jueves, 2 de mayo de 2019

Mi amiga que ayer hizo un pulpo asustado, me mandó una foto. Proverbial imagen. Espléndida hermosura. Me vino a la cabeza una insistente fantasía. Estar con esa mujer en cualquier lugar lejos de aquí. Me recuerda un episodio de María Cahína. Lugar ameno. Pasión en estado puro.

Pero fantasía.

Fantasía nada más.

Agua que llueve lejos del molino.

Hoy una noticia medio inquietante. Una mujer se enferma con un extraño virus. Inglesa. En Tenerife de vacaciones. Otra mujer, amiga mía, en Tenerife de vacaciones, me dice que no vaya a verla porque se ha puesto mala. Y no estoy yo muy católico tampoco, pero lo mío es de tiempo ya. Nada nuevo.
Y luego mensaje de un amigo: "No puedo ir. No me siento muy bien".

Polos opuestos. En una parte la esplendida hermosura, con un cuerpo que despierta el apetito, un cuerpo lejos, y en otra parte, esta más cerca, más real, dos cuerpos que se sienten mal. Y la noticia de un virus.

Belén y Calvario. Nacimiento y Muerte.

Mañana tal vez --dependo de Ramón-- me anime ir a Los Cristianos. Cambiar de aires.

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