lunes, 26 de marzo de 2018

pintura de Nguyen. Apuntes (6)

Dualidades armónicas en la obra de Nguyen

Fuego y agua

Aire y Tierra

Madera y metal

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Dualidades en  contrapunto con la obra de otros pintores

La fuerza moral como energía de la tierra, el agua o el fuego,,,, frente a obras de deterioro moral; ejemplo significativo el cuadro de Francis Bacon retrato del papa Inocencio X. Nguyên Thúy Huong y Francis Bacon comparten una fuerza poderosa, esclarecedora de la condición humana, sólo que en el pintor inglés fluye hacia el lado oscuro del alma humana, y Nguyên lo hace hacia lo luminoso.
*

Es obvio que un cuadro logrado no sólo te invite a mirarlo, sino pararte a verlo con calma. Los no logrados son los que miras y sigues de largo. Póngase un caso en que los dos cuadros están presentando al espectador la misma escena. Pero uno te hace pasar de largo y otro te detiene, te paras a oír lo que te está diciendo. Lo que ha logrado atraer la atención es la danza del cuadro. Las líneas danzan entre sí y con los colores, y las manchas de colores con la líneas y entre ellas. En un buen cuadro la danza está al menos señalada. En un cuadro mágico es la danza el corazón de la pintura. La imagen se mueve. Y no sólo tiene movimiento, sino que te invita a entrar en el baile, por decirlo de algún modo. Esta danza es la que hace posible la poesía en la pintura.

Y ocurre como Alicia y el espejo. Entras en otra realidad. Como en ese estado de conciencia que sucede cuando aún no has despertado pero sabes que sueñas y que vas a despertar. Es como si abarcases la totalidad del mundo. Con un cuadro mágico, y en nuestra artista la mayoría lo son, ocurre lo mismo y tienes la ventaja de la solidez de la materia, el soporte, la tela, el óleo... Lo tangible como puerta de lo intangible.

sábado, 24 de marzo de 2018

Pepe:
esperando que al recibo de esta carta estés bien en buena compañía y que las alteraciones, esas alteraciones que están en el cuadro de Nguyen Pelea de gatos, se apacigüen.
Tiempo que no te escribo. Bueno, tú no contestas. No voy a tupirte a cartas. Pero para qué están los amigos. Fuente de nuestros secretos. Bueno, cosas que uno no cuenta aquí y que a veces, si cuadra, camufla en una novela. Yo estoy con las tres que tú sabes y no creas que no es trabajo. Pero a veces tengo la sensación de que estoy tallando un diamante en esas tres novelas. Aroma ha puesto el jardín y la selva de sus cuadros en facebook. Pepe, créeme. Sabes que mi corazón está iluminado por su arte. Pero la sabiduría de su obra me ha iluminado el pensamiento. Así que entre problemas con el ordenador y que el tiempo corre, me estoy concentrando en una. Y vuelo. La pintura de Nguyên Thúy Huong me ha dado las alas.
La entiendo y me entiendo yo. Es como si hubiese estado perdido y de pronto me encontré.
Estoy pintando ahora en las paredes. El genio de tu licor me acompaña. Es un buen platicante.

Hay tres corrientes esenciales en su pintura... Bueno, los apuntes los sigo mañana.

El móvil sé ya dónde está. Localicé el paradero. Tardaré en recuperarlo. Déjense ver.

Un abrazo.

Chito

martes, 20 de marzo de 2018

apuntes. 5

En un cuento de Olivia Falcón, leído hoy, publicado en facebook, se hace mención al cuadro de hopper Habitación de hotel. La autora narra la desgarradora soledad de la mujer del cuadro.

Aquí lo he puesto como antípoda del cuadro de Nguyen La tentación. El antes y el después de la intervención de la serpiente.

