domingo, 21 de abril de 2024

la escalera

 La literatura que vale la pena es la que toca la llaga del lector, dice Maestro. Pero también hay una literatura que toca el alma, y la revivifica.  El alma también ha sido mal tocada, La casa de las bellas durmientes o Saló son novelas donde el sexo es estiércol. Un estiércol que ahoga el brote de la flor. O Edipo, donde una doble hazaña, matar a un enemigo y casarse con la reina, ha sido matar al padre y preñar a la madre. En fin, que la literatura valga para lo que ella quiera.

Pepe, el grato reencuentro en horas de hospital, sin olvidar la pella de gofio que me llevó Cristian, los rosquetes laguneros que me trajo Juan o las galletas que me traía Nguyen,  me dice que siga con el blog. No sé yo. De la estancia en el centro clínico hago memoria en verso y en prosa, y recuerdo la bàscula que me bajaba de peso cada día, a las enfermeras ayudantes aliadas y a las adversas y al vecino. Cuento lo mío en mi cabeza en diez versiones diferentes, pero lo del vecino, que contiene la historia que vale ser contada si se quiere tocar realmente la llaga, procuro olvidarla. Pensar y escribir son dos actos relacionado pero separados entre sí. Es como expresar hacia otro buenos deseos en voz alta. El deseo se disipa y se pierde, pierde su fuerza, su potencia. Escribir ahora se me hace cuesta arriba. Trabajoso. Pensar no, pensar, simplemente pensar, pienso son cierta facilidad.  

Debería ir otra vez a la obra inédita. Pero como dice el enterado, no digas dónde vas a poner la escalera, porque siempre hay alguien que la cambia de sitio. 

jueves, 8 de febrero de 2024

notas

 no te demores

vete a la guerra

deja la tierra

seca de flores

siembra dolores

hambre y miseria

vete a la guerra

no te demores


Lo asusté, a Rafael, como mi padre me asustaba a mí y como su padre lo asustaba a él


En barca sin remos

voy a la deriva,

miro al cielo

la espalda tendida,

se oyen sirenas

entre las islas,

unas con penas

lloran el canto,

otras apenas

cantan su llanto.