martes, 5 de junio de 2012

esperando que abra un bar de los no recuerdos

Bajo al Tea. Deterioros incipientes. Todo se desmorona, poco a poco. Saber caer es la única destreza. Arriba en La Maldad, luz que se va de nuevo. No me importaría si no hubiese encerrado mi trabajo de estos años en computadoras. Busqué notas que había escrito sobre el recital de Ismael Serrano, a quien fui a ver invitado por Luisa (recién conocida) e incitado por Carmen. ("el Bar de los recuerdos" puso en el escenario el cantautor; poco que ver con "el Bar de la ignominia", pequeña colección de cuentos en el último número de Lunula.) Supongo que cuando llegue la luz del sol encontraré esos papeles y podré hacer el cuento. Había también otras notas. Sobre una época en que trabajé de levantador de barrera en el acceso a la playa de Las Gaviotas. Y la la aprición de niños muertos en la novela canaria actual. Y del programa de ayer en la RUT. Y sobre la respuesta llegada desde la nave Entreprise sobre la compra de Telarañas (3 euros, no 2). Y más nada, por ahora. Bueno, sí. Ayer en la radio Asunción Alvárez y Luisa Reyes, quienes mueven lo que hace posible estancias como la de Ismael Serrano en El Guimerá. Debajo del brillo está el trabajo. Los cimientos. Y el próximo programa, centrado en en la novela Puerto Santo, que ha comenzado a caminar.

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