquel la cubana. Ya deseché la sospecha de que perteneciese a algún servicio secreto. No soy peligroso para ningún Estado. Cada poder, con sus democraticas constituciones en papel mojado o sus islamismos ardientes, lo ejerce quien los ostenta como sus dioses lo ayudan. Menos los de Zapatero, que deben de estar dormidos en el fondo helado del infierno.
Sobre la mar el buque deja su estela. Sobre la obra del poeta cae mi impío bolígrafo. Primero sobre el personaje que allí soy. Donde me pone como "fornicador", corrijo inmediatamente. La forma "fornicador" es deleznable. Es una palabra que yo nunca usaría, y anatema quien la aplique a mi persona, aunque sea convertida en personaje de ficción, donde obligación ninguna hay de coincidir con la realidad.
Raquel me estaba esperando en el muelle. No me deja ni saludarla. Me ordena --y eso me incomoda-- guardar silencio, que rompe cuando llegamos a su hotel. Una habitación con vistas a la playa de Las Canteras, por donde pasean dos policías municipales subidos en un cochecito que parece de juguete.
--Tienes la mente confundida --me dice Raquel--... te persiguen sombras, mi amor... las sombras son malas... Tu ... es muy mala, pero hay más sombras... sombras de espíritus que quieren confundirte... Menos mal que te veo un buen final... quedarás limpio de los acechos oscuros...

Aún no he dormido. Y no me río. Le tengo confianza a esta mujer, que me espera afuera del cíber donde estoy... después de decirme:
--Sigue escribiendo libros... los libros llevan dentro toda la energía del escritor, lo consciente y lo inconsciente... los pensamientos que uno no se atreve a decir disfrazados entre las frases... el tiempo que inviertes en la escritura es como una línea que te lleva al limbo, donde no hay nada real... Humo blanco sagrado necesitas tú... No tardes.
Afuera me espera. Creo que esta mujer me hechizó. No tardaré.
Anoche soñé que me encontré con Borges y el apreciado autor me dio a leer un folio con un poema suyo. No es la primera vez que en sueños me ocurre algo así, con diversos autores. Lo sorprendente fue que, una vez despierto, recordé el curioso poema de ¿Jorge Luis Borges?:


Uno es el autor
que con sabia mano
alumbra en palabras
los misterios del arcano.

Otro es el hombre,
hecho de sangre y sombra,
ignorante de su nombre
y de lo que se nombra.

Uno está envuelto
en las sílabas de un libro
y otro está disuelto
en la vida, aquel río
que es emblema del tiempo.

Yo soy Borges en tu sueño
y Nadie cuando despierte
del azaroso engaño
de la nada y la muerte.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Kambak con Marianella

Fue que no fue hoy el viaje a la grata Las Palmas
donde don Víctor Ramírez los corridos canta
con el murmullo de guitarra y la voz del alma.
Era de la mi sobrina día de cumpleaños
celebrar obligado pa cojurar los daños
y que la fortuna la aleje del mal engaño.
Decidióse almuerzo campero en La Orotava,
villa y ciudad de las fogosas balconadas.
mas hoy no pudo ser esa dicha celebrada
(desde La Coruña, no pudo volar Famara),
no se encendió el fuego de leña bien perfumada,
y vino Hacienda Perdida, curvina salada,
queso de cabra, el que embruja el paladar
enjugado con frescas moras, buen manjar,
papas negras y verde mojo, entre el mar
en calma, serenas nubes y el dormido Teide,
ya hoy sin nobles guanches ni sus bravos menceyes,
insacro monte, reo de extranjeras leyes.
Sin embargo, el cuerpo lo bañé y lo vestí
con limpio pantalón y camisa carmesí.
Fue así que fue real el Kambak, adonde fui
cuando acaeció la diosa de rosáceos dedos
según en la Iliada la nombró el Homero
entre rabiosos dioses y dignos guerreros;
Al Kambak fui, en guagua, tranvía y andante
a saber del serenante frescor de las artes
con la color de Marianella, bien presentada
por mi amigo don Anghel, que supo retratar
con palabras las pinturas de alegre despertar,
colores del buen vino, color de la naranja
y de las flores de casi todos los frutales
de los vergeles de Arabia que fueron reales,
y entre amenas frutas maravillosos soles
de gratas sutilezas, encantos de la imagen.
Poco pude ver y hablar con Pilar Pomares,
mas vi a Benita, y le pedí, sin reparos,
un ejemplar de su libro de versos esperado,
y hablé con Lorenzo de los cuentos del gofio
que una feliz noche de luna soñara Juan Royo,
y un día fue posible. --El cuento de Pacheco
es diálogo de besugos... el de Palarea
tiene un final malo, fatal, y lo estropea;
de ciencia ficción, Jesús, allí no hay casi nada... --
criticaba, voz tronante, el doctor Laureano
de Lorenzo, habitador fiel de Los Cristianos.
Preferí el acento alemán de una mujer bella...
empero, lector, deja mejor que no hable della
no sea que se enfade conmigo otro amigo,
porque de amigos que mal se me han enfadado
ya tengo, mi pena, como en lata las sardinas.
Me suena esa música a ingratas sordinas.
Me quedo con cuadros de la pintora Marianella,
ojos de lucernarios y los labios de grosella
en el gran Kambak de Henry y Samira.

