viernes, 30 de abril de 2010

sábado resurrección

En fin, ya que el Anghel insiste, y que ya pasaron tres días, pos voy a resucitar. Atrás dejé el relato de un viaje a Icod y a la Bolsa de Agua en la Guancha, cuando decidí morir. Otra vez será. La literatura de viajes es muy entretenida.
Anoche soñé que tenía una novia rubia, pero todo eran reproches y petición de explicaciones. Yo no hacía nada derecho y ella lo hacía todo bien. Tuve que dejarla. Se quedó con mi cuñado de Asturias, que tenía un bebedizo que la volvió loca de inspiración poética. Ya estaba recuperándola, y comenzábamos a entendernos, cuando mi padre me despertó. Nuevo viaje a Icod. Al pasar por la Orotava me acuerdo de mi cuñado. Otros se acuerdan de cosas peores.
En Icod, reflexiones múltiples sobre mi forma de ver la agricultura y la tierra. Y el vino de la uva que pisó Sibi, cada día mejor. Por lo demás, creo que esta va a ser la penúltima plantación de papas (patatas en español peninsular).
Y por la tarde noche en el TEA. Con Ramón oyendo una conferencia de Angel Mollá. Sala C. La mitad de las frases se disfuminaban, pero algo oí: "El significado de las palabras se produce en un contexto" ... "Los signos (linguísticos) cambian cuando están en relación con otros signos" ... "metonimia /ausencia" ... "yo tengo desdén por lo obvio"...
Bueno, resucitar es un proceso lento. Y más cuando me enredan con obras para leer. Cuentos, poemas, novelas... Es mi oficio, leer. A veces lo hago por gusto. Con Ramón, conversación sobre el libro "Canarias..." de Lizundia. El martes hablamos, y también de la hoja volandera... Y ahora, a seguir con lo mío más secreto. Un besito a todas. Y un abrazo a todos.

lunes, 26 de abril de 2010

Radio Union. Bosque de Tijuana. Este martes:

Probable visita de Gómez Charlín. Empezamos por la crónica de la semana según la ha vivido cada uno. 2: Libros en cierne: uno sobre la obra de José Rivero Vivas y otro de ciencia ficción, y el que Gómez Charlín está elaborando en estos momentos... la índagación en el autor de San Andrés y un compendio de cuentos. La escritura como ficción o la escritura como prolongacion de la realidad. Si nos acordamos, hablamos de la pelea de los jugadores del Mallorca, el guineano y el vasco. Etc.

jueves, 22 de abril de 2010

2 y 3

En una disputa entre Henry James y Robert Louis Stevenson, el primero decía que el narrador se alimenta de la vida y el segundo que se alimenta de otras narraciones, y que la novela no es la vida sino una espita de la vida. En mi caso, ambos tienen razón. En mis novelas (salvo Agosta escribe) se han alimentado tanto de mi propia vida como de los autores que, a lo largo de mi menester de lector,
he considerado admirables. En ellas he prestado episodios y experiencias y paisajes personales a un personaje narrador que no soy yo. Todo sea por ese fenómeno imprescindible en una novela que se precie que se llama verosimilitud. En cuanto al estilo, no me interesa un estilo propio sino el estido del tal narrador, y que en ocasiones no ha tenido ninguno. Este blog, no es distinto el planteamiento y la cocina del autor. Si me hubiera puesto yo mismo como personaje, hubiera descendido hacia fondos oscuros en que el escribir, como ya dijo Antonio Bermejo, es sufrir. Como yo no soy el personaje que invento, que sufra él, si es que le toca, como cantaba aquella loca de la copla. He procurado fabricar un personaje con virtudes y defectos. En cuanto a lo negativo: presuntuoso, despreocupado, algo neurótico, mujeriego, y a veces, molestamente confianzudo. Por otra parte, esto del blog me interesó vivamente porque el escritor sale de su cubil solitario y está en continuo contacto con los lectores, que a veces, caso de Ramón el ex okupa o Campanilla, se convierte en serios coatures. Además, este medio es un regreso a la novela por entregas. Como lector de otros blogs, a los que tengo enlazados, sé lo que significa eso. Uno lee con gusto el último capítulo y espera con ansiedad el siguiente. Pero he decidido darle un descanso a la escritura de esta flor y mierda. Los motivos son diversos. Presiento que corro el peligro de tragarme al machango y convertirme en él, y corro el otro peligro, aún más grave, de que la propia vida no sea un mero entullo y ladrillos y etc en la arquitectura de la obra, sino que... en fin, quiero evitar confusiones. Otro motivo es que no estoy ahora en disposición material de seguir manteniendo este entretenimiento. Esta bien la picardía mientras no se convierta en costumbre, porque como bien dicen, las costumbres degeneran en leyes. Todo tiene su límite. El no pagar con mi dinero sino abusar de la confianza y afecto de los las amigos amigas, y dejar que ellos inviten siempre, se acabó. Hasta aquí he llegado. A partir de hoy, mientras yo no pueda corresponder a la cortesía de los brindis, sensatez será eludirlos. Otra cosa es ese comemielda lagunero que recuerda el dicho de que a este pueblo vienen dos y etc. Que le den, o como dice Maradona... Espero que esto haya valido la pena, y hasta más ver... Por lo pronto, Adiós.

