viernes, 31 de diciembre de 2010

más realidad y otro sueño

Mi padre, viéndose a las puertas de la muerte, mandó llamar a Javier, párroco actual del distrito de Anaga, y detrás del cura un desfile de vecinos y allegados, en fila india, uno por uno, para despedirse. Lo peor, hablando en términos absolutos (con perdón), son las vecinas alegadoras. Me recuerdan un cuento de Y fumar puede matar, sólo que en mi historia los recados no son al disfunto para los que ya están en el más allá, sino que las dichosas vecinas, sabedoras de esto y de lo otro, es a mí a quien tupen a recados y consejos. Sí, mi vecino vasco canariensis tiene más razón que un santo. Existe lo mejor y existe lo peor. Perogrullo objetaría esa patraña de que todo depende de las circunstancias, y lo que un día es mejor, otro día es peor. Pero maldita la gracia que me hace ahora Perogrullo.
Menos peor fue el sueño de anoche, no apto para menores. Sí puedo contar que aparecían como personajes mi hermana (embarullándolo todo en esta casa, destartalando el orden ilógico que nos ha acompañado a mi padre y a mí en esta etapa de la vida, y al mismo tiempo pidiéndome comprensión y consuelo); y otro personaje era mi difunta madre, ayudándome a fregar la loza en la cocina, que fregaba una cosa y aparecían otras tres, un fregado interminable; y también mi sobrino Mundi, empeñado en mudar los muebles de sitio, y los rompía todos, uno a uno, antes de colocarlos donde quería. Y luego apareció mi cuñado. El hombre me soltaba un rollo (con perdón de Víctor) y yo no le entendía nada. "Disculpa, pero no te oigo lo que estás diciendo", dije. Y se lo tomó a mal. La verdad es que, sin querer, descubrí la estrategia ideal, absolutamente mejor, para discutir con Raimundo. En fin, sueño de recovecos y malezas y mucho entullo por resolver.
Otra cosa son los plánticos gemidos que provocaron en la banda relativista de la tripulación los cangos de nuestro Victor el pasado martes en Tijuana. Pero no tengo más tiempo hoy, odioso diario, así que quédate con estas líneas y ya en otro momento seguiré alimentando tu ninfomática hambre de palabras.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Esta tarde el libro sobre José Rivero Vivas

Esta tarde en Casa Elder (Santa Cruz de Tenerife) la presentación de un libro crítico imprescindible de José María Lizundia para comprender no sólo a José Rivero Vivas (tema del libro) sino ese fenómeno que apodan literario.
Por lo demás, aceptar las críticas, las burlas y los puñetazos en la barbilla, si no has tenido habilidad para desviar su furor, es rasgo marcado del hombre sabio. ¿No es así, frere Cuervo?.
San Andres en estado apacible estos días, de puertas para afuera y de puertas padentro.
Y las tortugas alimentadas y el Thor... ahora no sé si le puse comida a ese hideperra.

martes, 28 de diciembre de 2010

regreso

La verdad, duermo mejor en el cuarto no museo. (ver última entrada del blog vecino ¿Le gusta este jardín que es suyo?)... Ayer mi padre repiraba Jacob, Jacob, Jacob... y Sibi voló a Madrid por la mañana. Atrás dejó una comida plena con Marcelino y su padre en... ¿cómo se llama el sitio ese de La Matanza?
Oí el progromo. El germánico Herar no comprende el humor local de Victor Roncero. Más universal y judío el del hermano Lizundia. El tema más interesante, aparte de JRamallo, el caso "Marcelino Rodríguez Marichal el usurpador", lo cortó primero Cuervo Herar con un discurso correcto, pero lo correcto que no atiende a los matices no es el juicio más acertado. Es curioso porque con el caso planteado por Lizundia ("Marcelino el usupador") estaba relacionada la pregunta que el incumplidor Marcelino propuso que se le hiciera a Ramallo: el papel del editor en relación con la obra del autor, el caso de Carver, en que el editor intervino en la fabricación de la obra, ejerciendo de podador. Lizundia planteaba, tuvo que reconocer que en broma, puesto que la cosa se estaba poniendo seria, rasgo crítico en Marcelino era la usurpación que había hecho del gran narrador y poeta y periodista Chito Castellano. A este Chito Castellano yo lo he leído algo, un poco (esas diez primeras líneas de Madame Bovary que en Tijuana esta tarde nuestro hermano Roncero reprochaba a Ramallo, hablando de los episodios nacionales españoles del hombre que sacudió las alpargatas cuando se despidió de Gran Canaria, para dejar el polvo macilento canario detrás y por fin acceder a un lugar donde se aprecia el arte de escribir, no como Alonso Quesada, que tuvo que quedarse, aunque también es verdad que cuando salió, lo que vio en Madrid no le encantó su vida. (Fue a Madrid como poeta. Tenía que haber ido como republicano bananero.) En fin, los oyentes perdimos una disputa Roncero-Ramallo (hubiera ganado Ramallo a los puntos, un tío elegante, que sabe estar y sabe decir, porque sabe oír), y perdimos la disertación lizundiana sobre la usupaciomes marcelinianas, una por culpa de Ramón, que se lo tomó por la tremenda, y otra por consecuencia de Charlín el antiguo corredor de fondo galaico universal, que interrumpió, con vuelta a Marlou Diesel, el segundo libro de relatos de Marcelino, superado (estoy de acuerdo con Lizundia) por Y fumar puede matar. Menos anecdótico, más rotundo.
En fin, vitriólico diario, aquí me tiene de nuevo. Con una semana con mi hija que sólo ella, tan buena escribiendo como Ramallo y como Marcelino, narrará, si se anima. Contando ella, yo mejor no cuento nada. Ahul.

lunes, 20 de diciembre de 2010

El jueves "Y fumar puede matar"

El ordenador sorpresas da la vida. Llamo a mi sobrino Mundi de que, después de usarlo él, la cosa quedó averiada. Soy un ignorante informático, filosófico, filantrópico, pero al final consigo arreglarlo. Sin tiempo para contestar a Caramelito, a Cantimplora y a una de Las Rosas (Taco), y enredado en mil correcciones. Veo nuevos cuentos de FH, y el cuento de la vieja de la plaza, y la novelita propia de Gijón in illo tempore. Aplico la artesanía, el valor de la artesanía. Quien hace un cesto, hace cientos. A JH decirle que frene y se deje de ínfulas dramáticas. Ahora es su tiempo de leer a Rubem Fonseca, a Marcelino Marichal y a J Ramallo. Si no los lee y digiere, caerá en el río de lo mismo de lo mismo. Que se olvide de los cuentos en cartera, y sueñe y medite, para dar otra vuelta de tuerca. Si no, está perdido. Otra cosa es el viaje a Las Palmas en marzo del año que viene. A reunirse con los novelistas negros Canary Islands. Claro que me apunto.
Ramón me aconseja que le dé largas a Armando Rivero (para el programa de Radio este martes) y que llame a J Ramallo. Si pudiera asesinar a Armando Rivero, pero no. Es ilegal el asesinato. Así que quitarlo de encima, que vaya este martes y que lea sus poemas. Este antiguo amigo de Orlando, hoy enemigo. Y el miércoles, Sibisse viaja desde Madrid para presentar en la Casa Elder el jueves 23, a las seis y media de la tarde, Y fumar puede matar, de Marcelino Rodríguez Marichal. A ver si acude Ramallo, y Lizundia, y su hermano... y Adriana, la hija de Marcelino, espere un día, después del eclipse...
--Qué tal tu padre --pregunta Cesáreo en la puerta de la venta de Francisca.
--Peor que ayer y mejor que mañana --respondo.
Y pasado mañana Fernin viaja a Barquisimeto (Venezuela). Si estoy vivo y Fernin sobrevive, les contaremos cómo le fue a Fernin en Venezuela, sin Karima la marroquí.
--Chito --llama mi padre--, ven para que me lleves al baño...
En el baño un ratón. Mi padre lo aturde con el fleep y yo lo aniquilo con el escobillón. Nada que hacer tienen los ratones de Y fumar puede matar contra el Real Madrid de Mourihno. No digamos contra el Barcelona de Guardiola. Ojalá contraten a Anghel Morales como sustituto de Llorente en el Tenerife. No tendrán esa clarividencia. Pero de todos modos, el jueves en la Casa Elder, Y Fumar puede matar. Presenta Sibisse Rodríguez Sánchez, mi hija, que viene a ver a su abuelo.
Y mañana martes, radio Tijuana (Radio Unión Tenerife, 18.00 horas): Lizundia, Roncero, Herar, un servidor, y regreso de Charlín (alias Carlín) y visitante Armando Rivero, poeta universal de San Andrés.

sábado, 18 de diciembre de 2010

ayer

Soñaba algo que no recuerdo, y dentro del sueño contaba a otros el sueño. Alguien más se sumó a los oyentes y recriminó el relato de un episodio juzgándolo sin comprenderlo, sin haber oído la historia completa. Entonces empecé a contar de nuevo, y el cuento se convirtió en nueva acción, en otro cuento. Recuerdo ahora sólo fragmentos. El oleaje del mar arremetía contra la esquina de arriba, por la parte de la puerta principal, del ex cementerio de aquí, de San Andrés. No sé que hacíamos allí alguien, sin referencia real, y yo. Más tarde, me vi dirigiendo una fábrica. Recuerdo que llegaba gente para pedir trabajo y tenía que ponerla en lista de espera, porque allí dentro no había ninguna función nueva que cubrir. A la única que contraté fue a una chica, porque me gustaba, y la puse a cazar ratones, trabajo que la muchacha hacía tan mal que provocaba más estorbo que beneficio.
El único obrero "real" era JH. Este sí era bueno haciendo su trabajo, de tal modo que despertó la envidia de otro que lo retó a pelear. Quise evitar la pelea pero ellos estaban tan decididos a enfrentarse que los mandé a la calle a que resolvieran sus diferencia fuera del recinto. En esto tocaron a la puerta. Abrí. Era la muerte, en forma de hombre, vestido de obrero. Me pidió trabajo. Entonces supe que uno de los dos que habían salido caería pronto para siempre. "¿A quién de los dos vas a sustituir?", pregunté a la muerte.

En esto sonó el móvil, el móvil real, que había dejado junto a la mesanoche. Era JH.
Él estaba en el Monterrey, pero a mí me había atacado un cruel malestar y no pude acudir a tomar un alegre café de mañana. El día por la tarde-noche había sido movido. Fui a ver a Anghel, sin avisar a Ramón porque tenía el tiempo contado. Nos citamos en una sextienda de la calle La Rosa, y estuvimos hablando de relaciones humanas con la dueña, una bella y simpática señora. Con ganas de volver un día de estos a esa tienda, nos despedimos y fuimos hasta la plaza de España, donde José estaba esperando.
--Es pequeño pero se hace notar.
En una terraza de la plaza de La Candelaria repasamos las hagiografías de los conocidos comunes más célebres. Y después de un agradable paseo por los desbarajustes urbánisticos, llegamos a su casa, donde conocí a su hermano, buen conocedor de la política...
A San Andrés regresé con José. A la entrada del pueblo, dos furgonas de la Policía Nacional. Nuestros rostros serenos y respetables no levantaron ninguna sospecha. Más tarde, Chani informó que habían resgistrado la casa del Ñaca y se lo había llevado para Santa Cruz. Y por lo demás, noche de ronda con mi cuñado y mi hermana y Marcelino y Chani...
--Chito, ¿viste qué limpia dejó la casa tu hermana?
Pero no cazó ningún ratón.
Mi cuñado cuando era peón tenía jefes que no servían para nada, y cuando fue jefe tenía que hacerlo todo él mismo. Es impecable en todos los oficios que ejerce, incluso en el de tocar las narices. Por fortuna, apareció Marcelino, el antídoto ideal contra esa su virtud.
--Cuando yo navegué en el Pacífico... --cuenta uno.
--Cuando yo navegué por el Guadalquivir... --replica el otro.
Ni Conrad ni Melville. Mi cuñado y Marcelino. Los grabas y obtienes las mil y una maravillosas aventuras marinas.
Cuando Raimundo viene a San Andrés, todos nos alegramos (incluso un cuñado es una ayuda en momentos adversos), menos Thor. Le tiene manía porque quiere encerrarlo en la azotea.
--Como me enteré que vuelves a mear en el comedor, el que te encierro soy yo --le digo.
En fin, ignominioso diario, ya tienes bastante por hoy. Mañana más.
--

jueves, 16 de diciembre de 2010

correcciones

J estuvo hoy por aquí, enseñándome a hacer un potage. "No has corregido casi nada", dijo. Si no fuese buena gente, le hubiera cortado el cuello. 50 páginas no son nada, según él, a tres horas por página. Compromiso fácil, sufrimiento largo. Más potable las aventuras que me contaba de cuando estuvo encerrado en un confesionario de la catedral, y hundió en piche la figura del adelantado, o cuando pintaba por ahí con sprays frabricados por él con botellas de cerveza. "Cubillo me llamaba el pintor, y eso me cabreaba". No, lo que me dio a corregir es el desarrollo de una idea política con páginas político filosóficas jeroglíficas. Ay, J, y ni siquiera fue conmigo ayer a Icod a arreglar la gotera del techo. Para descansar de ese calvario, corrijo lo propio. Una novelita que recuperé, de tiempos antiguos, de hace unos veinte años. Semana Negra y Festival de Cine de Gijón en el telón de fondo. La música deleitaría incluso a Víctor, si no fuese por las palabras cochinas, música wagneriana. Pero no sé si un autor ha odiado nunca tanto a su protagonista. Qué falta de escrúpulos, qué maldad, que inhumanidad. No rompo la novela porque la música la salva. Si no. Hace tiempo que quiero dejar de escribir y ponerme a pintar o a nada. Hacer algo más bondadoso, con más aire, más alejado del ruido y la furia y etc. La alternativa al farragoso arte de la palabra es el silencio. El silencio real. La no palabra. Algún día, tal vez cuando ya no haya otro remedio que el silencio.

