viernes, 30 de mayo de 2025

novela encontrada

 Hallé anoche una novela de Unamuno, Nada menos que todo un hombre, con prólogo del autor. Jibarizo, con malas intenciones, parte de ese prólogo:

--... esta obra es una lamentable equivocación de su autor. El capricho o la impaciencia han debido originarle esta novela o lo que fuere. No se sabe bien lo que se ha propuesto el autor. Diríase que, perturbado tal vez por malas lecturas y obsesionado por ciertos deseos, se ha propuesto ser extravagante, decir cosas raras y desahogar bilis y malos humores. Su novela es una mezcla absurda de bufonadas, chocarrerías y disparates. Quiere demostrar que todo hombre de altura es, por debajo, tonto de capirote. En esta novela no se sabe lo que se propone su autor. Su obra es el más insípido manjar, un manjar frío que no piensa más que con el pensamiento de todo el mundo. Sus personajes son muñecos que el autor pasea por el escenario. Del de Marina más vale no hablar; el autor no sabe hacer mujeres, no lo ha sabido nunca. Y poco hemos de decir del estilo. El autor carece del sentido de la lengua. 

*

Si lo que está abajo está arriba y lo que está a la izquierda está a la derecha, entonces el rechazo está en el elogio y en el elogio está el rechazo. En la envidia está la soberbia y en la virtud está el vicio. Así hasta completar todas las cartas del tarot. El de Marsella. 

En los años adolescentes comencé a llevar la contraria al mundo. El idealismo hacía de mí lo que quería. Así fue como compré un libro de Lutero cuando me hicieron bibliotecario del Hogar Católico. Me quitaron del cargo. No comprendieron que hay que oír al enemigo, hasta darse cuenta que el enemigo dice las mismas tonterías que nosotros. Fenómeno del espejo.

En cuanto a la novela de Unamuno, se ve que la leí pero la olvidé. No sé de qué va. ¿Le hago una segunda lectura?   




jueves, 29 de mayo de 2025

cambio de bobina

 Cierro la versión concursante de Vertical blues. Voy a Injertos. A esta obra le pediría un repaso operativo de Dr. R. 

A Ramón no le digo nada porque vino por aquí, miró la tonga de viejas hojas de periódico y no le interesó porque en la batalla que quiere montar en el cuartel de Almeyda la guerra de Vietnam no entra. Pienso que esas hojas podrían nutrir el libro de cuentos. Entre ellas, acogería con complacencia el relato de una vietnamita inteligente, hábil y valiente. Del reportaje del periodista me acuerdo del traje que llevaba la muchacha, no sé cómo con ese vestido podía correr tan veloz.

En fin, entro en Injertos como un narrador poseído por la electricidad de Dr. R. y por el humor categórico de Juan Royo. A Marcelino no lo toco. Le dije que le iba a mandar una nueva versión de Agosta escribe, pero no lo veo con ganas de meterse en esas páginas. 

 

miércoles, 28 de mayo de 2025

más Vertical

Una de las cosas que eliminé de la Vertical simple (el título se lo debo al contertulio más radical de los tiempos de Radio Unión Tenerife) fueron las referencias a la guerra en Sarajevo. También eliminé los ecos de Bajo el volcán y de la historia de Maximiliano. Estas eliminaciones y otras las conservo en la versión barroca, y además busco otras alianzas. El nudo principal de la novela es el incesto Madre/hijo y el episodio de Abel y Caín. En este caso, es el personaje abelino el que mata a Caín, y finalmente se transforma en el asesinado. Abel es, en el desenlace, Caín. Deja de ser Abel. Otras alianzas que busco las encuentro por casualidad. Ayer descubrí una novela escrita en Japón, en el siglo XI, autora una ilustrada mujer. Los amores del príncipe Genji. Conozco desde hace un tiempo un cuento de Yourcenar sobre esos amores, pero no recoge el episodio del que fue el primero: el amor de Genji con su madre. Investigaré algo más.

 

martes, 27 de mayo de 2025

Decisión

 Hago completo caso a la poética de Dr. R. Hago una copia de la versión más sencilla de Vertical y la corrijo a fondo. Elimino muchísimos párrafos y capítulos sobrantes, retales molestos, y procuro en lo que puedo disimular las vulgaridades más notables. La intención por fin es enviarla al dichoso concurso. Si pienso en las ideologías en boga de los literatos dominantes, los que estarán en el jurado, me temo que no va a llegar a nada. Mejor no pensar en nada.



lunes, 26 de mayo de 2025

de sueño en sueño

 Saltando de sueño en sueño. Algunos los vives con tal sensación de realidad, que despertar es un alivio.

Consigo algo con alguien y ese alguien cae en una desgracia que lo tumba al suelo, en una calle en obras donde mi casa está descascarillada y lamentable de ver. Han colocado un perro guardián en la puerta para que nadie entre. Yo tengo que demostrar que es mi casa. Antes expulso de ella a S. L. Le digo lo que me hizo, lo que me ha derrumbado. Dejo el sueño sin contar. Lo iré olvidando a lo largo del día. 

Las cucarachas siguen apareciendo. En la realidad otras pocas. Ya menos, ya no son plaga las que barro por la mañana. El simbolismo de esos bichos no es nada agradable. En la pantalla encuentro dos referencias a las mismas:

Canarias, las islas de las cucarachas.

