martes, 18 de febrero de 2020

Qué fastidio. La amiga que sigue empeñada en comentar en privado lo que escribo en público. Ciertas mujeres son ordenadas con sus cosas. No se les ocurriría poner las toallas limpias en el cajón de los cubiertos. Cada cosa en su sitio. Las conversaciones privadas, y más aquí, son para negocios privados, sentimentales o económicos.

 Yo no soy ordenado con mis cosas. A ver si me dejan al menos no desornemarme el ritmo de la escritura. Bueno. Sigo en Tailandia, con la imaginación, por culpa de mi amigo Juan Royo. Pero no cuento ahora más nada porque se me acabó el combustible imaginativo.

Y la mujer que amo (todavía me dura) no está visible. No está bien. Me dijo que estaba retirada del mundo. Ordenando su vida. Siempre estamos ordenando (o no) nuestras vidas.

Y eso. A ver si lo tengo que decir en chino.

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