miércoles, 5 de marzo de 2014

en tiempos de Realismo.o

En esto de internet, en vez de salir de párbulos me regresan a la guardería, a pintar machangos en los libros que no sé leer. Algunos sí sé.
Dos autoras se me han cruzado en el tortuoso camino de la vida. Hablo de autoras, no de mujeres.
La historia que aquí quiero contar se fija en las imitaciones de la naturaleza. La naturaleza misma no está en mi dominio. Las reglas del juego aquí son limitadas. No hay resquicio para lo desconocido y menos para lo que nunca podremos conocer (cito al don Juan de CCastaneda). 
La naturaleza misma es Jose en preparación de mudanzas. La naturaleza es Lúnula 28 y Sombrita. Sabía pelear. Ejemplar estilo, y fue un valiente. 
La naturaleza es la visita con Marcelino la otra noche al Monterrey. Fernandito con nuevas noticias.
--Ahora tenemos aquí en San Andrés un santo nuevo. Ya está propuesto al papa Francisco para que lo beatifique. San Chanín de la Cruz.
Se refiere a Chani, que vive ermitaño en la calle la Cruz y al que no voy a ver desde que estuvo diciendo que me estoy haciendo famosos con sus poemas de marras que me dictaba en la barra de bar Castillo. 
Todo esto es la naturaleza, abono de la vida. Pero aquí lo que importa es el arte. Las reglas del juego. Limitadas y que se pueden conocer. La escritura. El sistema, aunque abierto a cambios infinitos, es cerrado. 
La escritura, en estos tiempos del tortuoso camino, son la de Alba Sabina Pérez y la de la pintora Nguyen. En Alba la palabra es evidente. Está ahí. La tiene en su libro. 
Pero si nombro a Nguyen, la palabra es primero silencio. Y después del silencio oímos un susurro. Y después del susurro la voz guerrera de quien llama inepto a Ibrahim, por un cubito de hielo, y deja al hombre temblando. Esta la mujer, la naturaleza. No la artista. La artista no hace temblar a los hombres, sino a los colores en sus cuadros. También aquí, en sus cuadros, hay un aparente silencio, pero pronto oímos su melodía. Nguyen nos remite a leyendas vietnamitas, acontecimientos biblicos, filosofías de la vida, modos de ver, el espíritu sobre la materia... 
El tiempo es espíritu. Dos autoras se cruzan en el tiempo. Conviven en un mismo espíritu.
En fin, pensamientos cuántico animistas. Que los descifren sabios cabalísticos.

Nombré a Chejov "realismo sucio", en la entrada anterior, sobre el libro de Alba Sabina Pérez, digno de estar junto a Ensalada de Canónigos. Puristas de finas letras me saltaron encima, a picotearme los conocimientos literarios. Pocos tengo. Pocos me importan. ´Realismo sucio`´ES UNA CUÑA  COMO OTRA CUALQUIERA. sE INVENTÓ HACE POCO, CREO. pERO SU CONTENIDO ES ANTIGUO. Quítele a Job su relación con Dios, ¿qué queda? Depura de latines a Petronio el elegante, ¿qué queda? Reduce a la mitad de páginas Historias del subsuelo. ¿Qué queda? 
Lo esencial. El espíritu aprisionado en la materia, en las ideas, en los sentimientos... sin piedad.  

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