domingo, 6 de noviembre de 2011

sobre la realidad

Ciber de la calle el castillo. Música infame en el aire. Días de ir dejando atrás lo que impide caminar, al norte o al sur. ya pasó la edad de los romances, en pajares o en palacios o donde sea. Voy si puedo adonde la gente que hay me agrada (o me enamora, si quieren ponerse pijoteros y decirlo así). Como a casa de Cruci el otro día. Habitat acogedor, cena exquisita, cuentos de Fernando impagables, maravillosos, etc., etc. y una mujer mujer, con la que sería un error negarse si ella quisiese, porque los tiempos primitivos ya se acabaron y no está uno para raptos o tirar piedras contra ningún tejado. La edad civiliza y te posa sobre la realidad. Se acabaron los sueños. Lo que resta es no dejar trabajos a media y eliminar lo que no tiene nada que pueda elevarse.

Poca elevación, para mi gusto, tiene el novelista petulante que presentó una salmodia descafeinda y seudo poética el otro día. Por lo menos, hoy poco me interesa. Pero como el novelista de marras, he leído, promete dejar atrás las boberías que ha soltado hasta ahora y hacer algo nuevo, a lo mejor se produce el milagro y mañana hay que irlo a visitar con un ramo de flores silvestres, si se le quita también la grasa que supura un ego inflado con ese gas que no sé ahora el nombre, ni me importa.

Y como la música de este local me incita a retirarme de aquí, hasta otra.

1 comentario:

el escritor escondido dijo...

La edad hace que trates de atrapar el tiempo, nada más y nada menos.