--¿Cómo te llamas?
--Como soy bolichera, para ¿qué quieres saber mi nombre?
Fue práctica, quería saber si era verdad lo del hombre del saco. No, no era verdad. Era un operario de Refugios Cochino. Y portaban jaulas, no sacos. No sé si peor que lo otro. Hoy los gatos estaban otra vez en la calle, en los jardines, bajo la ventana de la señora de los gatos. Atontados. Con las cabezas como la mía, con las ideas más lisas que un boliche. Seguramente el calor.
el calor que anunciamos la noche lunula en Mala Vida
el actroz
Chito
los animales del público
capitán M y dr R
Y no tenemos más fotos. Ni la de la araña negra, presencia indómita en la puerta de la pared de enfrente.
Y crece la luna.
Ea, ea, busca la abertura,
no te entretengas, sigo tus pasos.
quiero saber, donde está lo bueno,
oh bella dominicana
(en casa del Dr. R., con destornillador, en el mes más cruel)
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