lunes, 16 de enero de 2012

de don Juan

--Uno necesita el ánimo de un guerrero para cada uno de sus actos --dijo--. De otro modo uno se ahueca y se afea. No hay poder en una vida que carece de este ánimo. Mírate tú mismo. Todo te ofende y te inquieta. Chillas y te quejas y sientes que todo el mundo te hace bailar a su son. Eres una hoja a merced del viento. No hay poder en tu vida. ¿Qué feo debe de sentirse eso!
"Un guerrero, en cambio, es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Pero una vez terminado sus cálculos, actúa. Se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento. Nadie lo empuja; nadie lo obliga a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerrero está entonado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible.
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--Un guerrero podría sufrir daño, pero no ofensa. Para un guerrero no hay nada ofensivo en los actos de sus semejantes mientras él mismo esté actuando dentro del ánimo correcto.
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--El ánimo de un guerrero no es tan descabellado para tu mundo ni para el de nadie. Lo necesitas para salirte de todas las idioteces.
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--Ya sé, ya sé --dijo don Juan con paciencia--. Lograr el ánimo de un guerrero no es cosa sencilla. Es una revolución. Considerar iguales al puma y a las ratas de agua y a nuestros semejantes es un acto magnífico del guerrero. Se necesita poder para llevarlo a cabo.
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--Toda tu vida le has llevado la corriente a todo el mundo y eso, claro. ... Tu manera de darle cuerda a la gente es una cosa asquerosa que te hace quedar muy mal.

(fragmentos de Viaje a Ixtlan, de Carlos Castaneda)
(dedicado por este copista a los que viven en las calles en S/C de las Colillas, sobre todo al negro de Barranco Santo, que ahora no tendrá obligación de morir, porque un protocolo del Ayuntamiento de la Ciudad enviará a la Unipol... Y nosotros, seguiremos con palabras divinas: Libertad, independencia, dignidad... y palabras diabólicas: dinero, dinero, dinero... y palabras normales, de todos los días, que son las que importan. En fin...)