viernes, 10 de septiembre de 2010

antes del viaje

Marcelino viene a buscarme a San Andrés después de tormentosos sueños. El zalamero elogia mi trabajo e invita a comer y demás copas. Da la lata porque le parece una falta de respeto ir con él con la camisa rota. La ropa rota. Parece mentira que sea el mismo que ha escrito Y fumar puede matar. Vivimos porque nos obligan, dice el autor. Es una falta de tacto, el hombre. Y luego defiende la mentira y se ofende de que no le digas la verdad. Y no se atreve a ir a la radio. Diez razones de peso tiene para no hablar bien de él si se nos va de este mundo.
A quien se fue de este mundo un ser querido es a Trini. La vi después del programa de Anghel, con Juan y Ramón. Los pinchos del sitio donde fuimos eran excelentes, con sabor donostiarra. Lamenté no tener un pañuelo, ni siquiera una corbata, para enjugarle las lágrimas cuando contaba la historia con su padre. Un hospital. una muerte. Luego nos despedimos. Hasta otra aurora boreal.
Raquel, la cubana, me pide que vaya a Las Palmas. Es urgente. Una pena no pder estar mañana en el Kambac. A la ocho de la tarde. Una pena. Espero que el beneficio valga el sacrificio.

jueves, 9 de septiembre de 2010

episodio antiguo

No ha de salvarnos
ni la palabra ni la espada
ni la serpiente alada
del México antiguo.
No ha de salvarnos nada
del despojo que seremos
si no nos olvidamos
de nosotros mismos.


Fue voz herida la del judío
en el bar de los espejos,
y como cristales rotos
iluminando la penumbra
nació el grito del cristiano
respondiendo al herido con heridas.


Soñó el episodio un abogado
que sintió en el alma la agonía
del hermano, oh tarde lejana
que cayó de un árbol. No era
jacaranda ni almendro en flor.


Era adelfa venenosa
en el patio de la casa,
sombra de quejumbrosa
moneda falsa. Llama,
oh tú, caballero, al jardinero
y haz luz sobre las malas hojas,
que quiten esas ramas
y que reine la palmera sola,
la palmera del desierto
donde el cristiano y el judío
fajaron su elegía y su destino.

Buen cumpleaños, Atteneri

Comencé este blog especialmente pensando en mis hijas... ha sido un modo, no siempre efectivo, de querer romper la distancia... Sibisse vive ahora en Murcia, y Atteneri en Inglaterra... Hoy es el cumpleaños de Atteneri...
He procurado, en honor de ellas, tener un lenguaje más cuidado y respetuoso que el que suelo usar cuando me he metido a novelista. Ojalá haya servido para algo.

Atteneri, un fuerte abrazo de tu padre, que vive queriendo estar más cerca de ti y de tu hermana. Algún día. Por lo pronto el mismo deseo hoy que el de ayer y el de mañana. No hace falta decirlo...