Una cucaracha puede sobrevivir a una guerra nuclear, pero muere con un periódico.

También aparece una entrevista a Dr. R. que no había leído. Tomo notas. Habla de un estilo que lleva a la limpieza, a eliminar las innecesarias y molestas intromisiones retóricas.


sábado, 24 de mayo de 2025

irrealidad onírica y cucarachas

 Soñé que llevaba a hombros a Siao Ling a la parte del mar que está a la izquierda del muellito, en San Andrés. Dos amigos de ella viejos estaban allí, metidos en el mar. Luego en el viejo bar El Castillo pretendía que yo la defendiera de algunos burladores. Le dije que bastaba con mi carácter para defenderla. Luego me llevó a casa de un artista finlandés, de hablar español sin acento extranjero. El hombre supo que yo también  era artista. Fueron el grupo del finlandés, mucha gente, a mi casa, la casa de mis padres. Yo no quería recibir a nadie pero S.L. los dejó pasar. El finlandé dijo que yo buscara en el ordenador cosas mías para verlas. Busqué en una página de Ramallo. Mientras, yo medio echado en la cama, una chica al lado se puso melosa conmigo. Qué suerte, pensé y me dejé querer. Quedamos que cuando estuviéramos solos haríamos el ñaca ñaca. Yo procuraba no abrir mucho la boca para que no me viera mellado. Si me ve desdentado se jodió el invento, pensé yo. No me vio la falta bucal y fue bien. Me despertó  la sensación de que tenía una cucaracha en el hombro. Me la sacudí para echarla de mi cama. Me volví a dormir. Ya amanecido el día, la misma sensación. No vi a esa cucaracha, la sentí pero no la vi. Pero como si estuviera, la sacudí y me la quité de encima ¿Me estaría atacando, vengativa?Imaginaciones, pensé. Cuando me levanté vi a una, frita, en el suelo. Al lado de la cabecera.

Fue porque por la noche estuve haciendo una limpia. Por el dormitorio, la cocina, el patio y e baño. Por el día, una purriada de ellas, todas fuera de combate. Las barrí y las saqué afuera, a la calle, a una bolsa que dejo fuera cuando barro por el frente de la casa. La culpa, el miedo y... dicen que son los motivos principales de nuestra infelicidad. Recordé lo que señala el doctor Pulido , religioso de Ifá, los motivos que provocan nuestra desaparición de la vida...

Pasé el día de ayer repasando una versión simple de Vertical. La última es una versión complicada y contradictoria, cargada, barroca, donde el narrador da por hecho real sus imaginaciones. A final no se sabe qué es verdad y que es ficción de todo lo que ha contado. Esa versión tiene cierta semejanza con el cuento Domingo Ladrillo, de Marcelino Marichal. No es que partiera del cuento de Marcelino sino que me di cuenta a la postre. En el argumento de la novela, en las dos versiones, hay una relación amorosa que tiene cierto contacto con un cuento de Ramallo en Ensalada y también con un poema de Orlando Cova:  ¿Qué hago yo aquí en esta barra...?¿Qué hago yo aquí en este mundo?, ¿con esa mujer: Siao Ling, llevándola al hombro al mar, a relacionarse con unos amigos que cultivan una huerta en la orilla del mar, en el mismo mar?



viernes, 23 de mayo de 2025

cucarachas

 Firma a favor de esto, firma en contra de lo otro. No firmo nada. Vivo en pecado. Y las cucarachas, a las que le tenía consideración, empiezan a molestar. Ya se han instalado incluso debajo de la cama. Que me perdone Yemayá, pero hasta aquí hemos llegado. También aparecen en ciertos escritos. En fb. veo la foto de un papel volandero, impreso en Sevilla, del que se dice, y es evidente, que sirvió de base al famoso corrido mexicano. Comienza:

La cucaracha / ya no puede caminar / porque no tiene / dinero para pagar.

Y en otra publicación vuelven a aparecer. En una entrevista. Una entrevista a una novelista relacionada con Hollywood. Habla de que su última novela está marcada por las cucarachas con Chanel. Da qué pensar. ¿Habrá leído esa escritora la novela de Ramallo? ¿Estará viajando una novela publicada en la insignificante Canarias hacia la literatura universal? Habría que contratar a un detective. 

 

miércoles, 21 de mayo de 2025

Sueño mal contado

 Baile con la hija de la dueña en la casa palacio. Joven muy agradable. Se ofrece a bailar conmigo y yo le digo que no sé bailar, ella insiste y bailamos pero a los pocos pasos comprueba sonriente que yo no sé bailar. La sala atestada de gente. La llevo, animado, por el pasillo hasta la entrada frente al río y la invito a bailar con Ramallo. Lo hacen maravillosamente.

Aun el padre de familia no ha llegado.

Salvador está en la puerta, sosteniendo el libro: Proserpina.

El padre de esa familia llega, compungido,  porque en otro tren en que ha llegado, río arriba, un juego que tenía con sus amigos se les volvió en contra y hubo problemas.