miércoles, 21 de abril de 2010

Agosta es un libro

Intento vender mi libro, porque creo en él, porque una cosa son los sentimientos y otra los negocios. Anoche soñé que mi mujer, en paz descanse, me dejaba a cargo de un gran almacen- tienda en estado calamitoso. Aquello había que arreglarlo, adecentarlo, quitar y botar lo que no servía, conocer los precios de la mercancía que podía venderse, tratar con unos proveedores que tanto no comprendían mi ignorancia que, a mis preguntas y preocupaciones, decidieron contestar con risas. El negocio estaba en La Cuesta, por encima de Vistabella, en una curva. Recuerdo que R y otros amigos que ya quedaron atrás me visitaban y, olvidados de posibles o fantasmales agravios, querían colaborar en el levantamiento del negocio. Lo dicho. Mi negocio, mi ambición, es que mis libros se publiquen y se vendan. La competencia es grande y no exenta de calidad. No tengo tiempo para atender mujeres que no compran. Ni tengo estómago para ponerme en la puerta de una iglesia y esperar la caridad de las feligresas. No tengo tiempo para flirtear ni con mujeres ni con hombres. Agosta no es una mujer, Agosta es Agosta escribe. Un libro pequeño pero valioso. A ver si lo comprenden. No exigo que compren, sino sólo que comprendan. No tengo tiempo ni energías para más.

martes, 20 de abril de 2010

Pedid

--Pedid, pago yo.
Así habla un bilbaíno, y el viernes tenemos cita, en el profundo Sur, con una escocesa y con Agosta. Ramón, vete bien alimentado.

lunes, 19 de abril de 2010

estrés (I)

Estoy de acuerdo con Anghel. Un poco menos de velocidad, silvuplé. Deberíamos apuntarnos a los espacios lentos. Parecemos mosquitos de agua estancada, moviéndonos en espirales viciosas como si tuviéramos que apagar un fuego. Primero me llama Agosta, que se enteró que la criticaron el otro día en la presentación de su libro en Agapea. Ella tiene fobia a las librerías y a los tumultos de gente y a la cultura y... además vive en el sur profundo y ahora no hay quien la mueva para salir de su trasiego en aquellos laberintos turísticos. Algún o alguna informante soplón que ella conoce estuvo el otro día en la librería Agapea y está mosqueada. Me pregunta quién fue el "delincuente" que se atrevió a ponerla como un zapato. Ni loco le doy una información veraz. José María Lizundia es mi amigo, y delatarlo a esa muchacha sería buscarle quebraderos de cabeza, y supongo que ya tiene los suyos como para que le caigan aún más encima de su espalda, aunque sea vascongado. Le digo a Agosta que fue un francés, un tal Jean-Paul Voltaire, y que ya no está en la isla sino que voló a dar una conferencia en algún perdido villorio de Australia.

A continuación, suena el ring ring del móvil y en la pantalla aparece el nombre del poeta Armando Rivero. Comunica conmigo para decirme que este martes no puede ir a la Radio, porque a un cuñado que quedó en estar por él en su negocio, no sé qué le ocurrió y tuvo que cambiar de planes. Otra vez será.

Casi no he terminado de hablar con Armando, cuando suena otra vez el móvil. Es Ramón. Piensa que yo tengo baraka en relación con el Tenerife y quiere invitarme al partido. Son las tres de la tarde, el partido empieza a las cuatro. Me tranca en cholas y bañador amarillo y comiendo papas y pescado salado con mi padre en la mesa de la cocina.

