lunes, 30 de diciembre de 2013

hay veces

Bromas del azar

el otro día salí de casa, síndrome de Ismael, a dar una vuelta por la calle el Castillo. Había hojeado Ética social (Cátedra, colección teorema, J T), léctura de retrete, donde mejor se aprecia la filosofía, la sociología, la antropología, estos entretenimientos. La página a la vista contaba el caso de un editor que recibía un artículo para su revista, que creyó de un autor célebre, y le escribió al articulista lo contento que estaba con el artículo y lo bueno que iba a ser publicarlo. Luego se dio cuenta que el autor, en realidad, era un desconocido. Volvió a escribirle, que lo sentía pero...

Paso por librería La Isla. De pronto TENGO MIEDO. Sin paliativos. Me entretengo mirando la portada de los libros, para apaciguar el MIEDO. Uno me llama la atención, por el título. El samurai desnudo. Lo abro al azar. Me interesa el capítulo que leo. Me sorprende cómo termina:

TENGO MIEDO


De La Isla, paso a la sala de la MAC. La presentación de una novela. Cecilia a la derecha del autor y Anghel, editor, a la izquierda. Novela sobre mujeres maltratadas. Todas buenas, ninguna mala. Yo prefiero las malas. La mía y otra con la que estuve una noche en el Puertito de Güímar. Esta historia ya la conté en su momento. 2009, creo recordar.
Termina la presentación. Llega Marcelino. Javier le da la noticia. Por fin habrá reedición de Retrato de Marlou Diesel.
Se acerca Anghel, me da la noticia.
--No voy a publicar tu novela, porque no me metiste en L.
Críterio de editor. 
No vale la pena ni decirle que no era yo quien tenía o no que meterlo en L.
Hace un par de meses me había preguntado si tenía alguna novela inédita. No pensé en Libro del cuervo Como quien le da una flor a un cochino. Le dije que sí. Ventaja, he trabajado con acierto Vertical blues. 
Respiro hondo. Lo que parece una mala noticia, es en realidad una liberación. No me cura de mi estupidez, pero me ayuda a tomar conciencia. Anghel es un poeta pésimo, pero como editor ha publicado algunas obras valiosas. Pobres obras. A lo mejor mejor destino Marlou Diesel. 
Marcelino contento, yo contento. Nos despedimos de Alejandro, de Javier y de Anghel. Y salimos a celebrarlo. Adonde están las putas de verdad. 

***

Reconstrucción destructiva de páginas del libro de Covadonga García (artesanía dadá Zo.O). Leídos el otro día en el recital navideño

(esto no me permite la sangría. los copio como me deja)

Hay lazos imposibles
Hay lunas impasibles
Hay amores felices

Hay mentiras 
que te cambian
que te encierran

Hay amores confusos
Hay noches
y días vacíos
Hay frío

Hay veces
que esto cansa.

*

dónde nace
este loco amarte

cómo haces

si pudiera
si no doliera
no pensarte

*

Esta noche se durmió la paradoja
y no amanece.
Esta noche un tango lento
bailo, cuento
y no amanece.
Esta noche sufro mi desgana.
Escribo en blanco 
Amor, amando tanto.

*
A mi amigo
loco,
mi hermano,
ánimo,
debes irte.
Como yo. 



viernes, 27 de diciembre de 2013

no saques la botella, que se la beben

Vengo p abajo, pa La Granja, donde están los ordenadores y la conexión. Leo los blogs --leo El Día en el bar de Ibrahim --especialmente el folio de Andrés Chaves, casi siempre estupendo, y a Peitaví lo veo poco, me cansa tanto moralismo. No es el caso, pero los que van de curatos me tocan las narices. Es culpa mía-- y aquí los blogs. Lástima que el de los animales esté parado hace tiempo. En fin, consumo la mitad de tiempo. 
Me paso la semana leyendo a Chéjov, buen regalo procedente de Navarra. El primer tomo de una reciente obra completa. Sin desperdicios.
Cuando venía en guagua (904) un viejal contaba con amargura un caso que le afecta. Parecía un cuento del ruso. El hombre se quejaba un millón de veces de haber ido, hace veinte años, a buscar al maletero del coche una botella de ron. Un compadre lo había invitado a comer. Compró cuatro botellas de vino y unos pasteles. También una botella de ron, pero esta la reservó porque la necesitaba para él --no dijo por qué la necesitaba--. Aquí --y seguramente también ahí-- si no llevas algo cuando te invitan a comer, préparate. Total que al final de la comida, el compadre no tenía ron. Así que el hombre del cuento fue a buscar la botella. Final de comida sin ron es como... ¿cómo es? Total que el hombre decidió ir al coche y volvió con la botella de ron. Tomaron los tragos y luego, como necesitaba el ron --se justicaba el pobre-- se llevó la botella, medio vacía. Mal hecho, claro. O no la saques, y si la sacas déjala, belillo. La mujer del compadre no volvió a invitarlo nunca más. No quería a ese tacaño en su casa. Hasta aquí normal. El caso es que el compadre no pierde ocasión de reprocharle su acción al mago belillo. La última vez fue --días atrás-- cuando lo invitó, sí, a ron. Un ron especial. En su piso de escaparse de la mujer. Buenísimo. No cabe duda. El caso es que el compadre, que odia los chupitos, le puso medio chupito. Para que lo probara. Y guardó la botella en un armario. Si el compadre iba a la cocina, dejaba un ojo en la sala, por si al invitado se le ocurría la defachatez de abrir el armario, abrir la botella...
En fin, que me alargo y el tiempo pasa. Bajé a copiar un papel, ya arrugado, sobre la cosa de las personas del verbo...

"Escarbar en la llaga" es fórmula que defendió Henry Miller. Si la practicó o no es otro cantar. La fórmula es válida. El artista del hambre (Kafka) y Lázaro (Andreiev) son frutos de meter la pluma en esa llaga que no es tuya ni mía y es tuya y mía.

Bueno, si no se me pierde el papel, arrugado y medio mojado, seguiré otro día la copia. Ahora ya me cansé de estar aquí dentro, sin un buche de ron, y me voy a dar una vuelta por Santa Cruz Leído. Tiene buena pinta. Está cerca, en la Rambla...

domingo, 22 de diciembre de 2013

Una semana de baja. El empresario de este blog me va a despedir y contratar a otro. Espero que no se lo diga a Ramón Herar. Siempre vestido de limpio. Con la conciencia LIMPIA. "a rAMÓN NUNCA LE VAN A SALIR CANAS", decía Berto. 
--Eso habrá que verlo --me decía otro amigo el otro día.
Día de recital en la MAC. Los recitales navideños que organiza Anghel. Me gusta recitar. Como no fui mero espectador --me senté al lado de Cecilia, que no recitó--, sino que también subí a dar la tabarra con "mis" versos, no voy a ponerme a criticar a los otros aspirantes a poeta. Eso está feo. Es como si te invitaran a una fiesta, y te pusieras a sacar trapos sucios de anfitriones e invitados. Eso hizo Truman Capote y así le fue. No voy a hacerlo. Todo muy guapo. Voz de barítono de Pepe Marrero. Estremecimientos amorosos de... ¿cómo se llama la poeta argentina, la que siempre me dice que siente chipas por dentro cuando oyes mis pooemas y yo le digo que cuando quiera intentaré que sienta otra clase de chispas, que las sintamos juntos, porque se nos va la pascua, rubia, y cuando se elige el camino del samurái, mejor no andar con pijadas. 
Pijadas no hubo en Covadonga García (los animales me permitan invitarla a dos encuentros en la AcaDEMIA cHITOSKI, a que aprenda lo que hacemos con sus poemas, lo que hacemos los animales con los poemas ajenos, ya sea Covadonga o Petrarca. Este Petrarca, con el afán culturalista del Renacimiento, necesitaba también una revisión. Los poemas de Petrarca, en nuestras manos, han cogido una música y una intensidad que soy capaz de apostar que ni el original italiano (manejamos una traducción en español).  
Alejandro también estuvo. No es gran recitador. Como rapsoda no tiene mucho mérito. Pero sus poemas van cogiendo forma poco a poco. Le queda camino pero nuestro amigo sabe andarlo, al margen de falsos e improcedentes elogios de zorro al cuervo, qué bien cantas.
Su elogiador oficial está ahora más atinado en crítica literaria, y también política. El hombre está aprendiendo a pensar, y a escribir con más claridad (no sólo de humor se alimenta el lector). Me acordé de él ayer, leyendo el Diario de un escritor de Dostoievski. Dosto se mete con un colega repipi que defiende el glamour del teatro francés (de la época, claro) y abomina del realismo sucio del teatro ruso. 
El hombre que estuvo a punto de morir fusilado en Siberia, para defender al pueblo, frentre a las opiniones del otro, cuenta una anécdota que poco menos es de novela lacrimomosa. Vamos a ver si va a tener razón Nabokov cuando dice que Dostoievski es un novelista rosa, como Corín Tellado. 
El pobre Nabokov, su muerte nos hace reír. Fue a encontrarse con Freud y Dostoievski en el otro mundo, ese fue el castigo que le impuso San Pedro, ponerlos en la misma celda del Purgatorio. Pero esto es otra historia. 
La que estaba contando era la de la MAC el otro día. Me alegro que Covadonga acogiera con simpatía la violación a sus poemas. Demuestra que se está haciendo mujer.
Al final las dejé a todas y me fui con Nyoung (ya corrigiré el nombre), nuestra pintora vietnamita. Preciosa. Encantadora. Y esto también es otra historia.

Total, que había bajado aquí, al Kalypso, a copiar un papel que tengo en el bolsillo, sobre el uso de las personas del verbo en la narrativa canaria. Mejor otro día, si Dios quiere.

jueves, 12 de diciembre de 2013

--¿Tienes goteras en tu casa? --niño.
--Alguna hay.
--Anoche dejaste la puerta abierta --otro niño, este con patín.
Lord Vairon, cierro la puerta y camino calle arriba. Tengo que bajar a La Granja a pedir perdones a las oyentes. No hubo La Puerta el martes. El jefe Juan Royo asumió la alerta naranja y desarticuló la reunión. En realidad fue un día amarillo pero no vimos ni hablamos con Charlín, no hubo programa. La Naturaleza no quiso.
Mientros baja a la primera parada recuerdo que soy poeta. Me pagan por verso. Así que, poeta a tus poesías. Compongo ayudado por la brisa en los arbustos y la lluvia en el alto Barrio Nuevo.