ANTES:

En un vagón del tren, en el que viajamos nosotros, se resguardaban un mono y un tigre.  Vimos que se acercaba a ese vagón una gigantesca serpiente, maligna, con intenciones de devorar al mono y al tigre. Tuvimos que articular una artimaña, poner una portalón grande en triangulo, para que entrara la serpiente y nosotros poder sacar y poner a salvo a los otros animales.

ANTES:

Belén le pega una foto o una nota escrita al cuadernillo Proserpina, y otros pegamos otras cosas en distintas paginas antes de salir en tren, praderas abajo, marchando sobre ríos encauzados, a distintos niveles y con aguas de distintos colores.

Al llegar a nuestro destino, en la puerta de la mansión, teníamos que poner una gota del último río en alguna parte de nuestra cara o nuestra frente.

ANTES:

Estábamos en guerra en un campamento con una casa en medio, cuadrada y grande, sin que hubiese  batalla y un muchacho menudo, soldado pequeño, tiene relaciones a escondidas en la casa con su tía, el casi un niño y ella una mujer ya mayor.

Lo descubre una criada intrusa. Este muchacho es arrestado y no sube al tren en el que luego nos alejamos de allí alguno de nosotros. Salvador el chatarrero, Ramallo y yo, entre otros.

Salvador custodiaba Proserpina durante el viaje, sobre diferentes ríos. 

Llegamos a nuestro destino. Una casa palacio. Cuando entramos estaba vacía, solo dos niños, callados y quietos, en un entrante en lo alto de una puerta que daba a otra habitación. Hasta que al final sale la señora de la casa por esa puerta, abierta, a donde nosotros estamos, y nos descubre, pero el libro Proserpina emite la música de un clásico y se solidariza con nosotros. 

Recuerdo que antes del viaje en tren, yo dejo de ser ese niño soldado y luego soy persona que entro en la historia como yo mismo. Recuerdo que la amante del niño quiere pegar también algo en el libro pero lo impido porque sé que lo que quiere es destruirlo.

Este sueño está mal contado pero cuesta trabajo ponerlo en orden. Todo el rato sentí que Proserpina era un libro profético. Por lo menos algunos poemas. Al final del sueño se lo pedí a Salvador, que era quien lo custodiaba. 


sábado, 17 de mayo de 2025

nada que hacer

 Me estoy volviendo platónico, no en el sentido amoroso tal como se entiende ahora. En este sentido ya lo soy desde hace tiempo, por imperativo de la naturaleza y no por voluntad propia. En lo que pienso, para asegurar que me vuelvo platónico --de cuyo pensamiento estoy todavía en párvulos--, es en el famoso y traído y llevado mito de la caverna. Estoy no más que viendo las sombras cambiantes que se proyectan en las paredes y ajeno a la claridad, vamos a llamarla real, que entra del exterior. Esto me hace recordar los primeros años de mi existencia humana, pues estuve esos primeros años viviendo en Las Cuevitas, que eran cuevas, casi justo enfrente de la desaparecida, ay qué dolor qué pena, playa de Los Trabucos. Aunque allí sí que veía no solo el interior de la montaña sino el patio de afuera y la arena y las rocas de la playa y todo eso. Cosas distintas al platonismo actual, propio de ciertos poetas y ciertos filósofos, que andan más en las nubes, en las sombras, que con los pies en la tierra. 

Pensé mandar algo a un concurso literario. Juan me envió las bases de uno que hay en Lanzarote. Lo desecho porque impide el uso de malaspalabras. Pensé también en el de Cajacanarias, pero pregunté a un amigo quiénes podían ser el jurado de ese premio. Me informó de que seguramente es un jurado adicto a una ideología política --de la que soy ajeno-- y de un feminismo que no tiene nada que ver con mi amor a las mujeres ni con mi afecto a los hombres. Un feminismo de feministes. Lo tengo claro. La obra que pensaba mandar no pone muy bien a ninguna de las personajes, y ni siquiera tendrían en cuenta que tampoco a ninguno de los personajes. Lo tengo claro, mi ilusa ilusión de que sonara la flauta y ganar un dinero extra se esfuma apenas se hizo visible. 

Nada que hacer.  

jueves, 15 de mayo de 2025

dormir, tal vez soñar

 Nada, me pongo a escribir porque son las cinco de la mañana, y tres minutos, y no me duermo ni a la de tres. Todo porque ayer me mandan un wasap, bien escrito, con todas las comas en su sitio. Me dice que quiere hacerme una entrevista. No estoy yo para entrevistas, pero sigo leyendo. Dice que es para un libro que no se va a publicar. Empiezo a interesarme. Sigo leyendo, dice que no me va a pedir dinero. Estupendo. Ahora solo falta que me diga que es una entrevista donde no me va a preguntar nada, pero no me cae esa breva. Seguro que me hace preguntas. ¿Podré contestar con monosílabos? Es una mujer la entrevistadora. Acepto. No le pregunto si va a ser de madrugada y solos los dos. No todo se puede saber.

Y tampoco duermo porque tengo hambre. Y no creo que Juan me llame a estas horas para invitarme a comer. Tengo en remojo un pescado salado, pero tiene más espinas que carne. Si me pongo a sacar lo que se puede comer, a lo mejor me corto un dedo. Y si me corto y sangro, me llevan al hospital otra vez o me muero. Si me llevan al hospital volvería a ver a la doctora que me cogió simpatía porque le regalé el Barrio Chino y a cada momento se sentaba a un lado de la cama y me preguntaba cosas del libro. Menos preguntona era una ayudante de enfermería que me ayudaba a bañarme por la mañana y yo le decía piropos. Luego cuando me visitaba en el cuarto me decía que yo era el mejor enfermo que había tenido nunca y me pedía que le repitiera lo que le había dicho en el baño. Y yo la mandaba al carajo porque, me daban pastillas para dormir, lo menos ganas que tenía era repetir piropos. 

La médico actual de cabecera me dice que no tome pastillas para dormir. No sé yo. Llevo dos noches haciéndole caso pero ya son las cinco y veinticuatro, y hoy a mediodía viene Elen. Quiero que me coja bañado. Por lo menos eso. ¿Dónde tengo la pastilla de dormir?  

días...

 Hay días que parecen hechos para el enemigo

Esto anterior es un verso que escribió en el año 76, más o menos, un peninsular que vino a Tenerife y se matriculó en Filología, en la Universidad de La Laguna. Superficialmente, nos acercó el oficio de la poesía. Lo primero que me preguntó es quiénes mandaban en la isla en el gremio de los poetas. No creo que le haya contestado, pues yo entonces estaba ajeno a ese gremio. Sé que a veces nos reuníamos con Fëlix Francisco Casanova, que a lo largo de ese curso tuvo el accidente en el baño y se fue de este mundo. Antes, el peninsular por su parte y yo por la mía, participamos en el Concurso de Poesía Matías Real, convocado por el periódico La Tarde. Él ganó el segundo premio y yo el tercero. Mi colaboración se titulaba Andrógino Invisible. De lo que presentó el colega solo recuerdo ese verso, nada más. De lo mío recuerdo que Félix se interesó por una pieza que hablaba de una guitarra rota. Murió poco después. Las obras ganadoras fueron publicadas, junto con entrevistas que nos hicieron, en aquel periódico hoy desaparecido. Sé que me puse contento y presumí con los amigos como un niño con zapatos nuevos. Sé que me abonaron, en mano, cinco mil pesetas y que, al salir del acto de la entrega del dinero, una amiga que luego fue asesora del Gobierno de Canarias me pidió esas cinco mil y se las dí, íntegras. Nunca me las devolvió, aunque ella era hija de gente poderosa de Las Palmas y yo un simple hijo de obrero. La relación de amistad con esa joven tuvo episodios contables, pero no es ahora el momento de sacarlos a la luz.

Al curso siguiente conocí a mi amigo Berto, junto con un lumbreras que gracias a él sacamos buenas notas en el examen de Latin. Con Berto hablé ayer. Grato es hablar un rato con un amigo cuando uno está aislado del mundo, no por propia voluntad sino por imperativos categoriales. Me alegró que se haya restablecido bastante de sus limitaciones de salud. Y más en un día que parecía hecho para el enemigo. No entro en detalles. No soy proclive a contar tristezas de esos momentos en que el alimento son duelos y quebrantos.  

martes, 13 de mayo de 2025

puñaladas

 --El crimen es un acto sórdido y despreciable si no tienes un buen abogado, se lo dice uno que tiene instintos homicidas, a menos que la víctima sea uno mismo --filosofía de andar por casa de Alfred Hitchcock, en la presentación de uno de sus cortos televisivos. 

En esos cortos predominan los casos en que el asesino sale bien librado, después de hacerle la cama a quien es asesinado o a quien acusan de asesinato y es inocente. Los hay que están muy bien hechos y otros que son de andar por casa, no del todo bien llevados o bien resueltos. Hay que comer y la inspiración no está siempre a punto. 

Uno de los mensajes de Ábalos a Sánchez está en sintonía con esos cortos del mago del suspense. Cita a Quevedo: --Puede haber puñalada sin lisonja, pero pocas veces hay lisonja sin puñalada.  

El enemigo de Góngora se refería a Bruto y los demás que apuñalaron a Julio César, anteriormente adulado por esos mismos amigos. Cosas de la política. Y de la no política.

lunes, 12 de mayo de 2025

Final agradable

 El grifo de chorro moruno que instaló el albañil en el baño me ayuda a desalojar lo que queda dentro. Queda uno más aliviado, y permite también uno de los métodos curativos de un recordado médico boliviano: rociar los huevos con agua fría y avivar la circulación de la sangre. El calor de la primavera, poco a poco creciente, también ayuda a no darlo todo por perdido en cuanto a las pulsiones eróticas. Lástima que la mujer que tengo más cerca, dos días a la semana, esté casada y sea temerosa de Dios. A su marido no puedo llamarlo prójimo porque no lo conozco, pero seducirla para hacerla pecar me lo pide el cuerpo pero no el alma. Mi alma no quiere perjudicar a nadie, suele suceder cuando sabes que la ley de la vida va quedando atrás y te envuelve la ley del acabamiento. 

Hojeo un viejo número de Taramela. No termino de leer un largo trabajo sobre la literatura oral. Mucho humo posmoderno. Nada de una literatura oral ligada a la religión yoruba, madre de numerosos relatos. Literatura, aunque el materialista diga lo contrario, que está también en la Biblia, en el Corán y en los patakíes de Nigeria. Los que quedaron en África y los que viajaron a Cuba y Brasil. La santería y el candomblé. 

