miércoles, 29 de mayo de 2019

Si hay algo que me es insoportable es el pensamiento cliché. Se nos dice lo que está bien y lo que está mal y pensamos en consecuencia. Es decir, no pensamos. Aplicamos el cliché.
--No me esperaba eso de ti.
Cada caso es un mundo. Condenar o aplaudir forma parte de la misma imbecilidad, sea cuál sea el tiempo histórico. En tiempos de la Inquisición (protestante y católica), esa imbecilidad fue usada en contra de Servet. Lo mataron. En España hubieran matado a Calvino, con la misma estupidez con que Calvino ayudó a condenar a Servet. En España los luteranos eran los malos. En tiempos de Franco, los odiosos eran los comunistas. ¿Y ahora?
Un pobre carnicero que dice lo que piensa.

Y si decir lo que se piensa es un error porque la moral social lo ve mal, yo digo que el error es esa moral que no piensa, no razona y siente según el mandado.
Pero hay que ser hipócrita. Siempre, en todas las épocas, es el hipócrita el que sobrevive, el que no causa malestar.
Pero yo, como en aquella canción, le pongo mal cuerpo al moralista y ayudo a escapar al ladrón. Mal hecho. Eso me ha valido no haber prosperado. No haber aprovechado las puertas que se me abrieron.
Tengo que aprender el arte de la hipocresía. Nunca es tarde.

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