domingo, 5 de mayo de 2013

sin título

Ayer en el parque en la feria encontré una palabra nueva, "vigil" (vigilante, estar vigilante), y el recuerdo de un antiguo perro amigo y otro recuerdo de un amigo perro. La letra que quedó suelta se refiere a la Luna. 
--Aléjate de las mujeres y será el puto sheriff...

El día anterior, entre feriantes escritores que vendían sus libros con sonrisa profidén, encontré una escritora. Oval de segundo apellido. Se acercó, me ofreció dedicarme su libro.
--Soy hombre pobre --dije.
--No diga eso, que no va a dejar de serlo.
--Te haré caso.
Le hablé del programa radio y de conseguir su libro en la editorial. Idea. Acercarme allí y pedir el libro pa La Puerta. Lo que leí, dos páginas, me encantó, me metió en lo que contaba, me olvidé del parque. Y Oval no es un apellido que me sea indiferente. Pero por otros motivos, por otras historias.
El caso es que pensé pedir el libro. El programa tiene millones de oyentes. Pero la cabeza se me hizo un lío. ¿Y si me niegan el libro? Como en un chiste viejo, de uno que se le estropea el coche y ve una casa y camina con intención de pedir una llave inglesa, ¿y sí me niegan la llave inglesa? Total, cuando llega, toca a la puerta, le abren y el hombre dice: Métase la llave inglesa p...
El caso es que estoy sorprendido. Entre una alaraca de boberías, surgen inesperadas, imprevistas, dos autoras con sangre en poco tiempo. Gloria T, que ya estuvo en La Puerta, y ayer en el parque esta Oval, también una chica joven. Pero qué grandes escritoras. ¿Tendrán negros?

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