martes, 10 de noviembre de 2015

hormigonera

Al final me estoy amigando con la denominación ´mariconada`. Acción Mar con Nada, de Realisnmo Punto Cero en Arte Okupa, lugar entre la mar y la montaña, entre dos playas, con casetas de obreros de la trata de piedras que hubo arriba. Allí trabajaba Mínguez, un hombre fornido con hablar de bobón, pero más listo que una tea, no sé si familia mía. Mínguez murió en el fondo de un tanque de petróleo, limpiando el tanque, por los gases, dijeron, oí. Los gases allí arriba fueron los de los sprays de una muchacha dándole colores vivos a un banco de enamorar.
--Es que está recién pintado --dijo Isa a una peninsular que se fue a sentar y sintió una mancha en su vestido.
Eran manchas de hormigas. Voraces hormigas translucidas devoraban a un gusano transparente. La imagen era terrorífica, inquietante.
Alejé a Isa de la horda de hormigas.
--¡Debían poner un cartel! ¡Recién pintado! --gruñó el peninsular que estaba con la peninsular.
Isa y yo nos asomamos al precipicio, más ella que yo. Hablamos de nuestros vértigos.
Dos vástagos madrileños que se pasaron dos horas haciendo cosas en el cuarto que okupamos nosotros, ya se habían ido. El chico contaba que su profesora de no sé qué los obligaba a un lenguaje antimachista a rajatabla.
Quizá haya que buscar la palabra femenina en todo, en toda magnitud, ir eliminando los masculinos. La gente, la humanidad, la nación, etc. En fin, entretenimientos lingüísticos. Ya desde niño, con mi amigo Enrique, amigo de entonces, investigábamos porque la parte de la mujer es masculino, y femenino la del hombre. Misterios del lenguaje.
El misterio que yo tengo es que a los monos que están allá arriba hay que darles pintura azul.


Azul de Raíz Profunda.


Y cuatro cuadros de una pintora nuestra en Madrid robarlos en la sala donde están ahora e incorporarlos bajo el techo Realismo Punto Cero. Si lo hacemos se enfada. Que se enfade.
A pesar de las revolturas envidriosas que acechan los tiempos, buenos augurios.

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