Duermo solo los lunes
los martes y los miércoles,
los sábados y los domingos
tengo la misma suerte.
Nadie me anida su lecho
ni siquiera cualquier viernes.
Bella, si tú quisieras
darme cobijo este jueves
otros serían los versos
en esa noche de invierno.
Refúgianos de la tormenta,
tú que puedes, diosa Venus.

*
Belladurmiente del Bosque
despierta si estás dormida
porque el amor de tu vida
ni Nebrija lo conoce.

Caperucita curiosa
déjame con la abuelita
y márchate con el lobo
al río a tocar la pita.
*
 Otro día, si llega, toca medirlos. Algunos se pasan y otros se quedan cortos, me temo.

En fin. Ahora pensaba hablar de las personas del verbo en obras canarias de ficción narrativa, empezando por Marlou Diesel, de Marcelino Marichal. 
Hoy no hay guardianes sino guardianas en La Granja, gente que me deja estar si hay un ordenador libre. Pero se acaba de sentar un individuo en uno que quedaba libre y no sé si habrá alguien esperando. Otro día, tal vez hablo de las tres personas en... bueno, otro día..
Hoy quiero volver a ver el barranco por el puente Zurita. En los años 7o, fue de suicidas. Si Santa Cruz fuese mujer, en un rincón por encima del puente tendría el ombligo. Corre el barranco, es lo único cierto. Es grato verlo, oírlo y recordar. Tal vez rezar. 


lunes, 9 de diciembre de 2013

Proyecto de p y anuncio

proyecto de poema


No es el libro lo que importa
sino que no lo devuelvan.
Pronto, si Anghel espabila,
renacerá de un mal olvido.
Yo mismo, entre mundanzas
y ladrones perdí de vista
un cuaderno con versos
del malhablado Venanceo,
que hacía poemas a los pelos
del coño de vírgenes,
princesas e hijas de algo.
Todas eran cualquiera
en nuestro santo bebedor.
Perdí, malhaya, ese cuaderno
que el poeta nos dictó
en las puertas de un colegio
que hoy es sucia realidad
igual que el Balneario
donde ya no está Teresa,
igual la Plaza Toros donde
Grupo Salvaje ya no suena,
igual Teatro Baudet donde
un día de invierno o de verano
el hombre con rayos X en los ojos
rapto, emeteriano,
a Greta Garbo. Todo ruinas
de un ayer con son cubano.
No es el libro, es el gesto
ese burlador desprecio
impropio de un amigo.

El libro de Zamora
lleva a ese cuaderno.
Esto es lo que importa.


anuncio

Mañana, diosmediante, de nuevo La Puerta (Radio Unión Tenerife) se abre, como siempre, con las voces de Neruda y Cándido Hernández. Chirrían los timbres, pero a nosotros nos gusta que suenen. 
Esta vez

18.30 hora insular canaria

INVITADO ESTELAR

aNTONIO LORENZO Gómez Charlín

y su libro

el hombre que se enamoró de Sasha Grey

*
hoy salía en el periódico Sasha Grey. La noticia de que desea dejar atrás el cine porno y asegurarse la vida como escritora. Diría que sigue los pasos de Belén Esteban si no fuese porque primero fue el libro de Sasha Grey y después el de la princesita. El libro de Grey lo vi durante la presentación del de Charlín en librería Santa Bárbara (Los Cristianos). No sé si mañana vendrá nuestro escritor canargallego con el libro de su modelo literario. Si Juan añade el de Belén Esteban, tendrermos una tardinoche de alta literatura.

domingo, 8 de diciembre de 2013

perro tonto y obra impecable

A perro tonto, todo son  tomaduras de pelo. Que se fastidie.
A veces no sé a quién quieren engañar, si a los otros, jugando con las posibilidades del infortunio, o a SÍ MISMO. Qué necesidad de ocultamiento, señor. 
Lo triste no es el vacilon, sino que tal provenga no de enemigos o adversos sino de considerados amigos o aliados.
Uno que es más tonto todavía, no es capaz de cortar a tiempo, más por cobardía que por ignorancia. Al carajo. No hay otra.
***
El CAFETÍN

Impecable novela de Isaac de Vega, quizá su despedida, una gloriosa y más que noble despedida. Isaac pertenece a ese círculo nuestro (no sé si platónico) de narradores (Agustín Espinosa, Pancho Guerra, JRamallo y poco más), con obras en las que nada sobra ni nada falta. El estilo de El Cafetín, y otras, destaca por su total ausencia de ruidos, de efusivos lirismos. Él siempre defendió lo que llamaba un "español standar", donde el único "desliz" es su peculiar uso de los adjetivos.
EL cafetín, que me la prestó Christian y que ahora releo antes de pasársela a Jose, la podemos medir con el relato La posesión, opuestas entre sí las dos narraciones. En La posesión, casi género del oeste, un héroe, un hombre entero y que no admite la mínima tomadura de pelo. "El único hombre en esta tierra de cobardes." En El cafetín, en cambio, ni siquiera un antihéroe; un animalucho rastrero, cuyo único rasgo favorable es la toma de conciencia, la catarsis, de su propia poquedad, cobardía, hipocresía banal, etc. Sin embargo, un rasgo común entre las dos obras: un mundillo de literatos deplorables.
En cuanto a onirismo, misticismo positivista o cualquier otra peculiaridad que nos aleja de un tipo de crítica que quería, por ejemplo, Jaime Gil de Biedma, se me ocurre una fantasía: relato de un hombre que muere y revive lo que ha sido su vida, o de un feto que depura en el vientre de una hembra anónima lo que fue su anterior vida. Fantasía curiosa pero inoperante. Otro camino crítico se hace necesario.
Lo emprenderé --es la intención-- en otra entrada. El Kalypso (donde escribo esta) se ha llenado de una música pachanga que no soporto. 
El resto es un universo que hace reír. Universo de rotaciones relacionadas unas con otras. Un libro que no devuelven, filtraciones de agua, días de oscuridad eléctrica, impedímento motor, un móvil apagado... Paciencia. No pasar de la tontería a la rabia. De lo malo a lo peor. Paciencia, tranquilidad, etc.
*
Márcel, ya tengo el relato. Te contaré.

martes, 3 de diciembre de 2013

Toda desgracia tiene (o suele) una correspondencia beneficiosa. Y cualquier beneficio, una contrapartida desgraciada. Una enfermedad se cura con la contraria, oí hace poco. Me gustaría saber qué hay detrás de esta sentencia.
Erase una vez, don Nítido, que replica como un niño deshilachado pero le molesta que lo repliquen, me recriminó una recomendación curativa.
--¿Quién eres tú? ¿Acaso eres médico?
No sé si en otra vida lo fui (si esto existe), pero en esta no, no lo soy. Es más, de la Medicina de la Enfermedad sé poco. Cuando hablan de médicos o de enfermedades, procuro escaparme. (Que cada cual encuentre lo que busca, pero lo más corriente es que tarde o temprano tenga que masticar en crudo lo que rechaza.) Ni siquiera leí Un médico rural (de Kafka), por fobia al título.
 Sin embargo, casi siempre he tenido curiosidad por la Medicina Curativa. Pienso que cualquier mal que nos sucede, tiene una curación. Rápida o lenta, eso depende. 
Hago otra conjetura: la regla de la Medicina Curativa es que no tiene contraidicaciones. Esta fue una certeza que tuvo un médico (no recuerdo su nombre, sé que era de un país de América del Sur o de centro Ámerica. (Lo imagino boliviano.) Su medicina era el agua. La curación por el agua. Su libro era un tratado sobre los baños curativos.
En cuanto a la Medicina de la Enfermedad, se limitaba a una idea básica que, si la digo yo, parece una broma: toda enfermedad es fruto de la fogosidad interior. Si ésta no halla escapes, no encuentra salidas. martiriza al cuerpo, lo quema por dentro y lo enferma.
En cuanto al alma, supongo que ocurre lo mismo. 
En fin, hablo de médico porque no he tenido otra alternativa que acudir de nuevo a la doctora Paladín.
Hoy me dijo de nuevo que le enseñara la pata (no literal, es más fina hablando), pero no me ordenó que me quitara los pantalones. Una lástima, esta vez me había puesto unos calzoncillos de diseño. Otra vez será.

Enfermedades del alma son la avaricia. Quien no devuelve un libro que le has dejado un mes (don Tigre, no me refiero a ti, tú no eres el caso que expongo) y ha pasado ya cerca de un año, es como el avariento de La olla, de Plauto. Guarda las uñas que se corta por si el día de mañana toman valor de mercado los restos de uña; se pone un fuelle en la boca para no desperdiciar el aire, y no sé si en el culo un tapón, para que no se le vayan los gases. Este enfermo del alma lo malo que tiene es, que si te obsesionas más allá del chiste, de la comedia, te arrastra por delante. Lo beneficioso que tiene es que conoces peculiaridades nuevas de un personaje ancestral. Venga personajes. Muchos sobran, pero otros son de colección.
En fin, leo el parte de doña Paladín al traumatólogo, y parece un poema. ¿Trágico? En absoluto. Un poema cómico. Plauto lo hubiera convertido en versos yambicos. Yo, también los convierto en versos, pero con ritmo menos puntilloso. Como hice con los de una poeta de la escuela ríducula preciosa, dominio de la variante ejemplar único, de Zo.0.
La cosa es que lo mismo está sucediendo con el libro que Roger Wolfe me envió por correo hace un mes. Ya es hora de que hable de este libro. 
Otro día.
Ahora tengo que bajar a la RUT, al programa La Puerta. Esta vez, con Roberto Cabrera, en otro tiempo gran amigo y ahora respetado autor. 
Y después, quiero ver en el TEA La umbría, de Pepe Dámaso. Este artista no me produce ni atracción ni rechazo. Tiene su cosa. Es decorativo. Pero no conozco su antigua faceta de cineasta. De todos modos, lo que de verdad me incita a ir a ver la película es que narra (al parecer) una estancia del poeta Alonso Quesada en Agaete.
Alonso Quesada es el más grande poeta que he conocido. Si hoy estuviera entre nosotros, no sería invitado a hablar de su obra en un instituto ni a participar en un Encuentro Literario. Hoy, lo que vale la pena (salvo casos aislados) se queda fuera. Los caciques cuidan a los adulones (que se anden con ojo, no sean que estén criando cuervos). Pero Tomás Morales, supongo, era de otro tiempo y ayudó a su amigo, aún sabiendo que era mejor poeta que él como de aquí a Lima. 
Bueno, lo apunto. Hoy Roberto Cabrera y después Alonso Quesada. Otro día, cita con el traumatólogo. No sé yo. El sistema médico puede matar, pero que un veneno. Eso sí, con paliativos. El sistema es bondadoso.
--Vay finalizando.
 Bueno, voy finalizo.

domingo, 1 de diciembre de 2013

60

Día 29

Tengo amigos, familia y afectuosos vecinos. Gracias a todos por darme ánimos en esta entrada en la edad provecta, con tantos misterios y tantas aventuras por venir.
Por la mañana temprano a la médico, a que me mirara el tobillo.
--Quítese los pantalones.
Me recordó a un antiguo curandero que iba una a arreglarse un hueso de la mano y la mandaba desnudar.
--Disculpe que le haya hecho quitarse los pantalones.
--No se preocupe, ya estoy acostumbrado.
La enfermera, Raquel, me miraba como si yo fuese marciano. Creo que le agradan los marcianos. Mañana a las ocho vuelvo a verla. Peligro afectuoso.