--Tú con Mongo tienes un filón --dice mi padre, y comprende que deje el plato en la mesa, me adecente con lo primero que encuentro tirado por el cuarto y, después de pedirle disculpas al estoico Thor por no poder sacarlo y antes de salir corriendo pa la parada de la avenida, me presta diez euros. Sobrante carrera. La guagua tarda en llegar más de un cuarto de hora. Veinte personas más están esperando y el bus se demora tres minutos antes de volver a arrancar. Semáforos en rojo en María Jiménez, en Valleseco y en Muelle Norte. Con Ramón quedé a las menos cuarto en el Aurora, plaza de La Paz, y temo que no voy a llegar a tiempo. Tengo que llamarlo. Nanái de la China. Con las prisas, olvidé el móvil en casa. Me apeo en la parada de Hacienda, evito mirar para el siniestro edificio y corro hacia la más próxima parada del tranvía. Sobraba la carrera. Aún faltan diez minutos. Por fin llego, a las menos cinco, al bar Aurora. Ramón no está. Llegar tarde a una cita es un rasgo pertinente de Ramón, pero la excepción a su sagrada regla es cuando juega el Tenerife. Pregunto al barman por si me dejó en el bar el pase pal partido. No. Nueva carrera hacia el estadio. Esta vez fructuosa. Ramón está esperando en la puerta G. Nervios, tensión... bueno, lean el blog de Ramón Herar el bosque quemado...


Cuando regreso a casa, exhausto pero feliz, veo en el móvil diez llamadas perdidas. Agosta no tarda en volver a llamar. Primero pregunta si vamos a hablar en la radio de su libro mañana martes y me pide que le dé la frecuencia para oír el programa. Me cuenta que me mandó al correo electrónico un archivo adjunto. Ahora le ha dado por escribir poemas. Dice que son cien poemas. Quiere que yo le corrija la ortografía y las comas. Pero no sólo eso. También quiere que hable con mi amiga Pilar Pomares para publicarlos...

--Mañana, después de hablar con Pilar me llamas para decirme cuándo va a publicarme el libro, y de camino te cuento lo que me ha pasado... ale, un beso, que no tengo saldo... Vete ahora mismo a corregir los poemas y que queden bien presentables...

sábado, 17 de abril de 2010

preparando las armas...

"Cultiva aquello que te critiquen porque eso eres tú". (?)

"Por qué Dios, el creador de todo lo que existe en el Universo, al dar existencia al ser humano, al sacarlo de la Nada, lo destinó a defecar? ¿Habría revelado Dios, al atribuirnos esa irrevocable función de transformar en heces todo lo que comemos, su incapacidad para crear un ser perfecto? ¿Ergo, la mierda?
... El excremento, en general, siempre me había parecido inútil y repugnante, aunque no lo fuese, claro, para coprófilos y coprófagos, individuos extraños, dotados de extrañas anomalías obsesivas. Sí, ya sé que Freud dijo que lo excrementicio está íntima e inseparablemente unido a lo sexual, que la posición de los genitales --inter urinas et faeces-- es un factor decisivo e inmutable.
... en un ricón perdido del periódico ... decía que en Sotheby's de Londres se había subastado una colección de diez latas con excrementos, obra del artista conceptual italiano Piero Manzoni, muerto en 1963. Las latas las adquirió un coleccionista privado que se hizo con ellas en una puja que llegó a los novecientos cuarenta mil dólares.
... la estructura de las heces suele ser fragmentaria y multifacetada." (Rubem Fomseca, cuento "Copromancia", en Secreciones, excreciones y desatinos, Seix Barral)

Lástima que, cuando entregué Agosta a las guillotinas de la imprenta, desconocía esta obra del admirado autor brasileño. Así como tampoco los chistes coprófagos de la página de Laureano de Lorenzo, cocteleemos. Ambas literaturas hubiesen aportado otra media vuelta de tuerca a los episodios excrecionales de Agosta.
No te fíes de la sencillez. Parece un camino trillado y vulgar, pero es posible que a ras de tierra esten cubiertas algunas trampas para leones.
Agosta escribe la defiendo por dos motivos. Uno, porque la ausencia de complejo de culpa de esa niña, nada especial por otra parte, me hace verla más cercana a la santidad literaria que al pecado del feo estilo. Otra, porque es hoy la única novela que circula por algunas librerías y, por tanto, la única que me puede, en estos momentos, reportar un beneficio económico y ponerme en paz con la tétrica dama de negro y otras damas.

