viernes, 13 de enero de 2012

Libro del cuervo en Casa Elder

--La portada es horrible. No es bella, ni es sublime, ni es romántica --dijo José María Lizundia.
--El autor y su obra son enormemente defectuosos --dijo Dr R.
--Yo vine por Anghel, no por Jesús --dijo Laureano de Lorenzo.
--El prólogo es muy bueno --dijo José María.
--Es la mejor novela de Jesús --dijo Anghel, intentando justificar su papel de editor, y piadosamente no añadió: "¿cómo será la peor?".
--Tiene todos los ingredientes de una novela policiaca, y... qué desperdiciado material --dijo Juan Royo.
--A lo mejor pongo al inspector Carles a investigar quién mató a la yonqui (personaje de la novela) --dijo Javier Hernández.
--Eso está claro. A la yonqui la mató la periodista Inoa (otro personaje), por celos --añade Juan.
El autor recomendó al publico lector (sobre todo a las lectoras, que son las que realmente leen) que para comprender la novela había que leerla diez veces.
Kimi y Sonia se escondieron en los servicios de señora, para no comprar un ejemplar ni por compromiso, y cerraron la Casa Elder y se quedaron dentro.
Hosmán resolvió el caso. El autor se quedó con las ganas de que las damas (rubia y morena) se quedaran allí dentro toda la noche. A Sonia, que padece claustrofobia, con suerte le hubiera dado un simponsio y los periódicos se hubieran poblado con la noticia: "Mala novela enferma a una buena mujer".

Menos mal que el resto del público femenino me apoyó. Y en el público, la mujer a la que he pedido matrimonio por la iglesia. Apoyo femenino, generalizado. En la presenta que ideamos el CNR en el local del brujo, seguramente los hombres tengan que pagar entrada.
Ya en el Plartillo Volante, Ramón Herar rompe la botella de Aldea (sin querer) y tenemos que pasarnos, los bebedores de ron, a un ron venezolano, que indirectamente riega una trifulca intelectual entre dos amigos. Yo no me entero bien. El Zoo punto cero en peso me ofrece un papel en una película. Jael se interesa por la película. Tengo que hacer de perrero. Comienzo a practicar el papel. Llego a casa con más dinero del que había salido. Y al parecer, enamorado del cuello de José María.
Ramón, compungido, creo recordar prometió que llevará mañana a la reunión de amigos de Israel una botella de Aldea. Más le vale. Pero yo beberé solo agua. Por lo menos el primer cuarto de hora.

2 comentarios:

Ramón Herar dijo...

¿Compungido? Ron Aldea edición especial traída direstamente de la fábrica palmeriensis. Y no creo que lo llegue a probar, eso sí que me va a dejar compungido.

Anónimo dijo...

Suena cruel por parte de los invitados pero divertido que no fuera una presentación al uso.