Día 30
Calle La Marina
Equipo Para
21:00
alma Soy un animal
Pepe y Chito y Gonzalo y tú
Catulo obsesionado
con el culo de Lesbia,
Juan Cabrón arribista,
rico, corrupto y currador,
y viejo Pepe junto al lienzo
será la fuerza mayor.
Este romance lo escribo
pa celebrar la ocasión.
Si no se le quitan bailando
los dolores a la tabernera
déjala que se aburra
se aburra y se apena
o que vaya a Juan Cabrón
y al Catulo de Lesbia
y se alegre la bella
pintando en blanco
con negro carbón.
Pepe abre la puerta
de la incógnita mansión;
baila la bella
con el feo bufón,
feo elegante
y prendado de amor.
El mundo se acaba,
el diablo se enfada,
la carne está tierna,
cruda y sangrada.
Venid veganas,
venid carnívoras
al Equipo Para
el día de Martina,
hay zanahorias
mezcladas con guindas,
mejunje de magia
levanta la pinga,
ensancha las válvulas
de Agulo hasta Hermigua,
y pa las voraces
fieras carnívoras
hay un cochino
negro marfil...
yo sé quién es.
Hay elixir
que hace sentir
y decir:
Estas son las coplas
de la tierra mía,
yo me voy pabajo,
calle La Marina
1 comentario:
Pepe
ya te conté ayer la segunda clase de teatro con el maestro Tacoronte. El teatro fue mi gran vocación hasta que perdí los papeles en la vida --a todos nos llega un tiempo en que perdemos los papeles y nos vemos negros--. Ahora que tengo edad de buscar empleo, tengo claro lo que quiero hacer en la vida: Actor cómico. Con el ceceo y ahora con escape de aire por ausencia dental, no puedo aspirar al papel dramático como el que hice en la película que tú dirigiste y quedó escondida.
Además estoy preparado pal reto. Cuando los demás se reían de uno y uno se lo tomaba como una falta de respeto, como en el cuento del tigre y el jabalí, el dominio era absolutamente de los demás. Pero de pronto los humanos dan risa. Y te ríes dellos. Y ellos se ríen de ti.
Ayer tuve la suerte de que el maestro Tacoronte me sacase al escenario. Al que estaba arriba le decía que tenía que susurrar y el compañero de clase protestó porque no le parecía correcto susurrar, y me tocó a mi subir y gritar mi papel. La risa del público me recordó la del cuartel, la de todos los demás reclutas, yo era el soldado 166...
--¿por qué se ríen estos cabrones? --me preguntaba yo.
Hasta que distinguí, con las clases de don Lorenzo los sonido z y s, y s peninsular y s canaria con las clases de Ramón Trujillo, que está ahora en Perú aprendiendo italiano para leer a Dante en original.
¿Y por qué te cuento esto?
En fin, la obra sigue.
El combate sigue.
¿Miedo escénico? Los animales no tenemos miedo escénico. Cautela y elegancia sí, miedo nunca. Ni siquiera miedo a perder la hembra que más queremos. Así está la cosa.
En Ibrahim de lo menos que se habla ahora es de política, y Ibra me pide disculpas cada vez que habla de Las Palmas.
Menos yo y Carlos Navarro y Suso el gordo que pone el periódico debajo del plato cuando come, casi todos los demás hojean la prensa y la dejan de lado enseguida.
Este Carlos Navarro me llama todos los días por un nombre diferente. Es un artista. No sé quién soy hasta que llego a chez Ibrahim y Carlos saluda con mi nombre del día. Hoy me llamó Jesús. Qué cosas.
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