jueves, 30 de septiembre de 2021

aquí y allá

 Después de tres visitas a la tienda de Orange, estuve a punto de volver, pedir el libro de reclamaciones y darme de baja. Eso  significaba vivir sin móvil ni internet. Casi me dura la tentación cuando ya por fin me llaman de la tienda para decirme que por fin tengo el móvil desbloqueado. Puedo hacer y recibir llamadas, pero el wasap y otros servicios siguen inoperativos. Bueno, por lo pronto lo dejo así.

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--Jesús, hoy viernes tengo que hacer gestiones y quiero hablar contigo. Tú eres un  hombre inteligente  que tiene mucha experiencia. Podemos cambiar impresiones y si tengo dinero te invito a merendar. Vino no puedo beber nada... Tengo una impresora que me regaló un loco... Así está Canarias, colega, así está Canarias... Hoy lo vi en un bar. Cuatro horas hablando con ese alcohólico que se ha quedado solo porque es insufrible...

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Otra persona:

--Yo voy a hacer un donativo porque me duele mucho lo que le está pasando a la gente de La Palma.

Una persona que mató al padre para quedarse con su dinero y sus propiedades y aprovechó la enfermedad de una cuñada para idem de idem.

Pero tiene mucha compasión y dará un donativo. Supongo que llegará a los cinco euros el donativo. Ay, cómo nos compadecemos en abstracto y pasamos de largo junto a conocidos cercanos que no tienen ni donde caerse muertos.

Sí, así está Canarias. Así está el móvil. No sé si darme de baja. Quien quiera verme que use la telepatía, y lo mismo por mi parte. 

Las catástrofes son ríos revueltos, desgracias de muchos y negocios de pocos. Otros, a cambio de cinco euros, ayudarán a los negociantes pensando, creo que con sinceridad, que sus dineros tendrán un fin benéfico.

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