martes, 1 de diciembre de 2015

La necesidad de Orfeo...

Raíz Profunda, el cuadro, me recuerda a mi madre, el rostro de mi madre una vez que la vi bailar, ojos de niño, y el machete de mi madre. Cortando pescado sobre el picadero de El Frigo. Mi madre era el elemento masculino en mi casa, el masculino y el femenino. Poseía un atractivo andrógino que te pones a temblar. Mis amigos que la conocieron saben de qué hablo. No sólo de tortillas se alimenta el hombre.


Empecé en borrador a decir lo que he visto y lo que he pensado en el libro de poemas La necesidad de Orfeo, de María Teresa de Vega. Imágenes sexuales de contundencia y belleza indiscutibles. Y por otra la captación metafísica del mundo y de la vida. Del universo. María Teresa es una mujer de pensamiento. Sin leer a Locke, comprendí al filósofo por dos líneas que, sobre él, escribió nuestra autora en su más reciente novela publicada.
Su atmósfera metafísica está comprometida con el tiempo y el movimiento. Leer el libro es comprender que donde hay tiempo no hay movimiento, y donde hay movimiento no hay tiempo. Quizá hay que ser buen poeta para comprender esto. La prosa es tiempo, la poesía es movimiento. La unión sucede, pero siempre que no suceda. En fin, un poco complicado explicarlo.


Aquí en borrador tengo una crítica del libro (empezada) que si Dios quiere la termino un día destos. Pero no me resisto, ahora, a mostrar algunas imágenes de La necesidad de Orfeo que me traen a la memoria a mi madre.


¿Qué ves en mi jardín? En la enredadera un lugar
para tus nidos. En el escarlata glorioso de sus sépalos
anduviste escarbando; en la oscuridad bajo los troncos trenzados
ejerciste tu profesión de arquitecto, (...)


Estos versos en mi memoria son una novela. En la enredadera un gato buscando los nidos. El escarlata glorioso de ciertas flores del patio. Arquitectura de los años cincuenta... 


sol que pone a arder las piedras, lagarto verdinegro, arcos de las puertas, apoteosis teatral de la aurora... Estas imágenes y otras que María Teresa ha plantado en su libro, me recuerdan (perdona el plagio, María Teresa) ese latido en la sien que fue mi madre.


Un cuadro y un libro de poemas se mueven en el tiempo. Qué cosas.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Te escribí un comentario pero no salió.

Unknown dijo...

Te decía que me gustaron mucho tus comentarios. Creo que entendí bien la diferencia que haces entre novela y poesía. Esta es movimiento hacia dentro, atraviesa las capas de nuestra existencia, en círculo y profundizando hasta llegar al final del embudo en cada momento de creación. Me satisface mucho que te ocuparas de mi librito.
Un abrazo muy fuerte

Unknown dijo...

Te decía que me gustaron mucho tus comentarios. Creo que entendí bien la diferencia que haces entre novela y poesía. Esta es movimiento hacia dentro, atraviesa las capas de nuestra existencia, en círculo y profundizando hasta llegar al final del embudo en cada momento de creación. Me satisface mucho que te ocuparas de mi librito.
Un abrazo muy fuerte