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Uno de los grandes

Martes 21 de septiembre de 2010. La Puerta (Radio Unión Tenerife)

Invitado:

Ignacio Gaspar

Hay autores, lejanos y cercanos, diacrónicos y sincrónicos, por los que siento respeto. A estos los suelo leer una vez, o más de una vez si me pagan por ese trabajo. Hay otros en los que el respeto está de más. Es la admiración el sentimiento. Entre los cercanos, aún en nuestras calles, Isaac de Vega, Marcelino Marichal, Anghel Morales (salvo en su literatura panfletaria y de ocasión), José María Lizundia... pocos más, e Ignacio Gaspar. Son gente esta a la que admiro de la que procuro quedarme, e incorporar a lo propio, con la atmósfera que crean sus palabras.
Ignacio Gaspar es un autor que hace hablar a todos los elementos. En él, la tierra, el agua, el aire, el fuego, el metal y la madera no son paisaje, sino los narradores, con voz profunda y auténtica, que hablan de actores humanos que si son algo lo son porque son creaciones de esos elementos que cuentan... ¿la historia?... No, "historia" es una palabra pobre cuando hablamos de la obra de Ignacio Gaspar.
Éramos grandes amigos hasta que intervino... iba a decir el nombre y apellido, pero altercados recientes me hacen ser no sé si cobarde o prudente... digamos una lagartija de allá del no sé dónde. Esa lagartija, amigo entonces, y hoy, por pequeño, aún más molesto que los enemigos que valen la pena... me dijo que Ignacio había dicho... y yo lo creí, y lo creí mal, sin preguntárselo a Ignacio... El tiempo ha pasado. Y más sabe el diablo por viejo que por universitario, y si me apuran, el diablo es el reverso del Papa. A buen entededor...
Ignacio, si hay suerte, estará con nosotros, los habitantes de La Puerta, el próximo 21.
--¿Qué estás corrigiendo... --pregunta mi padre--. ¿Mañana nos damos una vuelta al mercado, Chito?... Ah, sí, que Marcelino también escribe, el jodido... de puterías, ¿no?... Sí, Marcelo no escribe cosas serias sino de puterías...
Y después del mercado me voy, seguramente, pa Las Palmas. Una cubana me espera.

martes, 7 de septiembre de 2010

petit penumbra

Bueno, para trabajar juntos no hace falta ser amigos. Pero habrá que tenerlo en cuenta para que la cuestión radio siga soltando un poco de radiación de interés. Como soy un genio, ya se me ocurrirá una estrategia genial, algo que no hace falta cuando hay afectos y el camino tiene corazón.

Recopilo las colaboraciones para la revista, y las envío al taller de fotocomposición.

Ganas de salir de la isla.

lunes, 6 de septiembre de 2010

otro día

Las secuelas de la reyerta deja sus ecos en los mentideros del pueblo. Los reduccionistas entran en la trampa de considerar que fue una pelea entre un godo y un canario. Que el chico de Ofra lo haya confundido con un godo, es comprensible, pero no los naturales del pueblo, un pueblo formado de diversas etnias, procedentes de lugares diversos, y donde ahora son también del pueblo algunos ingleses, alemanes, italianos, amén de varios peninsulares, entre ellos nuestro vizcaíno. Chani es de los pocos que ve la cosa con objetividad. De todos modos, ya pasó casi todo y a Urko lo encontré en la avenida; me estuvo contando lo que sucedió desde un principio, y lo más importante, no tenía ningún daño físico de consideración.

Un capitán Araña me vuelve loco la cabeza con la tripulación de un barco... el buen hombre quisiera ordenar esa tripulación desde tierra. El caso es que quien tiene que vérselas en la mar con el barco es otro, y el otro sabrá. Pero el capitán Araña nada, dale que te dale.

El Tenerife... bueno, sobre el Tenerife ya lo ha dicho casi todo Anghel. No más leña de árbol que cae.

Mañana programa La Puerta (Radio Unión Tenerife). Se incorpora a la tertulia radiofónica Javier Hernández, y de los ya formantes del equipo anuncian su regreso, después de "las vacaciones", José María y Víctor. Guión: conversación sobre la figura literaria de Javier, y luego lo que surja.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Canarias, en un caldero caliente

Despedí a los novios de la Revolada, que comieron en La Pandorga. Miles de aventuras me contaron, pero ninguna como la que sucedió después por la tarde noche en el Monterrey. Los novios después de comer se fueron del pueblo en su coupé, después de recomendarme la película de Lope de Vega y decirle él a Orlando, que ahora acude a la wifi de La Pandorga, que le daban asco los necrófilos, a cuenta de una celebración religiosa, con mártir incluido, esta tarde en S/c. Mártir de los que me guarden un cachorro. Por ahora me muerdo la lengua, pero cuando la suelte se van a enterar esos enterados que se creen... Lope de Vega se creía más que Miguel de Cervantes.
La preciosa y elegante novia no, de Las Palmas, pero el novio, de Tenerife, sí. A raíz de la película, su admiración por Lope de Vega daban ganas de... No lo hice porque es mi amigo. Y también está contra los necrófilos... Yo soy de Cervantes hasta los tuétanos, no aguanto al godo Lope de Vega.
--He dejado escrito veinte razones para que no hablen bien de mí cuando yo muera --dijo el novio, gomero admirador de Lope de Vega.
Cuando se fueron del pueblo, los novios de la Revolada, mi amigo, el novio, me dejó un manuscrito. Ya lo leeré, con la sin compasión que el bueno de Orlando ha estado leyendo el Llorad las damas... Bueno, lo leeré normal, sin muchas películas...
Después de cenar crías de sardinas con mi padre, bajé al Monterrey. Pasé antes por la calle Belza, a ver si veía a Orlando en La Pandorga y me contaba cómo fue la misa de marras. El difunto no me es indiferente. En vida me quedaron ganas de poner alguna cosa en su sitio y ahora tendré que esperar a que nos veamos en el infierno.
Salí de casa y paseé con pasos de don Juan hasta las cuevitas. Presiento que un día próximo tendré una pelea y debo entrenarme, que no me cojan débil. Frente a lo que fue mi hábitat los tres primeros años de mi vida, grité una oración a los dioses. Luego volví al pueblo. En el Monterrey estaba Urko el bilbaíno alterado en la puerta del bar.
Luego supe más partes de la historia. Urko se había metido con Fernin, llamándolo de todo, y un chico de Ofra, amiguete de Fernin, que estaba en una mesa con su mujer y su hijo, de un año, le dijo a Urko que no se metiera con el pibe. Urko se enfrentó al hombre de Ofra. El de Ofra cogió un cuchillo, y su mujer se lo quitó de las manos. Alguien cogió al niño y lo sacó del bar y lo retiró de la bronca, donde no corriera peligro.
Cuando yo llegué, Urko entraba en el bar y comenzó la pelea. El chico de Ofra le dio hasta que casi lo mata. La sangre del bilbaíno se derramó en el piso como el rojo en un cuadro de Kandinski. Y el de Ofra, mientras le rompía la boca y las costillas al bilbaíno del pueblo, le gritaba: --¡Español de mierda! ¡godo hediondo!...
En un primer momento pensé meterme en medio y separarlos. Pero me acordé de dos peleas en las que me metí en medio. Una fue en la dársena, entre dos hermanos del pueblo, que uno le pegó una trompada a otro y lo tiró al suelo, y yo me metí en medio, y el hermano fuerte me gritó que no me metiera, y yo le grité que yo estaba en mi derecho de no ver cómo dos hermanos se mataban entre sí. Y corté la pelea, y pedí medio ron, aunque eran las seis de las mañana y los barcos de atunes desembarcaban el pescado. Otra pelea en que me metí en medio fue en el bar Castillo. En esta salí peor parado. Era entre Chani --cuando Chani aún no era mi amigo-- y un gigantón de Cueva Bermeja. El gigantón blandió una papelera metálica del bar sobre su cabeza, y como yo estaba en medio, cuando se la lanzó a Chani, mi cabeza detuvo la papelera. En ese tiempo mi sobrina vivía aquí, y subí a casa a que me curara la herida. Un rajón superficial, no me afectó a las células del pensamiento.
Esta vez, sin embargo, desistí de ponerme a separar a nadie. Los primeros rajados fueron dos amigos con los que estaba Urko. A Urko lo aprecio, por cómo se comportó cuando el primo de Chani le tocó la oreja a Marcelino en El Castillo, y casi tuve ganas de decirle al otro, al de Ofra, que era vasco, no español, pero nunca se sabe. Cuando a un vasco le da por ser español... Español o vasco, cuando el de Ofra ya se había ido, con su mujer y su hijo, Urko estuvo rondando la zona del Monterrey, y Fernin llamó a la Policía.
--¿Va usted a denunciar? --preguntó el sargento.
--Claro que voy a denunciar --dijo Fernin.
La independencia está cercana, supe entonces, y luego se lo dije, que lo encontré, a José Rivero Vivas, a pesar de las tonterías varias en los editoriales del periódico de Pepito.