abonando el hielo

Desde que a Bibiana Aído la echaron a dormir en un colchón sin garbanzo, poco me importan los asuntos del Gobierno. La miembra era mi ídolo en negativo, mi heroína acocainada, mi despertadora de sueños ilegales. Rubalcaba no me inspira ni eso, y eso que tiene también su sexi dandi subido, subido del gris al negro. Amarillo de siga la raya, sin embargo, es la templanza de míster Zapa y pupurina la magia del doctor Tero. Blanco, por supuesto, el señor Blanco. Carme Chacón, pase usted primero, señora de azul. Y de rojo madrid, la trinidad de los asuntos exteriores. Y a dos mil km al sur de la civilización, Paulino verde que te desquiero verde, junto con la verde Orama de la triste rama. Y yo, sin color, contagiado aquí ahora, hablando de politicos. Los veo en la pantalla del cuarto de mi padre, y tienen caras de decir hasta usted (por yo), hacendoso caballero, puede hablar de nosotros. Un día de 2013, saldré a pasear con Thor, según mi amiga la brujera cubana, y los gastados colores habrán desaparecido. Pero antes procuraré tomar a Ramón por la palabra y viajar al Sur, siempre al Sur.

(Armando Rivero, poeta de aquí, quiere ir el martes a Tijuana.)

miércoles, 15 de diciembre de 2010

otro aire está llegando

Cuando Rayko le dice a Chani "llama a jesús", la portada de Identidad Fragmentada se convierte en un fragmento de culto. Ay, si yo pudiera contar. Lo que puedo contar esta noche es que Orlando me aturdió para que le buscara lo que dijeron de él en relación con el evento del Ateneo el otro día. Y luego me dictó la contestación. Por prudencia, elegí como okupa el blog del antiguo okupa. Casi estuve a punto de abrir un archivo y decirle, "venga, poeta, sigue hablando", como la secretaria y luego esposa de Dostoiesvki cuando el ruso escribió, dictando, Memorias del subsuelo. Hay gente que cuando habla tiene más estilo que cuando escribe, y eso lo sabía Celíne y algunos más. Pero no estaba por la labor. La noche es extraña y Bukovski se ha ido a apostar a las carreras de caballos. El Castillo sereno, el Monterrey también. Pero un efluvio de otra realidad flota en el aire.

martes, 14 de diciembre de 2010

Cuéntame...

--Cuéntame qué cuenta el español ese... un vasco españolista es pa matarlo --inquiere Orlando.
--Si en Marruecos las mujeres son tan guapas como tú... --inquiero a Karima.
--Guapísimas --afirma Karima.
--A ver, cuéntame qué dice el zumbado ese... va a tener que ir pal país vasco... Cuatro bajaron a darme la mano, y un quinto... el español vendido ese, deja que lo coja... primero quiero saber lo que escribió el capullo ese... y el público que aplaudió, el pueblo tiene razón... y la próxima vez no será como las anteriores, le diré...
--Tú también eres español --interviene Chani--. Lizundia es buena gente. Conmigo es buena gente... No te disgustes, Jesús, con Orlandito, que está loquito...
--Perdigón...
--No me digas que te reuniste con Perdigón --digo--. Joder, tú formabas parte de una jauría de hienas...
Esto fue después de ver a José Rivero Vivas al bajar de la guagua. San Andrés la nuit. Despropósitos en el Monterrey.

De qué sirve todo esto?

--Antes los envites era jugar a la baraja, y ahora es discutir un problema --dijo mi padre, viendo un programa en la tele.
Pues será así, supongo. Como supongo que hay alguien que ya no lo visita porque ya lo tiene todo en su poder.
Así es el viejo, así somos todos. Defendemos lo indefendible, como abogados que ponen a prueba sus mañas e inteligencias sirviendo a quien tiene todo en contra. El mérito de los más listos en un mundo sin espíritu.
Suena el móvil:
--Hola, soy Rosa, de Paliativos... llamaba a ver cómo estaba su padre ... Si hay algún problema, mi niño, pides una cita...
Problema con la Braun batidora. La hija de su madre, la más cara de Martínez (frente a la pobre plaza de toros), hace agua por el fondo. Más coñazos en la agenda. Y quien ya dispone de todo, elude toda responsabilidad. La sabiduría de mi padre también hace agua. Tiene razón aquel: hay veces en que el sentimiento irracional no es el mejor consejero.
Y esta tarde La Puerta. Radio Unión Tenerife. 18.oo horas. 95.3. Por mi parte, al margen de lo que se hable (poco por mi parte tengo que decir ahora), un rato con los adversarios es buena hora.
Y mañana con Jaime, el de la Makaronesia, a Icod. Aprovecharemos para ver una exposición de Marianella Aguirre. Después de arreglar goteras en el techo. Jaime entiende de esas obras.

lunes, 13 de diciembre de 2010

desvariando

No molesta el crítico idiota que denosta la obra de alguien que merece la pena. A lo mejor, no es tan idiota, sino que ha recibido dinero por debajo de la mesa. Parece que no, pero en esto de la literaputa también se mueve dinero negro, al margen de caciques provincianos que huelen el culo de su madre en un Madrid más literariamente potable, digan lo que digan. En fin, el crítico de marras será recordado por su improperio baldío. Como el orden democrático por su ajusticiamiento a una obra que los superará como agua sucia que es. Recuérdese la flores del mal y madame Bobary, como precedentes egregios de... cómo se llamaban. Ya no me acuerdo los nombres de esos que fueron impropiados por los voceríos niñas bonitas de un PSOE más amargo que el Amargo de aquel carnaval de Belén Esteban y etc. Lo que más incomoda, es el crítico competente, sabio, él mismo un buen escritor, que elogia la obra de un batata, que apenas llega a papa algunas veces.
Pero no es de eso de lo que quería hablar, sino de un viaje el otro día a Suculum, con las viejas Francisca y su hermana Julita. Un viaje iniciático. Ojalá pueda encontrar las palabras apropiadas y contarlo uno de estos días, en honor de Javier Hernández, que deserta de La Puerta y, a partir de Enero, se entrega a los viernes con un nuevo programa en Radio Tijuana.
Y hablando de Radio Tijuana: pensaba llamar a J Ramallo para este martes, pero aún no he podido terminar su libro. Demasiado auténtico. Cada cuento es como una dimanita, cuyo punto y final deja lugar a la imaginación, al fósforo, a la llama, a la explosión. Son cuentos que no se pueden leer de corrido. Que me disculpe el desconocido amigo Ramallo. Cuando termine su libro lo llamaré. Algún día se hará justicia en esta república bananera, y entonces en lugar de paulinos y oramas, tendremos ramallos y marcelinos y algunos más, auténticos como Alonso Quesada o Emeterio, y no esos cultos mamarrachos y tumbados en la tumba de su propia cobardía.
Así que mañana, diosmediante, un programa sin definir. Espero que acudan los hermanos y mi hermano Ramón. Amén.

paz en el clan

No todo viento siembra tempestades. Hay discusiones que restituyen el respeto dentro del clan. Aunque los clandestinos actos sigan su curso secreto. Paradoja en esta época de cristal, donde no hay sombras sino ignorancia. El mundo que rueda hacia su rotundo apagón. Allí todos seremos iguales, y entonces por fin el triunfo real de esa ley que llaman de la igualdad. Todo lo demás, palabras que se lleva el viento, o la tempestad.

sábado, 11 de diciembre de 2010

·no escribir más" (Gil de Biedma)

El papel aguanta todo lo que le pongan, recordaba Antonio Bermejo. El escritor debería escribir como si lo hiciera sobre una piedra. Sin palabras de más, sin sílabas de menos. Sé por qué digo esto, pero prefiero callar. En boca cerrada no entran poetas mediocres. Perjuros encoñados. Tumbas sobre las que escupir. Gloria de vacuidades en las alturas. Ciudad del frío.

Ahora que estoy sentado

Ahora que estoy sentado puedo seguir contando lo que siempre cuento: cómo las sardinas persiguen a los perros feos y las liebres se comen a los tiburones.

Ayer quedé con Cuervo Herar que me recogió en la puerta del Corte Inglés. Tuvo que esperar diez minutos por mí, pero la policía no se metió con su Mercedes deportivo de dos plazas y una capacidad de 300 km por hora, con brillante chapa dorada. Y como Ramón ya está acostumbrado a mi inevitable impuntualidad, ni una mínima queja sobre esa ausencia de cortesía de los reyes. Una maravilla viajar hasta San Miguel de Abona en un cacharro semejante. Diez minutos recorriendo, casi volando, la hora de poder (maravillosa luz del fin de la tarde) por la autopista del Sur. Ramón, conocedor de recodos, a la salida del autopista eligió atajos con historias y como en un sueño llegamos a la Casa del Capitán. Saludamos a Quico, a Charlín, a Antonio Núñez, a más gente, y a Javier Hernández, protagonista de la noche. A pesar de la añorada ausencia de Anghel Morales, se presentaba el libro, ya célebre en este la flor etc , Los días prometidos a la muerte. En la mesa, junto con Javier, el concejal de Cultura del Ayuntamiento (Valentín González Évora) y Ramón, quien hizo un discurso impecable, desde el arte de la ficción en general hasta desentrañar resortes que sostienen Los días..., después de recorrer brevemente el significante social y significado literario de la obra publicada de Javier Hernández. Por su parte, Javier, enemigo de la brevedad (gracias a los dioses y a Anghel Morales, pues sólo contó con mes y medio para escribirlo, el libro son trece cuentos y no trece novelas río) habló, sin parar a tomar un sorbo de agua, calculo que cuatro horas y media. Y el frío de la cumbre entrando por la puerta. Por fortuna no había en la sala ningún asesino a sueldo, y digo por fortuna porque lo que vino después nos levantó el ánimo a los oyentes, sacrificados por la crueldad discursiva de nuestro autor. Cuando un buen vino está esperando en el patio, ni a Cicerón le perdonaríamos una catilinaria que durase más de quince minutos. En fin, también se lo perdonamos porque el libro ya forma parte del arte de la ficción que vale la pena conservar.

