martes, 9 de noviembre de 2021

 Ahora me está dando por ver obras de teatro de Estudio 1, ese programa televisivo de cuando la tele era en blanco y negro. Hay autores que no conocía. Caso de Carlos Llopis. En el título de la obra estaba el diablo, pero no me acuerdo del título completo. Anoté algunas frases de los diálogos:

--Si nos casamos ella tendría un marido, mis hijos una madre, y yo un balcón que da a la calle.

--Qué país, no lo dejan a uno ni suicidarse.

--Si me tiro con estos nervios, seguro que no caigo bien.

--Un silencio que no se oían más que padrenuestros en tartamudo.

--Montaremos una gestoría para engañar a los obreros que se quieren ir a Alemania.

--La odio más que al Quijote, pero es tu hermana.

--Como estamos entre granujas, podemos hablar con tranquilidad.


Después veo una de Arniches, El último mono, pero esta me interesa menos.

*

Comida ayer con Nguyen en la calle de La Noria. Me da un pendrive para que le mire sus cuatro últimos escritos. Escritos, cada uno, de más de 200 páginas.

--Tienes cuatro días para leerlos.

Qué sencillo me lo pone.

En el primero cuenta su estancia en la planta de psiquiatría en el hospital de La Candelaria. Si es como lo cuenta, eso es horrible. Más kafkiano aún es el pleito que le ocasionó el divorcio y la posterior herencia, una vez muerto el hombre en Argentina (ella dice que asesinado).

*

Y yo mañana, cita con la reumatóloga. Mi hermana quedó esta vez en subir conmigo al consultorio. Me temo que para decirle a la doctora que no me he vacunado todavía. En fin, a lo bueno le sigue lo malo y a lo malo lo peor. Como dice un libro de la Biblia, hay un tiempo para todo bajo el sol. Un tiempo para el amor, un tiempo para la guerra, un tiempo para sembrar, otro para cosechar. Etc.

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