jueves, 31 de mayo de 2012

pasado miércoles

--¿Qué te da? ¿Te da comida? ¿te da dinero? ¿Te da por ... (aquí palabra soez)?
De los algunos colegas que nos rodean, fisicamente inmediatos, ayer hablando con José María en el Parra --jodieron a la salida del callejón la pintada tótem de Zoo punto cero--, repaso a autores más o menos leídos. La escritura que se está fabricando en Canary Island, si desbrozamos el campo y ponemos de abono la hojarasca y la mierda vaca, merece atención especial. En lo alto de mi particular pirámide:  Diario de un abogado mundano, Retrato de Marlou Diésel, Cucarachas con chanel y Ensalada de canónigos.

Por la mañana del miércoles

por mayo cuando los enamorados
van a servir al amor
si no yo triste cuitado que voy al parque
a la feria del libro...

paro en el parque, atraído por el acto Juan Cruz dialoga con Luis Montero, en la carpa institucional. Me interesa poco la bondad y la nobleza, pero también hay que oír a la gente noble y bondadosa. Mejor estaba en la playa de Valleseco. Los maestros nombrados --Alberti y Neruda-- no me despiertan sensibles sentimientos.

Yo no sé idiomas. Antes de bajar, la chica del bar Los Girasoles daba por hecho que yo sabía inglés y quiso que tradujese la letra de una canción. Imposible. Sentí amargarle el gesto de la cara cuando le confesé que yo no sabía inglés. Sólo estudié algo de francés, y en el instituto Andrés Bello aprobé la asignatura porque aprendí de memoria la traducción de todos los poemas del libro. Poco conocimiento llevé del colegio al instituto. La señorita de francés me tenía simpatía porque pescaba peces de colores en el barranco y se los llevaba a la casa para que los criara en una pecera. Crimen, pero la señorita valía el delito. También, en la época del colegio, era de habla francesa el primer amor. Bárbara. Trabajaba en la calle Miraflores, en el saloom de Fefa, donde conocí también a Venanceo. De Venanceo --lamento haber perdido un cuaderno lleno de poemas que Venanceo recitaba para que los copiase-- podré quizá recuperar algo suyo si me muevo y conecto con el taxista de Tacoronte amigo de Marcelino y con el concejal Guanche.

Se me fue el santo.

Lavo la camisa para ver como el sábado le da en el tendal el sol del día y la brisa de la noche, sin más compañía que la pantalla del televisor, y con el mando a distancia ya somos tres, como en los versos de Li-Po & Víctor Botas:

Bebo solo bajo la luna
y con mi sombra ya somos tres.
Hace bien al invitado
saber la hora de marcharse.

La melancolía del sábado es consecuencia de la monotonía del miércoles. Spleen en el barrio de La Maldad. Alienación es no inventar otro sitio donde ir que la feria del libro. Juan Cruz y Luis Montero se presentan como hombres con ideas nobles que huyen --dicen-- de los vertederos de la envidia entre literatos. Pregunto a Montero sobre la figura de Alberti en el libro de Andrés Trapiello Las armas y las letras.  Pregunta de cotilla que no tiene otra cosa que hacer. Más interesante hubiese sido indagar qué aprendió de Angel González y Jaime Gil de Biedma, poetas por los que sí comparto admiración.
Por la tarde G-21. Los mismos tópicos. Más acierto en las respuestas de Alexis Ravelo a las preguntas de Eduardo García Rojas ("El Perseguidor", Diario de Avisos). "... a veces, he mirado el panorama literario  (sobre todo el narrativo) que tenemos y he pensado que nos sobraban artistas y nos faltaban artesanos, gente que supiera pergeñar buenas historias y acertara a contarlas bien", dice Alexis Ravelo. Lo conocí una noche en La Laguna y sentí simpatía por este hombre, y sus libros de la serie Eladio Monroy los he leído con gran agradecimiento a su autor. Están si no en la cumbre, sí bastante arriba en aquella pirámide que dije. Aún no conozco La noche de piedra y otros de sus títulos no canónigos negros. Imagino un debate entre José María Lizundia y Alexis Ravelo. Dos paisanos. Ganas de imaginar.

El día avanza. Llega la hora de comer. Me despido de Marianela y encuentro en el regreso al barrio a un amigo --de los pocos que tengo--.
--¿Qué te da?