A mediodía un plato potage en casa mi hermana, en San Andrés. Luego a Tome Cano, a hacerme una radiografía. Enfermera seca. 
--Ponga el pie ahí, no lo mueva.
Puse el pie, la máquina me hizo la foto, me calcé otra vez el tenis izquierdo y me fui.

Por la tarde, siesta. Reparadora.

Por cerca la noche, Juan Royo me da un drive  con copia de Vertical blues. Luego veo a Eduardo García Rojas y nos tomamos unas cervezas. Repasamos el abanico. Empezamos por Jim Thompson y acabamos con Antonio Charlín. En medio, nuestro Anghel. Pesca una sardina, cuenta que fue un tiburón y nos contagiamos. La exageración al poder.

 Por la noche, comida festiva en casa mi hermana. Mi cuñado lo mismo. Sigue con la pelma de arreglar el castillo de San Andrés, enderezar la torre de Pisa, ponerle el brazo y la mano a la Venus de Milo y aprender chino. Otro exagerado. 
 Buena comida, buenas hembras, todas con el pegote del marido. Nada que rascar.

Noche: Me cuenta Jesús que Nally embarcó a Santo Domingo. Estuvo todo el día intentando localizar al cacique del bar, para cobrar 500 euros. El tío no asomó ni la sombra.
Gente puesta hasta los tuétanos. Pillo medio. Voy a trabajar toda la noche.

Más tarde, en casa, abro el drive. Vaya con don Juan. Sí, corrigió el primer capítulo. Quitó las repeticiones de "edificio". No dejó ni uno. 
El resto, se perdió el hombre. Demasiada purulencia.
Toda la noche estuve quitándole verrugas y pus a la novela, cortándole puntas y flecos al manantial verbal. Dejé una selva amazónica convertida en jardín de Versalles. No sé pa qué. Por todas partes jardines, y yo lo que quería hacer es un estercolero. Al final me quedó un orden cartesiano. 
Lo bueno que tiene dejar un borrador a un amigo, es que sucede como si le hubieses dejado a la novia (de tenerla). Cuando regresa, las ves con más distancia, con más frialdad, la frialdad que necesito para trabajar sin ninguna autoestima, sin piedad.

Día anterior:
Oyendo a María Teresa de Vega. No perdí el tiempo. Me manda un mensaje que si le hubiese dicho lo del cumpleaños me hubiese dado un montón de besos. Arrepentido de no habérselo dicho.

Y ustedes, animales de Zo.O... bueno, iba a decir algo que debe quedar entre nosotros. No lo digo.
Y mañana, eso. Ocho de la mañana, Raquel. Enfermera enamorada de los marcianos que se quitan los pantalones. A ver si me baño, me afeito y me perfumo. Nunca se sabe. 


jueves, 28 de noviembre de 2013

Hace cuarenta años me titularon el Baudelaire de San Andrés. Nada que objetar. De Baudelaire, a quien leía en francés, me olbligaba el profesor Vives, aprendí que la poesía es música. 
Ayer me entero que el clan de los polidoros me da el título de Bukosvki canario. Tampoco nada que oponer. De Chinaski aprendí que hay que dejar de lado metáforos cáducos y oximorón que los entiende tu abuela. Poesía podrida. La poesía está ahí, como el cesped en el estadio el domingo (Tenerife-Las Palmas, que gane el mejor), esparcida ya en demasía. No hay tiempo de entretenerse.  La poesía ya no es gran cosa pero es vengativa, te corta la cabeza si no la tratas con seriedad. Esto es lo que supo hacer Bukosvki, no jugar a ser poeta sino serlo.
En fin, espero que pronto me den el nombre el Borges africano. De Borges también leí mucho. Supe que la poesía es conocimiento, cualquier conocimiento.
Pero todo eso es apariencia. Sin embargo, me interesa no deshacer el engaño. A lo mejor gano algo con los tres B. 
Pero si digo la verdad, lo mejor que he fabricado en poemas está bajo el divino mandato de Alonso Quesada. Soy un epígono de Alonso Quesada. Ya lo sabes.
Todo lo demás es prosa, prosa poética como la de Leopoldo Panero (el hijo) en el libro Papá, no me dejes solo que tengo miedo, que me lo regaló Alejandro el otro día en la Radio. Juan Royo se quejaba de que yo quise ser el protagonista el otro día. El germánico director no se dio cuenta que el papel principal lo ejercía Alejandro. 

Al parecer hay posibilidad nacional española de que publiquemos sendas novelas, él y yo. No sé por qué dije esto. Qué ganas de vender el oso antes de casarlo. El caso es que un editor de lujo nos ofrece publicación. Él eligió una novela que se llama Curbelo o algo así. Por mi parte, pensaba en El gigoló.
Pero el otro día, cuando Juan me llamó protagonista, me habló que había estado repasando Vertical blues y se había quedado maravillado, maravillas a las que sus correcciones no son ajenas. Reivindiquemos al corrector, coño. No es cucaracho que se tiene que esconder. También tiene su Chanel. 
Vertical se reparte entre en norte de España y Norte y Sur de Tenerife, capital incluida. Sobre todo la capital. Así que eso lo leerás si hay suerte. Lo ya publicado ha quedado atrás. Lo que me interesa es la siembra y la cosecha presente. Y del gigoló sé su andar de caperucito, pero todavía le falta un trecho para llegar a casa del abuelo.

Y ahora María Teresa de Vega. Hoy habla de sus libros aquí en el Parque la Granja.
Ahul.

domingo, 24 de noviembre de 2013

MARTES INFIERNO A TRAVIESA

Este martes 26 de noviembre, en Radio Unión Tenerife, La Puerta, con Javier Hernández. Autor de Una travesía a través del infierno, su última novela publicada, a la espera de la lluvia y la nada, con Antonio Bermejo de personaje central. No su obra, dijo el autor en el Corte Inglés, cuando Eduardo García Rojas le presentó la novela. Javier se refugió en que El sueño de Goslar no entra en el arte de Moore. En esta, dijo, lo que le importa es la vida de Bermejo, no su obra. Le preguntaré: ¿Se puede aislar la vida de Bermejo de su obra, del sonido de la verdad que impuso a su obra y donde no hizo otra cosa que contar su vida. a su manera? Creo que no le preguntaré esto.
 Ahora me atrae más la política que el romanticismo. A Bermejo lo conocí por primera vez sentado en el chaplón de enfrente de, entonces, mi casa en Santa Pus, casa del guardián del colegio José Antonio, por debajo del Manicomio, donde Antonio Bermejo fundó una revista de locos. ¿Dónde está esa revista?
En aquel tiempo estaba sentado, en amigable charla con otro Antonio, una bella persona que un dia yo viendo en su casa La sexta dimensión me enseñó una fotos pornos la mar de atractivas. Desde entonces, y con la influencia de Venanceo, lo más que me interesa es el porno, el arte verdadero. No sé por qué me entretengo en cuestiones más profundas. No sé. Ni siquiera El gigoló es suficientemente pornográfico, por lo menos hasta ese punto donde se sumergio James Joyce. Escenas más obcenas y guarras no he visto en otra parte que no sea el Ulises. (Sade no es obsceno, es científico y místico, nada que ver con Joyce, pero sí con Agosta escribe (Eduardo Montelongo, mientras te doy y no te doy El negro, novela de círculo vicioso, puedes pillar en Idea, zona Bulevar, Agosta escribe, romanticismo de izquierdas con cientifismo sadiano. Yo sigo con tu diario de un viajero por las siete islas, frente a frente con El cafetín, de Isaac de Vega. Pero me estoy entreteniendo con Recuerdos de Tenerife, enamorándome de la prosa de doña Elizabeth, años cincuenta del XIX siglo, sin desperdicio (bueno, menos el capítuloo de La Orotava, donde la recibieron muy bien, no como en Santa Úrsula... mujer que lo mismo cuenta la batalla de Nelson que la de Bencomo. Sospecho que tuvo un amante, o varios. Pero no me voy a poner a investigar. No tengo dónde.
Y eso, este martes, con Javier Hernández, este autor de Tacoronte, donde la Barroso le pone el bozal al León, y Chinea: presidente corrupto del Gobierno de Canarias.
No se lo pierda.
Disfruten como yo hoy con una mujer que merece algo mejor que yo pero yo merezco ya algo como ella. Un percance de fe en el camino.
Ahul.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Bienvenida, Elizabeth

Ok, Eduardo.
***
Naranjas del Sur, y batatas. Vino de la venta Mi Amor. Estanterías made  in Dani & Christian. Mesa cuadrada donde reposa ahora un rancho de papeles viejos. Nada. Asuntos laborales. Entres ellos una foto de Mingo, un hombre que murió limpiando por dentro un tanque de Cepsa. Foto antigua. De cuando yo tuve una cámara de fotos. Blanco y negro. Mingo está con mi prima Mary. Esas fotos y las estampitas de santos se salvan, y un reglamento a los guardianes funcionarios y empleados del Ayuntamiento de Santa Cruz. Cuando quite todo esos papeles históricos sobrantes. allí pondré los libros del trabajo de hércules HISTORIA FICCIóN DE SANTA CRUZ, cuyo inicio es... Ramón Herar, cada día más valorado como hacedor de portadas, lo sabe. Consultar sus incursiones en el libro de Zamora es imprescindible.
Otro libro recién incorporado, lo comenté con Juan Royo el otro día, es Recuerdos de Tenerife, de Elizabeth Murray. Quiero investigar a esta mujer en google. 
Hay que leerla. 
Un excelente libro que tenemos olvidado. Uno más. 
Ésta es la basura que sufrimos. Premiar la chatarra oxidada y enterrar lo valioso. La misma basura de la que habla doña Elizabeth. Una clase política de avariciosos mentecatos. Pueblo miserable ordeñado por los hediondos de dentro y un Gobierno que, en un lugar de aliviar las necesidades de la población, la ahoga hasta lo infinito.

