jueves, 19 de marzo de 2015

notas

Como tengo cierta fama de novelista y poeta, el Partido me ha sugerido que sea un militante que aporte ideas. Yo hubiera preferido ser militante de acción, de los que pegan carteles, reparten publicidad, etc., pero ya no tengo edad para actuar. Tendré con conformarme con las ideas. Como novelista procuro ser racional y con los pies en la tierra, condiciones que pueden servir al Partido. Como poeta, depende. Cuando me pongo en cabeza o en obra ajena, la emoción propia está en grado cero. Esto no sólo puede servir sino ser importante. La poesía como debe ser, auténtica, con un don real, ya es otro cantar, y este cantar al partido no se sirve de nada. Mi don está en otra parte. Ajeno al partido. 
Al partido no le interesa las coplas que le hice anoche al moro de El fulgor del barranco, convirtiéndolo en poeta (cosa que no es la novela), constructor de coplas a las mujeres que quiso llevarse al cabuco.

a la señora
Señora devota cristiana,
vuélvase sarracena
y deme crudo el conejo
para esta noche la cena.

a la criada
Fidelia, no sé si me caso,
a otra le tengo amor,
mas si me das de comer
yo me lo pienso mejor.

a la lavandera
Lavandera libertaria,
en palo tus bragas blancas
yo las pondré de bandera;
deja a Franco y ponte franca.

Un moro que vivió una historia muy negra en el Santa Cruz de 1936. El autor lo hizo morir en el último capítulo. Una pena. 

*
Ciudad de Santa Cruz, hoy acomplejada, que sepulta o deja deteriorarse sitios y modos que en otro tiempo tuvieron belleza y alegría (barrios colgantes, plaza toros, balneario, calle Miraflores) y no pocas veces trae de fuera cartuchos quemados con renombre: auditorio, nueva plaza España... Sin embargo, acepto como está lo que hay. Acepto el deterioro como signo de un tiempo que sí o sí hay que vivir. Este es nuestro tiempo. Hay que amarlo. El tiempo y el espacio que tenemos. Amo esta ciudad tal como es. Acomplejada, asustada. Una ciudad con un Ayuntamiento cuyo alcalde emite un bando de oro contra la basura, y el Ayuntamiento lleva sin recoger hace más de un mes más de un tonelada de basura en la zona de Ibrahim. Por mí que siga ahí, tienen su sentimiento esas grandes bolsas blanca llenas de restos de tela asfáltica. La basura que hay en el barrio no pocas veces esconde una obra de arte. Es un desperdicio desperdiciar esas bolsas blancas.

Las tres ruinas emblemáticas de Santa Cruz de Tenerife (plaza toros, balneario, calle Miraflores) guarda cada una una película. Una película melancólica la plaza toros, una película gore el balneario y una película de amor la calle Miraflores. Una pelicula que habría que hacer sin pedir permiso. Pides permiso, sale bien y ya tienes a la alcalde o al alcalde queriendo salir en el primer fotograma. En realidad, a mi eso no me importa. Saldría con autoridad fotográfica. En la plaza toros, haciendo un discurso furtivo a las ratas del lugar; el el balneario, mirándose en los cristales rotos, y en la calle Miraflores tocando el violín sobre un tejado.

Hoy estoy en La Granja. Cartelito de aviso. Me quedan diez minutos de tiempo. Vale. Hasta otro momento.

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