El cuadro del pintor americano está en una constelación opuesta al cuadro de la pintora vietnamita. En ésta, orbitan también La creación de Adán y La creación. En La tentación el verbo se ha hecho carne, en La creación está el verbo en estado primigenio, y en La creación de Adán está en energía embrionaria. Los fonemas del verbo en un pintor son los colores, las líneas, las manchas... Las palabras no son inocentes, ni los colores tampoco, ni el movimiento en la danza; delatan el mundo --si poseemos el don de ese oficio (danza pintura poesía -- instinto inteligencia intuición)--.
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Distintos cuadros componen frases. En el retrato de su madre está el sujeto, en La creación de Adán está el verbo, y en La creación el predicado. Descubrir esa frase es descubrir el gran secreto no sólo de la pintura de Nguyen, y no sólo de la pintura vietnamita, oriental, sino conocer el del arte desde el bisonte en el muro de la cueva hasta hoy. La energía de la tierra. La que nace en ella y la que llega del exterior. La tierra donde germina la semilla.

Estos tres son cuadros de la semilla y de la savia. De una planta que da flores y frutos. Donde la energía se apacigua.




apuntes . 4

Varios retratos nuevos ha puesto Nguyen en su muro de facebook. Tres especialmente me han dejado con el pensamiento en el infinito. Es decir, en blanco. En los retratos, mirar esos cuadros es no sólo ver sino oír a la figura retratada. Dicen que Oscar Wilde sentenció que en un cuadro pintado con sentimiento, está más el autor que el modelo. Puede ser cierto, en algunos casos. En Nguyen también. Hay algunos retratos en que sí. Pero en otros prima la personalidad, la coraza y el corazón, el carácter, de la persona retratada.

Dejo ahora en el tintero comentar especialmente, como aglutinante o Sol de otros, La creación de Adán.


viernes, 16 de marzo de 2018

apuntes 3

A su autorretrato, energía matriz de su obra (así lo considero) lo llamaré Aroma Profundo. La relación entre el modelo (ella en este caso) y la pintora . Es semejante, pero más esencial si cabe, que cuando el cuadro está figurando a alguien distinto. Retrato del poeta, retrato del músico...


El fenómeno de la relación entre el modelo y su figura, está en los cuentos El retrato de Dorián Grey y La caída de la casa Usher. Lo que sucede en el de Oscar Wilde lo sabemos. Lo que ocurre en el de Poe está escondido en el cuento, es uno de los detalles que marcan la historia: Mientras la figura del cuadro se hace cada vez más resplandeciente, la modelo se deteriora. Los casos son antónimos.

En los retratos de Nguyen la figura revela lo más noble, lo más apreciable, la luz que tiene esa persona en la realidad.

Pero es Aroma Profundo el principal de todos. Aquí la persona real y la figura del cuadro están en consonancia. La sabiduría está en los dos seres. La calma y la comprensión.

Reitero la comunión, y las diferencias, entre Aroma Profundo y Mona Liza. Son dos seres que poeen un conocimiento. Sagrado en una; profano (mundano) en la otra. En la primera, el conocimiento es ofrecido con confianza al espectador; en la otra, el conocimiento está oculto, sólo una sospecha, una idea errante, puede indicarnos qué esconde la Gioconda, con una señal que está más en su mirada que en su sonrisa. De todos modos, queda evidente el contraste. El mostrar (la virtud) y el ocultar (el secreto).
*
El universo de Nguyen
Ayer publicó en su muro de facebook:

Las noches de luna llena hacen recordar, no porque la luna es bella, luna ensoñada que atrae. errante sobre las colinas y las montañas, sino la luna que pasea en mi vida con los retratos de óleo. La sombra de la luna redonda ilumina un color de rocío sugerente. El día del color de las flores y las hojas. La noche de la nada de los insectos. El agua inversa del río arrastra la memoria regresando.


miércoles, 14 de marzo de 2018

apuntes (2)

Otra etapa en el acercamiento a la pintura de Nguyen, es considerar las figuras como palabras y los detalles como letras. Por ejemplo, las manos en cada uno de los cuadros nombrados forman una letra. Opuestas entre el aurretrato de Nguyen y Mona Lisa. Y la misma letra, pero con pronunciación distinta, en Habitación de hotel y La tentación.