Me voy a buscar a esta mujer en google, a ver si la conquisto. Si le elogió los cuadros --los pintores son muy sensibles al elogio--, seguro que sí.  


lunes, 11 de noviembre de 2013

Ahora sí, ahora se puso el cursor en la pantalla. Este mausoleo suburbial, pero la línea se esconde a la izquierda. Estoy yo bueno. Juan Royo asiente que me ve en la MAC, en la presentación del libro G21 de Eduardo Delgado Montelongo. Se quedó haciendo la compra en el supermercado. Me enteré porque lo llamé y me dijo que estaba haciendo la compra en el supermercado. Añoranza de la amistad canaria liberal masónica mausoleo de ególatras de tergal? No sé, no sé lo que está pasando. En fin, aquí cerca del Ayuntamiento de S/C (ojalá se le congelen las ideas al vicealcalde Martín, las ideas y los cataplines) parece que esto funciona. No bien del todo, pero me las puedo arreglar.
¿De qué quería escribir? De los cruces de onda entre la novela de Eduardo en formato o género diario y la novela formato novela de Isaac de Vega El cafetín.
La novela de Isaac en un periplo onírico, en estilo realista, por unas callejas de una ciudad innominada. La ambientación parece la antesala de la muerte. Lo que sucede en un lado, en El cafetín, podría suceder en el otro, en Cuaderno afortunado, obra realista sin sueños. Sueños hay, las malas noches que pasa el rufián --también David, de la novela de Isaac es un rufián que roba, roba pero no folla. El rufián de Eduardo Montelongo si folla. Cobijeos decrépitos, en los que acaba más triste que otra cosa. La sexualidad de la novela la anuncia una parlamentaria y tiene su primer acto siete días con una alemana en una playa y el marido mirando. David busca a una mujer que lo acoja. Al final se le va, como se le va al rufián de Eduardo una en La Palma. David no sabe si es viejo o joven. Si ha muerto viejo o joven. El protagonista narrador de Eduardo Montelongo es joven, como el autor. No necesita mirarse en ningún espejo para saberlo. En las dos obras, los personajes respectivos se hacen las mismas preguntas. ¿Qué hago yo aquí? ¿quién soy? La obra de Isaac es densa y triste. Ya lo decía Antonio Bermejo: "Isaac no tiene humor, no conoce el humor.
Eduardo si lo conoce, y lo maneja muy bien. Nos hace falta. La ficción narrativa de humor en Tenerife escasea, por lo menos a un nivel importante de construcción. La´Palmas nos lleva ventaja. Cuenta con República bananera y (mierda, no hay manera de quitar la cursiva)  los cuentos de Pancho Guerra.
En (ya la quité) el plan (logia La Maldad de Zo.0) sobre Santa Cruz Ficción: el inicio está en la novela de Zamora "Milagros de Cuba" (pongo comillas, al carajo la cursiva). Ahora sí que Ramón Herar está buzeando a fondo en esa novela. Encontrará tesoros, estoy seguro. El personaje central es Cabeza de Perro (también lo nombra "Cuaderno afortunado"). La novela de Zamora es trasunto del planeta Saturno en la constelación Historia Ficción de S/C. ("¿puta tu hermana, puta tu abuela o tu puta madre": esto es otra cosa, un chiste que me contó antes Marcelino, estoy en su casa, crca del Ayuntamiento, donde Ignacio González manda jardineros a La Maldad, bien hecho, si no les da por los fitosanitarios, que creo que sí, La Maldad está infestada de mosquitos).
Obras de Juan Royo, Roberto Cabrera, Marcelino Marichal y otros autores más viejos y más jóvenes ocupan otros planetas y satélites. El lugar del Sol lo tiene "Cucarachas con Chanel" y el de la Tierra "Ensalada de canónigos". El de la Luna, "Crimen".
En la construcción de HF.S/C. llegan recientemente "La casa de las flores rotas" y "Un camino a través del infierno",
Por supuesto, el libro viaje de Eduardo Montelongo. Vale la pena. Me he ido metiendo en él y me olvido de mí mismo. Me convierto en ese pequeño rufián que hace un viaje por las siete islas.
"El cafetín" es otro viaje. Hay que contarlo con más calma.

No puedo ver sino una parte del texto. si hay erratas, al carajo. Aplica el conocimiento cabalístico.
Marcelino tiene Aldea. El doctor me lo prohibió, pero todavía no he bebido nada. Nada de nada. La cerveza la corté radical. Joder, la vejez. La sabiduría de los ciejos (errata por viejos).

déjame entrar... no, no me deja entrar. Y la granja con aire acondicionado. Bajé a escribir de "El cafetín" y de "Cuaderno afortunado", dos obras que se cruzan. Otro día quizá esto funcione.

domingo, 10 de noviembre de 2013

a las manos de mi amigo

Genialidad Andrés Chaves, escribe como Los Ángeles. Leer a diario escritor así es un lujo. Personajes que uno no conoce se convierten en personajes de postín. Como un tal Corralito con mando en plaza en el Ayuntamiento de Santa Pus.
Chaves prometió hablar del caso Ayuntamiento de Tacoronte. No lo ha hecho. Una pena. Me interesa esa álgebra política. Ese romance en contrapunto PP - PSOE (la expulsión de los militantes de PSOE suena a cuento chino, ¿para proteger la inacción de Paulino Rivero?

--Si vas a hacer lo que te diga, te curo el pie; si no, no me hagas perder el tiempo --dijo el hombre en cuyas manos puse el pie.
Lo que usted diga y más si es necesario. 
No me prohibió caminar.
--Camina, pero con moderación. 
Así que bajé al Kalypso. Dejé el patio de lectura. Aparqué la pintura hasta que Christian pille azul cobalto y azul carmesí y me llame pa terminar el cuadro de Barrio Nuevo. En ese barrio se esconden imágenes cruciales de la adolescencia. Algún día tengo que visitarlo, subir de nuevo a Cueva Roja por la escalera de los cien escalones.
Visitarlo como Eduardo Delgado Montelongo visitó las siete islas. (¿Siete veces repite siete?) Hablo de Cuaderno afortunado. Eduardo o su personaje narrador. No me imagino yo al autor tan mal bicho, de robar y timar como quien lava. Aún le falta vestir con chorizo perro Los puercos de Circe y cambiar de antología de poetas. Sí, en La Gomera, en la Villa, en iniciando el viaje tuvo el momento poético de silencio amordazado, pero en La Palma, la poesía y el amor sexual por Beatriz de Bobadilla o el amor romántico por Gara, se esfunan. Aquí el narrador se tira a una cuantas, y cuando se abalanza, machote, con el machete a una cuarta, esta lo rechaza y sale corriendo. Él se lo perdió. Quería dormir con mujer esa noche.
Pero a lo que iba. La poesía canaria. Cito la página 101 --el libro merecía 1001 páginas--. La crítica no admite réplica:

Volví a tumbarme en el colchón y no duré despierto ni medio poema de Padorno.

El libro merece otro viaje por los mismos sitios. Contar el cuento de la pelmaza que empezó con la historia de su boda. No sabemos cómo fue vestida, qué llevaba debajo, qué le pasó con el esposo luego. A veces el rufián de la mochila se aleja demasiado deprisa de sus personajes, aliados pero que él no se da cuenta que son aliados. Los deja a medio hablar. 
Me llama también este libro de Eduardo Montelongo por sus coincidencias mágicas (sí, mágicas, sin cursivas) con El gigoló. 
De este misterio, a ver si puedo decir algo en otra entrega. Ahora recuerdo que bajé al Kalypso a contar la presentación el otro día en la MAC. (Casa Élder si quieres escribir una historia de fantasmas.)

Anghel no me sugirió dirigir una colección de poesía canaria actual. Ni loco le iba a decir que sí. Hay que ser ávaro en eso de enemigos, multiplicarlos es malo e innecesario. 

Cualquier delito es meritorio si no te lo descumbren. Hay quienes defienden la teoría política de que si no eres ladrón, mentiroso y asesino, no saldrás nunca de pobre diablo. Esta tesis es explícita en la novela Un camino a través del infierno (Javier Hernández) e implícita en La casa de las flores rotas (Juan Andrés Herrera). 
Bueno, me voy que aquí el tiempo vale dinero (desde que se inventó el dinero, el tiempo es dinero) con un sugerencia al enigma del invitado

Argelia tenía
el perfume puesto
y encendidos
los labios.
Y el invitado no llega.
¿Dónde
se ha escondido
y como a sierva herida
me ha dejado?
Y habla Eduardo
en la mesa puesta
de la MAC.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

vasos comunicantes, realismo onírico...

Sufro náuseas provocadas por la ausencia de un libro y la presencia de un agua...

