domingo, 14 de octubre de 2012

Baja la voz

Seis micro obras de teatro, llegadas de Madrid al Generador merced a la gestión y arte de Antonio Cifo. Del título sólo me acuerdo de la primera: Baja la voz.
--Baja la voz.
--Baja la voz.
--Baja la voz.
--Chin chan chao --me susurró Sita en la oreja, la única persona que conoce mi idioma natal, además de varias variantes del inglés. Es una mujer a la que entiendo aunque me hable en inglés australiano. Estábamos por fuera de la sala 3, yo hablando con Sonia, esperando que la taquillera se aclarase con las entradas, mogollón de gente esperando sacar las entradas para una sala o las que quisiera. Imposible pensar en el Generador convertido en un multiteatro, y fue al contrario, incluido el teatro sin guíón.
--Baja la voz.
El Generador. Calle El Clavel. Noche de sábado. Fiscoteatro. Antonio Cifo, principal reclamo. A Cifo lo conozco de antiguo, y ya lo había visto en el Generador el jueves que pusieron Él, de Luis Buñuel basada en la novela de Mercedes Pinto pero con un ambiente en sintonía con El Túnel, de Ernesto Sábato. Él parecía Pablo Castel y ella María Iribarne. Incluso sugiere un final. Dos puertas deja abierta el hombre de Teruel. 1) el burgués paranoico tenía razón (su sufrimiento era que su mujer no reconociera la verdad) y 2) al monje obsesivo, en una siguiente escena, no rodada, lo oímos decir: "Vengo a matarte, porque me has dejado solo". Pero en esta noche en el Generador no estábamos solos. Apoteosis de gente. Apoteosis de buen teatro. 5 salas, 5 obras. Cifo actuaba en una --genial los dos actores y la obra--, y era autor de otra, la que se hacía en la sala 5, divertida, carnosa. Me solidaricé con el teatro y con Antonio Cifo. Olvidé la pedancia con que presentó aquel jueves El. En general, la primera obra que vimos, la de sexo en la Red, bueno, se podía ver. A partir de ahí, Teatro de frontera, Teatro con mayúscula.
--Baja la voz --dijo alguien después de que hiciesen un feo indigno pero insignificante.
Fea la araña, la viuda negra, con la que conversamos después, en el Malavida, mientras discutíamos sobre el autor del Tractatus. De todo se puede hablar, pero mejor es callar. Capítulo aparte merece W. Con película, muy buena, en el Tea.

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