Con los amigos poca relación física. Algunos mensajes de Juan, asombrado por lo mucho que hay en su novela aquí comentada que él ya tenía en el olvido. Pepe pendiente de una visita que será cuando Dios quiera. A Marcelino lo llamo pero comprendo que ahora no está para coger el teléfono. El que tampoco lo coge, pero por otros motivos, es Berto. En fin, en lo alto del árbol canta la loca cuando le toca. Pequeña locura, en mi caso, es a veces tanto aislamiento, pero habrá que adaptarse. A la fuerza ahorcan.

Escribo lo anterior y, sorpresa, llama Ramón. Está en Santa Cruz. Subimos a una arepera de La Cuesta. Entretenida conversación. Un drama y varias comedias. Día soleado.  

sábado, 10 de mayo de 2025

puerto santo, y 3.

 Curiosa coincidencia, en lo que cabe. La situación de Puerto Santo es la misma que hoy tiene Europa, el convencimiento de que será atacada por un enemigo hegemónico. Mágica coincidencia sería que lo que va a suceder en una muy despoblada ciudad, suceda en lo sucesivo en el muy poblado continente, de donde los habitantes no huyen pero procuran tener preparado el kit de supervivencia. 

Cuatro personas sobresalientes en la trama de la novela, se quedan en Puerto Santo. El peninsular con sombrero de copa, el general que entra a mandar en el castillo de San Cristóbal, la alegre Flor y el preocupado Sebastián. Al general lo vemos poco pero sabemos que está allí, en su castillo con las garitas vacías, las almenas desiertas y las barbacanas solitarias. Y en el ayuntamiento, la única vida que queda en su interior son flores marchitas en jarrones malolientes y, suponemos, bichos invertebrados que se alimentan en aguas estancadas. También la Iglesia ha quedado sola; el sacristán y el párroco se han marchado, cargando en el carro los cálices de oro, los candelabros de plata y las botellas de vino. Los que se van, con personajes añadidos, es la otra rama del relato en la que, por ahora, no me voy a posar. Me centro en los que se quedan. Otro es Teófilo, guardián y sepulturero del cementerio, con unas reflexiones y acciones que me recuerdan mucho a otro enterrador, el de Lela, novela corta de Candelaria Quintero. Paralelismos literarios. 

La novela sigue, con nuevas estampas y acontecimientos. He entrado en la primera de las tres partes. Dicho en número de páginas. Ahora me retiro. Mi cabeza quiere descanso, silencio.

puerto santo, 2

 La novela va ampliando la visión de Santa Cruz --templo masónico, un mal defendido castillo de San Cristóbal, el camino hacia arriba con caravanas de carros huyentes, el Ayuntamiento...--y la aparición de nuevos personajes, esporádicos o permanentes. La hipocresía política se hace visible y la anónima sinceridad popular también. Dos carreteros que se atrabancan en la huida intentan resolver un desacuerdo con una pelea armada, con cuchillos, y la lid queda en empate, se matan entre sí y se restablece la marcha hacia las montañas. En el ayuntamiento hay reunión de políticos. Idean un bando tranquilizador. La ciudad, en ese momento llena de mierda y destrozos, según el comunicado oficial no corre ningún peligro, y los rumores de invasión americana son bulos sin pies ni cabeza. Sin embargo el alcalde decide pasar una temporada en la lejana ciudad del obispado, no por nada, simplemente porque su mujer necesita una limpieza espiritual. Diálogos más sinceros tenemos en criadas, sirvientes y humildes trabajadores. Nutritiva la casa del cónsul francés, aquí trabaja la Triste, la retorcida mujer del pescador. Sebastián va allí a visitarla, a recordarle que le debe obediencia matrimonial y exigirle que no lo deje solo. Nanai de la China. En esta visita el primer plano es una mujer de grandes tetas que rezuma goterones de leche, esté dando de mamar o no. Esta escena la podemos ver como alegoría del estilo del narrador. Sigo: volvemos a ver al peninsular, instalado en el palacio del Cartaya, junto a un criado bastante torpe que el marqués ha dejado a su servicio. Antes nos habíamos fijado en su cabeza, calva y apollabobada, a la que este hombre abriga con un peculiar y ahora arrugado sombrero de copa. En esta ocasión lo que quiere abrigar son sus pies. En el interior del palacio vemos a ese huevón con la mente entregada a su peculiar cuento de la lechera, hasta que echa de menos sus zapatos. Otra con un similar cuento, es la puta Flor. Le dice adiós a sus huidoras compañeras y se queda sola en el burdel, ensoñando tropas de americanos rubios, guapos y ricos, todos haciendo fila en la puerta de su picadero, dispuestos a pagar generosamente un agradable tiempo de amor. El amor platónico que nos has despertado la ideal y blanca inglesa, la que paga bien a su criada y adorna la cocina de su mansión con un inusual espejo, ha quedado atrás. La heroína y tangible Flor apaga el brillo fatuo de la inalcanzable británica, que no es, ni lo parece, lady Chatterley. 