En el patio, junto con el vino, de la tierra de Abona, camaradería y nostalgia por los amigos ausentes. Y lo que vino después, aún mejor. Ramón, Quico, Antonio, Charlín y yo nos fuimos a cenar a Casa La Vieja, un lugar indescriptible, con un comedor junto al lagar (hoy en no uso) más grande de Tenerife, y más allá, un salón llamado El Viejo y el Mar, lleno de inimaginables mosntruos marinos, afortunadamente disecados, y en el piso de abajo un lugar que el dueño llama El Infierno. El conejo no estaba del todo bien preparado, según el buen juico y el acertado razonar de Quico, pensamiento del amante del blues que estaba de acuerdo con el paladar de todos los demás. Dos hechos borraron esa deficiencia en la mesa. Uno: el relato impecable y tragicómico de Antonio Gómez Charlín, contando de viva voz su historial de concubinas, con pelos y señales. Lástima no tener memoria auditiva: el relato oral de Charlín hubiera desterrado todo lo que he contado hasta ahora. Y dos: la bajada al Infierno, donde una barra de bar nos recibía con variados y enigmáticos rones del Caribe, entre los que reinaba uno llamado Barbancourt, reserva especial de Haití. Hasta Charlín bebió. Y él y el dueño siguieron hablando de las virtudes o desvirtudes de los distintos países. No diré los que quedaron en peor lugar. Sí los que fueron elogiados por sus excelentes frutas, entre ellos Brasil y China.
De madrugada, nos dispersamos. Ramón enfiló el deportivo dorado hacia el este de la isla, esta vez con velocidad de crucero, al cobijo de una noche estrellada. Regresamos al lugar donde los hombres no son inocentes y las mujeres no dan puntada sin hilo. Otra historia. Otro día.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Cada mago tiene su día

La tabla de filosofal del mago no es su cuñado (como quisiera Andrés Chaves) sino su hermana. El cuñado no es sino una adyacente tangencial de la historia del mago. La hermana normalmente es la bruja sin arte, la tocavainas, la que cree saberlo y dominarlo todo y no domina ni su propia petulancia de mujer canaria, hipertrofiada, hipertensa, hiperconeja. Pero hay días en la historia del mago en que la hermana hasta cobra un valor humano. Como hoy. En la cocina. No intenta liar la madeja sino que habla con sabiduría y sobriedad. Entonces el mago se solidariza con la hermana y olvida los malosentendidos. Días que se acompañan además con un viaje al hotel donde Anghel Morales disfruta de unas espléndidas vacaciones, con una sirvienta de blanco que es tía sobrina de un antiguo amigo, con el que recibió oro de Legrá, el boxeador de aquellos tiempos. Y además recibe una llamada de Ramón Herar, con el que mañana irá a buscar al pujante Charlín para acudir a la Casa del Capitán, donde Ramón presenta el reciente libro (Días prometidos a la muerte) del pugilista negro Javier Hernández. Allí nos vemos, menos los que no tengan otro remedio que acudir al Ateneo de La Laguna, a oír los versos de Orlando Cova, ínclito amigo del mago en el pueblo de San Andrés, donde ayer apareció la luz del fin del mundo, pero hoy amaneció, como todos los días. Y en la tele cantos navarros, con esa gente que te llega al alma, nobleza navarra.
Buena suerte, como dice el colega Rojas, desde este lado del ordenador.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

José María Lizundia Zamalloa

Algunos me critican mi devoción por este escritor. Incluso cuando defiende lo que uno atacaría o ataca lo que uno defendería (raras ocasiones, y en un 50% más llevado por la emocionalidad que por la racionalidad), no dejo de admirarlo. Su discurso es convincente, bien trabado, con un estilo peculiar que domina sin caer en el amaneramiento, y deja a este lector con deseos de conocer más aquello o aquel o aquella de lo que habla. En fin, no es correcto admirar a quien se sienta a tu lado, a quien está ahí llevándote la contraria, a veces llamándote ignominioso, a veces adverso y todo menos bonito (lo cual añade encanto a un masoquista), y además te borra como vecino y... y ya está bien de elogios. Algunas críticas tendría que hacerle, pero ahora no pienso ninguna que sea válida. Pero esta entrada para decir que, junto con su hermano, a mí me complace tenerlo otra vez de contertulio los martes. El Bosque ha ganado con su regreso. ¿Quieres que lo pormenorice? Otro día, diosmediante. Estas líneas para aclarar lo que siento, lo que pienso, y no me den más la lata. Yo eligo a mis amigos, aunque ellos me denigren. ¿Vale?

luces letales

Dos mujeres atacaban a uno esta mañana en El Castillo. Lo insultaban, lo golpeaban, y el hombre aguantaba porque no quería levantarle la mano a ninguna mujer. La furia iba in crescendo. Y una de ellas llamó a la policía. Cuando llegó la policía, ella le dijo que el otro la había golpeado en la boca.
--Pero si usted no tiene ninguna marca en la boca.
Me ofrecí de testigo. Cuando la poli se retiró, y de regreso a casa, esta vez fui yo el objetivo de los insultos. Prudentemente pasar de largo y ni mirar.

Luego hablo con otra mujer con la que tuve anoche dos palabras. Parecía que estaba grabando la conversación para quedarse bien puesta. Fantasías en colores.

A las cinco de la mañana, contaron, apareció sobre el mar una luz de gran tamaño. Yo no la vi.

"La luz del fin del mundo" podría ser un título para una vieja novela que escribí en Gijón, que recientemente pude rescatar. Buf, muy buena pero cuánto... me puse malo leyéndola.

lunes, 6 de diciembre de 2010

de memoria

Paulino Rivero, dos días después de bajarse los pantalones con el Gobierno central, critica al mismo Gobierno de bajarse los pantalones, raíz del conflicto del Sahara.

Los controladores consiguen lo que en septiembre no hicieron los sindicatos del Estado, presuntos defensores de los trabajadores. (Leer la última entrada en el blog de Azena, para completar información).

Una señorita habla con una amiga de que sale favorecida en el reparto de un pastel.

Un señorito toca los timbales, malcriado por una madre que ha colaborado en convertirlo en machango engreído y caprichoso.

Javier Hernández, por voluntad propia (no del pueblo ciudadano) se retira del Bosque.

Y hablando del Bosque...

Este martes en La Puerta (Radio Unión Tenerife), por sugerencia del tripulante Víctor Roncero, invitado: Fernando Pérez Rodríguez, autor de El bufón de los dioses.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Sobre El bufón de los dioses

Fue Víctor Roncero quien sugirió invitar a Fernando Pérez Rodríguez a Tijuana el próximo martes. Espero que Ramón relate el ágape de la presentación del libro a la que no asistió, pero si al ágape junto a la plaza El príncipe, junto con Víctor. Lo siguiente es, más o menos, lo que leí la tarde de ayer en la Casa Elder, donde tuve el honor de presentar la novela, junto con Anghel Morales y el autor.

Arbitrariamente acordemos que el novelista reparte su inmensa y múltiple personalidad entre todos los personajes de su obra, a uno una parte y a otro otra. Si esto es así, nadie mejor para tomar como ejemplo, que Fernando Pérez Rodríguez, y en concreto, su opera prima El bufón de los dioses. Fernando, en esta obra, principalmente es un constructor de personajes. Cada uno tiene su peculiar sicología, y una historia personal que habla de ellos mismos y de quienes lo rodean, o lo han rodeado. El autor, como hemos convenido, se reparte en sus personajes: en los principales, en los secundarios y en los terciarios. Empecemos por estos últimos, los terciarios, los que ocupan un tamaño diminuto en el telón de fondo de la novela. Entre estos, el ejemplo más llamativo es uno a quien el autor llama El Guarapo, individuo marginal de Santa Cruz (esta ciudad moribunda desde que sus administradores políticos desolaron la calle Miraflores). El Guarapo vive en lo alto de una palmera, tocando el violín a la luna hasta que los vecinos se mosquean y llaman a la policía local, quienes basta que lo amenacen con avisar a los bomberos para que el hombre deje de dar la lata con el violín desafinado, quedándose sin más deseo de que alguien ate al cuello de una botella de ron el extremo de una cuerda cuyo otro extremo está en las manos de este borracho soberbio llamado El Guarapo, ejemplo glorioso de todos los que somos borrachos en esta triste ciudad. Y ahora pasemos a los personajes secundarios, cuyo especimen más palpable es un ex policía corrupto, hombre misógino que nos atrae por su falta de piedad, de conciencia cristiana, y de moral incluso kantiana, acompañado siempre por un perro atravesado que está hecho a su imagen y semejanza. Y otro personaje secundario: la madre del protagonista (Rafa), típica madre canaria, que merece que la entierren viva y cuyo hijo en sus manos se convierte en una piltrafa, en un fantoche engreído, en un machango maleducado, a menos que el pobre niño decida poner tierra por medio y dejar atrás miles de km a su p... (con perdón de Víctor Roncero) madre. Madres canarias aparecen varias en la novela, y a cual peor, con perdón de las madres canarias que estén aquí presentes entre el distinguido público. Es verdad, para consuelo de vosotras (perdón por el godismo), que nuestro autor las trata con una conmiseración y una ternura que, si leemos entre líneas, no merecen. En fin, hasta ahora hemos visto personajes terciarios, diminutos, que despiertan nuestra simpatía, junto a personajes de tamaño mediano, secundarios, que, a pesar de las críticas que podamos hacerles, despiertan nuestra compasión. Y ahora abordemos a los personajes principales, a los que están en primer plano. A unos los queremos bien, a otros no tan bien, y de otros nos alegramos, porque somos lectores malvados, de la suerte adversa en que caen, empujados por la ley de la vida, la justicia del destino. El caso más exigente de este destino adverso es el siquiatra o psicólogo Arturo, un escapado de La Argentina del Corralito, y que se abre camino ejerciendo de gurú entre las confiadamente estúpidas mujeres de esta ciudad de Santa Cruz, o del Santa Cruz que ficcionamente retrata nuestro autor. A este argentino Arturo, en mi lectura de la novela, lo he dejado, después de disfrutar de la admiración mujeril, olargando un desvariado discurso desde la fuente de la plaza Weyler, y posteriormente detenido por un policía local que anhela darse a valer a los ojos de su compañera policía femenina que lo acompaña. Mi lectura de la novela va por la página 326, y por lo pronto el dichoso argentino, curandero del alma de la mujer humana, yace en un calabozo de la comisaría. No sé lo que el autor le depara en las próximas páginas, pero por mí que se quede en el calabozo y que se convierta en santo, si es que puede.
No. He recordado mal. No está ahora en el calabozo. Su delito no es tan grave, así que lo han soltado y, en realidad, ahora está dando la lata, junto con el ex policía corrupto, a la puerta de un convento de clausura de La Laguna, intentando conectar con su novia Yaiza. Yaiza, ah Yaiza, heroína de la novela. Caballo trotador que le pone el punto de arcoiris. Una joven mujer desenvuelta, de buen ver, inteligente, con carácter, pero que sin embargo comete la torpeza de enamorara se ese argentino Arturo. Yo no he podido evitar enamorarme de Yaiza. La vemos en un carnaval, un típico carnaval de deseos desbocados, donde hasta las madres canarias olvidan su condición materna e intentan revivir su juventud de ansias carnales. Y luego vemos a Yaiza trabajando para un tal Zacarías, un personaje abyecto, ignominioso, baboso, deplorable, con una maldad que no llega a los tobillos de ese gran malvado que es el ex policía corrupto de esta novela. Y posteriormente vemos a Yaiza, a esta diosa del amor que ha estado esperando una cita junto al reloj de flores del parque, refugiada en un convento de clausura de La Laguna, un convento inexpugnable para el policía corrupto y para el policía Arturo. El motivo de que Yaiza se esconda en este convento hay que buscarlo en Rafa. Y con Rafa hemos llegado al protagonista de la novela.
En El bufón de los dioses no encontraremos Crimen y castigo, ni Guerra y paz, ni siquiera El túnel. No encontraremos aquí esas profundidades. Y tal vez nos alegremos de no encontrarlas. Porque a veces nos cansamos de que nos hablen de las profundas llamas del infierno y anhelamos quedarnos en la superficie de la vida. En esa superficie que relatan novelas antiguas como Madame Bovary o La regenta o Milagros de Cuba, novelas que no tratan de las profundidades sino que dan orden y concierto a la complicada superficie de la vida. El bufón de los dioses está en esta categoría de novela. Nos ayuda a ver lo obvio, lo que está junto a nosotros, al otro lado de la fachada inexpugnable, que también es la nuestra.
Fernando ha construido personajes, los ha dispuesto como piezas sobre un tablero de ajedrez, y los ha puesto a jugar, para irlos destrozando, hasta ahora, hasta el momento de la página 326. La verdad, la conclusión hasta ahora, es que el autor de este libro está loco. Desprecia tanto la cordura que es capaz de escribir un libro con una lógica aplastante y luego reírse de esa lógica.

buenas noticias

En fin, esta entrada para anunciar que, después de fundirse la anterior, ahora dispongo de nueva pantalla, sin penumbras, en cinemascope y color de luxe. Gracias a Anghel. Y también gracias a Anghel, hoy llegó a San Andrés el primer ejemplar del libro de Lizundia sobre José Rivero Vivas. Y ahora a comer, macarrones con... ya veremos. Cocina Campanilla.

sábado, 27 de noviembre de 2010

IDEAS VÓLATILES

La pantalla prehistórica de que dispongo no me permite bloguear (vale la palabra si no me corrige Azena). La importancia del diseño para pantallas borrosas. Leo bien los textos de Ramón, y los de Lizundia cuando escribe en colores, y los de Anghel cuando escribe en coplas. No puedo leer apenas el escobillón, también mal el zoo, etc. Tengo que ir a casa Marcelino si quiero leer blogs a raudales. En un tiempo fui adicto a los culebrones. Allí está la destreza del buen narrar. Y la buena construcción de personajes, y algunos incluso tienen diálogos sabrosos, o como diría el otro: frescos y divertidos/tristes/filosóficos/ ... Cuentan que hay millones de blogs, pero también hay millones de libros. Según eligas, según actúas en esto de la escritura. Esto es ese lugar del que hablaba Dostoievski en El jugador, "ese sitio donde se reÚnen los escritores a copiarse unos a otros". Y no digamos de los agazapados, como nuestro Alberto Linares, digno ejemplo del buen acechador, recogiendo recortes. La literatura blogg es el regreso al siglo XIX. Los siglos son como las generaciones, según el tópico/verdad que corre por esos mundos: "Los hijos matan al padre y resucitan al abuelo". Un siglo rechaza el anterior y aprende y ama al anterior del anterior. Eso incluso está sucediendo en muchas novelas. El bufón de los dioses, sin ir más lejos. Una novela del siglo XIX (en el mejor sentido) con escenarios y personajes del siglo XXI, el de la solidez de las nuevas tecnologías. ¿Mentecateces, dices tú? Sí, vale, pero también el triángulo es una mentecatez inexistente. Como el no ser, como la nada. La novela del siglo XIX es contraria al no ser y a la nada. Los hechos pueden ser bochornosos, heróicos o románticos, pero son, están ahí y no tienen cabos sueltos. La lengua literaria se alimenta del habla. Y el habla se alimenta del conocimiento.
En fin, déjame no seguir pensando. El día uno presentamnos El bufón de los dioses. Una novela de fresca y divertida (como dice Lizundia) lectura.

viernes, 26 de noviembre de 2010

la policía quince...

La policía quince veces con el coche patrulla por la calle La Cruz. No, no están vigilando a José Rivero Vivas. Los escritores han dejado de ser peligrosos. Si alguno levanta la cabeza, le aplican la ley X, y ale. A callar la boca o te quitamos las prebendas. Total, como las cucarachas debajo de un contenedor de vidrios. Lo levantan y un cuadro en movimiento. Todas buscando donde esconderse. Los escritores lo mismo, pero buscando donde brillar más. La destreza se aprende, el estilo se elige y la energía ni se crea ni se destruye. Hay leña pa rato. Pero el fuego está frío.
Y Ferni está triste, meditabundo. No van clientes, no va la marrokí Karima. Una de dos, y el mar se llena de barcos fondeados. Viento. Lluvia. ES una tontería, pero tengo que decirlo. Urgencia funciona bien, el Hospital de paliativos funciona muy bien. ¿Dónde está el problema? Yo sé dónde está. Está en el olor. No en la madre que clama porque le han quitado a su hija y tienen que amarrarla a la camilla. El problema es el olor. El olor a medicina. La policía quince veces...

jueves, 25 de noviembre de 2010

dos poemas de chani, uno del Fatiga y otro de Chani, en bar Castillo

Amigos

Esta no será
la última noche.
¡Será la primera!
Después de tantas noches
siempre será
la primera noche.

*

Verdad desviada

Durmiendo estaba
la niña. Se cayó
de la cama.
¡Vio la realidad!
Contó las ovejas
y volvió a dormir.

*

Jesusote se tocó un pajote
y por eso viene
too rebujao...

*

Gallinero

Cuatro listones
para un gallinero.
¡Quince gallinas
para cuatro listones!
Listones y gallinas:
verdades y medias mentiras.
Gallinas y listones.

--Un día vuelvo por la radio para que que tu amigo Enjundia sepa la voz del pueblo --Chani.
--Lizundia --yo.

--Pos Lizundia... La voz del albañil, y de tal cual y tal cual...

Y mejor no cuento la historia con Marcelino el piloto esta noche, en S/C envidiosa de Las Palmas, y la vieja que contrató a un negro, en Cajonera City, ni los sucesos en el hospital del tórac, ni...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿?

--Qué tal tu padre?
--Mal.
--Te llamaba para que me des el número de Curbelo... y el próximo ¿cómo vas a estar? --no sé cómo estoy hoy y me pregunta cómo voy a estar el próximo martes--... ¿podré ir yo?
Pienso que la historia estaba mejor cuando nadie se interesaba por esas tonterías de la radio. No sé si cantar un bolero o colgarle el teléfono.
La conozco de lejos, su egocentrismo atroz, su izquierdismo progre, su aguachirre anímico...
Sí o no no es siempre la posible respuesta.

martes, 23 de noviembre de 2010

equipo entero

"Somos fuertes. tenemos cualidades, somos los mejores, nadie nos puede ganar". Así habla Mourinho, y parece como si estuviera hablando de La Puerta. Somos un équipo sólido, siempre lo hemos sido, y si uno falla, ahí están los otros para cubrir los huecos. En su día lamenté la fuga de Victor and Lizundia. Son los extremos, izquierda y derecha, que aportan la necesaria confrontación. Sin confrontación no hay novela, no hay teatro, no hay película. Metafísca, física, platonica o aristotélica, la confrontación es el alma del juego.
Defensa central, dando respiro al portero, Javier Hernández.
Revoltoso en la media punta, Charlín.
En el medio campo, recogiendo y repartiendo juego, míster Herar /hoy en ausencia forzosa).
Comedido y ojeador en la defensa, ahora lesionado, Juan Royo.
Y por si fuera poco, un suplente de lujo y un consejero deportivo con la sabiduría de la estrategia a seguir: Anghel Morales.
Y yo hago lo que puedo, que ahora no es mucho pero mantengo el tipo. Sé que necesito un descanso. Seguramente después de las visitas de J Ramallo, si puede ser el segundo martes de diciembre, y Marcelino Marichal, el tercer martes.
No pudimos poner el cd que nos bajó Ramón, Rafa no acertó o no lo acepto la máquina. Hubiera estado bien. Mejor que el poema del testamento del burro. Me gustó más cuando lo leí en voz baja.
Y como dijo Víctor, cordero al horno y ver un equipo entero con el regreso de los amigos prófugos.
De los tipos de amistad, hablaré otro día. Similitudes y diferencias entre el amor y la amistad. Salud.

lunes, 22 de noviembre de 2010

LA VIDA SIGUE, Y MARTES EN RADIO TIJUANA...

--Chito, el viaje a Icod déjalo pal lunes, que viene Juana y va contigo.
--El lunes tienes médico.
--No, llama para cambiar la cita. Diles que me caí y que estoy dolorido.
En fin, ya veremos. La corrección de la obra del amigo político makaronés me tiene la cabeza llena de ozono.
Otro que tal baila, el poeta Orlando.
--Tienes que venir a casa a ver 28 páginas, es urgente, necesito que me las ordeneS.
Tres días con lo mismo, tres días que no, pequeño poeta, que no tengo un minuto de respiro, y el poeta, como un cura, dale que dale. Pienso en el asesinato no como una de las bellas artes, sino simplemente como una necesidad corporal. Y bueno, me decido a ver esas malditas 28 páginas. Lo llamo, está en el Monterrey. No, ahora no que estoy hablando con Deivi. Lo dicho, asesinato sin contemplaciones artísticas, o conseguirle la tapa de la bañera, y obligarlo a cumplir su palabra.

ESTE MARTES en Radio Unión Tenerife, La Puerta prevé celebrar el regreso de los hermanos Víctor y Lizundia, y saludar la nueva visita de Charlín. Así sea. 18.00 horas, etc. etc.

sábado, 20 de noviembre de 2010

partes y recuerdos de un negro corrector

Ayer mi padre se cayó en la azotea de las ratas. Bajo por la escalera de mano a recoger las ratoneras vacías y cuando subía perdió pie. Pero las enfermedades son celosas. No quieren que su víctima se despida de este mundo con un golpe en la cabeza, parece como si hubiesen firmado un convenio con la Muerte. Pero el viejo quedó baldado. Y perdió el apetito y las ganas de hasta ver el partido del Madrid de Mou. 5-1. Los leones quedaron reducidos a gatos.



Por la tarde me llamó Julia Gil, que presenta un libro de relatos el lunes en Casa Elder. Me trabajó para ir el martes a radio Tijuana, al programa La Puerta. Lo siento, amiga, los micrófonos el martes próximo están todos ocupados, presuntamente ocupados. Y el próximo del próximo, creo que también. Próximos invitados, si hay suerte y salud, J Ramallo y Marcelino Marichal, uno detrás de otro.



Sigo con los trabajos de negro y de corrector. Uno ya casi lo terminé. El otro, va pa largo, a pesar de las prisas de la parte contratante. Hoy recordé un tiempo en que corregí un libro en que arquitectos célebres explicaban y defendían su arte, Calatrava entre ellos (Aunque yo preferí a Niemeyer, ahora no recuerdo por qué). Me aficioné a la lectura de las ciudades. Leí mucho sobre la cosa, e hice un proyecto que... ya desapereció como el último tango y el último mohicano.



Y nada más por hoy. Iván el flaco sigue reventando a la Tijuana del Castillo y, hoy sábado-domingo, otra vez baile en la plaza. Música, maestro.

jueves, 18 de noviembre de 2010

tres párrafos

El localista Chéjov defendía el localismo, qué cosas. Si quieres ser universal cuenta lo que pasa en tu barrio, decía. De su barrio escribieron los grandes, empezando, es un decir, por el Dublín de Joyce, y qué autor más localista que Juan Rulfo. Por no nombrar a Borges, que después de sus metáfisicas transigió al exotismo de su barrio vecino. Todo lo que no es floklore es pedantería, creo que alguien lo dijo. No sé si con autoridad. Pendantería es admirar a Malcolm Lowry y olvidar a Isaac de Vega. Aunque también es cierto que suicida es no leer a Malcolm Lowry. En fin, no sé por qué me da ahora por repetirme. Me asombra que gente con estilo defienda un español estilográfico. En fin, es mi asombro. Nadie está obligado a compartirlo.

Dos noticias, sin embargo, que animan entre tanto universal despropósito. Dos noticias locales. La inminente llegada del libro de Lizundia sobre José Rivero Vivas, persona por la que siento un gran aprecio y admiración. Como lector prefiero a los narradores J Ramallo o Marcelino Marichal, entre pocos otros autores locales. Gusto plebeyo, seguramente. Nunca pude con el Ulises, y si en otro tiempo y otra dimensión escribí una novela que el amigo asturiano José Luis García Martín comparó con el Ulises, fue para denigrarla. A él tampoco le encantaba esa novela estreñida de abalorios lingüísticos. En fin, en mi caso la novela tal fue más una deficiencia que un proposito calculado. Demasiada pretensión para un mediano carpintero. Gracias a escritores como Thompson, Fonseca y otros encontré un camino con corazón, por lo menos por el que prefiero andar. En fin, críticas aparte, este pueblo necesitaba la reivindicación no sólo de la figura humana sino de la obra de José Rivero.

Por alguien que tiene que ver con la otra buena noticia. El regreso de Lizundia and hermano a radio Tijuana, que milagrosamente se une a la vuelta de Charlín, aunque este nunca se ha profugado. Al zapato le faltaba betún. Ellos lo tienen, ese betún, además de gracia, armonía y saber. Si alguna vez los molesté, que sí los molesté, a los tres, reitero las disculpas y aquí gloria y en la radio buenos programas, charlas, discusiones y enseñanzas, etc.. Bienvenidos.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

trazos para seguir palante

Hoy con Anghel, José Rivero y el autor de El Bufón de los dioses en el Monterrey. Espero que Anghel haya disculpado que uno tenga el cerebro como una ensalidilla rusa y convertido en un torbellino sin rumbo. Fernin estaba peor. Karima, la carismática marroquí Karima, no fue hoy a trabajar.
Chani contó lo que le había pasado el otro día en la plaza, cuando el baile del sábado. Un celoso le dio un tortazo. Lo miró de soslayo.
--Lo mejor que hiciste --le dijo el hermano.
Mi hermana y mi sobrino, merodeando las medicinas, hoy por aquí. Mi padre otra vez en casa. La rata de la azotea se comió el queso y no cayó en la trampa. El mundo sigue girando. Lejanas estrellas... etc. Thor aúlla. Ganas de terminar trabajos para otros y ponerme en lo mío. Jim Thompson, Rubem Fonseca, aliados lejanos. Los cercanos no los nombro. Hoy no. Anghel dice que esto decae. Tal vez tenga razón. El mar está en calma y la luna no sé como está. Pienso en Inglaterra, en Bristol. Deivi volvió al pueblo. Cajonera city.

martes, 16 de noviembre de 2010

un cuento corto

Para no pensar ni en la Urgencia del hospital de madrugada, ni en la sangre sobre la alfombra, ni en la rata que es la primera en meter el hocico y luego desentenderse, ni en nada, escribí, sin que nada especial signifique:

Olvidar y ser olvidado
Morir sin ser morido
Ni perseguidor ni perseguido
Ni mentiroso ni mentido
Ni noble ni villano
Ni poseedor ni poseído
Ni creer ni ser creído
Ni perdonar ni perdonado
Devolver lo que te han dado
Ni recibir ni recibido

Tierra en la tierra
Mar en el mar
Aire en el Aire
Fuego en el fuego

Dejar ya este juego

Ni cantar ni ser cantado

Noche en la noche
Día en el día
Adiós en el adiós
Nadie en la nada.

Y luego sali al patio a cargar la carretilla y... Césareo en el suelo, víctima de un repentido ataque de corazón, en la venta de Francisca. Las noveleras rodeándolo, quitándole el aire, y más tarde, la vieja Julita:
--Y de repente yo estaba fregando los vasos...
Un purista hubiesen dicho: Yo estaba fregando y de repente...
Esta tarde radio y luego presentación en la Casa Elder... y después la noche, y después... Hoy llevaré Ensalada de canónigos. Si voy. Un cuento corto.

domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Hasta dónde?

Infinito asco ya esos editoriales. Vomitivos. Váyanse a la mierda ya, hijos de mala madre. Ni pa limpiarse lo que da el cuerpo. Aleluya, pescadores de ganancias en mares deprimentes. Ciudad sin puertas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

preocupaciones

No ensalzo ni denigro a nadie en esta comedia humana, ni a mí mismo. Los supersticiosos creemos que cada vida está escrita de antemano. A unos les toca destacar en el guíon, para bien o para mal, y a otros agrandar el bulto sin que casi nadie se fije en sus caras, en sus alegrías o sufrimientos. Al final, como en los danzas medievales de la muerte, a todos nos toca bailar con esa fea. Santa Muerte es venerada en México, temida en otros lugares. Se piensa que nos ayuda a tocar las teclas que nos han dado. Lo demás son abogacías. Defender a quien nos paga, nos alegra o nos empatiza, y denigrar al contrario. Vitorear al arbitro cuando se equivoca a nuestro favor y apabullarlo cuando lo hace en contra. Nada que, en buena ley, merezca condena ni desprecio. Sin embargo, hay hechos y cosas que molestan. A mí, que haya gente que se lleve a escondidas mis libros o cuadernos, y algunos ni siquiera para leerlos. También que me vigilen, que se metan en mi vida y mis asuntos con identidades falsas para descubrir en uno sus propios errores y deficiencias. Como cualquiera, uno tiene muchas. Algunas puedo corregirlas. Otras, por falta de voluntad o destreza, no. De todos modos esta noche me preocupan otras cosas, nada que tenga que ver con una condición humana torpe o retorcida. Me preocupa...

viernes, 12 de noviembre de 2010

Sueños

Anoche tuve un sueño. En realidad todas las noches tengo un sueño. Sueños orbitados por herarcianos agujeros negros. Sucedía en esta casa donde vivo. Esta habitación donde escribo me servía para dormir o descansar, en un camastro con patas largas, maderas sin pulir, tablones oblicuos clavados a las patas de madera, para mantener el equilibrio del camastro. Construido por alguien con remotas nociones de carpintería. Arriba un delgado colchón. Ese sitio donde acostarse funcionaba como alargado peldaño de una escalera que subía a no sé dónde, pero que no auguraba nada que atrayese la curiosidad. De abajo del pueblo, subía una chica joven, por la escalera de la casa que realmente existe, y cuando pasó por aquí se tendió a mi lado. Era un alivio estar con esa chica, como un premio a una vida de incomprenciones humanas, incompresiones como las que poco antes había sufrido afuera en la plazoleta, con una hermana de Gara, vecina que fue en la realidad y ahora vive en Suculum, que me hablaba de una excursión que organizaba la Fiesta del pueblo. Ni ella me entendía a mí, ni yo a ella. Y un folleto que hablaba de esa excursión estaba escrito en dos idiomas, en persa y en chino. Gara, que desde el balcón veía mis apuros por enterarme de algo, bajó a la calle con intención de explicar en cristiano todas las dudas, pero la familia la llamó para ir a la plaza de la iglesia, y se fue. Así que dejé de lado enterarme de la excursión (como el mono que decidió que la nuez estaba verde) y subí a lo que en el sueño era este cuarto, más grande y --además del camastro-- lleno de cachivaches inútiles. Lo único útil que recuerdo eran dos masas de hierro, con un mango de buena y pulida madera, aunque livianas, fáciles de manejar. Cuando estaba con la chica sobre el colchón, vi que mi padre subía las escaleras. Le dije que no entrara en el cuarto, pero como si nada. Entró, quién es ésta, todo eso, y que había ido a buscar no sé si clavos, y les dijo a Domitila que estaba afuera que entrara, y luego a otra vecina más, de las antiguas, hasta que la chica se cansó, se levantó y se fue. Tenía ternura y bondad, pero no era tonta, sino al contrario. Comprendí que se alejara. Ya sin espectáculo, mi padre se fue, con los clavos en una mano y las dos masas de hierro en la otra, y Domitila y la otra se quedaron, con la absurda y maleducada intención de que yo les contara como me había ido con... dijeron el nombre de la chica. Las mandé salir y levanté, por la cabecera, el pequeño colchón, y debajo trozos de metales, y trozos de madera, todo inservible. Como yo, supongo. Así son los sueños.

Abajo, otra vez en la calle, en la puerta de la venta de Francisca estaba el cura actual del pueblo. Me confesó que mi padre había escrito una novela que se titulaba El gato que se va del perro mundo... (algo parecido). Me dio la mano. Un apretón fofo, una mano grasienta. Tengo que hacerte unas preguntas, dijo. ¿Unas preguntas? Esperando, esperando, y el tío hablando con este y con el otro y el de más allá. Lo dejé en banda. Y luego llegaron a la casa, al patio de afuera, dos mujeres a las que llameré Rosaura y Elvira... y esta parte no la cuento, demasiada comedia que no hace reír, túneles que desembocan en una realidad abyecta.... una realidad que me hizo vajar al muellito, hoy en ruinas, y tirarme al mar, con ropa y todo, el mar del muelle, y nadé entre aguas cálidas y acogedoras, nadé hasta que regresé otra vez a tierra, otra vez a los laberintos absurdos y a las escaleras sin sentido.

Bueno, algo sí contaré, porque recuerdo ahora otro sueño anterior que puede que tenga que ver con Elvira. La mujer se ponía molestamente melosa conmigo, como la del personaje femenino del cuento "Perros sueltos", en Ensalada de canónigo (autor J. Ramallo, muy bueno), y yo la apartaba y le decía, a qué viene ahora esto cuando ayer me trataste como si a mi me hubiese parido la boca de una alcantarilla.

Una boca de alcantirilla, redonda, sin tapa, vertical, es lo que vi en ese otro sueño, debajo de una gran pantalla de cine, al aire libre, sobre la que proyectaban una película en color. Y debajo de la tapa se abría un ancho barranco, y a los lados del barranco un prado abierto al cielo donde un numeroso público veía la película, yo incluido. Vi por allí botada una tapa de alcantarilla, y con la fuerza de un hércules la alcé sobre mi cabeza y la lancé a lo lejos, contra el boquete redondo bajo la pantalla. Cayó debajo, en el piso del barranco. Siguió la tranquilidad y el solaz de la cinematografía. Sin embargo, aquel boquete (agujero negro) pareció tener imán y atrajo la tapa de hierro, que no encajó sino que vibraba y hacía ruido y no dejaba oír la película y la gente, como es natural, se enfadó y armó bulla. En fin, que me detuvieron y un polícía de paisano me llevó a la cárcel. El camino a la cárcel, pintoresco. Un tramo era un alambre retorcido, y él y yo gusanos reptando en el alambre... más tramos que no recuerdo, y al final llegamos a la cárcel. Era el mismo sitio de donde habíamos salido. La misma pantalla, pero sin cine, en blanco. Éra de día.

Es curioso. Los sueños no tienen olores.

jueves, 11 de noviembre de 2010

"El bufón de los dioses"

Cuando Anghel Morales me pasó la novela El bufón de los dioses, casi me caigo al suelo del susto. Seiscientas páginas y pico. Señor dios jesucristo, pensé. Y esta tarde, cansado del trabajo en el portatil del patio de abajo (cada día la política me interesa menos, lo mismo de lo mismo de lo mismo, casi siempre los mismos memos, a los que ya no sé si vale la pena decirles nada, como intenta Jaime), abrí la novela, recién editada, ediciones Aguere/Idea, autor Fernando Pérez Rodríguez, y mi temor, infundado. Se deja leer como una corriente de agua fresca. El tiempo se detuvo. Sin darme cuenta, llegué a la página noventa, y no seguí porque tenía que hacer el agua de tamarindo, y la de llantén, etc. etc. Fernando Pérez Rodríguez --cuenta una de las solapas--nació en S/C de esta isla en 1962. Arquitecto Técnico. En 1992 se traslada a Berlín, y actualmente colabora en proyectos de arquitectura en Alemania y en Tenerife. En Berlín hizo trabajos de traducción y guiones cinematográficos. En 2006 comenzó a escribir El bufón de los dioses. Diría, si me dejan, que es un autor de los que mojan la pluma en aire fresco, como Silver Kane pero en su caso sin tiros en el oeste americano, aunque la cosa comienza con una pelea en la calle Robayna. No sé si humor inglés, alemán o canario, pero bastante saludable. Personajes de clase pudiente de Santa Cruz, y un terapeuta argentino, sin desperdicios, que está a punto de gozar el carnaval con una beldad isleña, después de una sesión de curación oriental a la madre de la belleza, que también se le insinúa... El día uno creo que se presenta, en la Casa Elder. Por lo pronto, a ver qué pasa en ese carnaval, que no sé aún si fue el amargo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

y bienvenido el libro sobre José...

Ayer fue aniversario de la muerte de mi mujer. Lo hablé con Sibi por teléfono. Prefiero no escribir sobre mis hijas. Mi ascendencia judía teme nombrar lo que me es sagrado en esta vida. Por eso no hablo de ellas, porque es casi lo único sagrado que tengo. Y si soy cauto en esta obra, que no deja de ser también escritura más o menos pretenciosa, es porque sé que ellas me leen, por lo menos Atteneri, la mayor.
Y de mi mujer tampoco hablo. También la siento como algo sagrado, cuyo consejo oigo en las situaciones complicadas de los extraños rincones por los que pasamos en los laberintos de esto que llamamos vida. Cuando no la oigo, meto la pata y me arrepiento, Aunque no pido perdón. No tengo ningún perdón que pedir ni nada que perder. Ese no tener nada que perder es mi as en la manga. Y lo que gano, lo agradezco sin más. Mi sobrina Famara trajo el otro día el disco duro del portátil que yo le había dejado. Me pasó todos los archivos a uno que compré la semana pasada, y con el que trabajo abajo en la mesa del patio de dentro. Por fortuna, de pronto aparecen trabajos por doquier. Políticos, literarios y otros que no conviene decir. Entre lo que había en ese disco duro, tres novelas que escribí en Asturias. Una ya en manos de una editorial que me promete años de espera. Las otras dos para mi editor y amigo, si aún sigue palante, que creo que sí, y que está editando ahora a los mejores, aunque aún le falta algunos, incluido este autor. Poesía dice que no. Tengo ahí abajo en el patio la mejor poesía que se puede encotrar hoy en estas tierras (aunque no tanto como la de Alonso Quesada o Emeterio Gutiérrez Albelo, pero seguro que estos poetas, si aún vivieran, no me negarían un prólogo). La poesía se vende, pero a largo plazo. Menos la de los enchufados, como uno del PSOE, que me enteré, por el periódico, que vendió tres sonetos por más de 400 euros a una cosa cultural que se llama Septenio (ver el escobillón, blog del canario Eduardo Rojas, que también habla de esa cosa llamada Septenio, impulsada, según contó Anghel Morales, por mi admirada Dulce Xerach).

Antes pasé por La Pandorga. Le dije a Jose que Campanilla viene ahora a final de mes, y que si quería que le trajese lotería de Navarra. Me dijo que sí. Otra mujer, cuyo ordenador no le deja poner los acentos, quería también venir a final de mes. Pero mejor una a una, cada una a su tiempo. De Trini no sé nada, y a la dama del TEA no la he llamado. A Beba no la he visto desde hace unas semanas. A quien si vi fue a Montse, en La Pandorga. Estaba con Orlando. Hace poco que salió del psiquiátrico, ella. Orlando le daba consejos para afrontar el valle de lágrimas. El poeta ya se olvidó de buscar ún tapón para la bañera, único utensilio que le faltaba para llevar a cabo un ritual suicida.

El otro día hablaba con Ramón en la radio del género cibernético. Con Campanilla inicié una novela que iba de eso, de las trampas virtuales, que son reales. En un episodio, Ramón, un personaje de esa novela, antropólogo, llegaba al Monterrey, aquí en San Andrés, con un paquete que le dio a Rayko, otro personaje. Aún no he descubierto lo que hay en ese paquete, y la obrita permanece estancada.

La que no está estancada es la que escribió José María Lizundia Zamalloa sobre José Rivero Vivas, sobre la obra de mi amigo Pepe. No sé si Lizundia tuvo tiempo de borrarme, como lo ha hecho en otros campos; si no, tengo la alegría de estar con unas líneas en ese libro que hace justicia al trabajo de José Rivero Vivas. Lo demás son políticas.

--Chito, cuando puedas le enciendes una vela a tu madre.
--Ahora bajo...
Y después saco al gándul ególatra y viejo perro Thor, sin apellidos que yo sepa.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Antes del cine

--Cuando leyó el primero, amenazó con denunciarme, por machista, y ahora, nada más abrir el libro me puso como un zapato.

--Eso porque se lo regalaste. Tenías que habérselo vendido.

--¡Tú estás loco! Si se lo vendo, no me invita más a comer. ¡Con lo bien que hace de comer!

En fin, después de una birra en un lugar llamado Dulcería Scorpio, regresamos a su casa y me presta Ensalada de canónigos, de J. Ramallo (Editorial Idea).

--Es muy bueno, ya verás.

Me lo creo.

--Y pone su número de teléfono en los créditos.

--Eso facilita las cosas.

--En el mío no está.

--Sí, sí está, pero no en los créditos...

--Ay Dios mío, cuando ... lea ese cuento y vea el número.

Abandono al amigo, sumergido en la zozobra, dubitativo, temeroso, rezando para que ella lo siga invitando a comer, y regreso en el clío a Cajonera city. Un lugar donde seguramente el viejo Lowry hubiera podido también escribir su insuperable novela del oeste.

Dejo aparcada la lectura de La dama y el recuerdo, de Silver Kane, también impresionante novela, y abro la Ensalada. Ojalá su autor quiera y pueda navegar por las ondas con los bosqueros de Tijuana. A otro que también hay que invitar al baile, aunque no le guste, es Marcelino Marichal, otro escritor de la factoría de Anghel Morales.

Dice Anghel que muchas veces te gusta una obra, pero cuando conoces al autor se te cae el alma a los pies. En mi caso no es así. Si la obra es buena, la persona aunque sea mala es de mi agrado. De hecho, sólo procuro tener amigos (en este gremio medieval) cuya obra sea vívida y representativa, como quería Henry James y sus vueltas de tuerca. Lo contrario, masoquismo y desdicha.

(Otro asunto es el género cibernético. Si les parece, además de recordar Los días prometidos a la muerte en TEA el otro día, hablaremos de ese género este martes en Radio Unión Tenerife, 18.00 horas, etc.)

domingo, 7 de noviembre de 2010

notas de sociedad

Esta mañana vi a Jaime en el Monterrey, un hombre de carácter exultante y con un apreciable historial de lucha revolucionaria leninista, desde que tenía nueve años de edad, según me contó. Su obra, aún inédita, que defiende la unión política de la zona makaronésica, me ha puesto en contacto con un pensamiento sólido y vitalizante, al margen de que esté uno de acuerdo o no con sus ideas. Ahora se propone fabricar un libro sobre el vacío, un tema que hoy me es aún más atractivo (la reciente entrada del Bosque Quemado donde Ramón habla de los agujeros negros le sugiero que podría ser un texto a tener en cuenta). En otros tiempos, Jaime, qué coincidencias, hizo un extenso trabajo antropólogico cuya única copia se la quedó, según su testimonio, uno de los escritores que adornaron la sala de TEA el otro día, cuando la presentación de Los días prometidos a la muerte.
Entre el atento y elegante público, numerosas amapolas, rojas y blancas, de la aristocracia de las letras (si tal aristocracia se mide por la calidad de las obras), entre ellos un antólogo a quien Javier (el autor de Los días ...) hizo oír, aunque se hizo el sordo, que se permitió la gracia de censurar traidora y ostensiblemente un cuento... Acompañamos a Javier en la mesa Anghel Morales y este donjuán a su pesar. Una vez llegado el refrigerio (con imaginadas copas de vino y pinchos morunos aromatizando el espacio de las artes), me abordó una dama, exquisitamente perfumada, bellamente vestida, atractiva y buena habladora y que me regaló una tarjeta con su dirrección postal y número de móvil. Poco más tarde, estuve con ella y con mis envidiosos amigos Ramón, Marcelino y Orlando en la terraza frente al Guimerá. El poeta desplegó su mejor voz de soprano y su más ágil ingenio con el fin de cambiar de rumbo la afinidad electiva de la dama, quien me escogió como oyente de su historia personal, a pesar de los trinos y los versos que el poeta regalaba a la noche. No la acompañé a un salón de baile, donde hay danza los sábados hasta altas horas del domingo, porque a mi historia personal le queda aún un lastre de importancia personal, y por lo menos estando sobrio, no me agrada hacer el ridículo e intentar lo que no sé.
--Chito --llama mi padre--, ve a comprar El Día.
--No te da igual el Diario de Avisos --le sugiero.
--Que coño Diario de Avisos... tú compra El Día.
En fin, espero que no esté Domitila en un banco de la plazoleta y me encargue otro mandado. Le hice uno el otro día, y ya queda pòco para que se adicte y me haga tomarlo como obligación.
Pues eso,

sábado, 6 de noviembre de 2010

silencio, se rueda

Cuando no se puede hablar con autenticidad y autoridad, necesario es callar la boca. Agujeros negros, de los que habla Ramón en su bosque quemado. Marinero que perdió la gracia del mar: novela negra de Mishima.

viernes, 5 de noviembre de 2010

lo peor

Lo peor no es que censuren. Censores ha habido siempre. Hipócritas que niegan lo que desean. Lo peor es que nos censuremos a nosotros mismos. Pueblo baldado, ciudadanos castrados. Otra cosa fue la presentación hoy del libro de Javier, aunque sin la gracia de un vino que le diera sabor a las palabras. Si tengo tiempo, mañana contaré algo. Hoy ya no estoy para nada. Ahul.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Y fumar...

Eso, mañana libro de Javier en el TEa, Los días prometidos a la muerte, día de cumpleaños de Trini, que no podrá ir, tiene jazz, entrada comprada, y el libro de Marcelino hoy llegó a San andrés. Y fumar puede matar. Claro que sí.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

TEA el viernes

Podría escribir los versos más tristes esta noche, pero desisto. Sólo escribir que el próximo viernes en el TEA, presentamos Los días prometidos a la muerte, de nuestro contertulio en La Puerta Javier Hernández, un libro de cuentos en que el autor se supera a sí mismo. Parece mentira que esté escrito por Javier. Es muy bueno. Los políticos del Sur, que quieren cazarlo, tendrán que contratar a un profesional, un asesino a sueldo, pero eso más tarde, cuando Ramón Herar presente este libro, sicodélico, en el sur. Allí estaremos, pero antes en el TEA. Canarias está viva, a pesar de don Pepito, el impropio moribundo.

martes, 2 de noviembre de 2010

noche de pérdidas

Dios mío, qué cosas. No sólo se me perdió del bolsillo media gaviota voladora, sino todo un discurso que hice sobra Ana Rosa.

--Oye; Jesús, qué dijiste de mi abuela en la radio hoy¿?

Dije que era una buena cocinera, algo que es mejor que un buen filósofo, que sólo sabe que no sabe nada.

Y Marcelino, del que perdí la media gaviota, acaba de sacar el libro Y fumar pùede matar, de la mano del maestro Anghel Morales. No sé si buen cocinero, pero sí buen editor.

Y el día 5, en el TEA, otro libro imprescindible, en la historia de nuestra literatura, Los días prometidos a la muerte. Llamaré a Trini, para que vaya, y luego lo celebramos en la calle de La Noria. Márcel, viejo, escápate del curso de máquinas, y llega a tiempo, ¿vale? y Tú también, Jaime.

domingo, 31 de octubre de 2010

1 de Noviembre

"--No sé si habrá pasado por el pueblo el delegado del Gobierno y apoderando para los asuntos guanches, el hombre más corrupto de Tenerife y uno de sus peores canallas.
"--Soy su peor enemigo --dijo Silver Kane--. Mi periodico hace constantes campañas contra él, pidiendo que lo destituyan. Me ha amenazado de muerte varias veces, pero no me disparan por la espalda mientras yo sea director de La Puerta. El escándalo sería demasiado grande."
Esto de la novela La dama y el recuerdo, de Silver Kane (Francisco González Ledesma), un catalán que escribió en español muchas novelas del oeste, de las que mi tío Felipe leía en la carretera vieja de San Andrés, tan enfrascado que se ponía en medio de la carretera y mandaba parar la guagua: "pare la diligencia". Mi tío Felipe acudía a la calle Miraflores con Sebastiàn, el padre de Chani... Antes de irse a Venezuela, dejó aquí un revólver. Yo lo vi sobre un aparador. No lo vi más. Ese revólver hubiera sido una buena herencia.
Día de todos los muertos hoy. El último capítulo de La identidad fragmentada, de Javier Hernández, transcurre en el día de los muertos, en Santa Lastenia. También el último capítulo de Vajo el volcán, con el cónsul Firmin en El Farolito. Novela inmejorable. El autor, el pobre borracho Malcolm Lowry, tuvo que beber botellas de mezcal para escribirle una carta al editor, para que dejaran su novela tal como estaba. Sobre el capitulo 12 escribe:
"Este capítulo lo escribí por primera vez a comienzos de 1937; me parece, definitivamente, el mejor de todos. Lo he modificado poco después de 1940, aunque hice algunos pequeños añadidos y alteraciones en 1942, y en 1944 sustituí con el pasaje "qué semejantes son los gemidos del amor y de los moribundos", otro que no era tan bueno. Creo que merece algo más que una relectura cuidadosa y no sólo es incorrecto decir que recuerda a The Lost Weekend, sino también ridículo. Considero, de todos modos, que incluso en el plano superficial profundiza más que The Lost Weekend en el tema de la agonía humana; tengo la convición de que el Volcán amplía nuestro conocimiento del infierno. En realidad, supongo que la impresión que debe de producir este capitulo es casi bíblica. ¿No ha sufrido ya bastante el personaje? Seguramente hemos llegado al fin. Pero no. Al parecer estamos tan sólo en el comienzo. Todos los hilos del libro, esotéricos, trágicos, cómicos, religiosos y demás, se entrelazan aqui, en El Farolito de Parián, donde encontramos la confusión de lenguas de la profecía bíblica. Parián, como ya he dicho, ha representado la muerte a lo largo de la obra."
Dos paginas más sigue escribiendo mi amigo inglés que vivió en México, país que escupirá sobre EE. UU. Ya que me puse, las seguiré transcribiendo en otro momento. El día de los muertos. Hoy fui al cementerio con mi sobrino, y puse flores sobre la tumba de mi abuela Estela. Y sobre la tumba del hombre de la tía de mi padre Estanislada, Guzmán,. el hombre que una noche se me apareció y me enseñó el miedo. Ya no tengo miedo. Ya no tengo nada. El Castillo, el Fatigas, que no entiende nada, pero es un buen barman y un buen pescador. De los pocos que quedan. Y esta noche me llamó al telefonito un antiguo militante del MPAIAC, que me encargó corregirle un libro, contra Cubillos, me llamó hoy. Le dije lo que valía la corrección.
--Mañana nos vemos en el Monterrery y te pago la mitad.
Así habla un hombre. Lo demás es día de Todos Los Muertos.

sábado, 30 de octubre de 2010

sin título

--Yo soy macho y quiero a mi hembra para mí --dice uno en la venta de Francisca, uno que estuvo en el programa Quiero ser como Pepe. Señor Cristo redentor, qué mal canta. Hacía mucho que no lo veía.
--Tú me dirás --pregunta la Julita, la hermana de Francisca, mientras vierte el ron en el vaso. Cuando ya me parece que se ha pasado tres medidas, le digo que pare, y regreso a casa, llorando como mujer el tercer gol del Ponferradina. Cosas del fútbol, lo que pudo ser el 2-3 fue el 3-2. la esperanza negra de Colombia, mientras Alberto Linares piensa en la blanca, no metió la pelota. Ponferradina de León, Barrio Húmedo, noches memorables en ese lugar inmejorable, la última, con una directora de cine gore, estupenda película que no apoyarán nunca los intelectuales de Zapatero, seguramente porque el protagonista tenía cara de Rubalcaba. Una joven directora, preciosa, inteligente, ¿por dónde habrá ido la derrota de su vida? ¿habrá hecho alguna película más? Me recuerda a otra directora, de EE.UU., que estuvo en el festival de cine de Gijón, celebrando una fiesta con Roger y Bigas Luna con una actriz italiana enigmática, que no recuerdo su nombre. Ya no recuerdo ningún nombre. El cine gore, con quien se emparenta el libro último de Javier Hernández, al que ni me acordaba que voy a presentar junto con Anghel en el TEA el día 5, el lugar mágico del prófugo de Tijuana Blues, hoy obsesionado con la ignominia española en el Sahara de los años en que yo servía a la patria. Nada que objetar a mi querido prófugo. Lo que dice es verdad. Progres turistas que... a la merde todos ellos.
--... y yo me voy a vivir contigo y te pago a ti --me dijo Orlando esta tarde.
No sabe que cuando llegue ese momento yo, si estoy sobre tierra, me iré con el Sol cuando muera la tarde y será el último capítulo que escribiré, si lo escribo, sobre este pueblo o barrio de San Andrés. Pesado es el poeta Orlando, hoy en boca conmiserativa de la gente del pueblo con buena voluntad. Un secreto me contó el otro día, "porque si no es un secreto no te lo digo, porque tú últimamente lo sueltas todo". No tenía que haberle admitido el secreto, pero como me lo repita otra vez (ya van ocho) lo cuento. No me cuenten secretos. No me gustan. Me desagradan.
--Chito --llama mi padre desde el patio de abajo--, cuando puedas le pones una tapón metálico al tubo del baño...
Eso me recuerda que hoy pude haber estado en La Gomera, con Marcelino, pero el cuñado del mago no quiso cargar con su suegro, porque lo estresa. No hace falta que lo jure. Y el sobrino del mago, tampoco, porque ya tenía sus planes. Quizá sea mejor así. Maleduca a Thor y se disparata el viejo perro.
--Espera, ahora te saco. Texaco con Techron --no sé si doc Thor habrá entendido el pobre chiste. 2-3, y luego Barcelona-Sevilla.

