jueves, 23 de mayo de 2019

La piel tiene memoria. Y la memoria tiene piel. La piel de la memoria la vi anoche en  Siao-Ling en el Gato Gordo.
--No fue cómo tú lo estás contando --le dije.
--Mi memoria lo recuerda así -dijo.
--Pues refresca la memoria.
El marido de Siao-Ling, Wang, en otra silla y una dama que trabaja en el Ayuntamiento en otra silla. El aire que bajaba de la calle Miraflores me daba de lleno a mí, los otros estaban más resguardados, Siao-Ling, Wang y la dama del Ayuntamiento.
La tarde salía y entraba la noche. La penumbra poco luminosa de esa zona tan céntrica, tan histórica, de Santa Puz, o Puerto Santo, se abría paso, más lentamente que el airón que bajaba de Miraflores.

--¿Tienes un cigarro? --indagué a la dama, a mi izquierda, con la cara cortada por la sombra de uno de los árboles de la plaza.
--No fumo. Tengo vicios peores.
Y me explicó ufana que en su casa guardaba un material exquisito. Y que si yo quería, me daría de la feliz substancia. Ay, mujeres que le hacen la boca agua a uno. ¿A qué sabrá su saliva? El sabor de la saliva indica la claridad de ovario, corazón y cabeza en una mujer. (También en un hombre, claro que sí.)

Luego un debate con Wang sobre el arte en el espacio público, a cuenta de unas pinturas sobre la Gesta en la entrada del puente Serrador.
--... luego viene un gamberro, que no respeta la obra ajena, y hace aquí una guarrada sobre esta bonita pintura.
--Está en el espacio público. Está expuesta a la intemperie y a la acción ciudadana, sea de un gamberro o de un artista.
Siguió el bla bla bla hasta que di cuenta que era hora de la última guagua en la plaza Weyler. Nos acompañamos la dama y yo hasta la parada del tranvía y luego yo seguí subiendo.

En Ibrahim vi a Marcos. Ayer lo vi manejando un camión enorme frente al Auditorio. Me vio él a mí, después de salir del ombligo del mundo, con mi amiga.
La barra de Ibrahim es el lugar de las noticias. Las mundiales y nacionales en la tele, y las nuestras en la barra de los cuatro Jesús. Hay cuatro Jesús que somos clientes de Ibrahim.

Y ayer también vi, en la Rambla, a HH. Ver en la realidad actual a quienes inspiraron personajes de una novela que narra tiempos pasados (no mejores), es seguir narrando, aquí o en el aire; seguir subiendo la montaña después de haber llegado a la cima.
En la novela, HH está construido con cierta aversión. Quizá debía cuidarlo un poco mejor como símbolo del canario que sabe mentir. Miente tanto que ha logrado mentirse a sí mismo. El inicio de la conversación es Carmela. Volvemos a comentar episodios que ya están narrados en la novela. Retengo nuevos detalles. Nuevas correcciones.

No hay comentarios: