miércoles, 31 de mayo de 2017

sin título

Me levanto pensando en la diferencia entre elogiar y adular. El elogio nace del gusto y la adulación del interés. Supongo. Fue porque vi en feibo un encomio a Juan Cruz. Especialmente a su Crónica de la nada. En mi juventud esa novela no me dijo mucho, pero fue bastante elogiada. Sacarla a la luz ahora, no sé si es elogio o adulación.
También vi en Facebook una crónica de Jordi Solsona sobre la feria del libro, donde tú compraste Gracias y desgracias del ojo del culo. Tiempos de Quevedo.
Jordi también cuenta la feria. Dice que él es más charlatán que escritor. Sí, algo charlatán es, pero cada vez menos.
Quien está muda en la pantalla es quien me inspira los paisajes. Algo no salió bien. Pienso en el mito de Icaro. O tal vez en el de Narciso.
Bueno, Pepe. Te imagino liado ahí abajo en la ciudad. Yo aquí arriba entre quitarle grasa a la novela, interés de echarla a volar ya de una vez, y pintar paisajes. Esto por gusto.
Cuando hace sol me asomo a la puerta a ver si sucede un milagro. Milagro ninguno, pero hablo  con los vecinos.

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