domingo, 6 de junio de 2010

marejadas

¿En qué se diferencia un militar de un terrorista? ¿en el uniforme? ¿en que uno es reconocido por la ONU y el otro no? Hoy vi un reportaje del casus belli Gaza-Israel-Tuquía, etc. Las madres lloran sobre las tumbas de sus hijos. Otras madres, que no tienen sino ojos para ellos, dicen que sus hijos son unos santos y los otros unos golfos que van por mal camino. Amor de madre, argumento categórico. Conmueve más la que llora. Sí es que algo sigue siendo motivo de quiebra emocional en este mundo frío y acerado. Luego vi al calvo activista español. Lo siento, no me gustó nada. Tal vez me equivoque, pero lo que vi es un tipo falso que utiliza la desgracia ajena para darse pisto. Que haga un recolecta, compre un yate y vaya ahora, de nuevo, rumbo a Gaza. Y luego que venga por aquí, y... como dice Maradona...

Con el independentismo canario pasa lo mismo. La falsedad, mimosería y babosería de El Día espanta. Hay que estar ciego y no tener vergüenza ajena para aliarse con ese independentismo. Cuando las cosas nacen torcidas y se empeñan en seguir torcidas... De la misma manera que ahora sí se podría creer en los activista pacifistas que fletaran nuevos barcos hacia Gaza, por lo menos en principio, sólo creeré en los independentistas que quemen esa mierda diaria disfrazada de buena voluntad y nobles intenciones, ese secarral de ideas. Conmigo que no cuenten. Sé lo que vale un fósforo.

A Ojos de Miel la dejé en el aeropuerto de Sevilla. Valió la pena el tiempo que pasé con ella. Ahora me voy a revisitar El fulgor del barranco. Novela situada en otro tiempo. Cuando los barrancos tenían fulgor, como ayer mismo (in illo tempore) el de Las Huertas, cuando me perdía con Thor...

Miel en los labios me dejó ayer la voz de una editora alemana, a quien me presentó un amigo que no voy a decir quién ni por qué esa miel. Hay mucho envidioso, comemielda y falso por estos mundos.

Viento en San Andrés. Buen aliado: el Viento.

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