Cuando jugaba al fútbol me pasaba algo curioso. Si mi juego estaba siendo efectivo y vistoso, dejaba de serlo en cuanto oía un elogio. Los elogios, cuando son sinceros, me perturban y adormecen y aletargan los sentidos. José María Lizundia elogió tanto estas páginas de blog (yo pienso similar del suyo) que me ha dejado atolondrado. Sin embargo, con su flagelación sin piedad, como un guerrero, contra la joven Agosta (diría con violencia de género si esa expresión no fuese un basilecto de la clase política sino una figura retórica del estilo literario), me han dotado de fuerza las alas para poder defenderla. Sus palabras me han animado a renovar la atracción a ese libro como don Quijote al honor y a la honra de Dulcinea. Gracias de verdad, amigo.

Además ya leí tu indagación en la obra de José Rivero Vivas. No sólo le haces justicia a nuestro autor sino que alumbras la entrada en su mundo literario a los actuales y futuros lectores. Espero que el prólogo y el epílogo estén a la altura.

Agapea

Dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Más correcto sería decir que no hay hombre que valga la pena si una mujer brillante no lo ha elegido. Me refiero a mi amigo Lizundia en este caso. A su lado, belleza guanche e inteligencia universal. Que una mujer así esté a favor de uno es una suerte. Otra cosa son los amigos. A estos los eligo yo, y en este oficio o te rodeas de gente a la que admiras o estás perdido. Allí estaba Juan Royo, autor de una novela emblemática, El fulgor del barranco, un hombre con la paciencia y la astucia de un zorro y que me regaló hace un par de semanas una botella de ron. Estaba Victor Roncero, al que siento como un reflejo de mí mismo, aunque él, que siempre me lleva la contraria, no esté de acuerdo. Marcelino Marichal, mi amigo hermano. Mi otro amigo íntimo Ramón Hernández. Laureano de Lorenzo, de quien aprendo el arte de la voluntad; Orlando Cova, a quien mi osadía feroz intenta convertir en un guerrero... y también llegaron Anghel Morales y Antonio Curbelo. A Anghel, aparte del cariño a prueba de bombas que le tengo, me admira su estilo de boxeador en la escritura y en la vida, que lo mismo encaja los golpes que golpea con puño de hierro... Y también vinieron mi amiga Trini, torbellino de mujer, que conocía a Glady, y mi hermana y su amiga Lile, que quiere que le dedique un libro de poemas, y otras mujeres que conocí en ese momento y que me agradaron y me apoyaron. Y sosteniendo mi presencia en la mesa, José Rivero Vivas y José María Lizundia. Aparte de la amistad, si entre dos autores como ellos yo no hago un buen papel es que merezco el destierro. Gracias a ellos yo también pude brillar. Lástima que luego no los pude invitar a todos como se merecían. En el bar por debajo de Agapea. Me invitaron ellos a mí. Allí nombramos a Cataño, a Angel Mollá... La mención a Angel Mollá me trajo recuerdo de juventud. Quizá hable otro día de ese divino tesoro que ya se fue para no volver. Y luego Ramón me trajo a San Andrés. Monterrey la nuit. Y ahora... en fin, incluso una serpiente fría y calculadora como yo no puede dejar de dar gracias al cielo por tener a mi lado a esta gente que me rodea. Dime quiénes son tus amigos y te diré quién eres...

