lunes, 27 de septiembre de 2021

pérdidas y encuentros

 Después de estar con Agustín en la rambla para preparar la entrevista que publicará, dios mediante, El Perseguidor, y después de perder primeras anotaciones y Cuentos de otoño (libro reciente de Agustín) en el tranvía, encuentro a Anghel y a Juan enfrente de la Casa Elder. En lugar de fajarnos a la piña (el editor y yo), la relación es cordial. Mejor. Conflictos bobos no ayudan nada.

Luego Juan y yo caminamos Santa Cruz de parte a parte, cojeando los dos, buscando un sitio abierto. Lo encontramos. Árabe. Sólo a nosotros se nos ocurre pedir carne cruda de noche. En mí tuvo un efecto somnífero de dos horas y un despertar pesado. Pero la carne estaba buena. Ya pronto Juan sacará La Gesta, por fin. Hojeé el último capítulo y lo aprecié a pesar de que Anghel, hablador, no dejaba de hablar. La posterior aventura, entre la charla con el editor y la carne cruda, en  la tienda Orange, mejor no la cuento. Una versión siglo XXI del cuento de Larra Vuelva usted mañana. Cuando la empresa privada empieza a parecerse a la Administración, el vaticinio político no es para tirar cohetes. Ya de política había estado hablando con Agustín en la rambla. Él militó en el Partido Comunista y ahora, si no entendí mal, no los puede ni ver. Y con razón. Se hartan de llamar fascistas a los de Vox en las sesiones parlamentarias, que supongo que algo fascistas son, pero los que se comportan como tales son ellos, los del Gobierno. En fin, a ver qué gestión hacen con La Palma. 

Juan se va para la isla del Volcán hoy martes, en barco. Y vuelve el jueves, en teoría. Espero que no resbale en la ceniza fertilizante.  No creo que el viernes, si ha podido volver, esté muy animado para ir al Puerto a la presentación del libro de Belén. Y Ramón tampoco. Los viernes se va al Sur.

Falta poco para que abra Ibrahim. A ver si hago algo de provecho entretanto.

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