viernes, 29 de octubre de 2010

juicios y moscas

De pronto se vio espantosamente rodeado de fascistas. Estaba en el centro de un salón de espejos. Así le sucede también a ese cara de cagarrón, que comentó el libro del gofio. Huele el propio hedor literario y cree que procede de obra ajena. Sigan volando por esos claros cielos, principescos avechuchos sin intuición pero muy leídos. No hay autor que no conozcan. No hay disciplina que no dominen. Que vergüenza da estar en el mismo gremio, uno que lo más que vuela es un saltito, y poco. En fin, este pueblo, que es lo mío (en sentido figurado), sigue de proa al remolino. Ahora no sé qué diablos pasa con las campana de la iglesia, botín de un barco que naufragó hace tiempo en estas costas. Ahora el campanario está sin campanas, artísticamente envuelto con una lona verde. Más ingrato, incluso para un torpe estético como yo, es el barandal metálico que colocaron en la fea escalinata, frente a la fachada, para que bajen y suban los que necesitan apoyarse. En fin, quién no necesita algo en que apoyarse. Como el otro barandal, mi amigo Alberto Linares, con ganas de un juicio en el que barrunto que perdería hasta los calzoncillos. Esperemos que los lleve limpios, si se mete a oir esa trompeta.
--Está llegando la fin del mundo --decía Chani esta mañana, cuando entrábamos en El Castillo, donde Pedro, el barman de mañana, ha decidido no servirle a Orlando sino cerveza (nada de bebida blanca)--. Lo están anunciando las moscas.
No sé si la fin del mundo, pero algo está anunciando la invasión de moscas desde hace unos días. Desde la otra noche que llegó al pueblo un palmero viscoso y violento. El Castillo con más moscas que el rodar de las tragaperras, la Tijuana y la Viking, con Ivan el flaco ganando, más diestro que un chino, e Iván el gordo, aún más todavía. Cada uno en una.
--Preguntáselo a Poliana --dijo Imeldo, más calmado que la otra noche cuando le dijo al palmero, que se lamentaba por la muerte de un hijo: "Vete a tomar por saco tú y tú hijo".
El palmero portaba una seria navaja en la bota, pero no la sacó porque Chani se lo llevó al banco frente al edificio de la caja de ahorros. Fue alli donde los vi, bajo el laurel, y algo debió de decirle Chani que el palmero me llamó: "¡Compadre, ven paquí que pruebes esto"... "Dios es el Diablo!, continuó, iracundo, y sacó la navaja y se la pasó por frente de la cara a Chani. "Compadre, compadre, guarda esa navaja --dijo Chani--. Yo viví en Ofra y ya me cansé de la violencia, pero como te pongas violento..."
Violencia también había ayer noche en la zona. Violencia y moscas. Marcelino es testigo. Seguro que escribe un cuento, inspirado en la noche inefable de San Andrés y en la última noche del cónsul Firmin en El Farolito.
Al lado de todo eso, la historia del mago y su cuñado es velula. Una historia a la que nuestro amigo Anghel Morales puso broche magistral en unos pocos versos, agua de fuente, como todas sus coplas.

jueves, 28 de octubre de 2010

el llanto de los llorones

Vaya por dios, ahora cuando pienso en la experiencia profunda que tuve a los 13 años con la señorita X, intento convencerme de que fui una víctima y no un previlegiado, tal como yo pensaba hasta hoy, en que no sé cómo seguir los consejos de Maquiavelo y andar a favor de la corriente y no recorrer sino los caminos trillados. Zapatero ama a los que besan su mano izquierda, como don Paulino o la señora Oramas, canarios salvadores de la democrática legislatura. El tal Dragó no me despierta ni simpatía ni antipatía. Me importa un comino si se dejó violar por una muñeca hinchable o por una escarabaja protegida por la ley y la moral conveniente de los sindicatos estatales. Pérez Reverte es otra cosa. Un autor al que debo agradecerle la escritura. Libros entretenidos y sólidos. Y además, aunque estoy más lejos del conocimiento de causa, me atrevería a pensar que el tal Moratinos lloró hasta el rídiculo y vergüenza ajena la pérdida de lo que no supo defender como ministro, aunque no fue el único. La cobardía tiene un precio, y una imagen.

miércoles, 27 de octubre de 2010

cosas

--Una rubia bella y hermosa... esa está detrás de ti --dice mi padre, con el puro en la cama esperando que le caliente el potage...
Esa y mil más, no le digo, pero las espanto a todas menos a una.
Campanilla conecta vía móvil y me habla de Escocia. Recuerdo una película de un independentista escocés. Sibi vía móvil me habla de una grabación de Roger con no sé qué músico. Y Berto, vía móvil, mientras estaba en el norte, 1.30 horas, cambiando las gomas de atrás del pobre y degraciado clío, me dice:
--Me llamó un político que escuchó el programa... y allí dijeron que yo escribía con cocaína --¿qué novedad!-- y dice que va a grabar el programa por si procede una denuncia... Tú escúchalo y me dices si procede una denuncia...
Sí, yo le voy a decir, a un político cocainómano, que procede una denuncia... en fin, El sábado nos vemos, amigo Berto. Con la disculpa de Miguel Hernández en el cine Victor.
--Tu padre está mejor que tú... con el puro en la cama --me dice Beba mientras la llevo a la montaña. Ha estado malita la pobre, pero ya está buena. No se puede dudar. está a la vista.
Y ¿del viaje iniciático?... Nada, comida con mi hermana, mi cuñado, mi sobrino y mi padre en un lugar llamado El Refugio, en El Amparo. Y de paso por la casa de Icod, decirle a Felipe que no se le ocurra echar más quemahierba. Recuerdo cuando le saqué el machete cubano a ... porque me gritó que esa tarde mandaba él y sacó el quemahierba... Salieron pitando, él y su mujer... a quemar hierba al infierno. Suena el móvil: sms:
Migo. Ya toy cama. Gracias por estar
De nada, preciosa rubia cocinera del Petón.

martes, 26 de octubre de 2010

viajes

Antonio Núñez brilló por su ausencia, que es una forma de brillar. El que se presentó fue Charlín, dispuesto a seguir colocando sus libros como balas. Aunque seas lector de Saramago, bienvenido, viejo gerente del burdel del chulo de François Villon, "ni a vuestro honor le intereso yo, ni a mí me interesa vuestro honor", que le diría a Pajín, la nueva sex política del rasputín Rubalcaba. De política hablamos también un poquito en las ondas. De Sebastián Martín, nuestro amigo del Sur. Y él, amigo de Cuba, ¿pasa algo?
En fin, inhóspito diario, aquí me tienes de nuevo contándote las tonterías que passan. Ni los moribundos se libran, de las tonterías.
--Era invierno y el cementerio lleno de cajones --cuenta mi padre, de cuando Tenerife sufrió el cólera, que se lo hizo recordar lo de Haití.
Las fuerzas cantantes de la solidaridad humana se han quedado sin energía. Pienso, mientras en la tele del cuarto de mi padre, tele nueva, comprada en Mártinez, junto a la placita de toros, la pobre, ya sin películas por las noches de los sábados, verduras de las eras que ya se fueron... ahora alguna peli en la tele, y gracias. Esta vez Gilda.
--El odio puede ser una interesante emoción. Es tan intenso que se palpa. El odio es lo único que me sirve de aviso.
...
--La odiaba tanto que no podía quítármela del pensamiento.
...
--Un policía listo no detiene a un ratero si sabe lque ese ratero lo llevará a un pez gordo.
...
--Si yo fuera un rancho me llamaría tierra de nadie.
...
--Esa fornicó con doce hombres, ¿sabes, Chito?, pero sin películas --interrumpe mi padre el impecable decurso literario de Gilda. La película acaba a las tres y media madrugada.
--Si yo sé, te mando a la sala...
Y mañana norte de la isla. Viaje iniciático.

lunes, 25 de octubre de 2010

con Antonio Núñez

si no vuelve a pasar como el martes pasado, este martes 26 en La Puerta, Radio Unión Tenerife, con

Antonio Núñez

El Sur... ¿también no existe?

y el regreso de Charlín, con Boris Vian y su todos los gallegos tienen la misma piel...

viernes, 22 de octubre de 2010

en la inopia

--Cochear, coger, encestar, cajear... entalegar, cochear. Esta es la triste noticia del rumbo de nuestras vidas --es el planto de Ramón Herar, el antropólogo de los súper e hipermercados, y también cartelista que expone ahora en Granadilla, o poeta visual renovador, según Alberto Linares; poeta que devuelve la imagen a la palabra, según entendí de las críticas que he leído.
Puede que Berto tenga razón y que Ramón haya advenido a la escritura como un turista, como un intruso, pero fue un intruso que cayó en la trampa. No estoy de acuerdo tampoco con el katire, que incomprende argucias de Herar. Es lógico, un burro nunca podrá comprender a un cuervo. ¿o sí?

Como Campanilla entiende el aire saludable de las coplas de Anghel, que no se para en flores y va derecho al grano. Como el río al mar y la gaviota al pescado. No así fue un sevidor a S/C hoy de mañana. Sino pensando el dichoso poema de navidad. Recuerdo que en la preadolescencia quise hacer un poema a la Virgen de Candelaria, para presentarlo a un concurso que premiaba al que mejor cantara a la Virgen. No me salió ni metiendo la cabeza en el agua. La Virgen no era lo mío. Corrido el tiempo, supe (si mal no recuerdo) que hubo juglares y trovadores provenzales que desembocaron en expresarle a la Virgen todo el amor que antes habían derramado sobre las damas de buen ver. En fin, conocer ese truco me puede servir para fabricar el poemita de navidad.

A ver qué dicen Anghel y Campanilla... y usted.

jueves, 21 de octubre de 2010

Santa Rita, el katire, la noche y JRamallo

--Aunque me cueste trabajo, voy a ir a la misa --dijo mi padre, y fuimos.

Me fijé que el cura ya no tiene monaguillo. Cosa esporádica o estable, no lo sé. Debía ir más a la iglesia, para documentarme mejor del personaje de un cura en el informe...

--Mundi, ¿y la flores que trajeron... pa qué eran? --pregunta mi padre a su nieto, una dos horas después, después de misa y después de cenar.

--Para Santa Rita.

Mi hermana, un amiga llamada Teresa y mi sobrino cumplieron a esa santa una promesa hoy. Día de la octava misa de aniversario por la muerte de mi madre... Venir de La Salud a San Andrés caminando. Ojalá en la caminata hayan recordado bien que lo que se da no se quita, y por lo visto, lo que se quita no se da. Tengo que investigar esa santa.

--¿Qué dijo el cura de que la suegra contra la nuera? --pregunta mi padre.

El nuevo cura, en sustitución de al parecer el inolvidable don Bernardo (al que "aquella" le tendió una trampa en la plaza del Príncipe in illo tempore), leyó un pasaje del Evangelio según San Lucas. Dijo Jesucristo: "No he venido a traer la paz sino la división... y el padre estará contra el hijo, y la madre contra la hija, y la suegra contra la nuera...".

--Es verdad, eso es lo que sucede --dijo Teresa, con las piernas molidas de caminar para que santa Rita se acuerde...

El que no se acuerda de nada es el katire. Lo llamé antes de entrar a paliativos, donde tenía cita con el médico, a la hora del angelus, en un lugar a menos de 500 metros de la maltratadita de alegre memoria. No como la del katire, la memoria, que la pierde cada vez que se emborracha. Cuando recibió mi llamada, estaba preocupado porque había perdido el coche, y llevaba buscándolo hacía una hora... Fui piadoso y le revelé que el coche lo había dejado en San Andrés. No se acordaba de que la noche anterior lo metí a la fuerza en la furgoneta de Fernin ni, lo que es aún más grave, que estuvo bailando la danza del vientre con Karima cuando ya el Monterrey había cerrado la puerta, a media luz los dos, y Fernin diciéndome que ya que yo era poeta, le hiciera un poema de Navidad para bla bla bla... Navidad, que linda navidad... no sé, a lo mejor me da por ahí. Delitos peores he cometido.