Y por la noche, Parra. Y mañana, viaje a Icod. Otro entretenido episodio en esta época de piedras de Sísifo. Que suene la ruleta y los dioses repartan suerte. Ahul. Hasta más ver.

martes, 29 de mayo de 2012

coplas para matar el odio y elegía para resucitarlo

coplas

un hombre quería amar
a mujer que no quería,
infeliz el hombre pobre
que siembra e tierra baldía.

espejismo en el desierto
el amor y la alegría;
si no tienes quien te quiera
¿qué quieres que yo te diga?

la pena de amor se cura
bañádote con agua fría
o navegando en la mar
rumbo a la lejanía.

a un soldadito de plomo
en un barco de papel
se le oxida el corazón
por lo que no pudo ser.

del día nacen las horas,
hombre nace de mujer.
llueve sobre el camino
y no para de llover.

***

elegía

en esta isla donde se pudre el genio
y se seca la inteligencia,
donde un ciego cobarde
se esconde tras una mujer valiente,
en esta isla donde recibimos
como racimo amargo los días del año,
en esta isla donde el amor es una quimera
y la verdad un juego de niños,
en esta isla de emeterio
gutiérrez albelo y de alonso quesada,
de isaac de vega y antonio bermejo,
en esta isla sin estrellas
donde no tener amigos no es una desgracia,
en esta isla donde acunamos sin asombro
las locuras del mundo y la inocencia muere
antes de nacer la risueña criatura...


domingo, 27 de mayo de 2012

odios

Odio la frivolidad de este puto milenio, odio la filosofía de cartón piedra de los que citan la lista de los reyes godos o filósofos ilustres y se quedan contentos y tocándose los huevos, odio las tomaduras de pelo, odio a mi cuñado (al de aquí. Al de Asturias, después que supe cómo se las arregla, lo admiro, aunque tampoco lo quiera demasiado), odio las tonterías de Roger Wolfe sobre la estupidez de la Real Academia de la Lengua, odio a los poetas y a los novelistas (menos a unos pocos)... y odio la feria del libro. Hasta ayer odiaba la feria del libro. Pusieron a Pedro García Cabrera, un poeta mediocre y plagiario, en lugar de a un físico (pueblo mediocre y ciudadanos de mierda) que hubiera aportado algo más que rimar góndola con tómbola. Al poeta mediocre gomero lo conocí en la época del primer congreso de poesía, donde invitaron a mis amigos Felix Francisco Casanova y Dulce Marrero --pazdescanse los dos-- y a mí no. En un acto (creo que en el Ateneo), Juan Jiménez proponía hacer borrón y cuenta nueva. Empezar de cero. Me gustó ese Juan Jímenez (hasta que lo invité a cenar a mi casa y, a mis espaldas, intentó meterle mano a mi mujer). Pero el día anterior lo admiré, en contra de Pedro García Cabrera, que entendió que lo que proponía el de Las Palmas era olvidarnos del español. "A mí el español --se refería al idioma-- me ha permitido toda la libertad del mundo", dijo. Seguramente la que no le permitió a Domingo López Torres, que en gloria esté. Por eso el poeta gomero se permitió plagiar a Paul Eluart, que escribía el nombre de la palabra libertad hasta en el papel higiénico. En fin, odiaba la feria del libro hasta ayer. Ayer, Mercedes (gusto de conocerla) compró Agosta escribe. 
--Tendré que contratar a un hombre fornido para que me defienda de tus sabias palabras --me dijo.

Hombre adulado, hombre importante. Me toqué los músculos a ver si podía ser yo ese hombre. Ni modo. Y el capitán M por la noche, película en cinemascope para prestarme diez euros y llamarme poeta, que es lo peor que se le puede decir a un hombre.
Bueno, pues eso. Mercedes compró un Agosta en la Feria. Según cálculos --lo consulté con Alejandro, antes de pedirle un cigarrito-- tengo ganado un euro. Pasaré a cobrarlo. Eso seguro. Odio pagar. Ahora voy a cobrar (dijo Rubem Fonseca).

