lunes, 1 de agosto de 2022

paréntesis 3

 Ahora veo al narrador llevando el machete, metido en un macuto de lona, a la casa del padre. Al cuartito de la azotea. No sabe dónde esconderlo. Si dejar el macuto a la vista, como la carta robada del cuento de Poe, o esconderlo. ¿Dónde puede esconderlo? Se le enciende una bombilla. Ya sabe. Una idea brillante, de artista duchampino reinterpretando el papel de la novia en el gran vidrio. ¿Qué sé yo del gran vidrio de Duchamp? Creo que lo suficiente como para no meterme en camisas. El azar culminó esa obra. Las líneas de roturas concluyeron el cuadro. Añaden un cuarto elemento. A la máquina de hacer chocolate --abajo a la izquierda--, a los nueve solteros --abajo en el recuadro a la derecha-- y a la novia, se añade ese golpe que provoca la rotura del velo de la novia, de la nube, y deja pasar a un décimo soltero. 

En algún fragmento de la novela tiene que salir Melitón hablando de arte. Decir que hay 22 cuadros célebres en la Historia Universal del Arte que corresponden a los arcanos mayores del tarot. El Gran Vidrio sería La Torre. De Casa Dios, si no recuerdo mal, Melitón dijo que era una polla tiesa preñando el cielo, que los dos hombrecitos de abajo son lo huevos, bailando alegres y pegados al culo. La tierra preña al cielo. En fin, Melitón y sus interpretaciones con las que secretamente intento dibujar el proceso de cómo el narrador se hace mujer. Cosa complicada. Complicado hacerlo sencillo, visible y comprensible. Como quien ve 2+2 y piensa 4. Lo desconocido que no podemos conocer, solo podemos verlo en lo conocido. 

Lo conocido hasta ahora es lo que conoce el narrador. Por lo pronto ya conoce el machete que necesita el cuñado de Ramiro Rivero para empalmar su polla chica. Meter a la hermana de Ramiro como personaje visible, enreda la trama. Y la desarrolla. Cuando el narrador está en la finca del cuñado, en una vendimia, allí están la hermana de Ramiro y Carmen Elena. Se conocen. ¿De qué y qué puede tener que ver eso con la presencia del machete? Bueno, muchas preguntas. Por lo pronto el narrador baja a  buscar pintura plástica, un bote de cinco kilos; sube, saca del macuto el machete, pone el cuadro con trozos de espejos sobre el piso de la azotea. Raspa con el machete las cagadas secas de aves que cagan volando, limpia el filo del machete con una camisa vieja y lo posa en el cuadro, con la empuñadura en la zona de la máquina de hacer chocolate y el filo de arriba tocando al décimo soltero, el que rompe el velo de la novia. Con un cacharro --en otra escena, aún por narrar-- va cubriendo el machete con pintura plástica, blanca. El objeto queda sepultado. Cuando la pintura está seca, sólida, colorea con óleos la tumba del machete.

Si la novela estuviese escrita en tercera persona, con un narrador no visible, ahora podríamos ver a Hansel y a Ramiro Rivero intentando pescar un pez espada en el mar de Los Roques. La relación entre la espada y el machete es obvia. La diferencia es que la espada es un arma de guerra y el machete una herramienta de trabajo. Que la espada se convierta en herramienta, es difícil de imaginar. Es una imagen fuera de onda una espada cortando caña. No la es la de un machete convertido en arma de guerra. Y en arma de amor --que también es inherente a la espada--. En la mano izquierda del cuñado de Ramiro Rivero, es evidente que era un arma de amor, afrodisiaca. Así aparece por primera vez, cuando Ramiro Rivero está matando a su padre que está amando a su hermana. 

Con el tiempo, el narrador íntima a fondo con Carmen Elena, que le hace el cuento de la verdad. La hermana de Ramiro en aquel momento de su infancia estaba en el cielo y quería ser preñada por su padre, y el tonto de su hermano, con la estúpida disculpa de hacer justicia, tuvo que aparecer, matar al padre y joderla a ella. Joderla porque no la jodió. En el cuento de Carmen Elena, la hermana de Rivero primero siente rabia y luego un deseo incontrolado por que su hermano la tienda sobre el cadáver del padre y la viole y concluya lo que su padre estaba haciendo, que la viole y la preñe.

Un hijo entre hermanos puede salir tonto, pero ser hijo del padre de tu madre es una maldición --piensa el narrador. Su caso es inverso pero tiene las mismas consecuencias. Por primera vez sabemos que su madre era la madre de su padre. El caso es que a partir del cuento de Carmen Elena, por primera vez siente buen amor. Se enamora de la hermana de Ramiro. Un rasgo del buen amor es que hace bueno al que lo siente. Ya no siente ni deseos de pintar sino de unirse a la hermana de Ramiro Rivero. Aparta los trastos de pintar para otro lado y solo deja, adherido al techo, lo que él llama la tumba del machete, y abre una cama turca de cara al techo. Él ya es bueno, un hombre de buen corazón, pero el diablo sigue insistiendo. Sólo puede estar con ella plenamente en ese cuarto de la azotea.   

No sé. Esa parte, si llego, me temo que no va a ser así, ni parecida.

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