domingo, 24 de noviembre de 2013

MARTES INFIERNO A TRAVIESA

Este martes 26 de noviembre, en Radio Unión Tenerife, La Puerta, con Javier Hernández. Autor de Una travesía a través del infierno, su última novela publicada, a la espera de la lluvia y la nada, con Antonio Bermejo de personaje central. No su obra, dijo el autor en el Corte Inglés, cuando Eduardo García Rojas le presentó la novela. Javier se refugió en que El sueño de Goslar no entra en el arte de Moore. En esta, dijo, lo que le importa es la vida de Bermejo, no su obra. Le preguntaré: ¿Se puede aislar la vida de Bermejo de su obra, del sonido de la verdad que impuso a su obra y donde no hizo otra cosa que contar su vida. a su manera? Creo que no le preguntaré esto.
 Ahora me atrae más la política que el romanticismo. A Bermejo lo conocí por primera vez sentado en el chaplón de enfrente de, entonces, mi casa en Santa Pus, casa del guardián del colegio José Antonio, por debajo del Manicomio, donde Antonio Bermejo fundó una revista de locos. ¿Dónde está esa revista?
En aquel tiempo estaba sentado, en amigable charla con otro Antonio, una bella persona que un dia yo viendo en su casa La sexta dimensión me enseñó una fotos pornos la mar de atractivas. Desde entonces, y con la influencia de Venanceo, lo más que me interesa es el porno, el arte verdadero. No sé por qué me entretengo en cuestiones más profundas. No sé. Ni siquiera El gigoló es suficientemente pornográfico, por lo menos hasta ese punto donde se sumergio James Joyce. Escenas más obcenas y guarras no he visto en otra parte que no sea el Ulises. (Sade no es obsceno, es científico y místico, nada que ver con Joyce, pero sí con Agosta escribe (Eduardo Montelongo, mientras te doy y no te doy El negro, novela de círculo vicioso, puedes pillar en Idea, zona Bulevar, Agosta escribe, romanticismo de izquierdas con cientifismo sadiano. Yo sigo con tu diario de un viajero por las siete islas, frente a frente con El cafetín, de Isaac de Vega. Pero me estoy entreteniendo con Recuerdos de Tenerife, enamorándome de la prosa de doña Elizabeth, años cincuenta del XIX siglo, sin desperdicio (bueno, menos el capítuloo de La Orotava, donde la recibieron muy bien, no como en Santa Úrsula... mujer que lo mismo cuenta la batalla de Nelson que la de Bencomo. Sospecho que tuvo un amante, o varios. Pero no me voy a poner a investigar. No tengo dónde.
Y eso, este martes, con Javier Hernández, este autor de Tacoronte, donde la Barroso le pone el bozal al León, y Chinea: presidente corrupto del Gobierno de Canarias.
No se lo pierda.
Disfruten como yo hoy con una mujer que merece algo mejor que yo pero yo merezco ya algo como ella. Un percance de fe en el camino.
Ahul.

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