viernes, 25 de mayo de 2012

versión de uno de Guillermo de Aquitania

Escribiré un poema que no diga nada,
lo haré dormido sobre un caballo,
no hablaré de ti ni de mí
ni del amor ni de la guerra,
con el alma aplatanada
y el corazón en la ataraxia
escribiré palabras vacías
sin historias ni aventuras.
No me quejaré del amor
esquivo ni del enemigo
que no me odia, no lamentaré
que nada salga ni celebraré
la esperanza con una flor
de cuatro pétalos. Ni diré
hola ni diré adiós, ni cantaré
lo que se gana ni lo que se pierde.
Escribiré un poema sin ideas,
ni emociones ni sentimientos.
No escribiré ni en verso
ni en prosa. Ni cuando sale
el sol ni cuando la luna,
ni de números ni de arcanos,
ni largo ni corto y me voy
porque nadie me espera
en la casa sin número, sin
paredes ni cuartos ni baño
ni nevera ni lavadora
ni con la ventanas abierta
ni cerrada, escribire...


lunes, 21 de mayo de 2012

contra la Endecha

Quien no respeta la tierra
donde se hicieron sus huesos
si no tiene gran dinero
o un aval que lo defienda,
ni él a sí mismo se entienda
y se le quiebre el corazón.
No vea la luz del Sol
sino mire oscuridad.
Que no vuelva nunca más.
Así lo quiero ver yo.

Esto bien lo sabe Dios,
mecánico del universo
que hace carne del verso,
verdad de la inspiración.
Es el canario, dolor,
en los años prisionero,
en su tierra extranjero,
sin saber por dónde huir
de esa derrota infeliz,
víctima de traicioneros.

Esa costumbre aprendimos
de aquellos peninsulares
que ultrajaron a las madres
del pueblo donde nacimos,
con costumbres de asesinos
y maneras de traidor.
Servimos al invasor
y matamos al amigo.
Ese es el triste sino
del isleño perdedor.

Ni la décima cubana
ni un soneto de Villón
la salva de la maldición
a la isla de La Palma
donde aparente es la calma
pero camina la Muerte,
espejo donde ha de verse
la endecha a Guillén Peraza:
eres ciprés de triste rama
y sombra de negra suerte. 

amnglicismos, mentiras y un vaso de leche

Trainig for. Next week.
Anoto los anglicismo de mis escritores favoritos en estos blogs. Necesito anglicismos y latinismos. El gigoló me los pide. Aprendió latín con una profesora del instituto, su segunda cliente. La primera fue en Los Cristianos, durante un campamentos de verano para colegiales de buenas familias. Esta primera cliente se pega un tiro cuando se queda sin dinero y no puede comprar su juego favorito. Me pasa siempre. Escribo un crimen como si dijera entró en el bar y pidió un bocadillo. Sólo veo el bocadillo, no veo la digestión. Eso es lo que nos pasó a todos la otra noche en El Generador. Vimos la película Sospecha, del mago del suspense. El final no nos convenció hasta que Esther dio con la clave. "Era un mentiroso". Es verdad. No hacía falta, como defendía Morgantani, ningún gesto que delatara que el hombre (aquí nombre del actor) ahora iba a matar a su mujer (aquí nombre de la actriz). El hecho de que era un mentiroso deja la película abierta: vemos sin que se cuente el siguiente vaso de leche: ella se lo beberá por la noche y al amanecer estará muerta sin que el asesino haya dejado ninguna huella. Pobre mujer enamorada. Morirá feliz, creyendo que la ama el hombre que la asesina. Un buscavidas, un burlador, un don juantenorio americano. En una sociedad donde la mentira es el mayor delito, tienes que ser maestro de la mentira o estás perdido. Como todo. Cualquier delito honra al delincuente mientras no sea descubierto. Si es descubierto, sólo el delito noble enaltece a quien lo comete.

lunes, 14 de mayo de 2012

Corrección La Palma VI (A Sibisse y a Anghel, pa que se acuerde de Librería Paradiso)

el ciego:

Los viernes con Emeterio,
los sábados con Juan
el que se esconde de Fran
y de su amigo Eleuterio.
Así le pone remedio
a su vida Candelaria
de quien yo soy el canalla
entre tanto caballero.
Los otros le dan dinero,
conmigo muele la savia.

Es mi boca más que labia
y si ciegos son mis ojos
doy luz y calmo enojos
a cualquier mujer canaria.
Y si viene la foránea
no se va sino contenta.
Cuando un celoso me intenta
pedirme explicaciones
le vendo cuatro cupones
y que me pague la cuenta.