No, no es miss Hamilton una lady Chatterley ni, mucho menos, una Mesalina. No la vemos abriendo su perfumado encanto a la naturaleza marina de Sebastián. Este no folla ni con la cocinera, orgullosa de servir en una casa con hermosos jardines y rectas ventanas, y que no quiere comprarle los sargos al pescador, peces vulgares e indignos de su aristocrática señora. Sebastián es la figura opuesta del don juan que veremos en la gesta. La puta Flor sí está más ligada a la sacrificada costurera de La gesta, más materialista esta en contrate con el idealismo de aquella.

Y aquí, por cambio de bobina, hago una nueva pausa y dejo al peninsular preocupado por sus zapatos de charol, a Flor poniendo un pañuelo de reclamo en su ventana, al general que estuvo en la reunión del ayuntamiento caminando hacia el castillo de San Cristóbal, a comandar a los cuatro lisiados que lo defienden, y a Sebastián asumiendo que su mujer, una araña negra, lo va a dejar solo, cerca del nicho que ha podido comprar para descansar en paz el día de mañana. 

viernes, 9 de mayo de 2025

puerto santo, 1

 Juan Royo, autor de Puerto Santo, me corrige un aspecto importante sobre (me atrevo a decirlo así) la etiología en la construcción de la obra:

--En 1898, perdida de guerra de Cuba, los Estados Unidos amenazaron con invadir Canarias. Eso fue real. En Las Palmas la gente oyó a Teror por miedo a ser bombardeados antes de la invasión. También está documentado. En Tenerife no fue tan notorio, pero se vivieron momentos de pánico. Así que Puerto Santo no fue pura imaginación.

Añade:

--La llamé Puerto Santo porque me dio que pudiesen decirme que lo que yo atribuía a Santa Cruz había sucedido en realidad en Las Palmas. 

Dice que su novela no es pura imaginación, sino solo a medias.

No hay, sin embargo --pienso--, solo una mediana sino importante imaginación, una ficción narrativa devora los componentes históricos, lo que ocurre también en Fulgor del barranco y La gesta. No así en Carnaval amargo, donde la historia real es la principal fuente en el esqueleto y los detalles de la obra.

El primer personaje, visualmente ridículo y narcisista categórico, es el peninsular.  Lo vemos desembarcando en el puerto y dirigiéndose pomposamente al palacio del marqués de Cartaya. Hay una conversación privada que no conocemos pero intuimos. A raíz de ese encuentro el marqués decide abandonar la ciudad en cuatro carros. Es el inicio de una gran escapada. La segunda la vemos en los ricos y colonizadores ingleses que todos los domingos acuden a la elegante iglesia anglicana, iglesia vallada para para que sus feligreses no sean presa de curiosidades ajenas. La aparición del pescador Sebastián, héroe de la trama, nos introduce en la interioridad de una casa habitada por ingleses.  Allí el pescador vende pescado, hechizado por la dama británica... encantado con el perfume que fluye de esa blanca mujer. En el ladio contrario, en la simbología y en la realidad, está la humilde casa del pescador, con una esposa a la que Sebastián no mira con buenos ojos. Esta mujer también decide huir y deja solo a su marido. Otros que huyen, cargando con las rotativas, son los del periódico de la ciudad, después de un editorial que canta, de cien años antes, las hazañas bélicas contra el almirante Nelson. 


miércoles, 7 de mayo de 2025

4 novelas

 Desembarco de regreso a La Maldad. El penúltimo rayo de sol alumbra la fachada del chozo, azul y verde. Juan me dejó en La Maldad y regresó a La Laguna, a su casa, a preparar la mochila para viajar al Médano en alfombra voladora y después volar a La Graciosa, a practicar caminatas, antes de embarcarse en el camino de Santiago. 

Mi error fue salir de casa con zapatos de boda, y non con tenis. El viaje de ida en el omnibus me dejó sensación de vértigo. El lugar elegido estaba marcado por el imperio de la valla. Una valla que quizá hubiesen ideado, en comandita, un sádico y un masoquista. La valla impide a los lagartos acceder a los pies de los comensales. Lagartos fuera. En una mesa de al lado se asentó el alemán como idioma dominante. A veces aparece una venus en el escenario, se deja ver y luego se aleja. La comida bien, el vino también. Hablé de cuatro estampas de Santa Cruz que tienen que ver con la literatura canaria. Las cuatro las ofrecen cuatro novelas de Juan Royo. Fulgor en el barranco y  Carnaval amargo por un lado, y Puerto Santo y La gesta por otro. En las de un lado un realismo estricto y en las de otro la animación de la fábula, un cherne que habla, en Puerto Santo, y una bestia que no habla, en La gesta. En estas dos, Santa Cruz está disfrazado con un carnaval grotesco. Y son dos novelas enfrentadas, en una domina la racionalidad pública y en la otra la valentía privada de la bestia que llegó del mar . En Puerto Santo todo el que puede huye a La Laguna, en La gesta la ciudad, mal que bien, es defendida de las amenazas de Nelson.. En Puerto Santo el autor inventa la historia, el argumento es totalmente imaginativo, ficción pura. En La gesta el esqueleto de la historia está extraído de una realidad histórica, lo que cambia el autor son las vísceras. Una novela --la de fuente irreal-- supura el amargor de la realidad y la otra la dulzura de un cuento de hadas contado por un místico, un Berceo narrando con clara prosa, acertada y sencilla, una de sus vidas de santos. En el caso de Juan Royo, fabricando un cuento de hadas. Una reconstrucción renovadora del cuento La Bella y La Bestia. Le bella de Royo está pescada, sospecho, del cuento La cenicienta. Y la bestia no es un rico potentado sino todo lo contrario. El ambiente del clásico La Bella y la Bestia es burgués y aristocrático, una aristocracia con poder y una burguesía necesitada. La bestia de Juan Royo el poder que tiene es salvaje, irreflexivo, instintivo; todo el rato vemos lo que hace pero nunca lo que piensa.  