política parda

Pésima democracia que nace de una dictadura, por necesidades de mercado, para convertirse en avispero de pequeños dictadores. Y más como los actuales, que entretienen al circo humano con las hojas y se olvidan de las raíces, las infraestructuras, y cuando los poderosos de la Tierra le ordenan ajustes, ajustan el gasto del chocolote de los loros que mal se sostienen en las zonas más débiles de la economía. Y mientras tanto la policía va a las zonas rojas a decomisar un par de medios gramos mientras el presunto honrado ciudadano delinque sin problemas tirando a los contenedores de materias orgánicas sacos de botellas vacías que originan sus negocios. Esto no es más que un botón de muestra. Y botones hay para cubrir por detras y por delante varias antiguas sotanas de curas. Es estúpido señalar que con la independencia seremos libres y volaremos felices por los montes. En los tiempos actuales dejamos que las compradoras de bragas y los bebedores de whiski (esto es una metáfora) sigan forrándose y todos mudos como putas.
A mí no me miren, yo no sé nada. Ese párrafo de arriba es lo que, más o menos, contaba un pescador la otra noche en el bar Castillo. Un pescador sin estudios universitarios. Y dentro de poco sin trabajo de pescador. Porque vendrán los yates con sus alegres proas nuestras aguas a surcar... y habrá fiestas en las cubiertas, y todos contentos, menos los que se quedan en tierra y miran a la luna detrás de las nubes.

viernes, 3 de septiembre de 2010

recuerdos, pólvora mojada

--... --dije.
Hasta Orlando, ahora en la barra de La Pandorga (que también es zona wifi) porque se peleó esta tarde con Fernin, se asustó.
Sólo un nombre y dos apellidos. Mejor eso que la dignidad de la que habla un personaje del Informe, un ateneísta lagunero de pro. La santísima trinidad. Tres personas distintas y un solo "yo" verdadero. La parte racional, la emocional y la orgánica. Cuando domina una más que otras, el individuo tiende a perder salud. La parte orgánica es el combustible, la emocional la energía y la racional el movimiento. La racional está regida por la moral, la emocional por la intuición y la orgánica por el instinto. Los vasos comunicantes de la naturaleza ponen en relación las tres partes. Por lo demás, estoy pensando, hay que recurrir a Pirrón.
A menos que me ocurra como cuando estudiaba en el colegio Tinerfeño Balear, con mi amigo Ramón Pineda. Sin haberlo estudiado, descubrí el teorema de Pitágoras (mucho más sencillo que el de Poincaré) y el único resultado fue que la profe de Matemáticas (la señorita Mercedes) recibió mi solución con una carcajada que me dieron ganas de convertirme en lagarto y esconderme detrás de la pizarra. Yo andaba mucho con el compañero de clases Ramón Pineda, y el amigo me pegó su pasión por la ciencia de los números. Su ídolo era Einsten. Nunca le comprendí la teoría de la relatividad, pero capté otras muchas de sus lecciones.
Ayer, José Rivero Vivas, hablándome de un paisano de San Andrés que le rompía la boca a catorce, sin saber karate, y cuando iba por la calle Miraflores al chulo de turno lo ponía en su sitio si maltrataba a la chica, me recordó los tiempos del colegio. Un grupo de clase (Ramón Pineda no) íbamos mucho por la calle Miraflores. Me enamoré de Bárbara la francesa. Creo que tardé menos de un mes en reunir la quinientas pesetas que valía el que Bárbara me correspondiese en el amor. La teoría de las correspondencias de la poesía simbolista.
Ramón Pineda no pudo seguir estudiando, por motivos económicos familiares, pero seguí viendo mucho al hermano. Un loco, un golfo. Me subía detrás en su moto y aquel tiempo me dejó las ganas de algún día tener una moto. No un puto y alienante coche.
Pineda construyó un barco en la carpintería de su padre (en el antiguo barrio de Los Llanos, cuando en ese barrio había un cálido estercolero (El Lazareto), y no ese hiriente y maléfico edificio de Calatrava). Ramón Pineda, fruto de infalibles operaciones numéricas, había construido ese barco. El hombre (bueno, teníamos 13 años de edad) siempre se reía recordando el destino del pequeño buque. Navegó hasta unos cincuenta metros de la costa, y luego, de repente, se hundió y lo cubrió el agua del mar. Ay, cuánta pólvora mojada descubrimos a lo largo de la procelosa vida.