Vamos a decir que eso es un verso.
Un empeño me ha dado. Recopilar la "historia ficción" de S/C, comenzando por Cabeza de Perro en la novela de Zamora y en el cuento oral. Santa Cruz gana en suciedad y en buena literatura. De cucarachera a turística de despravados estéticos. Ciudad donde Antonio Cubillo tiene su barrio. El barrio de Debrigode, de Kóliac, de Grupo Salvaje, de Roberto Cabrera, de Antonio Bermejo en sus días tristes, ... y el barrio de juventud del novelista negro criminal Javier Hernández, autor de un periplo de novelas que inicia Factotum y va por Un camino a través del infierno.
Al autor Javier mi leer lo tenía en capilla, con días de permiso. Vendía granos con paja. Novelas que había que partir por la mitad para que tuviesen un valor de uso. 
Factotum fue actriz en un aquelarre cinematográfico de Zo.0 en El Generador, calle El Clavel. La salomonia escénica condenó la cabeza de la novela a los pies de una cruz de libros. 
En lo que concierne a crítica literaria, siempre recuerdo la del Quijote. Sobra la mitad, muchacho. Esto mismo sin embargo le dijeron a Lowry. No sé cómo quedaría Bajo el Volcán con la poda sugerida por los lectores de la editorial. Sí sé cómo Factotum, La identidad fragmentada, En el fondo de los charcos y El sueño de Goslar. Como Un camino a través del infierno. Una buena novela. Aquí la paja se reduce a unos cuantos eruditismos y al inapropiado título. Todo lo demás es grano.
La novela comienza como un colorín. Personajes de papel. Estampas truculentas. Así comienzan algunos sueños. Luego va cogiendo ATMÓSFERA. El colorín cobra vida, el sueño cobra realidad. La primera seña de las transformación la da un personaje tangencial (S, una mujer) que revela quién es realmente Eva Miller, la mala de la novela. La amamos cuando dispara balas y palabras  en la parte colorín. 
Otra señal de la transformación de personajes de papel en personajes de la realidad es un estribillo infantil. Inocula al detective Fernández (no, no está buscando ningún halcón maltés, ¿o sí)) la sangre necesaria. Empezamos a verlo no como machango de un drama inventado, sino como hombre. Empezamos a tenerle respeto.
Otro personaje que se transforma de tigre de papel en gente de poder, gente con sombrero, es Paulino Ri... perdón, Chinea, el presidente del Gobierno canario en la novela.

El sueño cayó en lo profundo y se hizo real. Dos mundos en vasos comunicantes. La política y el hampa. Dinero negro y dinero blanco. ¿Tenemos que reprocharle algo al Capone? Pregúntaselo a Chinea.
Novela de paradojas bien llevadas, bien narradas. 
Fui al Corté Inglés el día que la presentó Eduardo García Rojas. Valió la pena. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

... hay una carta en la que Groddeck hace una alegoría del arado y el arriero. No hace falta ser muy listo, la estructura superficial esconde un serio reproche. El discípulo le está diciendo al maestro que ya está bien de que le esté dando por saco. Seguramente le prestó un libro, Milagros de Cuba (edicción inencontrable de editorial Benchomo), con la promesa de que el médico brujo de Viena se lo devolviera al mes siguiente. Que asesinase al sabio racionalista no ocurrió en la realidad. Que prestes un libro a alguien, un libro especial, muy querido, y no hagan nada por devolvértelo es peor que la gota de agua del vecino, una absoluta falta de respeto, y la única respuesta --si uno estuviera al margen de la ley-- a la falta de respeto es el asesinato. Pudo haber ocurrido, el asesinato, si la imagen de Groddeck a la película sobre Jung es fidedigna.
 Escribe Groddeck que "la filosofía aristotélica está enraizada en el complejo de impotencia. ... Un narcisismo que se siente a sí mismo culpable, tras cuyos deseos onanistas se alberga el miedo se alberga el miedo a la castracción y que se defiende con palabras".
Mejor no recordar la época tijuana en el programa La Puerta. Recuerdo que se me acentúa con otras líneas de otra carta de Groddeck a Freud: "Consideramos en común acuerdo que Kant descubrió la `cosa en sí´, que según él es incognocible, en razón a un complejo de castración en el que el miedo al onanismo y los complejos hermafroditas desempeñan cierto papel". Por lo visto, todos los filósofos modernos, según Groddeck, son homosexuales patológicos. Que me lo diga a mí, que una vez trabajé para un psiquiatra rastaurándole textos sobre Lacan y Foutcolt (corrija la ortografía del nombre propio). Los originales eran un galimatías. No he leído ni a Lacan ni al otro, no puedo presumir de esa desgracia, pero ya tenía bastante experiencia en convertir textos jeroglíficos en escritura burguesa, racional y comprensible. Al psiquiatra le dieron un cum laudem por ese trabajo. Él a mí me invitó a comer en su mansión. Era un sibarita. Dueño de una casa envidiable. Jardín interior con mesa de billar. En fin, en otra ocasión hago el cuento del psiquiatra lacaniano. 

Berto dándome la lata, que si leí el artículo de Víctor Alamo. Lo leo. Habla de Cuba. Hablar de Cuba planeamos un día de marras los del programa de radio, partiendo de la novela de Zamora. Ramón quedó en pasársela a Juan Royo y a Sergio. Esto a modo de recordatorio, ya estoy harto de despertarme por la mañana con la falta de respeto. Me da por saco el respeto. Pero que devuelva el libro, porque ya se me está calentando el baifo. Y ahora sigo con Geor Groddeck y Sigmund Freud.
A Freud lo leí en la juventud. Los chistes, los sueños, el psicoanalisis. Quizá de ahí la idea, hoy ya convertida en idea cliché, de que en los chistes y en la crítica se delata el emisor a sí mismo. El chistoso se esconde en la gracia, cobardemente, para decir lo que piensa, y la criticona lo que envidia en la criticada (lo que la otra hace y ella no ha podido hacer, ¿o sí?; las peores son las que cometen a escondidas el mismo desatino).
En fin, el libro del que hablo, una correspondencia entre dos sabios que se aman mientras las verdades aleatorias esconden la verdad neurálgica. Eso ocurre también en las novelas no logradas. Las logradas muestran todo. Las no logradas esconden algo, carecen de claridad.
Dicen que no hay que contar el final. Hay novelas que hay que empezarlas a contar por el final. En el de La casa de las flores rotas (de Juan Andrés Herrera) el narrador por fin escribe en primera persona. El truco de la tercera persona no le ha valido. Su tercera persona no escondía su extraña cobardía. Escondía su imbecilidad.
Antonio Gómez Charlín no esconde su imbecilidad. Recurre a la estrategia asturgalaica de "me lo digo para que no me lo digan". Soy feo y soy tonto. Una mujer no amará nunca a un hombre como yo. Fui un corredor de fondo con victorias importantes, y actualmente construyo y deconstruyo a Borges, a Murakami, a Chinaski, a Chitoski, etc. Como Penélope en su telar, mientras esperaba a Odiseo. Yo espero la Gloria. Entonces la mujer que amo, que no le importa mi soledad de corredor de fondo, ni mi genio literario que se me despertó cuando vi funcionar una concretera en mi pueblo... Esta mujer que amo y a la que compro el amor pagándole la peluquería y comprándole pérfume, faldas, blusas, pañuelos y zapatos, y un bolso de piel, entonces, cuando venga mi Gloria, le diré: --Ya estoy con mi amada verdadera, chica. Regresa con tu novio. "Quien manda ahora es mi cabeza, que se mantiene tan fría como un trozo de hielo".
Todo eso es más o menos uno de los argumentos recurrentes de Antonio Gómez Charlín.
Le rsulta imposible dotar de fuerza su narrativa sin renunciar al peso abrumador que lo apena. El peso de la vida y el sexo. No me lo creo. La parte porno del libro suena a murga de verano: Ella lo montó primero, sintiendo el pene de él hundido en su interior, al sentir el sexo suficientemente mojado se puso a cuatro patas, y se dejó poseer hasta que se corrió, notando a su vez como él eyaculaba con violencia. 
Todo parece posible, pero
--¿qué piensa usted, doctor Groddeck?
--Hasta tal punto me he convertido en bufón de mis ideas que considero que no existen enfermedades incurables.

Tenía veinte euros. Pasé por el bar de Nally a tomar un trago y cambiar. 
--¿Qué tal, Jesús?
--Bah, sin una mujer con quien dormir de noche.
--Bah, yo tampoco tengo un hombre con quien dormir.
--¿Y cómo lo llevas?
--Con un pegado.
Dejé el libro allí arriba. El prólogo lo leí por masoquismo. Un filósofo catalán que no sabe por dónde caen las piedras. Lo leí. El prólogo lo regalo. El libro no. Y menos el de Zamora. Milagros de cuba.

