lunes, 28 de agosto de 2023

muros

 Acude al amor cortés

si tu luna está menguante,

los trovadores andantes

saben el arte de hacer

lo que quiere una mujer

sin entrar en el secreto.

Abrir la puerta es un reto

si no se usa la llave,

solo la abre el que sabe

no salir y estar dentro.

*

El beso del siglo. Dos besos tiene la literatura española del siglo XIX: El qué daría por un beso, de Bécquer, y el beso del monaguillo baboso a Ana Ozores en el último capítulo de La Regenta. 

En la última tertulia de La Paz no hubo besos. Incluso Juan se equivocó cuando le dio la razón a la mujer que me criticó por la mediana defensa que hice de Lluvia horizontal. Ni aún estando yo salido como un mono, me atrae Belén a ese nivel. Me atraía como amigo, sin connotaciones sexuales, aunque últimamente nos hemos quitado puntos en el carnet de la amistad. Ella a mí y yo a ella. Ni me molestó que pusiera en el mismo saco el beso de Rubiales (ella de opinión en la cuerda de Sumar) con que yo le dijese que abreviase. Lo puso en su fb, llamándome Leo (en su novela yo soy Leonardo). Le contesté pero más por llamar estúpido a Antonio el Cenizo, el agricultor que le tiró la piedra al helicóptero que cogía agua de su tanque durante el reciente incendio en Tenerife. Por lo que veo, Belén cuenta las historias que le conciernen pero eliminando los detalles que la "rebajan" o perjudican su fama de escritora. 

Juan no aceptó la invitación a una segunda caña. Estuvo más bien distante. De decir que me había ganado las perlas --por las anotaciones que hice en su borrador-- pasó, en la tertulia, a decir que esas anotaciones no le habían servido de nada. En fin. Razón tiene Maestro cuando opina que la forma más barata en un pago es el dinero. Eso de las invitaciones me recuerda cuando otro colega --amigo poco y ya nada-- me invitaba a comer por el trabajo que le estaba haciendo. Una mierda. 

Las adulaciones de amigos al que ayudas se acaban cuando ya no puedes ayudarlo, porque es uno el que necesita ayuda. Entonces hacen mutis por el foro y adiós muy buena. En fin, yo tampoco puedo tirar piedras.

Ya perdí la inocencia. Tendré que acostumbrarme al desengaño. Más me vale.

La economía no muy bien, pero de esto soy yo el único responsable. 

Y se acabó por hoy. Me voy a acostar. Tal vez soñar.  

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