La gesta, novela a repasar. La busco pero la que encuentro es la otra. La que comienza: "Mal iba la guerra en Cuba". Estamos a finales del siglo XIX. Puerto Santo está despoblada de hombres jóvenes, mandados a la guerra de Cuba. A Puerto Santo  arriba un personaje, un godo, un godo jediondo al que el narrador pinta con epítetos menos degradantes, epítetos que lo ponen como un zapato pero con elegancia lingüística.  

Ahora tengo que reponerme del vértigo que me ocasionó la carretera. Ida y vuelta. Una larga vida imaginando que podía encerrar en jaulas a los demás, a mi antojo. Ilusa fantasía. Ilusionismo kantiano. La realidad es que soy yo mismo el que está metido en la jaula. Todavía me queda un colmillo.      

lunes, 5 de mayo de 2025

más cosas

Si te quieres ir vete y si quieres venir vente. No hay más ciencia del movimiento en este mundo de gente. Jordi insiste mucho en que el arte lo hace sentir. Lo dice tanto que al final no te lo crees. Sentir con calor y pensar con sequedad son vasos comunicantes. El peligro es sentir con frialdad y tener el pensamiento húmedo. Mal clima para ser habitable. En fin, todos tenemos dentro las cuatro estaciones, unas se van y otras vienen. A mí me vino la concluyente, la del invierno. Sentimientos melancólicos y pensamientos estancados. Recuerdo con nostalgia el pulpo que comí con Ramón en Taganana. Ramón no apreció el sabor de aquel pulpo, su filosofía se ha quedado en el sonajero y no ha sido capaz de subir al campanario y, con el catalejo, mirar el dormitorio lejano donde Ana Ozores se desnuda antes de meterse en la cama y apagar la luz.

 Y ayer me vino también el sabor de la pella de gofio que Cristian me llevó al hospital cuando estuve allí metido. Me visitó ayer, alegría verlo. Esta vez no hubo pella.

 El exilio de las musas, que son las que se han ido a putear en otras mentes, más solventes y más primaverales, es la marca principal de este invierno mental y sentimental. Los bastos se marchitaron, los oros dejaron de brillar, las espadas se oxidaron y las copas se vaciaron. Fuerte panorama.

Casualmente veo una conferencia de Maestro y de su discípulo predilecto. Este último despotrica contra la teorías literarias de Javier Cercas, meras ocurrencias según él, frente al racionalismo inapelable del cierre categorial de Bueno que fructifica, en la literatura, en la teoría literaria de Maestro, autor hoy denostado por los popes de la Fundación Gustavo Bueno. Los buenos buenistas poniendo por los suelos al que pretende ser el continuador más acertado del maestro Bueno: Jesús G. Maestro. A continuación asisto a otra conferencia sobre la literatura, esta del mismísimo Javier Cercas, a quien desconozco totalmente. Este autor ofrece una cita de otro que, trasladada a la pintura, podría muy bien aplicar a lo que yo hago en los libros de arte: "El lector vampiro lee para sobrevivir. El lector vampiro, más que leer, apalea el libro, lo acuchilla, le arranca las entrañas, le chupa la sangre, le roba el alma. Esta atroz carnicería parece ser un espectáculo aterrador...".

Trasladado a la pintura que hago en los libros de arte, mis precedentes son, entre otros, Duchamp poniéndole un bigote a la Gioconda y, más categórico, la célebre restauradora que restauró un ya célebre ecce homo.


sábado, 3 de mayo de 2025

novelas ejemplares

 Hablo con  Marcelino. Rezamos el rosario a dúo. Yo no puedo ir a Tacoronte y él no puede venir a La Maldad. El que puede venir pero no va a venir es Ramón. Que yo lo hubiese puesto aquí de poco democrático, de necesidad de que a su mente se una el desapego, y si tiene que elegir al más feo, pues al más feo es al que hay que elegir y sacarlo a bailar. Seguramente en otro tiempo le fastidió que un ex admirado lo quisiese adoptar de bufón, como Crusoe a Viernes, algo así. A nadie le agrada que lo traten rebajándolo. La dialéctica Crusoe/Viernes o Byron/Polidoro.

De La gesta, el hilo que tengo más nublado en la cabeza es el que protagonizan los niños Ramón y Chito.

