jueves, 31 de marzo de 2022

La gesta. 4

Hoy en su blog El Escobillón, Eduardo García Rojas escribe sobre Idir el canario, un libro recién llegado, como La gesta. El realismo era un rasgo de la literatura española. Canarias también es importante en la narrativa realista. La más alta cumbre en el siglo XX --para mi gusto,-- son algunos cuentos de Antonio Bermejo, los que Víctor Ramírez escogió en La huida. Pero también es importante en estas islas la literatura fantástica realista. Fetasa es un cuento de hadas realista. Como La gesta. Lo que escribía Eduardo, en ciertos momentos, me parecía que era referido a esta novela de Juan Royo. Juan Ignacio Royo. Iñaki.  Realismo fantástico, donde la fantasía se hace más palpable, más sólida, que la realidad, una realidad envuelta en despropósitos, de la que los personajes enteros deben salir para que sigan viviendo los deformes personajes de todos los días. Los personajes enteros son el cura ilustrado, vizcaíno con pinta de Lao Tse; la Bella: la viuda Lupe, la costurera, y sobre todo la  Bestia: Iñaki, el sobrino del cura. Y quizá también doña Rosario, la mujer del carpintero, pero esta solo sale en una escena. Tal vez después del epílogo, Ramón y Chito la visiten en el molino... 

¿Una Transformación de La Isla del tesoro? Sí. Una versión nueva de La Bella y la Bestia. También.

No se puede vivir sin amor, es la moraleja de esta pequeña novela de 47 pequeños capítulos y un pequeño epílogo. Y una portada de autor anónimo. Y aquí acabo. Punto y hasta más ver.   

miércoles, 30 de marzo de 2022

La gesta. 3

 Ya solo me queda un capítulo y el epílogo. Los penúltimos los leí en la escalinata de Ibrahim. Imagino a Ramón enfurruñado porque no salió en los créditos. "Me rompo el coco haciendo una obra de arte y me dejan en el anonimato", debe de estar diciéndose Ramón. El real. El de la ficción, el de la novela, tiene un gesto noble en relación con un anillo inglés, pero no lo voy a contar. Lo último que ha sucedido hace que las gestiones del miserable furriel sean decisivas para lograr el cese de hostilidades. En la novela en ningún momento se habla de rendición británica. Seguramente no la hubo. La novela de Juan incita a conocer otras fuentes que hablan, con una seriedad que Juan Royo elude, de lo que sucedió en esa contienda. Debería ser un libro de uso en los institutos. En la asignatura de Historia Canaria. ¿Existe esta asignatura? Pero las fuerzas vivas, aunque exista la asignatura, lo impedirán. Los chiquillos irían a tirarle piedra al general cornudo. A desbancarlo de su pedestal (¿hay algún busto de piedra del general victorioso en Santa Cruz?) a pedradas. 

En lo literario, varias fuentes nutren la novela. La gesta, entre otras cosas, es una versión canaria del cuento de La Bella y la Bestia. Vale la pena poner juntos los dos cuentos y ver el contraste. Como en el cuadro de la noche y el día que pintó Magritte. 

martes, 29 de marzo de 2022

La gesta. 2

 El título de la novela anterior de Juan Royo (Mejor cuando improvisas) se hace carne en La gesta. La novela la leo con el mismo entusiasmo que cuando leía los colorines del Capitán Trueno o cuando leía el Quijote. Es de esos libros que entras y te olvidas de ti mismo porque lo que te preocupa es lo que pasa allí dentro. Cada muñeco que somos, cada personaje que somos, hasta el más insignificante tiene su corazón, aunque sea de paja. El agobiado y cornudo furriel descubre su corazón de poeta gracias a un barril de opio. Me recuerda el efecto del opio en una historia que ahora no sé si es de Thomas de Quincey. Era uno que era un batata y estaba al mando de una batalla naval, No acertaba una. Hasta que tragó tres boliches de opio. Se le iluminaron las ideas. Ganó la batalla. 

En la de julio en Santa Cruz (a la luz de La gesta) la ganan los que improvisan. Los ingleses la pierden. Pero el héroe, el único héroe, es el gigante medio animal medio hombre Iñaki, el sobrino del cura, dotado no sólo de miembro tremendo sino de ideas luminosas. El narrador e Iñaki son uña y carne. La novela está contada como si la narrase la bestia. El otro presunto héroe, Nelson, el del anillo de oro en el dedo sobre la barca... Leer es navegar. Leer La gesta es navegar a la deriva. Solo Iñaki conoce el norte. Lupe. La bella.

sábado, 26 de marzo de 2022

sobre La gesta, novela recién llegada de Juan Ignacio Royo . 1

 Que el general Gutiérrez va a ser un cornudo más cabrito que cabrón, se ve venir. Que su empolvada, coqueta y exigente señora va a follar con el marqués, se ve venir. Magistral construcción de personajes. Es un don que tiene Juan Royo. Y el de saber llevar la historia. ¿Qué más quiere uno? Ramón el cojito (que bien podría ser asunto del marqués en la novela, pero no, es el cojo que se cree el jefe de la pandilla de chiquillos en el barranco. Quien lea la novela entenderá lo que digo. De la Gesta del 25 de julio sé poco. Algunas cosas que me contó Ramón en Taganana, y lo que cuenta en las primeras páginas el libro de una inglesa que estuvo en Tenerife (esposa de un cónsul británico o algo así) en las primeras páginas de su libro sobre Tenerife, donde añade que aquí le dan medallas a cualquiera que no merece ni un responso. Eso dice ella. Cuando a mí me den una medalla, le daré la razón. 