*

el poeta:


Antes que cague la mierda 
caga la copla ese ciego,
la copla de ciego viejo
que tiene seca la hierba
y bichada las acelgas
en la huerta en que se plantan
las voces cuando chirrían
repitiendo tonterías
de lorito cuando canta.

Quien presume de una tarta
no merece azucarillo,
es polvo de tabardillo,
ni siquiera es un canalla,
mojada está su metralla
y oxidado el vocerío.
Vende malhaya el cupón
y no dañes nuestro son
que en La Palma es oro fino
cuando lo entona con tino
quien es hombre y no cabrón. 

*
mujer canaria:

Que se jacte el cegarato
y lo lamente el poeta.
Ninguno sabe mi treta
ni dónde paso los ratos,
qué gata no busca el trato
cuando la luna se enciende.
Ni Juan ni Pedro me entienden
y don Ciego es un papagayo
que cree creerse gallo
y canta lo que no tiene.

*
el autor:

Como no encuentro final
se lo dejo a Anghel Morales
que en andar por los frutales
de la edición es un as,
y si Anghel no es capaz
de resolver este enigma
que a G21 dé la consigna,
y si no en Luchalibros
donde se verán descubridos
los que no se persignan
en el principio del libro.

domingo, 13 de mayo de 2012

apuntes después de ver "Cubillo, crimen de Estado".

Acabo de ver la película Cubillo, crimen de Estado. Cubillo y el Mpaiac, sin ser yo un especialista, aparece en El negro y El pintor asesino. A veces la intuición acierta con la realidad. En el caso de El negro --un elogio fue que un amigo de la época creyese que yo habia sido un espía español-- me remite a la figura de Espinosa en el documental: es la que más fuerza tiene. Si hay un hombre --con todas las contradicciones que eso implica-- de los que rodearon el caso Cubillo, es este Espinosa. Creo que volveré a ver el documental, muy bien hecho y recogiendo documentos --nunca mejor dicho-- valiosos para restaurar y reinterpretar la historia reciente de Canarias, donde Antonio Cubillo no sólo sufrió transfusión de sangre en Argel --hoy hablaba del valor de la sangre en Los Naranjeros; pienso ahora en lo que significa la sangre en libros como Biblia.... La sangre es la vida. La sangre se reaviva en Espinosa (curioso el apellido, el mismo que el curita de Alcalá de Henares --devoto de la Virgen negra de Candelaria-- al que un Guerra (de los de Valle de Guerra) mandó quemar su libro que tanto trabajo le costó imprimir en Sevilla) cuando recuerda a los que fueron sus jefes y los jefes de sus jefes. Martín Villa, Alfonso Guerra, se sospecha también de Felipe González, etc) le hierve la sangre: "En el lado derecho, porque en el izquierdo ya no tengo corazón". Deseé, como espectador, que en el diálogo entre Antonio Cubillo y el hombre que lo apuñaló, hubiese estado Espinosa. Esa es la película, esa es la novela. Antonio Cubillo traicionado por gente de aquí que decían y siguen diciendo defender la independencia (cuando decir eso es rentable) y Espinosa, un hombre traicionado --y que pagó el pato-- por los cabezas de la operación, los que están en el intestino de la trama. "Por una parte están ellos, y por otra nosotros, los borregos", dice Espinosa. Si puedo ver de nuevo el documental, puede que copie sus palabras al pie de la letra. Por lo pronto, si hay suerte, el martes en la radio tendremos con nosotros a un analista político --amistad aparte-- que estuvo un día con Antonio Cubillo y escribio un libro que consideré en su momento de obligada lectura. Canarias, diversos nacionalismos. Hablo de José María Lizundia Zamalloa. Pero aquí, nadie lee. O lee y mira para el cielo. Hacen bien.
(Una pena que no haya testimonio cinematográfico de la llegada de Antonio Cubillo a Santa Cruz de Tenerife cuando regresó de Argel. Por motivos personales lo lamenté. Una mujer lo recibió con un ramo de flores. Hay una foto. Se la ve de espaldas.)

sábado, 12 de mayo de 2012

V (Toby y la carta sin nombre)

