lunes, 11 de octubre de 2021

coincidencias

 Ahora voy a estar dándole vueltas al poema de abajo. Podar las ramas desvaídas y ponerle nuevos brotes. 

Injertos lo llevé el sábado para hacer una copia en papel. Hoy bajé la copia a S/C para que la argollaran.  En el estanco Conchita, en la rambla. Aquí la dejé hasta mañana. La obra puede ser vista como un río que se nutre de otros ríos. La realidad me los ofrece en bandeja. Ayer abrí la Biblia al azar, me salió "El administrador astuto", del evangelio de Lucas. Es semejante, casi como dos gotas de agua (aunque con intenciones opuestas), a un cuento de Injertos.  El cuento relata como un jefe le llama la atención a un administrador, acusado de malgasto de bienes públicos. En el episodio del Evangelio hay unas palabras que casi son las mismas que también están en el cuento: "El que se mostró digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza en lo importante". Y además la reacción del administrador es la misma, con la misma astucia, en el cuento y en el pasaje bíblico.

Cuando escribí ese cuento, lo que sí recordé fue otro que oí cuando era niño: 

--Un hombre embarcaba para Venezuela con una maleta y una caja de fósforos. Otro le pidió fuego para encender un cigarro. Y el hombre le dijo que no: "Quien no sabe ahorrar un fósforo, no merece una fortuna".

*

Ahora me acuerdo de unos versos de La dama es una trampa  (libro de juventud) que fueron inspirados por una visita que hice al estanco Conchita.


El enamorado de la estanquera

escoge cinco minutos de paz

en su tiempo de locura

y se acerca quedo a mirar

el rostro apetecido.

La estanquera, ajena a la visita,

es devorada por otros sueños.

El visitante compra y huye

de un fantasma ingerminado.


Vuelvo a la página anterior del blog. Las lobas al club de lectura merecen arreglos. 

 

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