 Por lo pronto dos mujeres salen en La gesta. La bella viuda, a la que el marqués mal paga por follarla, y la engreída y mimosa esposa del general. Otra dialéctica en la novela es la del marqués y el cura (un devoto de Rousseau). El cacique canario y el vasco ilustrado. Una Canarias a la que una decisión política de Madrid (aliarse con los franceses en guerra contra los ingleses) parte a las islas por el eje. El comercio con Inglaterra está parado y hay hambre y necesidad. El cabo furriel Lopo Tocho ya no sabe qué hacer para que la esposa del general coma bien, con gusto para el paladar, mientras el marqués procura darle gusto a su oreja. El marqués follador.

La novela no está todavía en las libreríasLa. Supongo que sí en los almacenes de la editorial Idea Aguere. Yo estoy en la página 39. 

miércoles, 23 de marzo de 2022

cuaresma

báñate en la fuente muda

tal como viniste al mundo


Mañana con Belén a la caída de la tarde en el viejo barrio de mi alegre juventud. Caminar por la vera del barranco hasta el puente grande. Doblar por la calle del Manikomio (¿veré a la dama del perrito en la plaza de Fátima? La mujer que me recuerda a Bárbara, la francesa de la calle Miraflores en tiempos del colegio TF), y bajar por la trasera del colegio José Antonio, donde salí de niño y llegué a la vejez sin haber sido hombre hombre. Ese hombre hombre, de la santería cubana, del que hablaba Berto en los tiempos de Taramela. En Los Cristianos. Tal vez debería leer los libros de Gastón Baquero que editó el año pasado. El primer vistazo no me atrajo, pero a veces lo que menos te atrae tiene un regalo escondido. 

Hoy estuvo mi hermana por aquí. 

Y el viernes quedó Juan con Ramón y conmigo. Destino El Olegario, en Candelaria, a los pies del mar. Celebramos que La Gesta ya está editada, a punto de salir a correr las calles como Bárbara la calle Miraflores in illo tempore. Tiempos de TF. Muchos recuerdos. Venanceo el poeta callejero que me dictó un memorable soneto que perdí en el camino de la vida. Fela diciéndome con gestos de la lengua vamos y te doy la primera lección mientras, junto a la puerta del saloom, un acordeón interpretaba un bolero. Y los trileros afuera dispersándose a la voz de ¡agua!... No me cuesta recordar. Lo que me cuesta es interpretar lo que recuerdo,  

Y ahora toca limpieza de primavera. Y ordenar lo que tengo entre manos. Desocupar la casa de trastos, Bajar a pedir fechas para los análisis... y más y más cosas. El mundo. Mejor no ver a la dama del perrito. Amor y trabajo son incompatibles. No lo digo yo. Lo dijo Pascal.

miércoles, 2 de marzo de 2022

 El azar y la necesidad. Tengo que ver eso. Ver en qué consiste ese descubrimiento. Creo que tiene que ver con los guisantes. No sé. Lo miraré. Esto me recuerda que estoy necesitando arvejas. En fin, veré también la receta de arvejas. El lunes Siao Ling me invitó a comer. Qué raro. Bueno, se ha relajado la guerra vacunados contra no vacunados. Pensé que no iba a estar Wang. Sí estuvo. Y bastante amable, qué cosas. Diálogo sobre pintura infructuoso, que no sé por qué me pongo a hablar de pintura con Wang. En fin, de algo hay que hablar. 

Agustín me invita a estar en la mesa el día 7, para presentar Cuentos de otoño. Como seremos cuatro, la cosa será relajada. Me dice que Berto y Sonia van ir. Me alegro. Hace tiempo que no los veo. Si es que sale la presentación. Hay una historia kafkiana por medio. Kafka está más presente que nunca en la realidad de este mundo. En el club de lectura, que también está medio kafkiano, el llevador, Ángel, nos dio esta vez Cara de pan, de Sara Mesa. No conocía a la novela ni a la autora. Lo busqué en youtube. Ella hablando de esa novela, que se está dejando leer --no como la anterior, la de Almudena Grande, que no la leí--. Me despertó además la curiosidad porque el argumento coincide grosso modo con uno de los cuentos de Injertos. Otra coincidencia. Me acordé de Malcolm Lowry. El mosqueo que le entró porque había aparecido otra novela que le había pisado el hallazgo, el tema de Bajo el volcán. Luego vi a Ana Mesa en otro documental, hablando de literatura en general y de sus principales influencias; El proceso, de Kafka; El extranjero, de Camus, y Lolita, de Nabokov. Con personajes rechazados y no comprendidos por la beatería laica dominante. 

Creo que dejaré descansar Injertos y volveré a Vertical blues. Las referencias a Bajo el volcán son importantes, sobre todo cuando relata la llegada de Maximiliano a México. La salida de México, en una egregia caja de muerto, me resuelve el clima de un palique de bar que hay en la segunda parte. Y es un nudo más en esa obra. El nudo del ahorcado, O sea, más trabajo. Razón tuvo Rubem Fonseca cuando dijo que el escritor que se divierte escribiendo es un farsante. 

Historias del barrio sigue  habiendo, pero ahora no estoy en onda para contarlas.