Mientras abrí un bloc y dibujaba al natural (no me apunté al curso de dibujo del Museo Histórico de Santa Pus, por 50 euros) en la plaza de Los Llanos, de La Palma, un ciego pasó canturreando un punto cubano y los recuerdos se agolparon. Los recuerdos a veces se ajuntan como uvas en un racimo del purgatorio. Ni ganas de coger ninguno y llevarlo al paladar. Hacer lúgubre literatura es un modo de digerirlos. Su sabor es agrio o amargo. Recordé un perrito lanudo que, no sé por qué, la señora X*** decidió quitarlo de en medio. Le encargó el trabajo a un primo mío, en el pueblo de San Andrés con fama de loco. Tal primo se pasaba todo el día fabricando boliches. Este oficio o esta manía no tiene nada de particular si hubiesen sido los normales boliches de barro que usábamos entonces los chiquillos (los de cristal eran un lujo entonces). Mi primo no, mi primo los hacía de piedra. Recogía callaos de la playa Las Teresitas (cuando la playa era arena negra con la marea vacía y cantos pulidos con la marea llena) y los iba desgastando hasta convertirlos en boliches, en perfectas canicas. La técnica de trabajo no me la pregunten, no la sé. Él se cuidó siempre, mientras vivió, de mantenerla en secreto. La labor con cada piedra podía durar una semana. Que yo sepa, nunca se cansó de esa labor. En fin, a lo que íbamos. Mi primo, obediente, cogió al perrito y lo metió en un saco, junto con unos cuantos callaos; cosió la abertura del saco y por un precipicio que entonces había en el morro de la montaña del ojo, lo lanzó contra las rocas del fondo, por entre las que batían las olas del mar. Mi desconsuelo fue grande. Hasta que olvidé el suceso. Pero el suceso reapareció otro día. Ese día, yo cumplía siete años de edad; vi al perrito de nuevo, caminando presuroso por la plazoleta. Regresaba a casa, con la pelambrera llena de salitre y tiritando de hambre, y se apegó a mí y púsose a correr a mi lado con sus patas ligeras y menudas, el rabo dibujando hélices y las orejas como abanicos abiertos. La alegría compartida duró poco. Hola y adiós. La señora X***, nada más verlo llamó a mi primo y lo riñó por lo mal que había hecho el trabajo. Lo hizo de nuevo. Esta vez mi primo fue más impecable, más preciso, más contundente, y puso toda su atención en la labor de coser el saco, como cuando construía boliches con las piedras de la playa. X*** me dio una cachetada para que se me calmaran los nervios. Toby se llamaba. No lo vi nunca más.

Seguí dibujando. El primer dibujo del bloc era de tres arcanos del Tarot. Aquí si no citas a Jung, estudioso y admirador del Tarot, te ahorcan por ignorante y supersticioso. Ahora, con el orgullo de que a otro de los grandes se le ocurrió lo mismo que a mí, puedo citar a Cortázar. Un libro que llevó Ramón el martes último a la radio. Un libro fruto de un viaje por una autopista. Cortázar antes del viaje pone boca arriba tres arcanos mayores. El vaticinio se cumplió. Las mis tres cartas son la XII (Le Pendu), la I (Le Bateleur) y la XIII (otra cara de la moneda, por el mismo orden, de II (La Papesse), XI (La Force) y III (Limperatrice). El vaticinio no deja lugar a dudas. Chitosky debe morir. Viva La Justicia.
--¿Que desea el caballero? --una camarera rubia y sonriente, que recorría como gacela el circuito de mesas bajo frondosos laureles, más que los de la muralla de San Andrés.
--Un combinado de malos pensamientos.
Ah, la palabra. Cómo conquista la palabra a una mujer bella. Cada vez que no tenía que moverse, se posaba a mi mesa y me hablaba y quién yo era y... el ciego de la plaza repetía la espinela.

jueves, 10 de mayo de 2012

aviso no urgente

Me hacía ilusión haber perdido el telefonillo. No pagar por hablar. Dicen que antes (cuando uno veía a unos cuantos colgados presumiendo de móvil pegado a la oreja) era un lujo tenerlo, y que ahora es un lujo no tenerlo. Como no soy hombre de negocios serios (sólo adicto al Club Negocios Raros: Zoo punto cero ha puesto a la venta camisetas del Club, antesala de una nueva editorial en estas islas, ajena a la crisis...), sólo con pocas personas me conecta el móvil, y como he descubierto que la telepatía existe, pues... En fin, encontré el aparato, llamé al 407 y a seguir pagando, que es ley de vida.