miércoles, 30 de octubre de 2013

El ordenador más lento. Hasta se me quitaron las ganas de escribir. Y de leer. No aguanto más de dos páginas seguidas en pantalla. Hay que volver al haiku. Pero mejor no. Mucho mal olor en los haikus que escriben por ahí, que yo conozco, como uno que se acaba de sentar en el ordenador 1. Huele peor que yo. Mi madre, venía a contar el viaje a Los Cristianos y lo que tengo es ganas de irme, de caminar, de comerme un solomillo en la taberna Castellano. Estoy harto de ordenador y de libros. Libros canarios de medianía esta temporada, mes de octubre. Un poco más alto el de Javier Hernández. Crítica en otra ocasión, si me dura la promesa. Y la de Charlin, sobre el libro de Charlin, la hago ahora, deprisa y corriendo. Dice que es una novela El hombre que se enamoró de Sasha Grey. Ni con encaje de bolillos el libro es una novela. Ramón habló de Mallo, el que obtuvo un portazo de María Kodama a cuenta de estar tocando la tinta de Borges. No sé cómo será el tal Mallo, no me atrae. Cliches de filosofía narrativa gastados, casi podridos. Algunos nacieron ayer y ya están dando mal olor, como el del ordenador 1. 
El libro de Charlin contiene cuentos que me interesan, incluso cuentos soberbios, un par dellos. Lo demás, autobiografía engañosa en la primera parte. Un hombre que recuerda sus días de gloria como corredor de fondo, escritor que trabaja de camarero para poder escribir, y comer. No aprecia la comida. Come para nutrirse, porque hay que comer. Su sabor lo derrama en las putas y los libros. Demasiados libros. No sé por qué tiene que nombrar todos los libros que lee. Mi madre. Y además filósofo. Riestras de aforismos y lapidaris, filosofía existencialista nihilista, obsesionada con el Vaticano. En medio un diccionario serio. Quiere ser serio. Y tercera parte, una cosa que quiere ser ciencia ficción. Contiene los mejores relatos. El de... cómo se llamaba, me recuerda Agosta escribe. También la "heroína" de  Un camino a través del infierno. Otro día, si tengo ganas y no se me sienta al lado otro apestoso. 
El viaje me reparó el espíritu kantiano. Paso una temporada que sólo Kant me convence. Fui con Ramón. Autopista. Sol ceghador. Para conductores kamikaze. Llegamos. Ramón fue a resolver no sé qué y yo me quede´con Charlin y aparecieron Antonio Núñez y Laureano de Lorenzo. 
--Le puedo dejar a mi hija Agosta escribe? --preguntó Antonio a Lorenzo.
--Espera que cumpla dos años más.
Yo creo que es un libro para leer con dos años menos, pero no digo nada.
Antonio Lorenzo Charlín desperado, nervioso: su concubina actual, a la que intenta comprarle el amor no sólo pagando los polvos y la cama, no llega. Le manda guasás unos detrás de otro. Por fin respira cuando ella le dice que tranquilo, cari, voy a ir. Le paga el taxi. La veo llegar, toda tatuada, próxima portada del próximo libro, no sé si novela, del colega Charlín.
--Todo me dice que lo pague yo. ¿Por qué no le pide dinero al novio?
El novio no sabe que es puta.
Se pone atrás del todo, con la madame. Está buena la madama. Si se quedan, pienso establecer comunicación con la señora. 
Una cantautor le dedica una canción. Antonio Nuñez dice que la escritura de Charlín está pegada a la verdad. Y una polla. Está pegada a la que oculta.
Ramón, que su novella es un montaje posmoderno. Ni una cosa ni otra. Pero ya tenemos la radio para discutir de boberías. 
Las señoras putas, qué pena, se larga. Tienen percances familiares. Se quedan las señoras a secas, las dos ocupadas. Marialena y Sita. 
--Ya no hablas de mí en el blog --dice Sita.
No, es verdad. Merece un capítulo aparte Suta, que un capítulo, toda una novela. Ella la tiene escrita. Un día le dije que me contratara a cambio de solomillos y vino de Chasna, y le ponía en orden los escritos, merecen la pena, pero no me dio sal al cuento. Imagino por qué pero no lo digo. Tampoco me invita a la cena que va a tener el jueves este con Amín, el gran empresario. Conozco historias secretas pero no las cuento. A ver si compran mi silencio. Hay que sacar teneres de donde sea.
A Berto lo veo alñ día siguiente. Le sacamos el cuero a unos cuantos y Ramón llama y nos invita a comer. Vamos a la cocina de Ramón.
Está pelando ojo. Berto investiga la receta.
--El señorito Ramón no sabe hacer espaguetis.
Ramón no lo lanza por la ventana. Por debajo se sienta un viejo criticón que cuida a tres gatos y sus cría. Me hago amigo de las crías. Una gata verdiblanca y un gato canelo. Hablo con ellos. Me cuentan historias del viejo. Una novela. Algún día a lo mejor la escribo. Una novela más entre tantas novelas ni se nota.
Llega Sita. Alberto Linares, un caballero, se comporta. 
Voy a la playa con Ramón. Ligo a una mujer de buen ver, que se entretiene jugando con la arena sobre sus muslos. Me invita a su hotel.
--No --le digo.
No quiero ir a ningún hotel con nadie. Sita me aloja en su casa. Allí estopy bien. Cáma cómoda, espaguetis sabrosos y compañía excelente.
Etc, etc, y ya me voy, a la calle, a coger fresco.
Me piden la vez. Perdonen erratas.

miércoles, 23 de octubre de 2013

citas y anuncio


CITAS

del Hagakure (Yamamoto Tsunetomo), en La ética del samurai en el Japón Moderno (Yukio Mishima). Alianza Editorial.

Una vez dijo alguien: "Hay dos formas de orgullo: el interno y el externo. Quien no tiene los dos no vale para nada.
*
Por regla general, no hay que ir adonde a uno no lo inviten. Amigos de verdad hay muy pocos.
*
Vivimos en una época en que se cree que son buenas personas las que muestran buen carácter, las simpáticas y amables, las pacíficas y de trato agradable, individuos, en suma, pasivos y a los que les cuesta actuar con audacia.
*
Lo único importante, en definitiva, es la resolución del momento presente, un solo deseo en cada instante. La cadena de resoluciones forma toda una vida. Una vez que el samurái toma conciencia de esta realidad, no necesitará preocuparse de ninguna otra cosa, ni estar impaciente.
*
Una persona que se cansa o se desanima cuando las cosas van mal no sirve para nada,
*
... las personas con estudios esconden su cobardía y su codicia bajo la capa del intelecto y la elocuencia. Así consiguen engañar a la gente.
*
Hay un refrán que dice: "En la enfermedad se conoce al amigo". Quien se declara tu amigo en los buenos tiempos, pero te da la espalda cuando caes enfermo o sufres un contratiempo, es un cobarde. ...
*
El señor Naoshige dijo una vez: "El camino del Samurái es la locura por la muerte. A una persona con tal convicción no la vencerá ni una decena de hombres". Ninguna tarea importante se puede llevar a cabo con sentido común. Hay que renunciar a él y precipitarse en la locura por la muerte.
*
"En aguas claras no viven los peces".
*
En una situación de vida o muerte, elige, simplemente una muerte rápida. No hay que sentir pereza. Una vez tomada la decisión, deja de pensar y lánzate.

***

ANUNCIO

El hombre que se enamoró de ... Grey. Novela, recién publicada, de Antonio Gómez Charlín. Las presentan Antonio Núñez y Ramón Herar, en la librería Santa Bárbara (Los Cristianos).
Presiento una noche de vino y rosas.

lunes, 21 de octubre de 2013

dores. Hoy pude llegar aquí no sé ni cómo. Pero no salta la línea. Se esconde a la izquierda. Bueno, es lo que hay. Lo que hay es que el otro día en La Granja me fui y dejé las notas sobre la novela La casa de las flores rotas en la mesa del ordenador. No creo que hayan guardado los papelitos. El otro día me... mierda, esto me hace otro extraño y se me pone bien la página. Los genios existen. Vamos a ver que deseo le pido después. El primero es acordarme de lo que escribí, pero tengo la cabeza pesada para acordarme de nada. Mejor paso de ese deseo.
La novela tiene dos partes. En la primera Guacimara es un encanto poético, en la segunda un monstruo lascivo. Esta segunda naturaleza de la mentirosa Guaci la veo yo entre líneas. A lo mejor no están en la novela. Y los personajes malos (Doña Cochino y don Cochino: la madre de Guaci y el hermano, hermano de la madre, tío de la bella coqueta de la casa rodeada de pájaros, el cura del pueblo. Todo el tramo medio lo vemos como un tipo al que si lo sepultas en piedras haces un bien a la humanidad. Y el otro tramo, como el único individuo razonable en toda la historia.
--Conozco a muchos hombres y ninguno habla como tú de sí mismo en tercera persona --le dice, más o menos, Guacimara al culpabilizado Juan.
Y el hombre no le pregunta quiénes fueron esos hombres. (El jardinero Julio y Saturno, el sargento de la Guardia Civil, esos son evidente, por lo menos entre líneas.)Tanta curiosidad y no se lo pregunta. Así es el amor, hasta que despierta. Entonces ya no tiene que preguntarle nada. Ya habla en primera persona y el concurso lo ganaron los Cochino, y el homosexual don Manuel, maricón de mierda, a tomar por culo. Por lo menos el sobrino se libró de la quema. ¿Qué manto ganó el concurso del Cabildo? Duda que me queda.

Y ahora salgo de aquí, porque no hace más que avisarme de errores. Que queden las erratas y hasta la próxima, a través del infierno.



viernes, 18 de octubre de 2013

vidas rotas

El presidente de Canarias es una bellísima persona y Mat un heroico superviviente en un mundo podrido. Ya hablaré, si la pata me deja, de la novela de Javier. Una camino a través del infierno, primero de un infierno de colorín, y después más cinematográfico, con más dimensiones, con más cuerpo. Su héroe con causa...
Bueno, otro día. Hoy bajé a La Granja casi a copiar notas sobre La casa de las flores rotas, de Juan Andrés Herrera .
Me echa patrás el tono lastimero, la falta de coraje... Pero esto también es la realidad. 
La novela, en mi elección, hubiese sido mejor un cuento. Y me aplico el cuento.

Guacimara es la protahonista auténtica. Juan Salas parece estar haciendo su historia en tercera persona, pero quien me interesa de verdad es Guacimara. Guacimara es más que el manto de la Virgen o el ataque de pánico que sufre Juan cuando un niño muere por su culpa. En una página, este ataque está narrado como si Juan hubiese muerto al mismo tiempo que el niño. Guacimara cuando lo conoce le lee las líneas de las manos y se asombra, porque Juan debía ya estar muerto hace tiempo. Estas dos escenas quedan en el aire. En el resto de la novela, el remordimiento lo sembró un simple, y absurdo, ataque de pánico. 
Guacimara, en un principio, se muestra prisionera, donde las rejas son pájaros exóticos. Jaulas pintadas de negro que rodean la casa donde vive. No la de las flores rotas, sino la que está más abajo, la de los caciques del pueblo. 
--He conocido a muchos hombres --dijo Guacimara cuando enamoraba con Juan.
No se dice quiéne fueron esos hombres, Juan no se lo pregunta. Raro en alguien que tiene tanta curiosidad por la amada.
El amor le impide ver, y lo que ve que no le gusta lo perdona. El amor es así. 
Juan es un hombre estigmatizado por la cobardía. La tarde de triste memoria él lo que quería es que acabase la jornada e ir a ver a Anabel, su novia entonces. Pero el chiquillo tuvo que subirse a un árbol... El niño muere asfixiado. Anabel le vira l cara. La Justicia lo condena a ocho mese de arresto domiciliario en su piso de Santa Cruz...