Cuando arrancó Fernin, con Karima y el katire detrás, hacia la curva de la montaña del ojo, pasé por El Castillo. La zona estaba animada. Los polis tenían a los pibes bajo el laurel sin banco con las manos en la nuca, y buscaban medios gramos hasta en las raíces del laurel que ya no tiene banco al que dar sombra por el día. Y a Pol, simpática y bella chica, que a mí me tiene cariño y lo recibo con agrado, una policía, mujer morena, la obligaba a meterse en un celular, para registrarla. La danza policial duró tres cuartos de hora, espectáculo divino, aunque no hubo violencia.

La policía dejó libre a Pol, sin cargos. Y se fueron, después de advertir a Jose, el barman, que la próxima vez que vieran vasos y botellas fuera del bar... Pol, con la cara demudada, entró en El Castillo.

--Ay, Jesús, no sabes de la que me libré... La tía me registró todo el cuerpo, y le dije que no me apretara la tetas, que estoy embarazada, "bueno, quítese el sostén", dijo... De arriba a abajo me registró, y tenía el medio pollo en el bolso, a la vista... Jose, ponme una cerveza...


Seguramente santa Rita, mediando para que no le quitaran lo que le habían dado...


Y a pesar de estar hoy yo bajo el signo de El Colgado, el reverso de La Emperatriz, me encuentro el comentario, en la entrada anterior, de JRamallo. Un autor muy bueno. De los que uno agradece que sea autor y que escriba, mal que le pese. Lo conocía de su blog, y estaba esperando que el katire me dejara Ensalada de canónigos, su libro de cuentos en la editorial Idea, para leerlo e invitarlo a la radio. En fin, una aparición feliz en esta flor que obliga al katire a tener premura. Por lo demás, más nada, casi nada más. Antes me llamó Chani, que estaba en La Pandorga, con Suny, y la buena valenciana me invitó a un dedal de ron, y Jose, el dueño de La Pandorga, me dijo que tenía que hablar conmigo en privado.

--Si tú quieres me gustaría que me escribieras un poema de Navidad, para una postal que hago todos los años, y me dices lo que me cobras...

No le digo, aún, que un par de copas. Yo dinero no puedo cobrar, me lo impde la ley, y sobre todo cuando no creo tener ninguna musa adicta a la dichosa Navidad. Bibiana Aido ha sufrido una caida, pero nada grave, debajo había un colchón sin garbanzo.

lunes, 18 de octubre de 2010

fumaaando espero...

No sé qué rollo de fuentes me obstaculiza hacer ahora comentarios a las entradas del blog Bosque Quemado, de Ramón Herar. La actual versa sobre Malinowki (con w), un intruso hombre blanco en las tribus salvajes, incluida la guanchinerfe de Icod de los Vinos. Un hijodalgo entre paletos. Mejor un intruso que un pedante Rata de biblioteca, aunque a decir verdad, todo tiene su excepción. Jorge Luis Borges sigue estando aquí y ahora, incluso como antropólogo (¿no es verdad, Cuervo?). Pero por lo general, un intruso está mejor informado que un mero espectador, que ve la comedia por fuera y se piensa que ya sabe más que nadie (como el clásico godo, recientemente redifinido como "mártir" por mi admirado judío postizo). Esto me lleva a pensar que el testigo es un elemento perjudicial en la administración de justicia. Pero ese teatro rudimentario y rutinario en que se ha convertido la justicia, necesita emocionalmente al testigo, al público. Sin público, se sienten desamparados.

No hablaré mal de nuestro presidente plenipotenciario ni del poco potenciario. A ver si me invitan al festín y me compran las quincallas que aún me quedan del paso de las rapaces de la tribu. Aunque aún, antes de dar ese paso al pozo de los limosnero de la poca opulencia, espero aún la llegada de Robin Hood. Que podría ser José Rivero, pero este amigo y sabio hombre no tiene voluntad ni interés de meterse en política. Aunque se mantiene vigilante. Podría ser Holmes el Rata, pero su martirio de godo le tiene secuestrada las ideas, y con síndrome de Estocolmo. Podría ser, Anghel Morales, pero ahora tiene las armas averiadas. Podría hacer Antonio Curbelo, pero duramente encadenado con las ondas, está como Prometeo. No, ninguno me vale para héroe, aunque el poeta haya dejadop escrito que ya los héroes no existen o están en cualquier parte. Hace unos meses creí en Dulcinea Xerach, pero creo que me equivoqué. Por los datos que tengo, hay que prepararse para la guerra que ha de venir, y en cierto modo, necesariamente darle la razón (esa hetaira) al filosófo que abrazó al burro. No a Marcelino el Burro, sino otro. Al amigo Burro lo veremos en su inminente Y fumar puede matar.

Y lo que no mata, engorda.

(Me llama el italiano esposo de la poeta que escribió el libro "El último baile") Y la agencia de noticias virtuales, anuncia que mañana es el cumpleaños de Kimi, la amiga escocesa, una gracia de mujer.

domingo, 17 de octubre de 2010

naderías para entretener la hora del perro

La siguiente pelea de Quico podría ser ser en un pozo. El pozo de los mineros, el pozo del Tenerife, el pozo negro adonde, aún mediado del siglo XX, iban a parar los residuos de la ingesta humana. Oí decir in illo tempore que los chinos los aprovechaban para recolectar gas. En el juego de la oca, el pozo marca a la casilla donde tiene que permanecer el jugador que cae hasta que cae otro. Y en los barcos, dice Marichal, el pozo es la distancia desde la borda a la cubierta (?). Un pozo es también ese recinto subterráneo donde desembocan el tubo de la taza del wáter y del fregadero de la loza, en esta casa. El pozo sugiere la presencia de animales extraños, desconocidos o temibles. La rata, la cucaracha...

Del trabajo de ayer en ese pozo aprendí que el jabón tupe. Cuidado con el detergén de fregar los platos. La próxima vez compraré uno que anuncie que no obstruye las tuberías.

y ahora, los sms en el pozo del móvil. Roxana`Popelka (socióloga, y escritora, con dos libros publicados en Baile del Sol), después de un tiempo de silencio, me sorprende con un mensaje enigmático:

Sabias ancianas negras d dulce voz se ocuparon d ti entre los bejucos y paulonias con sus manchones d flores.

Pos muy bien. Ya me enteraré algún día qué fue eso. Más comprensible el del cuervo Ramón Herar:

Dile a tu pajaro q de eso nada, mas bien todo lo contrario, va sobre la pujanza de lo narrativo en lo visual. Saludos al pio pio.

y el último, porque con esto cierro el tonto capítulo de hoy, me recuerda que este

martes q viene Antonio Nuñez y el lema benneditiano El sur también existe.

Y mientras tanto, la vieja pantalla de este ordenador, amenaza con hundirse en un pozo oscuro. Y del libro de Malonowski, la voz de un nativo:

--Nosotros, los Tabalu de Omarakana, te permitimos que permanecieses aquí para vivir entre nosotros. En Omarakana tú tenías comida abundante, comiste nuestra comida, participaste de los cerdos y del pescado. Tú navegaste en nuestra canoa. Construiste una choza en nuestra tierra. y ahora nos has hecho daño. Tú has mentido. No te queremos más aquí. ¡Este poblado es nuestro! Tú eres un forastero aquí. ¡Vete! ¡Marchate!

Si pudiera manipular el capítulo del libro, diría que la ofensa fue que el forastero gri´to al nativo que se mandara a mudar, que rompiera el carnet y bajara al muelle a coger un barco... Pero no, el cuento de maliwski no tiene que ver con el cuento del cosmopolita y el mago. Ahul.

sábado, 16 de octubre de 2010

No, no pude ir al acontecimiento boxístico del Sur profundo, a la exposición de fotos, de Quico. Y no sé si podré ir mañana o pasado. Envidio a Paulino Rivero, que viaja no ya por el Sur isleño, sino por las soberbias ciudades del mundo. A ver si se le pega algo y deja de besar el honorable nombre de la espalda de Zapatero. No quiero imaginar los beneficios de tales actos honrosos. Pero cuando no son los griegos, son los troyanos. Qué guerra. Qué parecidos combatientes que se arrastran por el lodo en busca de las flores monedadas. Ser ladrón, en el clásico sentido del oficio, quizá sea hoy uno de los pocos menesteres honrosos de los que puede ejercer el humano ser. Pero ser ladrón de libritos con hojas amarillentas, efectos del tiempo, o de espátulas oxidadas... (lo dejo aquí).

A donde si fui fue al TEA, a ver la peli de este fin de semana, con Trini, que "te cuento esto pero no lo pongas en el blog"... "esto que te estoy diciendo, tampoco lo pongas". Una pena, una de las historias, con piscina municipal incluida, era... (lo dejo aquí). La peli me recuerda El negro, la historia que escribía el judío Elías, el negro de la novela, en revolución contra su propia estirpe. En esa novela también hay una muñeca hinchable, pero en segundo plano, no como en la película de este fin de semana en el Tea...

--Y tú... ¿por qué lo pones todo en el blog? --pregunta Trini mientras la noche inefable fluye sobre la plaza a la izquierda del mercado, al otro lado de la zona de los travestis...

¿Todo? Todo es imposible. Sería antiliterario. Aunque me la suda, la literatura y el arte de la literatura. Sigo en ello por inercia (me van a terminar por llamar "el hombre inerte", o mejor, "el muñeco parlante", al estilo de los circos del siglo XIX). En fin, literario o no, es una forma de conjurar la forma humana, perderla, perder la individualidad... (Don Juan yaqui dixit) que al individuo no le quede sino lo inevitable: hacer la digestión o sufrir el dolor de un golpe o... Por eso me pongo en el lado contrario de José Rivero Vivas (ver Nación Canaria). El autor individual es un ser lleno de defectos, y que alguien, aunque sea por inercia, corriga sus defectos, debería agradecerlo. Otro que eleve su obra sobre sus inclemencias meteorológicas frutos de la individualidad vanidosa, pretenciosa y universal. Aunque verdad es que a Juan Ramón Jimenez y a Miguel de Unamuno les costó fatigas hacer valer sus criterios sobre los de los editores impresores. Que les den a todos, y que al cabo predomine lo que el Sol ilumine.

En el Monterrey, Orlando deja sobre la barra un poema de EDB. No está mal. Aplico sobre el poeta muerto otra vez dadá:

Tal vez el amor
con esta piedra
disuelva
el río que es la vida.

Tal vez el tiempo
recoja un sueño.

Lo que recogió el amor... en fin, cuarenta días sagrados... aún no puedo hablar.

--Hijo de puta, envidioso --me dice Orlando cuando paso como una gaviota el bolígrafo sobre el soberbio poema del soberbio poeta--, eso no se le hace a un colega... él ¿qué culpa tiene?... ¿tú crees que él tenía culpa?...

Recuerdo un poema propio que hablaba de la culpa... mi amigo Berto se acordará, en La dama es una trampa... Ya lo dije todo allí sobre la culpa, y no tengo más que añadir, pero Orlando sigue moliendo la batata... en su pie izquierdo una chola y en el derecho una zapatilla pantufla... Ay Orlando, poeta de San Andrés... con su retahila: "tú no eres poeta, eres novelista"... nI SOY NOVELISTA NI SOY POETA, POR LO MENOS AHORA. Ahora tengo otras oficios... mi padre ingeniero y yo obrero, arreglando el desaguisado del fregadero de la cocina... que salía el agua al piso en lugar de al desagúe... No soy fontanero y no sé cómo se llaman los departamentos donde se alojan cientos de cucarachas, y la porquería... hierro por el tubo, ale, arreglado... y luego panda para dejar otra vez la cosa como estaba, y arreglado el problema... eso sí que es un oficio auténtico, y no poeta, ni narrador, ni filósofo...

Doy la espalda al mar y subo por la calle Belza, después de la retahila de Orlando en el Monterrey, y en el bar Plaza, lleno de gente, viendo el partido, encuentro a Mónica, que me acompaña a la plazoleta, con dos amigas...

--¿Cómo se te ocurrió escribir en el libro que Chani es un trabajador?... Este --le dice a las amigas-- es el autor del libro...

Me siento como Kavafis, celebrado en su propio pueblo. Ya vendrá el mundo, el universo y potages de berros... todo llega. Por ahora, hace su trabajo el duende de los tamarindos, del árbol en la casa de Marcelino... providenciales tamarindos... y en el móvil algunos sms, pero el móvil está abajo, junto al libro de Malinowski, y yo estoy arriba, en la habitación de arriba, y el planeta sigue en su órbita. Todo controlado.