--¿Cuándo viene Juana? --preguntó mi padre, antes de viajar a La Salud a casa de mi hermana para una cena de despedida a mi sobrina y a su novio, que mañana vuelan a Donostia. No me acordé de decirles que pasaran por el muelle y saludaran a Karmelo Iribarren. Sí les dije que saludaran a la ciudad de Gijón (adonde viajarán después) de gratos recuerdos, entre otros muchos.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

teorema del hoyo de la bodega

Aunque a Marcelino lo enseñó a luchar una mujer gomera, de Agulo, por fin logré convencerlo para llevar los palos de jacaranda a Icod en su berlingo. De camino, ya que estábamos en ello, cargamos también un aguacatero y un granado. El día estaba nuboso y la tarde no hizo ningún destello de maravillas poéticas. Ya en la casa de Santa Bárbara, descargamos y recogimos las piñas de millo, regamos el aguacatero y los romeros, bebimos el vino de Sibisse, de la penúltima garrafa, y sentí nostalgia de los libros ausentes: la edición de Bajo el volcán ilustrada por Barceló, Moby Dick, la Poesía de Guillermo de Aquitania... y otros que en su día sintierónse incómodos en la empolvada biblioteca y levantaron el vuelo hacia salones señoriales y bibliotecas de alcurnia. Ojalá hayan encontrado lectores tan atentos como un servidor, ellos que tan mal pagaron mi aprecio. Incluso libros dedicados: Segunda mano, de Víctor Botas; Blues castellanos, de Gamoneda... Y después de los libros se marcharon muchos lagartos, y tampoco ya llega a la huerta de la casa la avecilla que cantaba al albor y alegraban en otros tiempos mis oídos solitarios. Una noche de aquellos tiempos, bebía ron en un bar del pueblo, por encima de la carretera (la casa está por debajo) y un paisano se me arrimó a charlar. No recuerdo de qué hablamos. Recuerdo que me invitó a la bodega que tenía en su casa. Allí fuimos. En su jeep. La mezcla del vino de la bodega con el ron anterior del bar hizo un efecto saludable, luminoso, comunicativo. Frente a las barricas de la bodega, con piso de tierra, había un hoyo recién hecho, de anchura y profundidad respetables.
--Y ¿este hoyo? --pregunté.
--Es para enterrar a tres perros que maté esta tarde, porque mi madre está enferma en la habitación de arriba y le molestaban los ladridos... Vamos a mi habitación ... (omito el contenido de los puntos suspensivos) y después me ayudas a enterrar a los perros...
--Lo siento, creo que te equivocaste de persona --dije, con un repetido "no te vayas, hombre" a mis espaldas y no sé cómo, acerté con la puerta de salida y bajé por un camino, noche oscura, que desembocaba en la carretera de La Guancha, por donde seguí bajando, y cuanto más bajaba, más etéreo era el efecto de la borrachera. No sé a qué altura, la piedra del monte junto a la cuneta se me acercó veloz a la cara y lo siguiente que recuerdo fue que me vi echado en la cuneta, donde procuré acomodarme, diciéndome, más o menos, mañana será otro día y vendrá de nuevo la luz del Sol.
Al rato oigo que me hablan. Eran dos policía nacionales. Me recogieron, me subieron en el coche, me preguntaron dónde vivía y me llevaron a la casa y me ayudaron a meter la llave en la cerradura. Policía ángeles. No como otro, de la policía local, noche más antigua, en Gijón: uno de los que iban en el coche patrulla se bajó y, sin mediar palabras, desenvainó la porra y comenzó a golpearme. Me enfrenté a él y le grité cobarde, cobarde... hasta que salió el compañero y lo obligó a meterse otra vez en el coche, y se largaron...
Nosotros, Marcelino y yo, también nos largamos de Santa Bárbara, ya noche cerrada y el móvil del amigo cargado de fotos --ahora también quiere ser fotógrafo, como Ramón-- en un ventoso viaje de regreso. ¿Habrá arreglado ya la ventanilla? Y en el asiento de atrás una cosa que, Anghel mediante, pronto será un chorro de agua fresca sobre el hoyo más o menos profundo de nuetras buenas y malas artes. Ya verán.
En el Franco --tengo que llevar a mi padre a ese sitio, cuando volvamos a tener coche--, con foto de don Francisco incluida... gozamos gratis de una pelea entre un mago abusador y otro listo que se alió con un taburete y el mago cogió un casco de cerveza y... interrumpieron la función.
De lo que no entendí casi nada, ni los plateamientos, fue el teorema de Poincaré (?). Sé que hay un balón convertido en punto y varios donuts con sus agujeros, pero ahí me quedé. Seguiré investigando, a ver si es verdad que el universo es finito, y no infinito, como defendían no pocos de los filósofos biografiados por Diógenes Laerte en sus vidas de filósofos griegos...