jueves, 15 de abril de 2010

jueces

Yo no estoy muy informado, pero los ignorantes --seres atrevidos-- también tenemos derecho a usar ese camaleón llamado "libertad de expresión" y hablar. Que un juez estrella termine estrellado, no deja de ser una novela con sabor a pueblo (en semántica no lizundiana del término), y que antes que se estrelle, cacareantes vidas de ex corruptos y ex cómplices de crímenes y jugueteros del buen vivir salgan en su apoyo, es suficiente para que la novela adquiera intriga y conflictos necesarios. Es lo que me dice Chani. "Tú lo que tienes que hacer es escribir algo que le guste a la gente y hacerte rico". Subíamos en el coche de mi padre a La Salud, a buscar bubangos rellenos a casa de mi hermana. Me recordó una noche en el Monterrey con un guardia civil. "Tienes que escribir mi vida y titular el libro Mi amigo el picoleto. Seguro que vendes 70 mil ejemplares y te haces rico", me dijo el civil. Sé que el hombre me estuvo buscando por el bar Castillo unas cuantas noches, pero en ese tiempo yo no estaba en San Andrés y mi amigo el picoleto desistió de querer contarme su vida. Me acordé de Paco O. y algo le narré a Chani mientras pasábamos por delante de la cartelera de los Renoir Price, donde Polanski muestra su decadencia con esa película llamada El escritor. Paco era un amigo del colegio José Antonio, cuando yo era niño y mi padre trabajaba allí, en el barrio de Salamanca, por encima de la casa donde vivió Antonio Bermejo antes de que el bosque quemado de la vida lo arrollara. Paco fue policía nacional en el País Vasco. Le diagnosticaron locura por amezar con la pistola a un superior que, según él, le estaba tocando las narices. Otros delitos, no sé cuáles (si me acuerdo, se lo pregunto a mi hermana), lo arrastraron a Tenerife II. Desde allí, mandó cartas amenazadoras a la juez que firmó su sentencia y le agravaron la pena cinco años más. Yo recuerdo los días que subía con él a su casa en Barrio Nuevo, hasta cerca de la Cueva Roja, y de camino, recuerdo a la palmera Carmen, con la que dormí algunas noches en Las Llavitas, contigua a Barrio Nuevo (ella tenía 31 años y yo 13) que algún día incorporaré a ese libro de las 1001...
En fin, creo que empecé hablando de otro juez, pero de pronto descubro que el cabrón de Thor me cogió una camisa para echarse sobre ella. Lo siento, pero voy a hablar seriamente con el perro. Otro día más jueces, y si no, mañana, a las siete de la tarde en Agapea...

(nota, Ramón abrió un blog: el bosque quemado.)

miércoles, 14 de abril de 2010

tentación musical

Si yo tuviera la batuta de la orquesta mundial --que me dejen ser un minuto al día estúpidamente utópico, ya que el resto del tiempo diario no soy utópico--, ...
Bueno, creo que mejor me aplico la petición de Laureano de Lorenzo ayer en el tranvía, que me pidió que no pusiera aquí parte de lo que me contaba, y no cuento lo que yo haría si tuviera la batuta, porque por pura lógica, el sonido resultante sería capaz de provocar la revolución de Víctor... Y ya ayer, a la salida del bosque, discutí con él si eran galgos o podencos los motivos de no sé qué guerra (legal) y mis podencos eran tópicos y sus galgos sabiduría, y por tanto, mejor no me meto a músico.
Donde sí me metí hoy por la mañana fue en el IES de San Andrés, a oír a Anghel hablar sobre la obra de Pepe Rivero, en compañía de nuestro autor. Tanto uno como otro lograron mantener la atención del alumnado. Tiene gracia Anghel. A veces convierte la sardina en tiburón, pero esta vez se quedó corto. Lástima que allí no estaba Lizundia, a quien Anghel dedicó unas palabras. Sobre lo que dijo él y Pepe, mañana o pasado podrá ser leído en El Día y en El Diario de Avisos. Conocí otra parte de San Andrés, unas profesoras y un director que han hecho del instituto un lugar de cuya construcción los alumnos se sienten autores. Buen ambiente, y un mañana con sol en las montañas de Anaga.