Bueno, continúo otro día, cuando se pueda, porque ya se acerca la hora de cerrar...


lunes, 14 de octubre de 2013

Dicen que los cojos son hijoputas. Quizá porque observan mejor. Las montañas se suben despacio. Esta ciudad resucita. Yo me pongo cojo y ella se pone bien. Un perro grande, en el parque La Granja, quería hacerlo con una perra grande, negra, y ella se echaba en el suelo y se dejaba enamorar, pero un perro chico le mordía el hocico, y la perra tuvo que levantarse. A estos perros sólo les hace falta hablar. Bueno, sí que hablan. Lo sé por Ofelia. Aunque hace tiempo que está callada esa buldog francesa. 
Iba a escribir de dos libros. Uno lo portaba conmigo y el otro me llegó en el Corte Inglés. Un camino a través del infierno. En la presentación las dos novelas comenzaron a entenderse. A cogerse una a la otra. 
Afuera de la biblioteca a veces ponen libros de regalo. Hoy había dos. Yo cogí los dos, porque no había más. No me sobra ningún libro. Todos valen. Estos se titulan Gritos silenciosos y el otro No se lo digas a mamá.
El primero es de recurso facilón, pero sin embargo le pega a La casa de las flores rotas, de Juan Andrés Herrera, y el segundo le añade veneno a Un camino a través del infierno, de Javier Hernández.
Dos mantos de la Virgen en las memorias de un cobarde y dos balas que matan a dos madres, uno con el niño no nacido. Sospechoso, el presidente...
Hablaré de estas novelas. Ahora me voy. Por la sombra luminosa de esta ciudad.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Ayer estuvimos en la radio Ramón y yo con Juan Andrés Herrera, que se ha dado a conocer como novelista con La casa de las flores rotas, editada en El Gato Rojo (Málaga) en 2011. Y una próxima la editará en la colección G21. A pesar de que aún le sobran frases, innecesarias, y un mejor sentido músical (las palabras, aunque se lean en silencio, entran por el oído), tiene valores su novela muy gratos. Aunque le falta esa música que logró admirablemente JRamallo desde Ensalada de canónigos y, después, en las tres corrientes narrativas que fluyen en Cucarachas con Chanel, no hay impericia en la obra de Juan Andrés, al contrario. Empezando por un motivo que mueve el espacio público de la novela, la construcción del manto de la Virgen, símbolo (don Manuel, el satre) del propio novelista construyendo su novela, pero también como ejemplo del artista vendido y el artista auténtico. Cuando llegue a la postrera página, hablaré con más detenimiento.
Al final del programa, en la tasca de 3 de Mayo, Ramón indagó si Juan Andrés había leído Cucarachas
--Quiero leerla, pero me dijeron que es una novela experimental...
Reprimí preguntarle quién fue la lumbre mental que dijo ese despropósito. Innovadora en muchos aspectos, sí. Pero experimental ni un gramo, ni una palabra. Tres engranajes principales, forman una máquina que es un suicidio no conocer (si uno quiere de verdad seguir siendo novelista), y que hoy por hoy es el logro más alto y maravilloso que tenemos desde Agustín Espinosa. Críticos que obvien la novela, o son idiotas o mala gente. Si son mala gente, vale. Estamos salvados. Pero si son idiotas, que la Virgen nos proteja. En cuanto al editor, el amigo Anghel, tantos elogios entre ayer y hoy he oído de su trabajo y generosidad, que me olvido de cualquier crítica al editor. 
Sobre la novela de Ramallo, he seguido pensando y escribiendo en mi casa, y cuando terminé, o ponga ese punto final que requiere toda vida, lo iré mostrando aquí. 
Aquí donde escribo, biblioteca de Casa de la Cultura rota, he hojeado en las esperas La estrategia del pequinés, de Alexis Ravelo, que sí tiene música, y de la buena. No conozco toda la obra de Alexis, pero si hay que pelear, lo contrato, al precio que sea. 
Y como veo que en Buenos Aires admiran a un escritor que no tiene nada que ver ni con la corrección ni con la incorrección política, Juan de Mena, algún cuento más tengo que contar. Me gusta contar a mi manera los cuentos de otros. Y de la poesía prometida, no me traje el libro de donde, milagrosamente, brotó. He repintado la portada, que quedó más interesante, y todavía está fresco el óleo. Otro día.

lunes, 7 de octubre de 2013

tráeme agua pa lavarme las manos

Anghel no coge el teléfono, el móvil. ¿Lo mordió un perro? ¿le picó una avispa? ¿le comió la lengua el gato? Sé que no, que no contesta por cobardía y falta de cortesía, pero quiero comprobarlo. Supongo que un compromiso ya está roto, pero como Santo Tomás, tonto hasta el último día. Me acerco a la casa Elder. Allí está, en la mesa. Me perdí su discurso. Qué pena. El autor es de La Orotava. En El gigoló la denomino Humbolt Valle. Una pijada. 
El libro es una recopilación de artículos. Uno, dedicado a Agustín García Calvo, traductor en versos de La Iliada; yo ahora estoy con La Odisea, traducida en prosa. Y aprediendo a pintar --qué obstinación, ¿cuándo aprenderé?-- en las páginas de un libro sobre Eward Munch que hace tiempo me trajo Ramón de Escocia. Ya dejé de sacar poemas --fríamente, sin motivos personales-- de libros que se proclaman de poesía y nacieron constipados, pero también de Petrarca (le tengo que devolver el libro de Petrarca a Marcelino) y otros que si fueron poetas. Algunos se me morían en la operación. Otros sobreviven. Como un par de la modelo que no voy a decir quién es. Uno de estos días los copio aquí y me los quito de encima, que es para lo que me sirve la escritura, para quitarme fardos de encima. 
En el caso de Munch, casi todas las páginas sobreviven, aunque ya las ilustraciones no son munchs sino munchitos, con perdón. En este caso, procuro ponerme en el alma de Munch. y actuar como si fuese él asesinándose a sí mismo. A veces la idiotez acierta. No soy sino un idiota que acierta. 
Termina el acto de presentación.
 
--Seguramente presentará el libro --el compromiso-- el nuevo cargo de la Justicia.
Me libera del compromiso. Ese día prefiero estar en el Sur.
Encuentro a Javier. Me invita a la presentación de su novela el día 11 en el Corte Inglés, y dice que esta novela suya sí me va a gustar, y que me reserva un ejemplar, cortesía del autor. Se lo agradezco.
--¿Tú cómo te hablas con este hombre? --interviene el pequeño cacique. Palabra falsa, flor y nata de hombre falso, y encima de gracioso cizañero. Me río. Es tan parecido a mí que no puedo sino perdonarlo y quererlo. Es mal negocio no quererse uno a sí mismo.

Quedo con Ramón por la noche a las doce en el bar de Nally (para darme el libro La casa de las flores rotas, de Juan Andrés Herrera, diosmediante mañana en la radio).  
--Niña, yo tengo un rancho --dice mi tocayo.
--Jesús, pero si tú ya no follas.
--¿Que no follo? ¡De cuatro patas! Hasta los huevos le meto!...
...
--¿De qué murió?
--De trombosis
--Jesús, deja de tocar --Nally. 
--A mí me dio una trombosis cerebral durmiendo... Yo llegué a casa mejor de lo que estaba ahora y cuando quise levantarme, poco más me caí... Me revisaron a ver si tenía sífilis o mariconadas d´esas...
--Ocho mil...
--Ocho mil, qué. ¿Lentejas o garbanzos?
--Es verdad --dice A--, voy a sacarles todo lo que pueda...
--Sí, y yo vengo de coger higos picos. 
--Al diablo voy a mandar mi corazón.
La una y media de la madrugada. Cómo pasa el tiempo. Llamo por el móvil a Ramón.
--Soy el contestador de Yoigo, mi dueño... 
Me retiro. Me pongo a pintar un paisaje que inicié en el Norte. ¿Cómo lo pintaría...? Bueno, necesito cursillos de pintura, pero no siempre tiene uno lo que necesita.
Llama Ramón. Dice que no oyó el teléfono. Supongo que no. Aparece por casa y me hace un par de cuentos. No están mal.
Yo pienso en uno de Juan de Mena en su libro El conde Lucanor. De uno que decidió casarse con una chica que era de buen ver pero de una mala educación y carácter intratable que nadie, ni loco, la quería por esposa. Ese hombre sí. Se celebró la boda y cuando se fueron todos los invitados y quedaron solos mujer y marido, éste le dijo al perro que le trajese un bacín con agua para lavarse las manos. El perro, por supuesto, no le hizo caso. El hombre cogió un machete y le cortó la cabeza y las patas. Le ordenó lo mismo al caballo. Le pasó lo mismo al pobre animal. Y luego se lo pidió a su mujer. Obedeció como una bendita. 
Yo no estoy casado con esta gente, pero a veces me parece que sí. Pienso una estratagema pero me acuerdo del final del cuento. La madre de la desposada era del mismo cuero. Cuando el marido se enteró lo que había hecho el yerno, le dijo a un gallo que le trajese agua para lavarse las manos. No hace falta contar la suerte del gallo.
--Traeme agua para lavarme las manos...
--A buenas horas, zoquete --le dijo la mujer--, te vas poner bien puesto conmigo.
Sí, a buenas horas. Me despido de Ramón. No le corté la cabeza, etc. 
Y abro La casa de las flores rotas. Me sorprende. No está nada mal la novela, lo que llevo de lectura:

Está aterrorizado. Sin embargo, no está dispuesto, no hay valor suficiente para volver a Santa Cruz, donde no existe la luz naranja y sólo pervive una oscuridad tan negra que se mete en los ojos y te quita el apetito y ganas de vivir.

