Sigo con la curiosidad puesta en las creencias yorubas. Los esclavos cubanos y brasileños disfrazaron con la santería o el candoblé esas creencias. Así disfrazaron a Changó con Santa Bárbara o a Babalú con San Lorenzo. Yo ahora imagino otro sincretismo, con las antiguas creencias griegas. Imagino a Yemayá relacionada con Neptuno o a Ochum con Venus. Elecuá con Mercurio... En fin, erudita labor que no está a mi alcance.
Mientras tanto tomo notas al azar. Veo a Oyá bailando y Babalú, escondido tras una puerta, enfermo, mirándola por el ojo de la cerradura. Oggún, el que abre los caminos, le pregunta a Babalú por qué no sale a bailar,, y lo llena de paja y palma seca y lo empuja a bailar con Oyá. Sopló un ventarrón y la paja y las palmas volaron y lo dejaron desnudo. Oyá así lo vio, enllagado de pústulas, y lo invitó a bailar con ella y le dio la noche de su vida.
Otra historia dice que Yemayá vivía con sus hermanas (Oyá y Ochum) y les enseña el arte de la pesca. Sucede que un rey se enamora de Ochún, pero lo que logra es raptar a Oyá, su hermana. La coge de rehén y pide un rescate. Mientras Yemayá se pone frenética, Ochum reúne moneditas de cobre y va al palacio de rey a pactar el rescate. --No me interesa el dinero sino tu virginidad --le dijo el rey. Y así Ochún entregó su inocencia para rescatar a su hermana.
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