He buscado noticias del cuadro de Hopper. La escena es interpretada en ocasiones según la imaginación del comentarista o crítico.

Unos ven que la mujer, a medio desnudar, a medio vestir, acaba de llegar y mira un papel, unos dicen que una carta y otros que consulta el horario de los trenes. El aurretrato de Nguyen ejerce esta vez de puente entre Habitación de hotel y La tentación. El primero representa una escena común, cotidiana; el otro, una escena bíblica, el tiempo anterior a la tentación (esto es evidente de acuerdo con la lectura del Génesis, y la mujer de la habitación, podría llamarse Eva, es momento después, cuando la tentación de la Serpiente ha tenido éxito. En una interpretación libre, Adán desaparece y sólo queda su recuerdo, una carta, que es lo más probable que sea lo que tiene la mujer bajo las manos, ¿una carta de quién?
Esto nos lleva al Autorretrato. ¿Qué tiene la mujer del Autorretrato en una de sus manos?

Antes de responder esa pregunta, voy a recapitular. Las figuras humanas como letras. Esto viene de un recuerdo antiguo. Una tarjeta de cortesía en la que las letras del textos formaban figuras humanas, de los dos sexos. Si vamos al alfabeto latino, la A está en el Autorretrato y en Mona Lisa. Es una forma frecuente en muchos cuadros a lo largo de la historia del arte.



lunes, 12 de marzo de 2018

apuntes (1)

En el acercamiento a la pintura de Nguyen:  dos cuadros, La Gioconda, de Leonardo, y Habitación de hotel, Hopper, están vistos en relación con el retrato más significativo de Nguyen (con La Gioconda) y La tentación ( con Habitación de hotel). Cada uno de los cuadros está hablando. No son imágenes donde se pueda dar por válido el lema "ESTO NO ES UNA PIPA". Sí que es una mujer la que está en cada uno de los cuatros cuadros, cada una individual pero dialogando con las otras. A la vez que dialogan dos mundos, el primitivo (inocente, alegre, sabio) y el civilizado (la resignación y la desolación). En Mona Lisa es la civilización de las ideas, conscientes de un entramado social donde no se puede decir lo que sabemos, sino que lo escondemos. En la obra de Nguyen las figuras humanas son fuente de una sabiduría esencial, expansiva, una sabiduría anterior al deterioro anímico impuesto por la Civilización. La mujer retratada por Da Vinci no tiene luz en el alma; la del retrato y la de La tentación no sufren incertidumbre. Serena y poderosa en este cuadro, con un soberbio paisaje que envuelve la atmósfera; casi es el protagonista del cuadro. Un paisaje liberado, no estipulado en una geometría arquitectónica, como en Leonardo.
Pero no hay desolación en el cuadro de Vinci. Sí en el de Hopper. La mujer de La Tentación tiene alegría serena y un compañero a sus pies. La de la Habitación de hotel, tiene sobre sus piernas un libro que no le dice nada, compañero frío en ese lugar cerrado.




domingo, 11 de marzo de 2018

título en blanco

El caso de Diana Quer fue una continuación, o nuevo episodio, de Cucarachas con Chanel, la novela de Dr R. Hoy sobre el domingo 11 de marzo cayó la noticia del niño Gabriel. La coincidencia es atroz. Gabriel es el protagonista de otro de los engranajes narrativos de esa novela. Si una obra es importante no es tanto porque haya marcado una cumbre en el estilo y la estructura, sino porque es una máquina de conciencia sobre la realidad. Es una obra que trabaja en la realidad. Un tercer episodio del primer engranaje ha comenzado hoy.
Por la mañana abrí la pantalla y vi una crítica de Martín a un libro de Juaristi. "Acumula minucias de dudoso interés y referencias históricas que no vienen a cuento". También señala el crítico sonetos valiosos. Jekyll y Hyde.
Lo nombro  porque este mito lleva días conmigo. Este enigma. En el caso de la novela de Stevenson: una Inteligencia de andar por casa (Jekyll) y un Instinto sádico desbocado (Hyde).

