domingo, 27 de diciembre de 2015

carta de negocio


Pepe


pasaba por aquí y entré a ver si había algo en borrador. Como no veo nada, te escribo a ciegas. Una honra la que Aroma Profundo nos ha dado, nombrándonos maestros del amor, esa palabra de cuatro letras que decía nuestro amigo ahora esclavo del amor. Maestro del amor no es cualquiera. Anoche estuve con Marcelino. El hombre seductor está alienado con la enseñanza y le falta ahora dar en el clavo. De eso me di cuenta en la plaza La Madera, cuando vimos a Marlene...
Bueno, lo que quería ver aquí es ver si habías escrito algo sobre el amor. Maestro sí fue Juan Cabrón, pero como ya sabes, éste el amor espiritual lo tenía en cero, y el físico lo tenía en el infinito. Murió como un valiente y eso lo honra, no su manera de amar, cruda, sin afeites, sin alma, como la contesta que le dio Martín Fierro al moreno que lo estaba buscando porque el gaucho había matado a su hermano en una pelea. El moreno sabía lo que es amor de hermano y de justicia era que matase a Martín Fierro. Pero este hombre también tenía su justicia. Su alma ya no estaba para que nadie le estuviese tocando la nariz, con razón o sin ella...
Yo sólo sé el tópico, lo que dice el refrán. Siembras lo que recoges. Y recoges lo que siembras. En lo físico y en lo espiritual.
En lo físico necesitamos esa sala grande, porque es el sitio apropiado. Toca a Juan, que anda desaparecido, y siembra el dossier. Con amor, salud y ...


Chito

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