Podía darle el autor continuación a las andanzas de esos dos niños, el cojo y el sibarita, ya restablecida la paz en Santa Cruz, ya idos al mar la bella y la bestia. Con los cañones callados. Curiosidad por saber la relación con Hansel y Gretel en esas dos criaturas royescas. Más encajes de bolillos habría que hacer para emparentar La gesta con Fetasa.  Ramón es el héroe de Fetasa. Un héroe que cuando llega a su gloria, las Parcas le dicen que todo fue una equivocación y que tiene que volver al mundo real. El que seguramente volvió al mundo real fue el furriel (?) del 25 de julio cuando los ingleses se fueron y los franceses se llevaron el opio. De ser un recadero adiestrado, se hizo poeta; pero en vano, la bella costurera prefirió la poesía de la bestia. 

Otra cosa. Leo a Martín en su Café Arcadia de hoy, sobre un libro de uno que fue muy amigo de Borges: Primer cuaderno Borges (Roberto Alifano), y que hace que al crítico de Oviedo, al admirador de Borges, se le caiga el alma a los pies:

--Menos mal que yo no soporto a los negros ...

--Y de los negros de EE.UU. ¿usted que opina; Borges?

--No me gustan para nada. Son pendencieros. ... Viven en los guetos donde los blancos no pueden estar, en cambio los negros sí pueden entrar en los barrios blancos y los blancos tienen que respetarlos.

--Ahí disiento con usted, Borges. Recuerdo a un pobre negro que intentó entrar en un club nocturno y un grupo de blancos le pegaron una paliza.

--... Todos negros --dice Borges, y añade con una sonrisa--: Negros de mierda, por supuesto.

Parece mentira.




Ya estoy mejor de la rodilla, pero poco. Poco a poco.


viernes, 2 de mayo de 2025

2 de mayo

 Oigo hablar del trastorno de la conducta. Casi toda mi vida la he vivido trastornado. Cuando fui bibliotecario del Hogar Católico (un cuarto pequeño con un feo aparador con tres filas de libros. Ni los miré). Lo primero que hice, con el dinero del Hogar, fui a la librería de la calle 18 de Julio y compré un libro que elogiaba a Lutero. Me cesaron. Iba a contar lo de otro que hice para los anarquistas de Gijón, pero lo dejo para otro momento. 

Me tomo un ibuprofeno después de que milagrosamente la rodilla haya mejorado y temo que es peor.

Si algo sana por sí mismo no hay que acentuar el remedio. Puede que esto quiera decir que si una vela te alumbra no hay que buscar una bombilla. Se puede decir que sí, si quieres ver lo que la vela no alumbra. Se puede. Todo esto es un lío mental. La mente es un laberinto. Hay que volver a la tierra, a lo tangible, a los caminos conocidos: tu calle, tu entorno y tu gente. 

Mis calles han sido varias. Agradables unas, amorfas otras. La de ahora no está mal. Le falta un poco de calor. Comienza mayo. Con el calor me conformo. A veces la casa es un refugio y a veces una encerrona. Que mayo no me coja como al triste prisionero ni como al certero ballestero matando al pájaro. Hay que dejarlo vivir. Vida sin pájaros es mal sin remedio. El pájaro es lo primero que buscó la bestia de La gesta cuando accedió a Santa Cruz. Santa Cruz aún no ha querido asimilar esa novela donde la Historia se come a su hijo, el gran general. Ya hablaré más de La gesta, si el azar es favorable y los espiqueros del Sur invitan por fin a Juan a una charla histórica en el cuartel de Almeyda.

De otro episodio distinto me habla Ramón. El de Hernán Cortés y la Melinche. Dice que los mexicanos consideran a la india una traidora a su pueblo. No sé a qué pueblo se refiere, si a los naturales aliados con el español o a los incas que se enfrentaron al conquistador y a las tribus que se unieron a Hernán Cortés. Veo un reportaje sobre el caso. La esclava que se convirtió en mujer principal, la mata hari de Hernán Cortés. Como Rasputín en Rusia.

 El emperador Maximiliano quiso hacerse principal, pero Juárez no lo consideró necesario, y las lágrimas de Carlota fueron vanas en Roma y en París.

Y lo dejo aquí. 

jueves, 1 de mayo de 2025

guerras

 Me  cuenta que en el cuartel de Almeyda va a haber unas charlas históricas sobre algunas guerras, entre ellas las del Sáhara. Sobre esta le digo que puede invitar a...

--¿Ese? Ese que vaya de público, si quiere.

Bueno, el público por lo menos no está vetado. Público libre, pueblo ilustrado.

Tengo periódicos viejos en una gaveta. La curiosidad bélica me lleva a hojearlos. Sí, hay noticias sobre algunas guerras. Una que quizá, recompuesta, podría haber estado en Un americano tranquilo:

"Una bella survietnamita sacó de su bolso una pistola y disparó contra un jefe de policía. Se dio a la fuga después de despejar el camino tirando una bomba de mano."

No llevaba maquillaje alguno sobre su cara. Vestía de azul y negro, cortado a lo largo de las piernas. Fue en una villa a treinta millas de Saigón. Por la manera de comportarse, parecía una chica de vida fácil, fruto de una prolongada situación bélica. Sacó una pistola del bolso y disparó. El policía expiró en el acto con un vaso de cerveza entre las manos. Ella huyó y la persiguieron. Ella sacó una bomba de su bolso y detuvo a sus perseguidores. Parecía una gacela corriendo. Alcanzó el río y subió a una barca donde la esperaban guerrilleros comunistas.

Noticia publicada en El Día el 8 de noviembre de 1966.