Del viaje a La Palma, si hay suerte y ganas hablaré próximamente de

lo bueno: La señora Josefina Quesada

y de

lo malo: que tal señora es un arbusto de mi Imaginación, pobre meretriz de soldados rasos (mi Imaginación).

Permanezcan atentos a la pantalla, o no.


martes, 8 de mayo de 2012

incomunicado (aviso urgente)

TENÍA PERO AHORA NO TENGO MÓVIL. Mientras reparo el percance, quien desee comunicarse conmigo lo puede hacer por mi correo:

chitocastellano@gmail.com

A la señora Campanilla: La conjunción "y" puede tener también valor adversativo. Creo. De todos modos, como el supuesto adivino hablaba en húngaro... en fin.
No se trata de "importancia personal" sino de supervivencia. Conoces la isla, donde pasan cosas que no pasarían en...
Buen Viaje.

lunes, 7 de mayo de 2012

Viaje a La Palma (IIII. Noches de Tenerife)

Noche memorable la de Cucarachas con Chanel. Luna llena, explotando de luz y tamaño. Ya la cuenta Eduardo García Rojas en El Escobillón. Él se perdió la parte más orgiástica, con cine sustituyendo a la literatura y Juan Royo sufriendo un espejismo. Yo tuve el honor y la gracia de acompañarlo a Eduardo, al autor (Dr R) y al editor (Anghel Morales) en la mesa del acogedor local del Ateneo Miraflores. No fue en el Santa Cruz de esa calle con esplendor de otros tiempos, cosmogonía y cosmopolita, lugar de encuentro de pueblos diversos (interiores y exteriores) y mujeres que conocen la vida. Yo me enamoré de Bárbara, francesa. Tres meses estuve reuniendo lo que valía un rato junto a Bárbara. Cuando lo reuní, lo necesitó un amigo y renuncié al amor. Quien quiera destruir algo, antes debe levantarlo. Tres meses procurando la abundancia, y en cinco minutos quedé desprovisto de todo. En fin, no eran aquellos tiempos de Santa Cruz del Gallito a la madrugada, sino estos de Santa Pus. Santa Pus dice JRamallo que no es Santa Cruz y que Gabriel no es él. Dr R, el autor de la novela, sí es él. Un hombre es su obra. Lo demás son personas y personajes. Perros de paja. Como los escritores. En el pueblo de los escritores no hay más que perros de paja. Cuando uno quiere divertir a los perros de paja, hay que dejar los sentimientos en casa, y la ropa demasiado elegante. Recuerdo en los años ochenta, principios. Un amigo me invitó a presentar su libro. En el salón del Cabildo. Yo viaje de Asturias a Tenerife con gastos pagados. Papá Cabildo me pagó el viaje y el hotel. ME QUEDÉ EN CASA DE MIS PADRES. Vivían en el barrio de Salamanca. En el ameno territorio del colegio José Antonio. Mi madre me preparó una ropa demasiado de alcurnia. No soy hombre de alcurnia y me gusta vestir como lo que soy. No sé si fue la ropa o mi cara bonita. Sánchez Robayna me felicitó por mi discurso sobre el libro de Roberto Cabrera Amor Mora Roma. Soy el hombre a quien felicitó Andrés Sánchez Robayna. (Tenía que habérselo recordado una tarde que fui con Mr Cuervo a no sé qué cosa en La Laguna y nuestro poeta apadrinaba aquello.) El que no me felicitó hoy, sino todo lo contrario, fue Anghel. Lo vi en las mesitas de la calle El Castillo. Estaba con Víctor Álamo y otro novelista y le dije que me invitara a un café. El otro novelista critícó la entrevista de Eduardo García Rojas a JRamallo en El último Perseguidor, las respuestas de Dr R.
--... y no nombra a ningún autor canario.
--¿Cómo que no? Claro que nombra...
Bueno, el hombre se refiere a los G21. Eso sí es verdad. No nombró a ninguno, que yo recuerde. Sólo al patriarca de todos ellos, a Anghel, con quien no estuve de acuerdo en nada sobre la noche del sábado, pero sí en el vino. Un vino que merece un abrazo. Como merecieron varias mujeres. Mi amiga del Sur, Sit, y otras que conocí esa noche, especialmente una dama de azul... Faltó la principal, la que me pidió que fuese bien vestido...
Y ¿qué tiene que ver la noche del sábado con La Palma? Todo tiene que ver ahora con La Palma, pero lo concreto de La Palma esa noche lo sabe Juan Royo, con otra novela a punto de llegar, también con ahínco, pundonor y buena pegada. Puerto Santo.
Pegada la que no ejercí con un amigo que no tuvo el olfato de respetar un sombrero. No sé si me quedé corto (responder con un cate en la mandíbula, pero pa eso hay que tener reflejos y darlo a tiempo) o me pasé (expresar con palabras lo que tenía que haber expresado sin decir nada). El caso es que se fue sin pedir disculpas. Dinero ya no me debe (la deuda prescribió) pero sí una disculpa. ¿O es que se cree superior? Tal vez lo sea. Tal vez el destino me lo ponga enfrente (si tengo suerte y entro en ese ciclo que prepara Baile del Sol y El Perseguidor) y demuestre que sí, que es superior. Entonces no me deberá una disculpa. Pero por lo pronto, quien te toca el sombrero te toca las orejas. Yo no tengo corbata (no necesito por ahora esconder mis errores) pero sí sombrero. Me lo regaló mi hija Sibisse. Ahí, en ocasiones clave, no sólo escondo mi cabeza sino también mi alma. Lo demás es comedia.
Como la noche que cuenta Ramón Herar en El Bosque Quemado, de la que escabulle parte de la historia y su humor corrosivo. Esa noche sí tiene que ver más directamente con La Palma. Era la presentación que cuenta Ramón en su Bosque. El Valle de los Bandidos.  Aquí, su autora, Berta R. Ríos, hace danzar a personajes foráneos en un valle de isla suizo-canario-cubana que aún no he visitado. Con túneles y cascadas que no son sólo lugares sino metarrelatos de la trama interior de la novela. De aventuras normales, sin más, con gente toda (malas, buenas y animalitos) por los que podemos sentir, si no somos insensibles, una fugaz alianza. Pero la historia cobra profundidad cuando aperece un isleño, que es inglés...
Creo que Los Llanos queda cerca de ese valle, no sé si en los altos del Barranco de las Angustias, de donde hace poco tiempo, junto a Tazacorte, la autoridad municipal (me contó mi sobrina Famara) desalojó de unas cuevas jippis y piojos.
En uno de los ratos de Los Llanos, entré en un cíber. Allí supe que un tarotista húngaro habló de mi persona. "Esa persona es muy indecisa en las relaciones --quiere y no quiere responsabilidades, y por eso no tiene reparos en aprovecharse de las mujeres. No sabe querer, y no consigue tener a nadie a su lado por mucho tiempo". Eso mismo me dice Clara, de quien hoy me aproveché de su hospitalidad, etc.
No sé. Creo que llamaré a Gabriel (el de Canal 6) para que me diga que llame a Estrella y me mande el sortilegio número 8. El número que hoy me dijo Anghel.