lunes, 12 de abril de 2010

el día después

... el pueblo sigue en su sitio. Bronca entre Fabiola y ¿cómo es su nombre? en el Monterrey.
--¿Adónde quieres llevarme? --dice él.
--Dime tú por qué tangente quieres llevarme, porque a mí ningún hombre me lleva por su tangente --dice Fabiola.
--¿Ya se fue mi miga? --pregunta Beba.
Ferni levanta los taburetes sobre la barra. Pedro el carpintero se despide. El poeta palestino llega, con su portatil, y se mete en Badoo, y coincide con varias que quieren conocerlo. Con una queda el miércoles, con otra el jueves... Pobres mujeres. Buscan a un hombre y encontrarán a un payaso.
--Ajolá no tenga que ir mañana a pescar --dice quién más da--. El otro día vi a tu hermano --a Baba-- pescando salmonetes con mallas ilegales.
El baño espera. Todas tienen ganas de mear. Coches patrulla y motos de policías rondan el pueblo buscando lo que en el ayuntamiento sobra.
--Ferni, pon un vaso de plástico --pide Beba.
Me voy con Fabiola y Beba al Castillo. Fabiola me cuenta historia gomeras, de un tal Franchute, que quemó barcos en San Andrés, y estaba en Valle Gran Rey con una hija, de año y medio, llena de piojos, y me pregunta por mi vida, y le cuento mi vida, parte de mi historia, y se alegra de conocerme mejor. En el Castillo, Cristo enseña a hacer sudokus a un aficionado. José Rivero Vivas pasa por la acera ancha, y hablamos de lo que hablamos siempre, y me pregunta por Miguel Espinosa, intrigado. Pepe sigue su paseo y yo vuelvo al bar. Luego, Fufo pone dos euros y yo otros dos, y jugamos en la máquina Tijuana. Ganamos 60 euros. Treinta pa él y treinta pa mí.
Una llamada perdida me dice que Juana ya está en Pamplona.
Y hay más cosas que contar, pero ahora tengo que corregir una obrita, poética (es un decir), que me tiene amargado.

domingo, 11 de abril de 2010

invitación a la continuación de un cuento

Y después del relato del vecino, sobre la noche en Los Campos Elíseos, cercado por la palabra mamotreto (la buscaré en el María Moliner), ahora le toca a Ramón. Le cedo la palabra. (Campanilla lo intentará cuando regrese en su vuelo al país de las cadenas y la esmeralda). Y mañana martes, en el Bosque de Tijuana, estado de guerra...

jueves, 8 de abril de 2010

Tanzania es San Andrés

Los ruidos en el patio parecen de fantasmas. Ya me ocurrió en El Puntero. Luego en El Parra. El mago y su cuñado. Ese es el cuento. Con muchos plátanos de La Gomera, para celebrar el sábado éste. Campanilla ocupa todas las historias. Dice Domitila a mi padre: "Mucha mujer para Chito", y tiene razón. Esta isla, con Campanilla entre nosotros, es la de Nunca Jamás. El cuñado Garfio, el padre de Peter Pan... Ramón sabe la historia. Marcelino oye, y sabe que cualquier historia es siempre la misma historia. "Lee ese cuento en Conjuro en Ijuana", dice Marcelino, "el del mamut"... El oyente no entró en la exposición de fotos en el Parque. Sabe, como Borges, que en el nombre de la rosa están todas las rosas.

domingo, 4 de abril de 2010

Campanilla

El Fatigas estuvo a punto de ahogarse. Llevó a una gente a Benigo y regresó sin peso en el barco. Las olas lo vacilaron y le reviraron la embarcación. Una ola se la reviró. Lo tiró al mar. Nadó como pudo. Otra ola le puso la barca otra vez al derecho. El móvil, por fortuna, le funcionó, y pudo llamar a Salvamento Marítimo. Aún conserva ánimos para decirme, cuando me ve por el edificio Le Courbasier (?), con el Thor comiendo hierba," Jesús te cojo y te reviento". Ay, el Fatigas.
Otro de tal calibre, Anghel, pero Anghel es mucho. Lo narro en otro momento. Lunes. Llega Campanilla, por el Sur. Ya nos veremos.