vidas no extraordinarias

"... A un periodista que consiguió su número de móvil le ladró: --¡Me está usted molestando! ¡Estaba cogiendo champiñones! No soy un animal de zoológico, no estoy en exposición. Y tampoco soy un héroe de las matemáticas.
.. tiene piso propio, de un solo dormitorio, sin apenas muebles, dicen que infestado de cucarachas. Pero prefiere vivir con su madre y su hermana.
... (sufre) el síndrome de Asperger, una variedad de autismo que no está reñida con la inteligencia. Su desaliño indumentario, su despreocupación por el aseo, su ceguera emocional, incapaz de captar las sutilezas del lenguaje, la ironía o los dobles sentidos, son propias de este síndrome. Es un intransigente y torpe social, mecerado con gotas de locura. ... Su mente es capaz de recibir más información y absorber sistemas más complejos que cualquiera. Aborda problemas muy complejos y los reduce a su esencia. ... Se gasta todos sus ahorros en comprar libros de Julio Verne y Mark Twain y discos de ópera. Hasta hace unos años seguía acudiendo a las funciones de teatro Marrinsky. Se sienta en lo más alto del gallinero, ni mira al escenario. Pasa del vestuario y de los gestos de los cantantes. Prefiere ensimismarse en la acústica. El sonido puro.
... Su profesor de geometría, Yuri Burago, lo recuerda: --Hay muchos estudiantes que hablan antes de pensar. Grisha era diferente. No era rápido. La velocidad no significa nada. Era profundo.
... No le gusta dar clases. Prefiere pasear y hacer el vago. Piensa que para ser un genio, tienen que dejarte ser un gandul, aunque el éxito hoy se mide por la cantidad de publicaciones y no por la inspiración que las alienta.
... La demostración de Perelman era muy breve. Secuencias lógicas que podían haber sido desarrolladas a lo largo de cientos de páginas estaban condensadas en unas pocas líneas. Esto propició que dos matemáticos chinos, Cao y Zhu, limitándose a completar lo que Perelman daba por sentado, quisieran apuntarse el tanto...
... El mes pasado, la leyenda de Perelman se agigantó cuando fue premiado con el millón de dólares que concede el Instituto Clay. Él no ha dicho esta boca es mía. De hecho, no se sabe muy bien dónde se encuentra. La última vez que se le vio fue en el metro de San Petersburgo en 2007. ... hay quien asegura que anda por Andorra, donde vive como un eremita en una aldea pirenaica. ..."

Extracto de artículo (firmado por Carlos Manuel Sánchez) de un Semanal de abril que me dejó Chani ayer.
--Léelo... dice que el universo es finito...
Habrá que investigarlo. Por lo pronto, me trae recuerdos de la época colegial. Un nombre clave de un amigo mío de entonces: Ramón Pineda. Tal vez hable de esos recuuerdos en un próximo capítulo.
Por lo pronto, sin saber cómo agradecer a Anghel Morales ese regalo de su última entrega en su blog. Aunque aprovecha para llamarme "mítico". En fin, me han dicho cosas peores, la semana pasada por ejemplo, pero ese caso ya está cerrado. Otros mejores se abren y siempre hay un lugar de encuentro necesario, ya lo decía Pirrón el griego.