Mañana martes en La Puerta (Radio Unión Tenerife), con Juan Andrés Herrera. 

viernes, 4 de octubre de 2013

1001

Esta es la 1oo1 entrada. En este blog. Antes de venir lloré con La senda más dura, contada por Eduardo en su Escobillón, e intenté leer un extenso estudio de ideas sobre el entrevistador y el entrevistado, y leí una carta, "qué pasa con Rata", y el blog de Martín, los chanchullos de los literatos, tan parecidos a los de los políticos...
Antier noche ya tuve política por un tubo. Entré con Marcelino en el bar de Ibrahín. Mari Cruz preparando unos bocadillos en la plancha. Elena y Afrodita entre la barra y la máquína ¡Samba!... y Luis con un vaso guisqui
--El tema de Rosa Luxemburgo, que se enfrentó al tema de Lenin, que la mataron cuando ya Hitler estaba con el tema del nazismo, y los socialdemócratas pasaron del tema... Ghandi el tema lo tenía claro, llevó el tema con una voluntad de hierro, porque el tema de la India, tenía a los ingleses acojonados con el tema... Y cuando Cromwel (?) le puso crudo el tema a la monarquía... el tema mío con el accidente es un tema peliagudo, no sé si tendré que pagar el tema de que yo iba con alcholismo 0,50, y si sacan ese tema... --a medio metro Elena y Afrodita, lástima que Marcelino se fuera a sus temas, estaban con un tema que yo no podía enterarme de la conversación de las dos mujeres porque el tema de Luis tenía una carrerilla temática que no paraba. El tema del mundo entero, tema revolucionario, tema histórico, visto a la luz de un anarquista cristiano--. ... porque cuando Cecé, ¿conociste a Cecé?, que era gago pero tenía un tema convincente y conquistador...
--Voy a fumar --dije, a ver si me quitaba el tema de encima. Llovía sobre la plaza del Mercado, donde hoy ya estaban preparando cachivaches de fiesta y ningún coche aparcado, orden del Ayuntamiento. Luis también salió a fumar. La lluvia pintaba su tema asfáltico sobre la plaza del mercado y metálico sobre los capós de los coches y cristalinos sobre los parabrisas, etc., y cómo pintar el aire entre los hilos de lluvia, estudiaba el dilema... Adentro en el bar, el tema era el Madrid, con Casilla en la portería, haciendo paradas que eran un lujo temático, adiós Diego López, y Bale lesionado pero para el tema daba igual, el tema de Luis no me dejaba ver el partido ni oir a las dos mujeres... 
--... el tema de Santos, que yo lo conocí cuando tenía un bar en La Laguna, que estaba casado, y no sé qué tema..., total, que sí, estoy de acuerdo, el bar tiene tema porque esta la morenita (Nally)... Sí, Orvaneja, ya recuerdo, Orvaneja estaba con el tema de la Falange, era capitán y fue gobernador... Me acuerdo de Raimundo, que estaba en el tema de las Juventudes Comunistas... Sí, uno que vivía en la calle Guía de Isora, aquí al lado, donde está el tema del Bar Milenium...
La lluvia canta

Ay diosa de las Canarias
porque no te vuelves puta,
le hundes el tema en la gruta
a ver si un rato se calla. 

Bueno, me retiro. Era miércoles y sin Nally no merece la pena bajar hasta la plaza. Me duermo. Sueño que me despierto. En la puerta del cuarto veo a Palas Atenea. Qué alegría. Sigo soñando. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

en "la corte de los críticos"

Salgo de la vida monástica, obligado a lo sedentario, y hago nomadismo hasta aquí, el parque La Granja, de deportistas, damas con perritos y no sé porque no me he fijado. Bajo a lo mismo del otro día. A seguir con las coplas, vida monástica, vida coplera. Veo que Eduardo, crítico honesto, incluso cuando hace trampas, aprueba con admiración la ruta por el infierno de Javier Hernández. Ojalá me pase lo mismo con Víctor Álamo de la Rosa. No me ha llegado a pasar con  Miguel Ángel Palarea (me refiero a todos en su calidad de autor, de su obra). Alberto (el hombre de La Tapa) en el homenaje a Palarea, con quien siempre me llevé bien, desmintió que hubiese sido negro de Miguel Ángel. Ojalá lo hubiese sido. Leí, y presenté en su día, un libro de Alberto, y me gustó el estilo. El estilo que le faltaba a su amigo (por lo menos en Las cucas y poco más que intenté leer), sin embargo ser un gran imaginero de historias.
--Jesús me odia --dijo Víctor el otro día cuando él subía a La Esfera y nosotros bajábamos de La Puerta.
--Eso significaría que te he amado.
En sus declaraciones en prensa dice que Isla Nada, es un giro de 180 grados (cito de memoria). La hojée el otro día, un ejemplar de Pepe Marrero,  y por lo menos me dejó con la curiosidad de seguirla conociendo. Igual que me sucedió en la MAC (Casa Élder) con El peso del tiempo  . De Gerardo Pérez Sánchez, en la colección G21.
Víctor Álamo pide críticos. Lo supongo hombre con valor. De los que no quieren decir "publicidad" cuando dicen crítica (adversa), que, por paradojas, es más publicitaria que la publicidad, pero eso lo discuto otro día. Crítica jóven está surgiendo de un tiempo a esta parte. Daniel María, también novicio novelista, dice que el crítico es intermediario entre el lector y la obra. En el caso de Eduardo así ha sido. Si me deja con ganas de leer la reciente novela de Javier, no es sólo porque me diga que merece la pena, sino porque sabe decirlo. La crítica escrita de Daniel María por ahora no me lleva a acercarme a los autores que dice él valen mucho. No así la crítica hablada; me pareció más entendible y entretenido lo que dijo el otro día acerca de El peso del tiempo en la Casa Élder.
No creo que tal intermediario tenga que ver con el del negocio frutero, de aquella canción ya pasada a la historia: No pongo ni quito rey, pero alabo a mi señor, o señora. Si la crítica no se convierte es eso, la esperanza me mantiene.
Quizá pensando en estas pequeñeces y otras, fabriqué estas composiciones:

Quiso escribir Jorge Borges
como Evaristo Carriego
y una novela de género
quiso escribir Malcolm Lowry.

***
No quiero vates palaciegos
que creen ser James Joyce
ni a los vulgares copleros
de acartonadas pasiones.
Mas no acabo de entender
que el rechazo les importe.
No soy nube en el desierto
ni sé dónde está el norte.
No abro puerta de hierro
ni me hablo con los dioses.
Sólo sé que el libro cierro
porque me alejan sus voces. 

***
Yo soy un simple lector
que opino de las lectadas,
Fierro en tono menor
y una cuerda en la guitarra.
Soy crítico pendenciero
y mi ley es mi tesoro.
Puedes no enseñarme oro
como Camus, Kafka, Chejov
y aquí Espinosa o Ramallo,
pero te doy con la hoz,
y que la savia de la inquina
te convierta en cochina
...

y me faltó un verso. ¿Lo tienes? ¿En cuánto lo vendes?... En fin, menos mal que se fue un blanco a mi izquierda con problemas de bufos sueltos y se sentó un negro que huele bien. Esto del olor es una obsesión. El olor de la crítica.  
 
Me llegó el último libro de poemas de Roger Wolfe. Ya hablé con los demás para dedicarle un programa. El próximo martes, con la novela La casa de las flores rotas, ...

jueves, 26 de septiembre de 2013

nocturnidades y alevosías (2)

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

(J.L. Borges)

***
La última película

Cuando en la triste pantalla
la peli ponga su fin
pasaremos a otro ring
a librar otras batallas.
Jalaremos la quincalla
que nos pule don Camello
hasta quedar sin resuello
por pasarnos de la raya.
Y si llega un tal Marín
con ganas de darse leña
le dirás con claras señas
--¿Qué hace usted por aquí?

Un taxi le pagaremos
si Marlou Diesel conduce
el pájaro de verdes luces
a debajo de Ravelo.

No todos tienen la suerte
de don Paulino Rivero.
Todo El Día le dan fuelle
y sigue vivo el cangrejo.

***

Las deudas que no he saldado
que perdonen acreedores
como yo he ya perdonado
a otros ingratos señores.

A veces hablan las hadas,
a veces chillan los hados.
Son mis versos las azadas
de todos mis antepasados.

Menesteres de juglar
donde juegan las palabras,
aventuras y tardanzas,
nuestro destino total.

***
Mi carnaval es de Orfeo
que baila con la más fea.
En el infierno no veo
sino lo que hay en la tierra.
¿Dónde está la bella Eurídice
reina de todos los príncipes?
¿Dónde se escondió el poema
que sus versos ya no hablan?
Quejumbrosas son las máscaras
y la música es horrenda.

***
Hace bien al hombre cuerdo
saber que existen palabras
peores que los venenos.
Estos matan el cuerpo,
aquellas matan el alma.

***

Se acabaron grandes nombres
de guerras memorables
cuando tenían honores
valientes de buena sangre
y deshonor el cobarde.
En estos tiempos cualquiera
matar y morir resuelve.
¿Dónde estás, José Martí?
¿por fin besando a una hurí?
(Pesa mucho el dolor! Fuerza por tanto
que alguien derrame con nosotros llanto.)

***
 
Ayer estuve con Ramón en la sede de antropólogos canarios haciendo fotos inspiradas en una pretensión de novela o no novela. Obras medioces de la narrativa fueron causa de buenas películas, así que no me extraña que las fotos de Ramón merezcan la pena. La modelo lo merecía. El montaje, sin embargo, no se titula "la bella cádaver y la bestia caníbal", aunque sí hubo bastantes frutas, todas apetitosas.
El caso es que entre ayer y hoy, acontecimientos dan pie para criticar injusticias que denigran a quienes las cometen, pero entre que esta mañana la lesbos del barrio me apretó contra su pecho y me besó ardientemente los labios, y que estoy pensando meterme en política, donde lo primero a saber es lo que no hay que decir (como en otras muchas ciencias que use la palabra), sigo con estas composiciones de tono menor. Ahora con la novela de mi amigo (ser su lector y estudioso sí que me honra)

Cucarachas con Chanel

Del águila las alas fuertes,
escrito en despeñaderos,
un libro quiero leerte:
realismo punto cero.

Páginas que nos alumbran
cuando a las noches le crece
el resplandor de la luna
y en el mar múltiples peces
descienden hacia los fondos
a emborracharse de fango.

martes, 24 de septiembre de 2013

nocturnidades y alevosías

uno que se las da

Se cree mejor que tú,
que tampoco eres gran cosa,
porque birrea en La Rosa
adonde van los mamertos,
los zombis y majaderos
que moran en Santa Pus.
Entre los ciegos el tuerto
no sabe que el ciego ve
lo que tenemos por dentro.
La cartera en un bolsillo
y en la vaina un cuchillo
si hay que escamar un pez.

***

acción política o danza de Santa Muerte
(con ecos de "Coplas a la muerte de Guillén Peraza")

Ya me sé la ciencia
de ser uno sabio,
no cuentes más fichas
negras y blancas
alegres y desdichas.

Todo lo acaba
la malandanza,
a todos nos llega
esa mudanza.

Mansos y fieras
danzan la danza
de Muerte Santa.

No hay otra manera,
no vale cualquiera
de cualquier crianza.

Usted a su manera
tendrá esa estancia
verdadera.

Mas pa ser bueno
en estas patrañas
ciencias mayores
nos hacen falta.

Tener paciencia
y otras ganancias.