jueves, 25 de abril de 2013

ayer, hoy...

Empieza la etapa de Valleseco. La inicié con el encuentro frente a la plaza Toros del mural de SANTA CRUZ LEIDA con un fragmento de Ídolos de bruma. Un encuentro así es señal de saber uno comportarse, tener estilo. El estilo en La Puerta lo ordena Juan Royo. "Pórtate bien". Me porté bien. ¿Por qué iba a portarme mal? Los versos de Covi García, leídos en la barra del bar de lo ignominia, no me desagradaron. Incluso me recordaron El cantar de los cantares, a Juan de la Cruz y el polvo enamorado de Quevedo, al que por supuesto hay que suponerle polvos enamorados; no todo se reduce al interés conceptista. Así que me porté bien. Y además el Cuervo se quedó por el Sur. No fue a poner la música, y el comandante preocupado, "a ver qué música ponemos". Tarde de profesionalidad radiofónica. Hay que cuidar a Antonio, que el día menos pensado cumple y da la sorpresa. Me porté bien.
Hasta que un sms de un oyente puso una tilde necesaria. Me acordé de una chica de Gúimar con la que enamoré un día y al final cuando nos despedimos me dijo "la próxima vez portáte mal". Así que me porté mal. Discutí con Daniel María, que si cae en boca de Juan queda convertido en David García. Como nombre de autor está mejor que el otro, a mi oír. De ver y de oir fue de lo que discutimos. Cerrar los ojos y abrir los oídos, y que eso lo diga un medio sordo tiene su paradoja, es como tirar piedras sobre el propio tejado. Creo que le voy a dar la razón a Daniel y mejor oigo menos y veo más. 
Y ahora, amiga, a Valleseco. Esa playa tan incómoda, aparentemente, es mi amante. ¿Con sexo o sin sexo? Eso fue otra cosa que discutimos. Menos mal que nos portamos mal. A ver cómo se porta Armando Rivero esta noche en la Mala Vida. Mucha mierda y buena voz, amigo Armando.

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