Luego vi la entrada de una poeta a la que sigo sus escritos, poesía y prosa. María José Vidal Prado. "La peluquera se entusiasma con mi pelo, habla con él incluso, lo mueve a un lado y otro. Le digo A mí no me gusta así. Y sigue, no me oye. No percibe que debajo de ese pelo hay alguien."

Por la tarde, otro post de esta mujer informó del caso. María José toda la semana anterior ha estado, con motivos razonables, en contra del 8 de marzo. Tan malo puede ser un hombre como una mujer, es su razonamiento. Hoy, no exenta de mal gusto, casi cantaba un aleluya de que tenía razón porque la mujer también...

--Le pusimos un cebo a la negra... --informa un policía, según la noticia--. Resulta que la negra se ha puesto nerviosa y esta mañana ha ido a sacar al niño del pozo...

--Deberían meterla en la cárcel --comentarista.

--Y que la hagan sufrir cada día de su vida --comentarista.

--Engendro malnacido, demoniaca, no te mereces ni el aire que respiras --comentarista.

--Cadena perpetua es poco, tortura lenta y dolorosa hasta que clames tu muerte, perra, asesina...

Busco el muro de Ana Julia. Predomina su foto. En algunas con un perro pequeño y en otra con un niño. Algunos comentarios. Hay algo que compartió --lo puse también yo en facebook--. Un vídeo que advierte que puede mostrar violencia gráfica o actos sangrientos.

Algunas frases del vídeo:

NADIE DICE ESTO ESTÁ MAL
NADIE PIDE PERDÓN
NADIE AMA A SUS PADRES
NADIE VALORA LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE
NADIE DEFIENDE A LOS ANIMALES
NADIE PIENSA ANTES DE HACER LAS COSAS

Más arriba otra entrada, con una foto de Ana y comentarios:

GUAPÍSIMA

GUAPA COMO SIEMPRE

LA SEÑO QUÉ BONITA ES

QUÉ HAS HECHO, ANA.

viernes, 9 de marzo de 2018

Salí de casa, caminado, sin bastón (vamos a ver cuando lo recupero) y llegué a Los Lavaderos.
No me equivoco con Belén Valiente. Si hubo un mesías prometido, ella es la poeta prometida. La otra poeta, fuego de artificios y tremendismo hueco, algún grano de vez en cuando entre tanta paja. Lo malo de Belén es que es demasiado guapa, mujer bereber, y corro el riesgo de ampliar los motivos de mis sufrimientos platónicos. En fin, que sufra el cochino. Lo importante es que su primer libro ya lo tenía en el bolso. Lo hojeé. Es curioso, el mito de Jekyll y Hide transferido a la poesía se cumple en ella. No alrededor de la virtud o ausencia de virtud, sino en cuanto al estilo. La metáfora domina en su primer libro. En los poemas que leyó la metáfora es la vida, dicha con una claridad estupenda, sin artificios, expresada como fuente de agua rica en minerales. Su cabello también es rico. Hermosa cabellera.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Sí, escribo mucho, demasiado. Eso me pasa cuando estoy nervioso y me pongo febril. Paro como una coneja. Y no me importaría si tuviese un plan. Construir algo nuevo. Más en sintonía con lo que uno vive y siente. Pero la obra pendiente, los borradores, quiero pulirlos tanto que me cansa y me traba. Pero algo estoy logrando. Lo malo es que el ordenador que uso --no me preguntes por qué no uso el portátil-- necesito cambiarle la pantalla, una que tenga seguro el encendido. Sí, las hay baratas. Hasta lo barato, ahora todo es caro. Y no hablo más. He sido mal vendedor y lo estoy pagando.

Lo que es impagable es la amistad con Labios Rojos. Criatura que sí, me despierta sensualidad pero me despierta mucho más que eso. Nuestra relación no es estrecha, pero es reconfortante. Me agrada que me pida que la ayude a corregir sus dibujos. Yo dibujante no soy muy bueno, pero la ayudo encantado.

