sábado, 26 de abril de 2014

ahora que estamos sentados...

 No oí el discurso del alcalde. No traté con los políticos. Si quieres manices, trata con los políticos. Ellos tienen la llave del almacén. Eso era a la doce. Yo estaba en Ibrahim. La chica mala de la barra me dijo ponte guapo y disfruta. Me puse feo y bajé a la plaza Weyler por la tarde. Un café con Marcelino. 
--No me digas que el mundo es esto. Tampoco que soy impaciente. Estoy cansado de abrir puertas con la cabeza...
Me recuerda un poema de Proserpina... cansado de la tarde y el cosmos... 
Dejé a Marcelino Marichal a las cinco menos cuarto, en la calle El Castillo, y fui al garaje de Juan Royo. Lo vi. Estaba tirando la basura. Basura general. Bajamos al garaje. Subió el coche (el automóvil, según los puristas de la lengua), no chocó los faros con ninguna papelera. A salvo las luces de los focos. Dejamos atrás la refinería. Atrás la ciudad del concejal Martín, el que le negó calle a Cubillo. Subimos. Arriba Arriba. Pasamos por debajo de Santo Anchieta. Problemas en la gasolina. Yo controlo. Sé dónde hay una. Tres litros en el depósito. Llegaremos. Juan pone música de Wagner, El anillo de los nibelungos. Recuerdo las visitas del Capitán Trueno a la reina Sigrid en la isla de Thule. Un herrero forja una espada. Juan llena el depósito.
Subimos a La Orotava hasta que se orienta. Vemos la carpa de la feria en la plaza de La Constitución. Seguimos. Parking de Mercadona. Salimos a pie del supermercado, olor a mangas. Caminamos por calle adoquinada y accedemos a la feria y encuentro de escritores canarios. Mujeres guapas nos besan. Una editora nos aparta del tumulto. Quiere hacer contrato con nosotros, hacer negocio, somos el futuro. No sé si pedirle un adelanto. Le enseñó un ejemplar que llevo en la mochila, colección animal, Zo.O. De la máquina de fabricar poemas. Ejemplar Único, lo que JRamallo llevó a Las Palmas. Le cuento, le explico. Ejemplar Único es una guerra engendrada en el Zo.O. 
En la mesa de presentaciones y conferencias, uno que habla y luego otro que habla. Buscamos nuestros libros. Libro del cuervo ausente. Favor que le debo al editor. Agosta escribe, idem. Llorad las damas sí estaba. Curiosamente cuando lo vi (no lo abrí), Aquiles García, poeta y editor, de Las Palmas, recitaba Llorad las damas / que Dios os vala / Guillén Peraza / murió en La Palma / la flor marchita / de la su cara...
Yo creí que estaba en el programa pero no. Quien figura en el programa, aunque Graciliana Montelongo me señaló a mí, era un tal Jesús Castellanos con un libro titulado Llorad mujeres. Sin coma ni nada. Coma comida. Gracia que también le debo al pequeño editor. No es el primer libro que esconde. Se ve que su negocio es esconder los libros que publica. Estupenda gracia. Pero da igual. La feria se anima. Graciliana nos invita a cenar en el Lyceo Taoro. Juan le explica a una poeta con sombrero la historia masónica de la tumba sin muerto, a la izquierda del lyceo. Vino del país en el comedor. Buena cosecha. Plato fuerte, cordero al horno. Junto a Juan, una diseñadora le explica el secreto de sus bostas, hasta las rodillas. La poeta me dice que quiere hacerse una foto conmigo, es tan romántico el sitio. Sí, después de los postres, licores y puros. Una delicia todo. 
Y ahora de nuevo en Santa Pus. Día de sol. Encuentro a Pedro en la Rambla. Me pregunta por Marcelino. Me cuenta cosas del san García Márquez y del infame Vargas Llosa. Yo no digo nada. Entre infame y santo, no sé dónde estoy. 
--¿Donde hay un cíber abierto?
Me dice. 

Un paisaje me espera. Cómo lograr profundidad, cómo repartir la luz, todo son enigmas. 








  







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