sábado, 3 de abril de 2010

No me creo nada. Sólo creo en Jim Thompson. Ni siquiera en Bukowski. Bueno, en Bukoswski algo sí creo. En Thomas Man o en Wagner no. Falsos estúpidos pretenciosos. Malcom Lowry hizo un pacto con el diablo y superó a esos comieldas. El diablo es mucho, como dice AnGhel, es dios cuando está borracho. O como decía Hanssen hoy en el bar Castillo, "el hombre debe ser borracho, mujeriego y no casarse nunca". No sé, eso dice Hanssen, y a Hanssen sí lo respeto. El último mohicanio, el último pescador. También el Fatigas es el último pescador, y Tony el Chicharro y... qué más da. Me dice Anghel que defienda San Andrés. Cuando mi padre muera, si yo sigo vivo, mearé sobre San Andrés y yo me iré con el sol cuando muera la tarde. Al carajo San Andrés. Que se lo coma Zerolo. Como hoy Cubillo, diciendo que necesitamos unirnos (como en el último poema guanche: "Hermanos, esta gente extranjera / nos tiene jodidos / Si no nos unimos / estamos perdidos) en un artículo en un periódico que predica la desunión. Hay que joderse.
--Yo soy del conejo de mi madre --dice un pureta, a mediodía, en bar Castillo, con pinta de chabacano y coleta en su canosa y sucia cabellera.
Ahora entiendo al Gato de Agua, mi semejante. Un impulso de odio sin motivos me hace mirar a ese hombre con inquina. Jonay, el barman, alivia el aire enrarecido por la apestosa bocaza del pureta hediondo.
--Perteneció a una reina, la reina de Persia...
--Pesa mucho.
--Con el tiempo la llevarás con soltura... y tú eres un hombre cagado --le dice al hediondo--. Naciste por el culo.
--¿Temes a la muerte?
--No más que a la vida.
Cambio de bar. En el Monterrey, doña Raty y Ferni conversan.
--Jesús está escribiendo un nuevo libro --le dice Ferni.
--El que yo leí era de sexo y porquerías.
Las porquería que ella quisiera. Llueve. Semana Santa. Mañana, Cristo resucita. Domingo resurección. Mientras tanto, llueve.

viernes, 2 de abril de 2010

Aclaraciones, a Víctor Roncero

Ayer hablé con Ramón de la ¿tranformaciones literarias que traen estos blogs? (aún no sé de dónde viene la palabra, blog... o blogger... No sé si durará mucho (todo tiene su término, o por lo menos un descanso (por cambio de bobinas) que esto se haya convertido en mi lectura favorita, como cuando estuve enganchado a los culebrones... Estoy con Juan Royo cuando me lo dijo el pasado martes en el Santa Cruz. La construcción de un beséler no es un fácil, es un reto, y las fuerzas creativas, imaginativas, y capacidad de observación del gusto de la mayoría de lectores y mercado editorial tienen que estar bien afinadas. El último beséler que conozco es el de las cerillas incendiarias de aquella mujer que no fue querida por los hombres. Yo vi una de las películas pero no leí los libros. Conozco amigas que si lo leyeron y gozaron con la lectura. En fin, la conversación sobre esto de los beséleres seguramente la continuemos en el Bosque de Tijuana (contradiciendo a Angel, mejor Bosque que Monte. Bosque con B de Bidón, y porque es un símbolo importante en la novela de ¿le gusta este jardín que es suyo? El Bajo el Volcán, de Malcolm Lowry. La novela que hizo cambiar mi destino de poeta y querer convertirme en novelista. Este blog es una muestra de ello. El autor del tronco (entradas) sólo se permite aparecer tal cual en raras ocasiones. Como ahora. En casi todas las demás, el narrador o pensador maguán tiene que ver conmigo pero no soy yo. Yo le presto tramos de mi vida personal, pero luego él hace con ellos lo que quiere. A veces contradecirme. Por ejemplo, cuando le dijo a Anghel que la poesía es mentira. La poesía es la única verdad que hay en este mundo, o por lo menos la única verdad visible. Sin poesía estamos acabados como seres vivos. Pero encontrarla, la poesía, es raro. Yo tengo la suerte, como lector (¿qué significará "lector"?) de tener a Anghel, a Campanilla, a Ramón y José María (con una prosa poética como es debido, sin chabacanerías, sin ripios...)y a Sibi y a Graciela... etc.
No sé si lo peor o lo mejor del blog, es que a veces el personaje narrador se me escapa de las manos. Fábrico esto teniendo en cuenta a los lectores / coatures. Intento construir un Best Seller (?), pero a veces, aparte de erratas y fartas ortotipográficas, el personaje se me escapa. Pido disculpas a los lectores. ¿Vale?

jueves, 1 de abril de 2010

las rimas de Anghel

Con sus coplas nos anima
el amigo herreño,
nos anima y nos redime
de los malos sueños.

Nuestro don Anghel Morales
nos brinda su verso
contundente y saludable
que nos despierta por dentro

como lluvia en el monte
movida por el viento,
mágicas perlas que logran
parar el paso del tiempo.

Cuando canta este poeta
parece brotar del vino
bueno de nuestra tierra
el sol que lo ha encendido.

Cuando Anghel habla en rimas
hay que guardar silencio,
es su voz ciencia sencilla
que brilla en el universo.