martes, 4 de octubre de 2011

cuervo cabrón ausente

Al final, nahualt, no subí a la cota 600. Mañana después de mediodía, ese lugar ídoneo pal homenaje a Orlando. Modelos silueteadas en las paredes y recital de poesía. Poetas escogidos con lupa. El brujo se hace de oro. Y usted como valor en alza, chambelán, maestro de ceremonia, y su hermano interrumpiéndolo con su catolicismo y el bueno de Tox intentando convencerlo de que a él Dios no le interesa. Tenía razón el nahualt: si hombre más necesitado de Dios, Tox. Francisco Javier. Y esto me recuerda al otro Javier, el Javier Hernández Velázquez, el del "Fondo de los charcos". Dijo Anghel hoy que habló cátedra del poeta Domíngo López Torres. Me extraña. Tal vez sí, tal vez salió Javier ya del limbo. En eso sí que estoy de acuerdo con él. Todos los demás poeta aquellos, eran unos pintureros, incluido Emeterio. El único auténtico: López Torres. Ganas tengo de ver lo que dijo Javier en Madrid, donde los canarios (a menos que llevemos a Víctor) somos lo que dice que somos ese marcial periódico donde gozamos de las columnas de Chaves y Peitaví, y ahora con la épica del gran editorialista. No se la pierdan. El paulinato versus donpepito. ¿Quién vencerá? A mí me cae mejor don José. Una vez lo vi en la rambla, una noche no sé qué luna, y tuve la certeza de que si le pedía trabajo me lo daba. Esa vez no quería trabajar. Ahora sí, pero no tengo quien me contrate. Ni como lector, ni como corrector, ni como negro, ni como publicista, ni nada. Nadie admira ya mis capacidades oficiales. Además, no cobro barato. Eso de que el cliente ponga el precio, y quiera incapacitar 50 euros, no es buen negocio. En fin, el charco creo que lo tengo controlado.
--La ciudad huele a muertos, a cadáveres --dijo el capitán M, obsesionado con una dama con perrito. No se cura. Hablamos de Orlando en el Platillo Volante. Yo lo estoy apreciando ahora a Orlando más que cuando estaba vivo. ¿Pregunta Anghel qué pudimos hacer por él y no hicimos? En lo que a mí se refiere, no haberle cortado bien la venas aquel día y meterlo en la bañera, y encender el ordenador y decirle, venga, viejo pesado y narcisista, larga lo que estés viendo. Eso sólo será capaz de contarlo Anghel. Él es quien está más en sintonía ahora con el poeta de San Andrés. Su obra cobra importancia en la librería del Cabildo.
--No me dijo nada ese poema de Orlando --dijo el Oyente, mientras el Aldea chispeaba los vasos, el ron del Cuervo, hoy el ausente. Es verdad, Orlando dice algo si lo cepillamos. No todo vale, por muy orlando que sea. Lo cepillamos. No hay otro remedio. Que se joda, y que le guste. A ver qué dice el Cuervo. Creo que voy a pedir la baja como abonado del bosque quemado. Ramón el perezozo0.

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