lunes, 5 de mayo de 2025

más cosas

Si te quieres ir vete y si quieres venir vente. No hay más ciencia del movimiento en este mundo de gente. Jordi insiste mucho en que el arte lo hace sentir. Lo dice tanto que al final no te lo crees. Sentir con calor y pensar con sequedad son vasos comunicantes. El peligro es sentir con frialdad y tener el pensamiento húmedo. Mal clima para ser habitable. En fin, todos tenemos dentro las cuatro estaciones, unas se van y otras vienen. A mí me vino la concluyente, la del invierno. Sentimientos melancólicos y pensamientos estancados. Recuerdo con nostalgia el pulpo que comí con Ramón en Taganana. Ramón no apreció el sabor de aquel pulpo, su filosofía se ha quedado en el sonajero y no ha sido capaz de subir al campanario y, con el catalejo, mirar el dormitorio lejano donde Ana Ozores se desnuda antes de meterse en la cama y apagar la luz.

 Y ayer me vino también el sabor de la pella de gofio que Cristian me llevó al hospital cuando estuve allí metido. Me visitó ayer, alegría verlo. Esta vez no hubo pella.

 El exilio de las musas, que son las que se han ido a putear en otras mentes, más solventes y más primaverales, es la marca principal de este invierno mental y sentimental. Los bastos se marchitaron, los oros dejaron de brillar, las espadas se oxidaron y las copas se vaciaron. Fuerte panorama.

Casualmente veo una conferencia de Maestro y de su discípulo predilecto. Este último despotrica contra la teorías literarias de Javier Cercas, meras ocurrencias según él, frente al racionalismo inapelable del cierre categorial de Bueno que fructifica, en la literatura, en la teoría literaria de Maestro, autor hoy denostado por los popes de la Fundación Gustavo Bueno. Los buenos buenistas poniendo por los suelos al que pretende ser el continuador más acertado del maestro Bueno: Jesús G. Maestro. A continuación asisto a otra conferencia sobre la literatura, esta del mismísimo Javier Cercas, a quien desconozco totalmente. Este autor ofrece una cita de otro que, trasladada a la pintura, podría muy bien aplicar a lo que yo hago en los libros de arte: "El lector vampiro lee para sobrevivir. El lector vampiro, más que leer, apalea el libro, lo acuchilla, le arranca las entrañas, le chupa la sangre, le roba el alma. Esta atroz carnicería parece ser un espectáculo aterrador...".

Trasladado a la pintura que hago en los libros de arte, mis precedentes son, entre otros, Duchamp poniéndole un bigote a la Gioconda y, más categórico, la célebre restauradora que restauró un ya célebre ecce homo.


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