viernes, 4 de mayo de 2012

Viaje a La Palma (III)

En Calle Real, de Santa cruz de La Palma, todo bien puesto, con gusto, con estética limpia, vi a Carmn Martín, acompañada. Suerte para el otro. No pude hablar con ella como hubiese querido. Me presentó al individuo y tomamos un café. En una plaza con músicos de bronce. Sé que La Palma es muy dada al ministerio de la música. El acompañante de Carmen parecióme buena persona. Ella estaba en la isla hacha de sílex en misión de trabajo. Tiene que visitar gente, cada una con su historia, con su cruz a cuesta. La ví muy bien, muy guapa, acompasada.
Con pena me despido. Hablar con Carmen Martín es una suerte que no tengo todos los días. La coincidencia de encontrarla en las afueras de su ámbito habitual de acción, supongo que debe de tener algo mágico. Cuando el otro se levantó a pagar, le cuento que estuve con G hablando della días atrás. La dejo con la curiosidad. Como buen novelista, soy cotilla. Me gusta saber y contar. No sé si por ese orden.
En fin, había quedado con Josefina Quesada a una hora, y la puntualidad es la cortesía de Chitoski. Le di dos besos a Carmen, la mano al individuo y me despedí.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Viaje a La Palma (II. Mujer palmera).

