lunes, 8 de febrero de 2016

... a ver, jugador, la mar

Pepe

si en los extremos del movimiento del péndulo, la prosa es un lado y la poesía el otro, lo que llamo la copla es el momento en que el péndulo está en perfecta vertical, a modo de puente entre la poesía (arte religioso) y la prosa (arte de chismosos). Es curioso, tu cabeza de Pepe es el momento grave, Poesía, en este blog. Es la flor. Y mi cabeza de Chito, la mierda. 
Espero que por lo menos tenga la calidad alimenticia, y táctil y olorosa, de la de burro o de caballo. Y no me llames narrador, llámame lengüín, no me gustan los halagos. Tampoco me gustan las injurias. Soy lengua y punto. lo de lengüín vamos a dejarlo para los bobos que me quiera poner guapo, o para la amiga que ha tenido el capricho de enfadarse. Esto de capricho lo escribo en prosa. En la poesía (cuando no me llevan las tres musas a las coplas de Juan Cabrón, ese estado de equilibrio perfecto entre los dos géneros opuestos) capricho es una palabra mundana. El poema no admite reproches. El único reproche es sufrir el desdén. Sentir una cuerda que conozca, como quien dijo, lo que pesa tu culo. Pero sé que no. La cuerda es floja. La teje un bicho humano. Un ser que ha tiempo pasó la raya verde y se lo permití, y luego pasó la raya amarilla (la de Pepe Monagas) y se lo permití. Ahora pasó la raya roja. Es el hada 13 del cuento de la belladurmiente. La que no invitaron al festín. 
En este caso el festín era yo. El bichito hizo como en un cuento moro. Se dedicó a cortar las raíces de las lechuga, con el objetivo de encontrarme hambriento y ofrecerme guarida y guarecerme en sus brazos musitando boberías. 
Las coplas de la serrana de la Finojosa es más ilustrativo. El soldado salió por patas de aquella bruja.

Ya me he ido recuperando de la cojera. Ayer vi a Pedro, que cuando habla de política y le contesto, le da el capricho por enfadarse. Curiosas las fotos de hoy en El Día. La de los tres mosqueteros (Iglesias, Rivera y Sánchez) en los premios Goya. La imagen es proverbial. Pedro Sánchez en el centro, con botón de la camisa desabrochado, y los otros dos a un lado y al otro, los dos pájaros con pajaritas: alegoría del péndulo, pero también de la crucifixión de Cristo, con los dos ladrones. Pedro Sánchez, hasta que le pararon el maniqueísmo en el cónclave de su partido, me pareció un maniquí, lo mismo que el jefe de Ciudadanos. Lo apodé don Limpio cuando lo oí decir en el Parlamento español que él era un político limpio. A lo mejor es verdad y pasa la prueba del algodón. Ahora falta saber qué ladrón (I ó R) es el malo y cuál el bueno.

Predro me dijo que camino mejor. Le dije que ya estaba harto de todo el mundo. Cuando te ven malo, Ay qué malo estás. Cuando te veo mejor, Ay qué mejor estás. Qué pesadez, viejo. Ya sé que estoy mejor. Estoy mejor gracias al mejunje de Dr R, la pomada que me trajo Nguyen de Vietnán y las veces que fui al mar con el coche del partido. Hoy vi a mi secretaria. Inspeccionó a Lucas, dio el visto bueno y se llevó los periódicos viejos. Se quejó de que a ella no le hacía poemas. Esto es una paradoja, a quien los quiere no se los hago, y a quien no los quiere...
En fin, no más por hoy.
Da prontas noticias.

Chito

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