Otra cosa es la copla. Hoy me hizo recordar que por ahí tengo a Juan Cabrón. Joder, lastima no tener perras. Editaría esa obra, no sé si con pseudónimo. Es una poesía que también se ha quedado atrás. Pero la forma de la copla hoy me ha llegado de nuevo, la forma intelectual. Pero no logro oírla de nuevo. A ver si otra boca las canta como hay que cantarlas. Como las cantaba Juan Cabrón. A ver si lo espabilo.

domingo, 4 de marzo de 2018

la veo en la guagua. No sé contar emociones demasiado fuertes. La acompaño a una residencia. Tiene que ingresar allí.
En la habitación hay más pacientes.
Se acurruca en su sitio de acostarse. A veces impreca contra el sistema. Una celadora, o enfermera, la amenaza que si no calla...
Intervengo para apaciguar a la celadora.

--Tráeme... --dice, ya tranquila con su destino. Me nombra creo que una marca o tipo de dulce, pero no recuerdo el nombre. Lo tarareaba en una canción que otra paciente, solidaria, cantaba a dúo, como recordándola, con divertida nostalgia.
Una canción sobre las lentejas.
Un funcionario me dice que solo puedo verla en horas de visita.
Quedo en volver por la tarde.

Rambla. Frente al Imperial. Encuentro a un colega de los viejos tiempos.

El colega me nombra a un tal Checho.
Estamos en  la rambla, se aleja a buscar algo.
En el edificio abandonado, en la realidad, del antiguo Cinema Victoria. En el sueño hay allí una tienda, a la que el colega fue a comprar algo.
Espero que vuelva. Cuando vuelve, le pregunto quién es Checho, ¿qué relación tiene...?

Y hasta aquí el sueño.

Me levanto, me visto y bajo a la rambla. Bajando por el puente del manicomio recordé haber leído, en la juventud, el cuento de Herman Hesse Tras el rastro de un sueño. Su estructura, los detalles no. Actúo al revés del cuento. La realidad le va haciendo al protagonista --ahora me entero que es poeta-- recordar su sueño.
Yo voy al escenario del sueño a ver si veo al colega de los viejos tiempos. Nada. El edificio del antiguo Real Cinema, donde en el sueño había comercio y vida, en la realidad hay deterioro. SE VENDE, reza un cartelito. En la rambla, gente viene y va. Nadie conocido. Regreso a casa y busco el cuento de Herman Hesse. Seguro, lo apostaría, que el autor de Lolita bebió de esa fuente. No de la trama principal del cuento: ya no hay poemas que inventar pero sigue viviendo el espíritu de la poesía. Sino de hilos aledaños. El arrobamiento del poeta por una niña que fue su amante y luego su esposa.
Aunque advierto: que fuese su esposa, sospecho, es un ardid del autor para no revelar lo que realmente hay en ese cuento. El amor verdadero. Sin casorio. El amor que no tiene edad. Y a ese descubrimiento lo llama el poeta del cuento, incapaz de hacer un verso que no sea manido, la Poesía. Tal vez eso sea la poesía, ver el espíritu de las cosas corrientes. Aunque ya nada nuevo se pueda añadir, sino recuperar el momento en que aún las palabras no se habían convertido en literatura.
Nostalgia,


sábado, 3 de marzo de 2018

Dos poemas hoy que, supongo, hablan de la desolación. Dos autoras. Una no puede llorar y otra no puede dejar de llorar. Dos poemas que se reflejan como dos vacíos.
Quizá influyó en el día. Se impuso el vacío cósmico.
Mi corazón está lleno, aunque sea lleno de una ausencia, pero mi mente está vacía.
Necesito saber qué debo hacer.
Ni siquiera, en un asunto menor (si es que hay asuntos menores), sé bien qué hacer. Si cortar a tiempo, siempre hay tiempo, o seguir como si nada ocurriese.
En lo qué más me preocupa, tampoco sé qué debo hacer. Ni siquiera sé bien dónde está quien me preocupa.

Quizá debo esperar. Y vencer la áspera soledad.