--Odio La Palma. Ni muerto quiero vivir allí --dijo rotundo Miguel la otra noche en Los Reunidos (calle Nokia). Allí dentro los hermanos judíos, Miguel y G.
El hermano Roncero, después de pedirme su espacio vital, me ofreció amistad sincera. Es de afgradecer. sabio que ha leído el Fausto completo. "No se le puede quitar ni una frase". Exacto. Fausto vendió su alma por una noche con Margarita. Romanticismo caduco. La dama de estos tiempos es una puta a la que pagas o te paga. Una mujer de mundo que ya ni pide perdón por su falta, porque su falta es una virtud y de esto sabe Charlín, de quién también hablamos en Los Reunidos. De escritores colindantes, el hermano Lizundia y ego nos interesamos por JRamallo, José Rivero Vivas, Charlín y Mr Cuervo. (Con cuervos acabó la peli de Fausto el otro día en el TEA. Los pájaros negros, inquietantes, por presuntuosos, acompañando a un perdido Fausto por los pedos del Universo.) También hablamos del Golem.
--¡Un machango! --clama Víctor Roncero, de quien Benijo (uno que conozco de oídas) dice que es la carta número no sé qué del Tarot de Marsella.
Yo me asombro. El Golem no era un machango judío. Machango es lo que tenemos en el barrio de La Maldad, donde la soledad canta un tango y la compañía un pasodoble. Como decía mi padre. La vida es un tango y la muerte un pasodoble. Y el Golem un ídolo judío, de piedra, al que dieron vida para defenderse el ghetto del enemigo, y el ídolo de piedra se volvió contra su propio pueblo. Como Moíses cuando bajó del Sinaí.
Pero me estoy yendo por las ramas con la otra noche con Lizundia, Roncero, Miguel y G. La Palma es el tema.
Subí al avión en Los Rodeos porque no había oído a un tertulanio de tev canaria, cara de cochino negro, informando de que los aviones de Bínter están sufriendo fallos en los motores. La señora Quesada me quitó el miedo a volar. En el servicio de compañía de la Academia Chistoski, Josefina Quesada en una joya, un diamante tallado por Spinoza y vale más que todo el oro del mundo. La Academia es feliz cuando piden sus servicios damas como la señora Quesada. Mujer de belleza singular. Gracias a Dios no es palmera (escribiría si esto escribiese Miguel). Las mujeres palmeras. que hace miles de años conocí, poseían la gracia y la belleza (JRamallo y José Rivero Vivas, en el ideario crítico de José María Lizundia) por una parte, y la otra parte que poseen es el dominio del menester de la mentira y la infidelidad (Charlín y Mr Cuervo, de acuerdo con el ideario Lizundia-Chistosky).
Carmen estaba separada del marido y tenía un novio que se fue a la mili. Carmen me acogía en su cama antes de amanecer, y amanecía acurrucado a su delicioso ser. También me llevaba bien con el novio. El hombre me solicitó que la cuidara cuando embarcó a Las Palmas rumbo a un cuartel. No la pude cuidar. Arrimó a su costado a un camarero sevillano.
Otra mujer palmera de mis doce años de edad fue Valleflorido (la llamo así porque vivía en Valleseco). Hermosura tan grande no he vuelto a ver nunca. Engañaba al marido en un cuarto de la casa del colegio ¿?. Una vez el cornudo no la pilló con las manos en la masa gracia a mi labor de alcahuete. Lo despisté y lo hice caminar en sentido contrario. Yo era un niño espabilado, no sé por qué soy tan tonto ahora que soy ya joven. Valleflorido me lo agradeció, y yo le agradecí conocer las escaleras del poblado de Valleseco, lugar donde se desarrolla "Okey" (un cuento de Marcelino Marichal en su ópera prima: Fuego de Siempre), donde retrata a bañistas de entonces, Miguel entre ellos.
Otra fue hija de La Palma fue Luz. Pero Luz es una historia más larga, más larga que el viaje en avión. A los veinte minutos el artefacto dejó por arriba un espumarajo de nubes y aterrizó en el extraño (grande y poco poblado) aeropuerto de la isla que odió Miguel en Los Reunidos. (Hoy en el periódico salió Puerto Naos, en el municipio de Los Llanos, al otro lado del barranco de Las Angustias.)
Paramos en Santa Cruz, donde Josefina resolvió el inicio de su negocio en la isla, y viajamos hasta llegar a Puerto Naos, después de hacer paradas estratégicas en Mazo y Las Breñas. Allí almorzamos antes de subir a Los Llanos.