jueves, 6 de junio de 2013

política, ¿qué es eso?

Conozco a L, hombre afable, vecino de la calle El Tanque, que sabe cuidar su jardín y su persona. Coincidimos y pegamos la hebra en el bar de Nally. Suficientes méritos aunque la conversación verse sobre la política. Lo que tenía que decir sobre política, ya lo dije. No me interesa, me suena a chino. Hubiese sido un buen negocio meterme a político, pero ya estoy viejo para esos bisnes. La vejez no tiene atajos.

L es cristiano, anarquista y marxista. ¿Quién da más? Sí, algo más. Independentista. Hombre de Valladolid que propugna la bandera de las siete estrellas junto a la bandera roja de la hoz y el martillo. Asunto poético. Debía ser poeta si ya no hubiera en el censo de Santa Cruz unos trecientos poetas de base, cuatrocientos de mediano alcance y dos que no sé, entre tanta competencia, que están esperando para retirarse. Pero en fin, no es mala gente L. Sus ideas suenan a sinceras, a que de verdad se las cree. Le hablo, porque algo hay que decir, de una izquierda de pancartas acartonadas, una derecha con pensadores de medio pelo y melenudos mangantes, un centro donde bailan los neoliberales que compran y venden dinero, también con sus dos o tres ideólogos mercenarios, onanistas que se corren cada vez que citan el nombre de un autor y no sé si conocen las cuatro reglas de la aritmética (que son dos) o la lógica elemental. Puede que sí, que de vez en cuando bajen de sus nubes de significantes con contenidos huecos y pongan los pies en la tierra. Si es que no bajan de esas nubes para remojarlos en aguas cenagosas. Y con el agua clara que se lave Rosa la cara, porque si está esperando el Euphoria... Me conmueven los artificios dialécticos de L. Sofista de lo etéreo. Habla del pueblo. El independentismo lo despacho en dos palabras: demagogia y  artificios. Le hablo de la amenaza del fascismo, cara protectora y sabedora de eso que llaman pueblo. La sangre está aguada. No hay carácter sino en los fundamentalistas. Sangre en las venas. Y a falta de religión, no tengan cuidado con las semillas del Fascismo cuando los cabreados de la tierra cosechen papas y pongan a los neoliberales a comerse el dinero, literalmente a comérselo. Monedas incluidas. Y de postres, banderitas de solapa. El fascismo se alimenta de engodar al pueblo con proteínas y aminoácidos. El liberalismo tambaleante, con leyes que ellos son los primeros en limpiarse los mocos con ellas. En esa estamos. El partido de pelotas está comprado. En fin, discusión cordial con L. Pero cuando el neoliberal, el dueño del bar de Nally, se cree que todo el monte es orégano y que puede poner los precios que le da la gana, es hora de retirarse. Lloro no ver a Nally todos los días, mujer que es solución entre cartón piedra unos y otros, pero mis lágrimas no romperan la escarcha que cubre a dame dinero que te doy queso para ratones. Nally. Esperanza negra en una tierra de blancas a veinte euros. Lloro no verte. A falta de sangre, no son buenas las lágrimas. Eso sí sé, pero no sé para qué quiero saberlo.

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